lunes, 20 de mayo de 2013

Antes de comprar La República "primero lo hablé con Néstor Kirchner"

Hace un par de años desembarcó en nuestro país como socio mayoritario del diario La República y las especulaciones y rumores sobre él corrieron como reguero de pólvora
Es escribano, tiene 48 años y padre de cuatro hijos. Nació en Santiago del Estero y estuvo vinculado desde joven a los medios de comunicación de su provincia. Hasta ahora ha mantenido un perfil bajo, y prácticamente no concedió entrevistas, salvo una charla que tuvo con Búsqueda cuando recién llegó al Uruguay. Logramos juntarnos con él, le planteamos todas las preguntas sin ningún tipo de limitaciones de su parte y muchas de sus respuestas son, para nuestros mesurados parámetros uruguayos, francamente brutales y directas. Quién es, qué quiere y cómo piensa este hombre que logró desplazar a Fasano en la dirección del diario que fundó hace veinticinco años. Con ustedes y sin censura: Gustavo Yocca, empresario, argentino y kirchnerista.
Por: Jorge Lauro y Alfredo García

Se dice que con tu llegada hubo una “limpieza” en el diario
Llevo echados alrededor de ochenta personas acá desde que llegué. Porque acá cada sección era un nicho manejado por alguien para intereses propios. Esto no era una empresa ni había una conducción. El director tenía la parte de la empresa y del diario que le importaba a él, y de lo demás cada uno comía lo que podía. El jefe de cada sección hacía su negocio para llevársela para él. Eran como diez empresas en una. Entonces recuperar esto…

Vos venís de una provincia feudal, entendés bien cómo funcionan los feudos
Claro, yo tenía un diario en Santiago que tampoco fundé. Yo ahora después tengo reunión con los tres editores, Pasculli, Falca y Martínez, que están de la vieja época, pero son tipos que demostraron voluntad de laburar. Yo no hago las tapas, me las mandan cuando están en imprenta. Yo soy empresario, y a lo mejor soy mejor periodista que ustedes, pero ese no es mi rol. Hace poco me encontré con una persona que habíamos echado. Y se acercó y me dijo que tenía que agradecerme algo. Y yo pensaba: “Uh, qué me va a agradecer, este me va a pegar un tiro”. Y me dice: “¿Sabe qué? Nunca pensé que cuando me echaran me fueran a pagar. Y Ud. me pagó toda la indemnización”. Le dije que no había sido yo el que lo echó. Y me respondió que lo sabía, que fue Carbajal y que tenía razón: “Me echó porque yo no estaba cumpliendo mi labor”. Yo nunca les conocí la cara a los que echamos. No fue una cuestión personal con nadie. ¿Vos sos mi secretario de redacción?¿Vos sos mi gerente de administración? ¿Saben cómo pienso? Echen al que sea, echen al que no sirve; yo pago, como pueda, cuando pueda. Yo acá vine a trabajar, no tengo amigos, parientes. El que sirve queda, el que no, se va. Esto era así, y yo lo hablé con Federico (Fasano) muchas veces.

¿Cómo llega un santiagueño a un medio como La República en Uruguay? ¿Estabas aburrido, te sobraban unos pesos y decidiste comprarte un diario en nuestro país?
Más o menos así, pero vamos a profundizar un poco. Mi infancia y mi juventud fueron de clase media alta. Mis abuelos eran inmigrantes, agricultores, pero lograron que mi padre, en bicicleta, fuera estudiar y llegara a ser abogado. Yo me recibí de escribano. Y siempre me importó la política como vocación. Santiago del Estero tuvo durante cincuenta años un caudillo llamado Carlos Juárez, que fue brillante como caudillo, pero muy jodido, era políticamente un dictador. Era un tipo con el que tenías que estar de acuerdo o no podías estar. A mí me ofreció muchas veces acercarme a él y nunca acepté. Mi padre había sido dueño con otra gente de la radio AM de Santiago, cuarenta años atrás, cuando solo había una por provincia. Por esas vueltas de la vida, a mi padre y sus amigos después les roban accionariamente la AM. Años después se me da la posibilidad de comprarla. ¿Por qué me meto? Yo tengo primos y amigos de mi familia y personales desaparecidos. Y vengo de una familia cristiana. Mis primos fueron presos porque iban a los barrios con los curas. Yo soy un tipo progresista cristiano. Mi viejo cuando yo tenía veinte años me dijo que se había metido en una radio porque entendía que una de las mejores formas de hacer apostolado es a través de los medios de comunicación. Después con el tiempo compré el diario de Santiago, que hoy tiene ciento catorce años, trabajé allí, y fui saliendo cuando llegó el período del progresismo argentino -al que apoyo- con Kirchner y compañía, porque la relación de los gobernadores con el poder central era muy difícil. Las provincias argentinas, sobre todo la mía, nunca recibieron más dinero que en esta época, pero no hubo un respeto a los cánones normales de coparticipación. Para mí Kirchner es el tipo que después de Perón más hizo en la Argentina. Pero una cosa es compartir la esencia, la ideología del proyecto, y otra es compartir los estilos. Yo acompaño la gestión de Cristina, pero no me gustan los Lázaro Baez, no me gustan los Elaskar, no me gustan. Yo nunca en mi vida le robé un peso a nadie y no me gusta eso. Entiendo que a la política hay que bancarla, que hay que hacer caja para la política, y por eso terminó presa la mitad del gobierno de Lula habiendo sido el gobierno más exitoso de la historia del Brasil. Ahora, mientras el Brasil no resuelva cómo bancar la política, no genere una ley que permita su sostenimiento, los actos y los carteles no se pueden hacer sin plata. Pero es una hipocresía tal que ningún político se atreve a decir que hay que hacer una ley para sostener a los partidos. “Ah, cómo, no les dan a los jubilados, no construyen más viviendas, ¿y le van a dar plata a la política?”. Es un problema bizantino, pero en definitiva es una gran hipocresía.

