domingo, 22 de septiembre de 2013

“La Ley de Medios es una pelea entre un grupo económico y un país"

El abogado y ex miembro del Consejo de la Magistratura Beinusz Szmukler dice que el Grupo Clarín sólo quiere el monopolio del negocio y que espera un fallo favorable de la Corte Suprema
Por: Paula Bistagnino
El 10 de octubre se cumplirán cuatro años desde la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LCSA), “y todavía no se puede aplicar. Eso ya es una vergüenza judicial y demuestra el poder que tiene el Grupo Clarín para que no se cumpla una ley que no le gusta”, comienza el abogado Beinusz Smukler, sin medias tintas. Ex miembro del Consejo de la Magistratura y presidente consultivo de la Asociación Americana de Juristas (AAJ), Szmukler tiene una reconocida trayectoria en la Justicia argentina y fue uno de los amicus curiae del Estado nacional en la audiencia pública convocada por la Corte Suprema de Justicia antes de pronunciarse definitivamente sobre la constitucionalidad o no de cuatro artículos de la norma: dos apartados del 45, que pone un límite a la concentración de licencias; el 48, que deshecha la figura de "derecho adquirido" para las empresas con más licencias de las permitidas, y el 161, que otorga un año de plazo para desinvertir y adecuarse a la ley. “No son un par de artículos más de la ley, son el núcleo antimonopólico y pluralista”, remarca.

¿Cuál es el balance de la audiencia?
Yo creo que fue muy positiva; y superó ampliamente mis escasas expectativas previas. Una de las cosas más interesantes que tuvo esto fue volver a despertar el debate y poner el tema en la agenda. Porque el tema había quedado demasiado fuera del debate de la población, desmotivada, por supuesto, por el Grupo Clarín, que distorsionó totalmente el sentido de la Ley de Medios. Además, dejó claramente marcadas las dos posiciones: una por la democratización de los medios y la posibilidad de que la gente pueda acceder a diferentes propuestas; y la otra, por los intereses puramente económicos del oligopolio: fue muy bueno que se pudiera escuchar la “argumentación” que tienen, que marca un retroceso en el desarrollo hasta del pensamiento. Porque decían que si le limitan la cantidad de medios no es sostenible el negocio. O sea que fue positivo hacerlos hablar porque mostraron la hilacha: quedó muy claro que ellos defienden su libertad de expresión y que la del resto no les interesa.

En las conversaciones y versiones que circulaban off the record se decía que la Corte ya tenía una decisión tomada…
(Se ríe) Yo soy abogado, no adivino. Pero yo creo que sí, que esta audiencia puede y debe influir en la Corte, porque fue muy fuerte el contraste de los argumentos que se escucharon y por la cantidad de preguntas que se hicieron muy manifiestamente desproporcionadas en relación a uno y a otro… Al Estado nacional se le hicieron el doble de preguntas y sobre todo tuvieron que ver con la aplicación de la ley; mucho más que con la constitucionalidad, para ver si realmente se están aplicando los aspectos de la ley que no están cuestionados.

¿Qué poder de presión tiene el Grupo Clarín?
Ellos quieren, además de mantener el negocio privilegiado que tienen, definir las políticas de Estado. Por eso esta ley es paradigmática. Es más: para mí, es la más importante de todas las leyes que se hicieron en los últimos años; más importante que la Asignación Universal por Hijo (AUH), aunque parezca mentira; porque la AUH viene a paliar un problema social; uno muy grave, claro, pero no modifica cuestiones centrales sino que palia un problema. En cambio, la Ley de Medios crea las condiciones para que aquellos que tengan una opinión diferente y que quieren cambiar el status quo puedan llegar a la opinión pública. Es decir, aquellos que quieren generar las condiciones para que no haga falta la AUH no tienen el acceso a la información y difusión de sus ideas que tienen aquellos que generan las condiciones que hacen indispensable la AUH. En síntesis: lo que está en juego acá no es solamente el negocio de Clarín. Acá está en juego el país que queremos, porque esto tiene que ver con las políticas de salud, de alimentación, con la cultura, con la educación. Con todo esto tiene que ver la Ley de Medios. Y de eso es de lo que hay que generar conciencia en la sociedad. Además, es la ley más discutida de la historia argentina. ¿Qué ley ha tenido 20 años de discusión como ha tenido ésta? Ninguna. Y en el Parlamento no fue votada sólo por la representación gubernamental sino que fue votada por una cantidad de fuerzas amplia.

