Corren días históricos para los trabajadores de prensa escrita de Buenos Aires. Son horas decisivas para quienes trabajamos en diarios, revistas, agencias de noticias y portales. Enfrente tenemos a las patronales de medios más poderosas del país –habituadas a imponer reglas y condiciones– cediendo puntos a regañadientes en la mesa de negociación e intentando desmovilizarnos con aumentos unilaterales. Nuestra respuesta: unidad en la lucha, movilización y organización en constante crecimiento, firmeza en el rechazo y en el reclamo de una recomposición que frene la sangría inflacionaria de nuestros sueldos, que incorpore a todos los compañeros a una única escala salarial y que asuma el problema estructural de los mal llamados “colaboradores”, que no son sino periodistas precarizados.
Venimos de protagonizar las dos mayores demostraciones de fuerza y unidad en décadas en el gremio de prensa. El 7 de junio, Día del Periodista, más de 1500 laburantes cortamos la avenida 9 de Julio, nos manifestamos frente a AEDBA –cámara que conducen Clarín y La Nación– y entramos al hall de Mitre, Saguier y Escribano. El 26, con otro paro general, volvimos a fundirnos en una multitud similar frente a la puerta de Clarín, le preguntamos a Magnetto “qué se siente ver al gremio reaccionar” y seguimos por Ámbito Financiero, que conduce AFERA, la otra cámara de diarios.
Podríamos enumerar hermosos momentos vividos en los últimos tiempos, contar sobre los procesos que derivaron en nuevas comisiones internas en Clarín, Infobae o Comunidad Virtual, los delegados que dan pelea en Atlántida, Publiexpress, Ámbito o las revistas de La Nación, la saludable renovación en Télam, los pronunciamientos de asambleas y comisiones internas para tomar distancia de editoriales y tapas nefastas, la imagen impactante de monitores apagados en La Nación o Clarín mientras los compañeros debaten en asamblea, y muchas cosas más. Pero creemos que no es necesario porque nos conocemos de las redacciones y de las calles, de charlar e intercambiar posiciones, de cantar y saltar juntos en las movilizaciones, de compartir información desde el blog del CTP y desde @lasredacciones.
Mientras este proceso avanza y seguimos estrechando lazos con más y más compañeros, quienes integramos el CTP, conscientes de la importancia de cuidar la paritaria de prensa escrita que tanto costó recuperar, decidimos no responder a las provocaciones y chicanas que echó a correr el puñado de burócratas enquistados en la conducción de la UTPBA. Desde asambleas y plenarios de delegados nos cansamos de reclamar una mínima campaña de difusión, pero comprendimos que era en vano, que no existe la decisión de pagar un afiche ni una bandera ni las pilas del megáfono. Tomamos nota de cuando acotaron al máximo los días y horarios para afiliarse, vimos fotos del imponente asado de campaña en Morón (con parrillas desbordantes bancadas con aportes de afiliados a quienes llamativamente no se invitó), leímos el auto-reportaje de la “secretaria general” en una penosa revista institucional y tomamos nota de sus cacareos, pero una y otra vez decidimos dejarlo pasar, convencidos de que la prioridad es un buen cierre de la paritaria.
El último martes, sin embargo, ocurrió un hecho que todos los trabajadores de prensa deben conocer. La camarilla que conducen Lidia Fagale, Raúl Dellatorre, Juan Carlos Camaño y Daniel Das Neves –a quienes seguro no conocés porque no aparecieron en ninguna movilización– publicó una solicitada de convocatoria a la asamblea de junta electoral con miras a las elecciones. Que no hayan comunicado la invitación a ningún delegado de base y en ninguna redacción no llama la atención, es habitual en la UTPBA. Lo insólito, la mayor muestra de desprecio a quienes trabajamos en empresas periodísticas, son el lugar y el momento elegidos: un club de El Palomar, a 23 kilómetros del epicentro de la lucha por las #ParitariasPrensa2013; el martes a las 20, día y hora inmejorables para que ningún trabajador pueda asistir; y, más grave aún, en un momento decisivo de la negociación que mantiene en vilo a miles de trabajadores, ante la indiferencia de la conducción de la UTPBA.
El gremio de prensa –ya sea escrita, radial o televisiva– tiene una geografía extensa, distintos trabajadores con distintas tareas en diversos puntos de la Capital y el Gran Buenos Aires. Hemos honrado en distintas oportunidades nuestro compromiso con esa realidad, no perdemos de vista la responsabilidad que esto implica, pero tampoco podemos dejar de advertir la maniobra que concretará la conducción del sindicato el próximo martes para garantizar la exclusión de gran parte de los trabajadores de prensa bajo el amparo de una presunta amplitud de criterio. Esta maniobra es el espejo de una conducción sindical que busca meter una elección de junta electoral en medio de la primera paritaria de prensa escrita en más de tres décadas, convocada por la exigencia de las bases a las que ahora pretende silenciar.
Como CTP vamos a dar la pelea para sacar a estos burócratas que nunca pisan las redacciones donde trabajamos. Vamos a señalar todas sus maniobras, para desenmascararlos las veces que haga falta. Pero creemos que ante todo están las paritarias. Porque sin paritarias no hay gremio de prensa. Nuestra fuerza seguirá estando junto a esos miles que se movilizan. El verdadero gremio estuvo en la 9 de Julio, frente a Infobae y frente a Clarín, y nos seguiremos viendo en las redacciones y en las calles. Al carromato desvencijado que gestiona el sello de la UTPBA y que por estas horas ultima detalles para llevar a votar hasta a los muertos se lo podrá ver el martes en El Palomar. Cada uno es dueño de elegir en qué lugar pretende quedar en la historia.
Foto: Cristian Delicia
Fuente: Colectivo de Trabajadores de Prensa