¿Entonces dejaste el diario y te quedaste sin medio?
Y me dediqué a mis otras actividades. Y en eso me ofrecen la posibilidad de venir al Uruguay. Un grupo de gente de la izquierda uruguaya.

¿Se puede conocer quién te invita a venir?
Eran un grupo de los dirigentes históricos de los distintos partidos. De acuerdo a lo que me plantean, ellos llegan a la conclusión que el período actual no era como el anterior, que era difícil gobernar sin medios de comunicación. Tabaré fue el primer gobierno de la izquierda, y fue tratado de otra forma. Y empieza la vieja discusión de la izquierda: van a ser las seis de la mañana y no nos vamos a poner de acuerdo en cómo es la tapa. Porque cada sector va a querer poner su tapa, el diario se nos va y nadie le pone la tapa. Y así fue que decidieron buscar un empresario de medios. De otro lugar además, porque primero la izquierda acá no tiene, para bien o para mal, muchos empresarios amigos. Y parecía difícil. Yo tengo vinculaciones políticas y personales con el gobierno nacional argentino, y me dijeron: “Gustavo, hay una oferta de los compañeros del Frente Amplio de Uruguay para ir a hacer una inversión en el tema medios. ¿Te interesa?”. Yo primero lo hablé con Néstor (Kirchner). Cristina era la presidenta pero esto que dijo Mujica de que el tuerto era más político es la verdad. Yo admiro a la presidenta en su capacidad, en su inteligencia, en su terquedad, como ha dicho Mujica, pero Néstor en aquel momento era quien manejaba la política. Ahora Cristina también ha demostrado capacidades políticas.

Después hice la negociación natural a través de la embajada uruguaya, con Guillermo Pomi. Porque nosotros en el peronismo, con sus más y con sus menos, sabemos manejar el poder. Y somos como deberíamos ser aquí. Acá también hay un General Seregni, bueno allá hay un General Perón. Nosotros somos ordenados. Nos matamos acá entre los cuatro, pero este ganó, este es el jefe. Y mañana los tres decimos: “Jefe, díganos qué hacer”. Y lo que el jefe diga lo hacemos los tres. El jefe va a ser la cabeza para bien o para mal. En la Argentina, hay que darle una mano a un compañero, y hay que entrar a las seis de la tarde de un domingo al Ministerio del Interior a robar un documento para que viaje. Y van y rompen la puerta y sacan el documento. Si voy a ir en cana o no, lo analizamos después. Pero a un compañero hay que darle soluciones. Acá no: “Mirá, ¿cómo les doy a los medios de la izquierda sin que se enoje El País? ¿Y cómo ayudo a La República sin que me putee El Observador, que después me dice ‘heladera’?” Eso es lo timorata que es la izquierda uruguaya. Que no sabe construir poder. Porque no se trata de construir poder para dominar, robar o delinquir. Es para transformar, y para sostener un proyecto. ¿Cómo es posible que seamos cinco o seis los medios de la izquierda que acompañamos esto y todos estemos muertos de hambre?

¿Cómo continua el relato?
Hablé formalmente con Pomi, que se podría haber llamado Pérez. Pedí una audiencia con el Presidente de la República. Le dije de mi intención de venir a invertir. Porque si venís de otro país tenés que ver si tenés la puerta abierta o no, si hay buena voluntad o no. Y me dijeron que sí, que era bienvenido cualquier empresario que venga a invertir. Y ahí empecé a analizar. Yo tenía una ideología, yo admiraba al gobierno progresista de Uruguay, y en ese momento especialmente a lo que era Mujica, por eso de que una cosa es estar acá adentro y otra mirarlo desde afuera. Estudié y encontré dos cosas. Primero que el mercado de la derecha ya estaba suficientemente cubierto, y que la izquierda no tenía medios potentes, y que en este país la mitad de la gente es de izquierda. Lamentablemente son los pobres y los que no pueden bancarnos en nada, pero son la mitad. Y entonces tenía dos alternativas: armar un medio nuevo, o comprar esto, que yo tenía información de que estaba en las últimas. Y después de andar, de algunos estudios técnicos, y de hablar con mucha gente llegué a una doble conclusión. La primera era que, con sus más y sus menos, con el desprestigio en que se encontraba, La República, para la gente seguía siendo el diario de la izquierda. Después de putear sobre su dueño, sobre sus tapas, surgía que era el diario de la izquierda. Me lo decían los taxistas, y eso fue una referencia importante. Y segundo, que su tirada, pese a la caída del prestigio que supuestamente tenía, seguía siendo importante. Frente a eso, había que contraponer, en un país conservador como el Uruguay -y no como sinónimo de derecha, que también los hay de izquierda. El uruguayo es poco proclive a los cambios urgentes, va tomando las decisiones muy despacio- armar un medio de izquierda nuevo y vender mil ejemplares -La República tenía doce mil con el desprestigio que tenía-, iba a ser muy bravo.