Se intenta minimizar la discusión diciendo que son apenas unos artículos… ¿Qué se juega en ellos?
Lo fundamental: fijar un límite para que no haya monopolio de la información. Y esto no es un invento argentino. Nosotros no hemos inventado nada. Lo que se ha hecho es recoger la experiencia internacional: hasta el país donde parecería que el mercado no tienen ningún límite, que es Estados Unidos, también hay leyes antimonopólicas. ¿Por qué? Porque para sostenerse, el sistema requiere crear límites. Si no, se acentúan las contradicciones, el sistema se pone en riesgo y entonces hay que darle válvula de escape. Además, y no lo digo yo, esta es, si no la mejor, una de las mejores leyes que existen en el mundo. Por varias razones: fue debatida por todos los sectores que conocen el tema; está en línea con enfrentar el monstruo que pintó MacBride en el famoso informe presentado en la Unesco en 1980 en el que relataba los riesgos del monopolio de la comunicación; todos los grandes medios y a quienes estos representan, que son parte estructural del poder económico de nuestra sociedad, están en contra de la ley…

En su exposición dijo que el fallo que benefició a Clarín y suspendió la aplicación de estos artículos muestra el perfil de los magistrados. ¿Cuánto es poder de Clarín y cuánto es una posición de la Justicia respecto de cómo debe ser esto?
A ver, por un lado está el innegable y peligroso poder de Clarín: la influencia que este grupo tiene para hacer una campaña en la semana en el diario y escrachar a cualquier juez y ponerlo hasta en una situación de riesgo personal. O sea, tiene ese poder que influye y hay algo que es superior a eso. Por eso, yo creo que el tema no es si a los jueces les hicieron regalos o no, que desde luego que está penado, es contra la ética y vergonzoso, por supuesto. Pero el tema, además, es nuestro Poder Judicial: todavía en una proporción grande e importante, y yo creo que mayoritaria, estos jueces que han sido educados y han hecho su experiencia dentro y fuera del Poder Judicial, saben que el poder real permanente es el poder económico, con todas las ramificaciones obviamente. Y corresponde a una posición ideológica también. Hay jueces que creen que el derecho de propiedad es el más importante de todos, más que el de la vivienda, incluso el de alimentarse.

¿No hubo renovación de la Justicia en estos años?
Si, la hay. También es cierto eso: desde el restablecimiento de las instituciones republicanas, y no digo democracia porque para la democracia falta mucho, ha habido un recambio lento y hay gente en el Poder Judicial que toma decisiones en el sentido de un país realmente más justo. Por ejemplo, ese juez de Concordia que hace unos años atrás frente al caso de una mujer que no podía darle de comer a sus hijos, ordenó a un supermercado darle comida y cargarle la cuenta a la Municipalidad. Esa es la democracia, donde los derechos estén en la jerarquía en que tienen que estar. Eso es que haya justicia.

¿Cuáles son sus expectativas sobre el fallo de la Corte?
Yo espero que los jueces de esta Corte, que he sostenido y sostengo que es la mejor de la historia argentina, que ha ampliado derechos y que ha demostrado ser digna del rol que le toca aunque uno no esté de acuerdo con todas sus decisiones, entienda que esta decisión es una bisagra para el país. Sería una tremenda contradicción que frente a esta posibilidad le dieran la razón al Grupo Clarín. Porque esa es la verdad: esto es una pelea entre un grupo económico y un país.

Usted dijo que Clarín tiene “el monopolio de la desinformación”.
No, no tiene el monopolio (se ríe), porque hay unos cuantos más que compiten con ellos para ver quién desinforma más y la verdad es que pelean con calidad el puesto. Pero digamos que Clarín ha demostrado desde la dictadura militar, por poner una fecha de comienzo, querer decidir las políticas de Estado: desde el 24 de marzo de 1976, el Golpe militar que fue aplaudido por la Sociedad Rural y por todo el establishment económico, este grupo y muchos de sus colegas ayudaron abierta y decididamente a generar el clima para que pareciera que no había ninguna otra salida cuando faltaban siete u ocho meses para las elecciones generales.

¿Cree que saldrá antes o después de las elecciones de octubre el fallo?
Sería muy importante que salga cuanto antes, porque es un escándalo y en esto la Corte tiene una responsabilidad muy seria, porque cuando intervino por primera vez fue al año de  la medida cautelar y le dijo al juez que resuelva ¡rápido! ¿Cómo rápido? Hay plazos procesales establecidos que no se cumplieron. Entonces, ya habían violado todos los plazos y sin embargo les permitió que los sigan violando. Y el juez (Edmundo) Carbone hizo algo muy grave, que fue no correr traslado de la demanda al Estado nacional; aplicó la cautelar y dijo que no se le podía contestar la demanda, lo cual había sido pedido por Clarín. Y hay que decir que la Procuración también cometió otro error grave al no haber actuado en ese terreno. Esa cautelar es una barbaridad. Y se pudo haber resuelto rápidamente. Sin embargo, no sólo no se resolvió, sino que a partir de ahí ha tenido constantes idas y venidas sobre este tema, porque tuvo dos intervenciones más, y tres años después dijo: “resuelvan inmediatamente”.

¿Cuánto tiempo llevará ver los cambios que implica la Ley de Medios?
Ahí va a empezar a jugar la capacidad y decisión del Estado para aplicarla. Lo importante es que se mantenga un alto nivel de movilización social. Eso es fundamental: suponiendo el mejor escenario, es decir que la Corte falle bien, al día siguiente Clarín va a encontrar mecanismos judiciales para ver por dónde puede chicanear. Y va a chicanear por todos los costados, hasta el final, hasta que no le quede costado o punta por donde entrar y seguir haciendo lo que quiere. Además, por otro lado, hay que luchar contra la burocracia administrativa del Estado, que muchas veces tiene los medios y nos los usa adecuadamente. Por eso es muy importante la vigilancia social.
Foto: Claudia Martínez
Fuente: La Mañana de Neuquén