¿Tenías los antecedentes de Fasano?
Me los fueron contando. Parte de la verdad. La situación de La República era muy crítica, a grados extremos. Lo que técnicamente se llama hacer un duediligence, cuando comprás un activo de una empresa, que firmás un contrato y te metés adentro con los auditores, era muy difícil de hacer, porque cuando termináramos de hacer el informe la empresa estaba quebrada. O la compraba medio: “Decime lo que debés, firmo y después vemos”, o no llegaba. Y estaba el activo que decía antes del prestigio y la tirada. Era un tema de balancear qué convenía hacer. Y con una persona, además, con la brillantez intelectual de Fasano, porque puedo tener alguna diferencia con Federico pero sobre su brillantez intelectual y su pluma, no puedo discutir. Más allá de las tremendas diferencias que puedo tener en otros aspectos como la visión periodística del futuro, sobre la ética, sobre los estilos de hacer periodismo, y que son cuestiones de opinión. Yo siempre digo que el ladrón cree que todo el mundo es de su misma condición. Entonces vos mirás a los demás con tu propia vara. Y vos tenés una y yo tengo otra. Entonces creés que voy a reaccionar diciendo: “No, vinieron los de Voces que una vez nos pegaron, entonces me están grabando para hacerme una jugada”. No, nosotros no somos competencia. Ustedes son un semanario importante de la izquierda y yo soy un diario importante, y no quiero hacer un semanario. ¿Entonces, por qué no nos juntamos? Hasta con el gordo Grille, con el que tengo diferencias. Es un compañero de la izquierda. Y sé perfectamente quién es y lo que hizo. Ahora, dejame de poner tapas para pegarme, porque hiciste cuarenta, y nunca te contesté ni te las voy a contestar. Porque yo no he venido a hacer el duelo de Fasano contra Arbilla; yo vine a hacer un proyecto periodístico, político y empresario. Entonces no tengo que pelearme con la gente de la izquierda, con quienes en realidad debemos juntarnos para convencer al resto de la izquierda, que somos cuatro o cinco locos, y que dejen de hacer cuarenta pasquines, y que banquen a los cuatro o cinco locos para que morfemos, y podamos dar trabajo de calidad a los demás, que es mi prédica. Yo no tengo nada contra La Diaria, si no es un diario. Y no soy peyorativo con eso. No es un diario, un diario que no cuenta hoy lo que pasó anoche no es un diario. Que es un buen producto, que tiene muy buenas plumas, que tiene profundidad, estoy de acuerdo. Y lo valoro. Ahora, no es un diario. Voces no es un diario. Entonces ¿por qué tengo que pelearme con Brecha, con Voces, o con La Diaria? ¿Para que cada partido siga gastando en su revistista que no lee nadie? ¿Por qué no ponen en los medios que tenemos algo de oficio y que entendemos cómo es este juego? Porque es muy fácil decir que la derecha maneja la información pública a través de los medios. ¿Y por qué la maneja? Porque hay quien la banca. Cuando vos escribís a favor del pobre, el pobre no te manda el aviso. Cuando escribís a favor de una empresa, el empresario sí te manda el aviso. Y vos con ese aviso ponés mejores periodistas, profundizás más, podés mandar tres meses a un periodista a hacer guardia para encontrar el camión de drogas que entró en algún lugar. Ahora, Clarín tiene para bancar un “Lazarogate”. Eso solo se hace con mucha plata. Pero la izquierda no entiende eso.

La izquierda no entiende eso y no es propensa a apoyar nada que no controle
Ese es un razonamiento perverso. Porque hablás con la gente del MPP, y de la CAP-L, y te dicen que hipotecaron sus casas, y las terminaron vendiendo para salvar la radio. Y ahora quieren seguir comprando medios. ¿Por qué no te dedicás a hacer política, y ponés dos mil dólares para comprar un espacio en una radio común, o en un semanario o en un diario? Escribí y te lo publicamos nosotros. Hacé lo que sabés hacer. No, el Sunca quiere poner un diario. ¿Qué buscan? Que los pícaros de “la izquierda” se les acerquen. Estuvieron a metros de firmar contrato. A La Diaria hay cuatro o cinco tipos que la empujan, pero en realidad detrás hay una fundación que se quiere quedar con un canal de televisión digital en Uruguay. ¡No seamos giles! Yo soy argentino, pero vine a invertir a este país, y vivo en este país. Y no vine a llevarme ninguna moneda, porque doy gracias a dios que me ha dado más de lo que necesito y me merezco. No he venido a llevarme nada de acá. Si puedo construir un patrimonio para mejorar este producto, y si me da el cuero para comprarme un BMW mañana, con la facturación en blanco y pagando el BPS, por qué no. ¿Hay que ser pobre para ser de izquierda? No, pero yo vine aquí a luchar por un proyecto que me apasiona, y a acompañar una causa política que para mí es un espejo para América Latina. En este gobierno de izquierda no hay corrupción. Un paquete de galletas, las migas, el primo, el pariente y la novia, en todos lados pasa. Pero no hay corrupción. Por eso para mí acá era mucho más fácil poder ejercer el periodismo con libertad, acompañar a un gobierno digno -porque aunque su eficacia o no la mida la historia- yo puedo decir que defiendo al presidente Mujica, que es una persona de bien. Y eso nadie me lo puede discutir. Después, que sea buen dirigente, buen o mal administrador, que dé órdenes y no se las cumplan, que sea demasiado bueno, que sea un anarco en su cabeza, y como tal le guste la discusión, el quilombo, y el país no avance, son cuestiones de su idiosincrasia. Pero es una buena persona. Y además es un filósofo de barrio. Entonces yo, a esa persona, con sus más y sus menos, y con muchos ministros, que no debieran estar sentados ni de porteros de donde están, acompaño esta gestión. Por esto me pareció interesante venir. Nosotros no somos el porteño, con el que el montevideano sobre todo mantiene una relación de amor y odio, lo admira y después lo putea, pero cuando puede cruzar a comprarse los zapatos en Florida va encantado. Los del interior argentino tenemos mucha afinidad, somos muy parecidos. Pero el desafío me gustó.

¿Y no te has arrepentido?
No, a pesar de todo.

¿Vos contabas con un apoyo que después no recibiste?
Nunca hubo compromisos firmes de apoyo. Pero uno entendía -porque uno viene de donde viene, y yo venía de la realidad política argentina-, que cuando banca un proyecto periodístico que defiende una ideología y una gestión, existen mecanismos que permiten sostener ese medio. No hablo de enriquecer a los dueños, sí de sostener el medio. Y ahora resulta que terminé teniendo que ir a un juzgado del crimen para que un juez y un fiscal me pregunten si yo me había robado la plata del BPS. En una empresa que gasta quinientos pesos y recauda cien. Tomen los ingresos, lo que me paga el Estado por publicidad, que es mucho menos que a los medios de la derecha, y las ventas. ¿Con qué me voy a quedar? Si esto vive es por lo que yo pongo. ¿Cómo retener lo que no te entra? Si me decís que tengo tres Mercedes en la puerta y me paso las noches con mujeres y champagne, y no les pago a los trabajadores o no aporto al BPS, sí, mandame en cana. Pero entre pagar a los trabajadores y pagarle al BPS, ¿qué hacés? Sueldos, papel, chapas, tinta, luz y teléfono, y después, lo que podamos. Le dije al juez: “Estoy invirtiendo cinco millones de dólares en este país y voy a terminar preso. Estamos todos locos. Esta empresa está en concurso desde el 2003, los balances dan pérdida todos los años, tengo doscientas familias que darle de comer. ¿Qué quieren? ¿Qué le pague al BPS? Bueno, pongo la quiebra, cierro y me voy a casa. Yo voy a comer igual en Argentina. Ahora, las doscientas familias no, y además hay un medio que es importante para la democracia. No quiero que no me cobren, pero háganlo en el marco de la coyuntura que tenemos.” Volví a mi casa llorando. Pero esto es lo que asumí, estoy contento con el proyecto pero me cuesta mucho llevarlo adelante.

¿Cómo fue el rompimiento final con Fasano?
Básicamente porque había dos visiones. En un momento muy interesante de la relación, después de un año de convivir, llegamos a la conclusión que dos capitanes hundían un barco. Él había tenido otros socios que habían sido más inversores que protagonistas y que le permitían seguir con el timón, recibiendo un auxilio económico. Y conmigo se encontró con otra realidad. A mí me interesaba opinar sobre el devenir de la empresa. Federico estaba enloquecido por hacer su “Gallito Luis”, y yo no estaba de acuerdo para nada, para mí era un muy mal negocio, porque creo que lo primero que se muere en el papel son los clasificados. Y gastar doscientos mil dólares en un software, un millón y pico para instalar la marca, en el producto que primero se va a caer de los diarios, me parecía una contradicción, desde el punto de vista de la acción empresaria, un mal negocio. Y de hecho las vicisitudes que viven los grandes medios uruguayos que se sustentaban con los clasificadoses porque cada vez se les caen más. Esto lo vi con mis propios hijos. Me pidieron que les comprara una Wii, que ellos decían que era mejor que la Play Station. Se las traje y estaban chochos. Un día vienen y me dicen que cuando venían los amigos, que tenían todos Play Station, les ganaban fácil. Y cuando ellos iban a lo de los amigos al revés. Entonces querían vender la Wii y comprarse una Play. Me plantearon venderla y que yo pusiera la diferencia. Estaban tres de mis hijos pero hablaba el menor. Ese pibe desde que llegó de la maternidad vio siempre en casa los dos diarios de Santiago, el mío y el de la competencia. Mis hijos siempre fueron lectores de papel y fueron mil veces al diario. Entonces, esa noche cuando me estoy por ir al diario, le pido al más chico el papel con los datos de la Wii, para ponerla en un clasificado del diario. Y el pibe me dice: “Papi, ya la vendí por Mercado Libre”. Y es el hijo del dueño de un diario con siete años. Entonces digo, esto es el mundo que se viene. Es en contra de mis intereses, pero es lo que viene. Mi propio hijo, nunca imagino siquiera meterlo en el diario, fue derecho a Mercado Libre. Había entonces dos visiones encontradas con Fasano. Él venía de un periódico desde la lucha de los derechos humanos, de la izquierda perseguida, donde la gente tenía tiempo de leer, donde importaba la profundidad de la pluma. Y hoy, para que la gente compre el diario y no mire el cable, vos lo tenés que poner en la mesa el domingo y sacás el diario, viene tu hija y saca el Qué Vida!, tu pibe agarra Tribuna y tu mujer saca la revista Fama. Les tiene que servir a todos. Hoy un diario como Mate amargo, o lo que fue La República en su momento ya no es funcional. Incluso me parece mucho más difícil lo que hacen ustedes con Voces, cómo hace un semanario, que tiene que tener análisis puro, y no noticias calientes, para que la gente te compre, para que tenga tiempo de sentarse dos horas a leer, mientras con ciento cuarenta caracteres han generado agencias de información. Hoy Twitter es una agencia de información. Y esa es la base de la noticia de los periódicos del mundo entero. ¿Qué queda entonces? Dedicarse a otra cosa o irla peleando buscando nichos que nos permitan llegar. El futuro es la web. Pero, ¿cómo le sacamos unas monedas a eso que no nos da nada? Ese es el desafío de los editores de medios hoy.

Muchos han fracasado en ese intento
Pero va llegando. A fines de 2012, el New York Times ha logrado más ingresos por suscripciones que por publicidad. En el camino nos vamos a caer millones, pero no nos queda otra. A nosotros nos cuesta por razones generacionales, empezar a ver los procesos. Yo he hecho una encuesta casera. Vos le preguntás a un pibe de veintipocos años que tenga un buen ingreso, si está dispuesto a pagar diez dólares por mes para tener buena información y te dicen que sí. Lo que pasa es que como hoy la web se lo regala, no lo paga. Entonces tenés otro tipo de vinculación con el lector y otra cadena de ingresos. Pero entre los medios no dialogamos. Yo a los pocos días que llegué fui a comer con Guillermo Scheck, Beltrán del El País. Les dije que no me quería pelear con ellos. En este país hay cincuenta por ciento de gente de derecha y cincuenta de izquierda. Le dije: “Guillermo, nunca te vas a quedar con el mercado entero. Hoy vos cobrás de afuera y yo de adentro. Si cambia el gobierno vos cobrarás de adentro y yo de afuera”. Que es el régimen normal de la democracia de cualquier lado. Y no es delincuencia. Pasa en Francia, en Italia, en Argentina. Cuando el gobierno es de izquierda Página 12 cobra del gobierno, cuando gobernaba Menem cobraba de la calle porque lo denunciaba. Esto no es corrupción, es parte del juego libre de la democracia. Lo primero que hice fue hablar con ellos, pero no me entendieron.

Intentaron quedarse con todo el mercado abriendo un diario de tinte más izquierdista
Y les fue mal. Es claro, no se puede ir a la misa y a la procesión a la vez. No se puede patear el corner y cabecear. Pero se equivocan en no darse cuenta que si nos juntáramos todos los que publicamos algo escrito, hasta El Bocón, al que no conozco y no tengo nada contra él, entre todos conseguiríamos que nos bajen un poco los impuestos al papel, los aportes patronales, etc. Juntémonos para eso, y después compitamos. Y cada uno hagamos el mejor semanario o diario.

¿Planteaste eso y no te dieron bola?
No, no me dejaron entrar a la asociación de diarios. Tengo tres notas presentadas. Y además me contestaron que sería el día que se vaya Fasano. Yo les dije, que en un café y con un whisky de por medio entendía esa respuesta, pero no me podés contestar que porque no te guste una persona no puede entrar una empresa a una asociación. Vos con esa respuesta no parecés un empresario, porque las diferencias personales las arreglás o a trompadas o dialogando, pero porque no te guste la cara de Fasano no podés dejar sin entrar a una empresa. Eso es de pueblo. Dejame entrar, y después me hacés las votaciones en contra, mil cosas. Es como que ustedes me hablen como editores de un semanario, y yo puedo darles la entrevista o no, pero no puedo no atenderlos. Si ahora mañana sacan una nota sobre mí, no te atenderé la próxima. Pero no tengo que presuponer que tienen animosidad contra mí, y son colegas que tengo que respetar. Hay ciertos principios mínimos que no se pueden no respetar. Y nosotros los que estamos en la industria gráfica estamos equivocados. ¿Qué hacen los diputados con la guita que se les asigna para comprar diarios? Se la meten en el bolsillo. ¿Y a ustedes les vendría mal vender mil ejemplares de Voces más? ¿Y a mí vender treinta mil más por mes? ¿Y a El País, que todos los días le cae estrepitosamente la tirada? No nos podemos seguir peleando. Pongámonos espalda con espalda para conseguir beneficios para todos. Después compitamos. Yo he criticado algún editorial de El País, en el cual piden que el gobierno se vaya. Eso es atentar contra la democracia. Pero a mí no me molesta que escriba De Haedo todos los días y hable contra la política económica del gobierno. Es su negocio. Pero cuando estás intentando interrumpir el orden institucional, sí. Los he criticado con respeto. No he hablado ni de la mujer de Scheck, ni la hermana de nadie. He dicho que me parece que es una vergüenza que un medio serio, porque no esté de acuerdo con el gobierno que eligió el pueblo, esté atentando contra el sistema democrático. Eso lo podés decir. Pero no que tu hija es lesbiana o tu hermano un drogadicto. Y esas fueron las peleas que tuve que aguantar, era lo que recibía del otro lado apenas llegué.

A vos cuando llegaste te mataban. Google no te hacía muchos favores
¡Que tenía juicios por asesinato! Un día estaba en la playa en Punta del Este con mi familia, y me llama un amigo y me dice que mirara en Google, que salía un tema mío de unos crímenes. Lo llamé a Pomi y le dije que Conde me había dicho de esto. Y que si empezaba así la cosa estaba mal. Y Pomi me dijo: “Mirá, si nosotros te llevamos con Mujica, es porque sabemos quién sos, si no no te hubiéramos llevado. Así que por parte del gobierno uruguayo nadie cree que eso que está en la web sea cierto. Lo hemos verificado y sabemos que es mentira”. Pero esto en lo profesional y en lo público me hizo mucho daño. Con Mujica no, porque además empezabas a ver y eran blogs y páginas webs de esas truchas que se usan los que decían esto. No eran PáginaI12, Clarín, La Nación.

¿Pero de dónde sale todo eso?
Cuando yo ayudé a voltear el régimen de Carlos Juárez, fui el primero en denunciar el crimen de la dársena, con mi radio y mi diario. Y me enfrenté con el grupo económico en cuyo hotel había sido una de las muertes. Y los tipos me pagaron con esto. ¿Y cuál fue mi error, de provinciano? Pensar que no me importaba lo que dijeran, si en Santiago todo el mundo sabe quién Gustavo Yoca. No tengo que explicárselo a nadie. Pero claro, después vine a otro país, donde no me conocían, y no advertí que tenía que hacer algo con eso, aunque sea lo que hacen otros, buscar veinte pibes que clickearan todo el día con una foto hermosa mía, para ponerme primero en el buscador y que lo otro vaya bajando al final. Eso después me lo enseñaron acá, pero ya era tarde. Y además me tocó el estigma que esto era La República de Fasano.

Convengamos que cuando uno googleaba tu nombre y se encontraba con esos datos, y te veía llegando a asociarte con Fasano, al que muchos consideraban resbaloso, terminaba con una expectativa oscura
Sí, sí. Después me di cuenta. Yo fui aprendiendo con el paso de los años a que cosas que me parecían increíbles y me calentaban, ahora ya no me calientan. Porque fui entendiendo cómo puede pensar el otro. Cuando vos, con todos tus defectos, ponés la cabeza en la almohada y dormís, creés que sos una buena persona. Y yo creo que hay otra vida después de esta, y aunque no sea un santo de altar, el día que me muera, algún espacito me va a hacer San Pedro. Porque no soy un tipo que se dedicó a cagar gente.

Un kiosquito te va a dar o por lo menos que saqués un mensuario
Claro, por lo menos un Plan Juntos. Y uno cree que con eso puede andar tranquilo por la vida hasta que entrás en las peleas grandes, como son estas, que venís a otro país, no te conocen, y El País estaba esperando que se cayera La República para quedarse con todo el mercado, y algunos tontos de los amigos de la izquierda, como Brecha, pensaban que iba a servirles que esto se caiga. Con razón o sin ella, mucha gente quería que esto se caiga. Y yo venía de afuera con otra cabeza. Pensando más en el proyecto, y en lo que uno es. No soy más de lo que soy, no tengo nada para esconder. A mí me han pasado acá por la mano muchas cosas para sacar. Esa carta de Amodio, ¿saben lo que es en manos de otra gente? Y yo no la publiqué. Y no voy a cobrar una moneda, ni por publicarla ni por no publicarla. Y no las voy a publicar, porque afecta a la izquierda uruguaya. Y si tiene tantas bolas, que venga y lo diga acá. Si viene con foto y firma, lo publico en la tapa. Pero no de un cobarde que te manda una carta con un matasellos de Madrid y la dirección del Café Tortoni. Vení y jugate, decí que el Ñato hizo matar a los compañeros públicamente. Ojo, capaz que vamos a ganar más plata nosotros cuando gobierne la derecha. Pero estamos peleando por otra cosa, no por plata, aunque la necesitemos para vivir.

¿Vas a pelear el canal digital?
No.

Porque todo el mundo decía que a vos lo que realmente te traía era el canal digital
En eso hay una falacia, y sobre todo en la izquierda, con respecto a lo que significa un canal de televisión abierto, saquémosle el aditamento de digital o no digital. El primer pliego que se hizo era un desastre, armado, con la mejor buena fe pero totalmente en contra de quienes se iban a presentar. Yo no discuto si los tres canales tienen derecho adquirido, supongamos que sí, para no entrar en una discusión jurídica, aunque en lo filosófico les diría que no. Ahora, que vos tengas que apagar en el 2015, llevándote la publicidad, y yo tenga que encender el digital en el 2013 en un país que tiene el uno por ciento de televisores digitales, no es objetivo. O que yo tenga que hacer una miniserie de Artigas a un millón de dólares y hacer producción local, y vos te comprés latas de Tinelli por dos mangos con cincuenta y hagas treinta puntos de rating, tampoco me parece objetivo. Y esto no es en contra de los derechos adquiridos de los canales. Es que si me pongo a la par me estás cagando. Y se lo dije al presidente. Hay un error. Yo sé que Kreimerman ha hecho las cosas con la mejor buena intención, pero no es un tema fácil de discutir este. La izquierda vive la panacea de la democratización de los medios. ¿Y por qué digo la panacea? Porque desde el punto de vista subjetivo no hay discusión que la pluralidad de medios ayuda a la democracia. Ahora, lo que la izquierda no advierte, o no admite en el discurso, es que a los medios hay que sostenerlos económicamente. Entonces vos tenés que se dice: “Porque el monopolio de la televisión”. No, pará, en este país no hay monopolio de la televisión. En términos geográficos, en Capital Federal y el Gran Buenos Aires con dieciséis millones de habitantes hay cuatro canales de televisión abierta. Acá con un millón y medio hay tres canales. Que los canales de televisión estén en manos de la derecha no es sinónimo de monopolio. ¿Y a qué voy? Si vos hoy querés poner un canal competitivo tenés que poner ochocientos mil dólares por mes para bancarlo. Por eso cuando llegó la verdad, ¿qué hizo el Pit-Cnt? Se tiró para atrás. ¿Qué hizo la Udelar? Se tiró para atrás. ¿Por qué aparece La Diaria? Porque está la fundación de los alemanes atrás, tienen un monstruo que los puede bancar porque tienen cuarenta canales en el mundo entero. ¿Qué habría que hacer entonces? Un canal de la izquierda, en vez de tres, cuatro. No podemos tener muchos porque nos vamos a fundir todos. Ojo, no lo quiero para mí, llevátelo vos, que se lo lleve Casal o se lo lleve La Diaria. No es una cuestión personal. Que se lo lleve Fasano. Yo cuando escucho a Edison Lanza, a quien no conozco pero me parece un tipo formado, me gustaría preguntarle a dónde va con esto. ¿A quién le estamos haciendo el juego? Porque aquí hay muchos pícaros que están jugando por atrás. ¿Qué va a hacer después un tipo como Federico? Y, se lo va a vender al de Claro. O a González, de Canal 9 de Buenos aires, para que le den dos programas y veinte mil dólares por mes. Yo soy de afuera pero estoy jugando este partido como uruguayo, por lo menos desde el punto de vista político. No soy un megaempresario millonario. Soy un santiagueño al que le ha ido más o menos bien, y que gracias a Dios a los cuarenta y pico de años puede hacer lo que le gusta.

¿Has encontrado un punto de equilibrio económico para La República?
Lo estamos llevando, todavía no. Es muy largo el trecho para nosotros.

Te encontraste varias sorpresas
Muchos muertos en el placard. No solamente pasivos, ocultos o no, sino desde la imagen. Aquí por ejemplo, los anunciantes te ponen una pauta y te piden un espacio de responsabilidad social empresarial. En Argentina no, allá un banco te pauta y te pauta. Después te puede mandar un economista amigo para que hable a favor de la situación económica o de las tasas de interés. Son más sutiles. Acá quieren la tarjeta de la empresa con la foto del gerente, yo que sé. Son particularidades, ni mejores ni peores. Hace unas semanas empezamos con un suplemento empresarial. Y ya van varios que me cargan con que La República saca un suplemento empresarial. Y por qué. Si las empresas ayudan a que la gente coma. Yo quisiera un mundo socialista lleno de cooperativas y de autogestión y todo lo que queremos ideológicamente, pero las empresas dan trabajo. Tampoco me voy a callar si están robando con las tasas de interés. Pero lo puedo decir con respeto. Pero este diario era anti empresas. Cuando yo llegué acá había más de dos millones de dólares a favor de las empresas, ya cobrados. Y que no usaban la pauta.

¿Por qué eso?
Para que no me jodas más, te compro y no te pauto. Entonces cuando vos vas a hablar te dicen: No, si tenemos saldo a favor, el día que lo acabemos te volvemos a comprar. Era muy duro luchar contra eso. Llego un día a un banco y tenía setecientos mil dólares a favor. Cuando quise ver la plata la habían pagado en el 2005. ¿Y por qué no pauta? Y me dice que porque no quiere asociar la imagen del banco con la de La República. Entonces mi primera lucha fue porque empezaran a gastarla. Ahora ya en la televisión nos muestran de mañana. Antes no porque salía una tapa y al otro día había que rectificarla. Ahora Desbocatti no me carga, o me carga porque soy oficialista, pero cuando digo que Mujica dijo tal cosa sabe que Mujica dijo tal cosa. Esto es subir escalón por escalón. Hace un par de semanas el Banco Comercial volvió a comprar la tapa, después de once años. Once años pasaron para que el Banco Comercial vuelva a pautar en La República. No es fácil.

Vos pensabas que avalado por el presidente de un gobierno de izquierda venías en coche
Pensaba que algo más o menos iría a funcionar. Cuando conversé con las autoridades les dije que tenía claro que esto no es Argentina, y que yo no pretendía que me ayudaran como se ayuda en Argentina a los medios amigos del gobierno. Pero también les dije que sabía que tenía la ventaja de que acá me iban a dar la libertad que no te dan en Argentina cuando te acompañan. Una de cal y una de arena. Claro, uno lo decía en un marco de razonabilidad. En un país que gasta cuarenta millones de dólares por año en publicidad y cuarenta y cinco millones de dólares de imprenta, que no se le pueda dar el diez por ciento a todos los medios de izquierda para que subsistamos, estamos en la locura. No es razonabilidad, no puede ser que la línea media, o cuarta o novena de Ancap, Ute o lo que sea, arregle con el blanco o colorado, o con el primo, y el director no pueda decir: “Mándenle un poco Voces para que morfe”. No puede ser. No pido que me den nada ni me regalen nada. Pongamos un poquito de huevo muchachos. ¿Cuánto le da el gobierno argentino más a Página 12 que a Clarín? El gobierno tiene el derecho de sostener a los medios de comunicación, y sobre todo a aquellos que son cooperativos o no tienen el apoyo de los empresarios porque defienden ideas en contra de los empresarios. Tiene el derecho constitucional y legal. Hay que tener bolas para hacerlo, nada más. No vas a ir preso porque le pongas una página de Antel, del Ministerio de Transporte y de Ancap a Voces. Y no lo hacen. “Ah, porque nos va a matar Búsqueda”. Es más, dásela también a Búsqueda si querés, que se haga más rico Paolillo, no me importa. Pero sostené a la gente que está planteando una diversidad ideológica, y que además está acompañando un proyecto progresista que hace que a este país le vaya mejor de lo que le iba antes.

¿Quién te opuso más resistencia, la clase empresarial o la clase política?
En el fondo la clase política. Porque aunque el trato haya sido absolutamente considerado, al momento de tomar las decisiones que podrían tomar en función de las facultades que tienen, con la transparencia que corresponde, no las tomaron. Porque vos decidís. A vos la ley te dice que publiques una licitación en dos medios de prensa, y la podés poner en El País y El Observador, o en Voces y Brecha, y ambos son medios de prensa. Entonces no estás violando ninguna norma. Ahora, si tenés miedo de que Búsqueda o El País te digan “heladera”, o delincuente o comunista, es un problema tuyo. Y además, después, con los únicos que se enoja el gobierno es con los medios de izquierda. Nosotros no podemos criticar. Los demás pueden criticar y cobrar. Les pasará a ustedes, cuando vas a una reunión te ponen en la mesa en cuanto te sentás el artículo en el que criticas. “No, pero mire lo que escribió. Y ahora quiere que le dé una charla con el presidente”. ¿Y por qué Ernesto Tulbovitz tiene una charla con Cánepa todas las semanas? ¿Y Voces no la puede tener? Yo la tengo, hablo de los medios de la izquierda, no de La República, no me quejo de lo periodístico. A La República el presidente le tiene una consideración que yo agradezco. ¿Por qué? Porque sabe que somos los que lo defendemos, porque creemos en el proyecto. Y se lo he dicho a todos, A Mujica, a Tabaré, a Astori y a muchísimos más: yo no voto acá, yo no tengo partido ni sector, yo hoy acompaño a Mujica porque ustedes lo eligieron. Y mañana voy a acompañar al dirigente de la izquierda que la izquierda elija. Si ustedes creen que es Tabaré, será Tabaré, por quien además tengo un gran cariño y respeto. Lo mismo con ustedes, que muchas veces he leído artículos críticos, pero lo hacen desde la izquierda, con ánimos de contribuir a hacer una reflexión para que esto cambie. Por ahí, alguno se va más de mambo, pero no hay dudas que ustedes son de izquierda. Es más, yo siempre digo: Fasano puede tener muchas cosas negativas, ahora, ¿contribuyó a que la izquierda de este país llegue al poder? Sí, y no se me cae nada en decirlo. El tipo fue preso, puso diarios, luchó para que un día Tabaré Vázquez se pudiera poner la banda de presidente. Si en el camino se equivocó o no, no importa. El día que se muera, la izquierda de este país le tendrá que hacer un reconocimiento a Fasano por lo que ha hecho. Dicen que el Frente Amplio tiene siete u ocho millones de dólares en el banco. Con veinte lucas por mes nos da de comer a todos los medios de izquierda. Y todos seguimos acompañando la gestión. ¿Y para qué la guarda? ¿Para hacer trípticos que nadie lee? ¿O creen que esos trípticos se van a leer más que Voces o La República? ¿Cuál es la concepción de la dirigencia de la izquierda en el tema medios? Ese es el debate que hay que dar en este país.

Cada uno quiere defender su chacrita
Yo no entro en la interna de la izquierda. Hago malabares para no entrar. Les duele más en la izquierda que alabes a sus enemigos de la misma izquierda, que alabes a uno de la derecha. Las veces que me han hablado para decirme que me casé con Cánepa o con Lorenzo; nunca me dicen que me casé con Bordaberry o Lacalle Pou. Y eso que lo hice escribir durante dos años todos los domingos a Pedro Bordaberry en La República. Solo me llaman para criticarme por darle protagonismo al del sector político “primo hermano“. Esa mezquindad es la que juega en contra de estos proyectos. Y cuando el Ñato dice que Cánepa es el que le da la información a los medios de la derecha es verdad, porque después los periodistas lo cuentan. Y Diego cree que con eso lo van a cuidar mañana; ¡lo van a matar peor!
Y lo puedo decir de casi todos los ministros: “Vos tal día me has dicho tal cosa. ¿Vos querés tener tapa? Mandame la primicia y las vas a tener igual que los demás”. El compañero es más enemigo que el opositor.

Has tenido muchos problemas con los trabajadores
Acá cuando llegué había siete comités de empresa. Hoy no hay ninguno. Esta es una oficina de puertas abiertas. Yo les digo que les vamos a pagar cuando podamos. Nos matamos para juntar la plata para pagarles. Le he dicho a más de uno: “Muchachos, el tema de la lucha de clases lo hemos leído todos. Pero quedó allá, ustedes no son enemigos míos. Esto en el fondo es una cooperativa, lo que entra va para pagarles a ustedes. Entonces, dejen de pelear contra la patronal”.

Pero tenés paros igual
Sí, ha habido paros. Y la radio es la que más dura se ha puesto. Pero la radio da treinta mil dólares por mes de pérdida. Flaco, a vos te están bancando Yoca y La República, andá a vender una publicidad, andá a decirles a los ministros esos que les das todos los días un reportaje que ponga una moneda para ayudarnos. Porque si no es muy simple, la cierro. Yo no tengo obligación de hacer beneficencia. Tengo vocación, voluntad y expectativas de que este medio deje de perder. Pero esto no es de un día para otro. No soy mago. Ojo, tienen todo el derecho del mundo de hacer un paro. Les dije que si querían cortar la transmisión la cortaran, pero que con eso no conseguían el cheque. “Córtenla, el día que consiga la plata les pago y vuelven a prenderla. A mí no me están extorsionando con cortarla porque no tengo la plata para pagarles. No la tengo guardada. Tengo un pago que no me hacen, cuando salga les pago. Pero tienen razón, si no tienen ni para el ómnibus. Yo sé que no es nada personal”. En la última asamblea de APU fueron treinta y seis tipos de los ochocientos agremiados que son. ¿Y quién es el secretario general de APU? El de Búsqueda. Y nosotros nos comemos la pastilla todos. Ojo, me reuní con él a la semana de llegar, que vino a defender a Gabito. Le dije que Gabito se había ido de acá porque tenía tres trabajos. Y había cobrado sin trabajar. Además, que el problema que tenga con Casal que lo arregle él, en la calle o como quiera. Yo no me voy a pelear con Casal por culpa de Gabito, me voy a pelear con Casal cuando crea que tenga que pelearme con él. Pero yo no me compro ninguna guerra mafiosa de un empleado mío. Si querés pelearte, peleate. Escribí cincuenta libros. Es un problema tuyo con él. Pero mi diario no es para que vos te hagas el personaje. Podemos discutir horas sobre si Casal ha hecho bien o mal al fútbol uruguayo, pero yo voy a poner una línea y juguemos en ella. Tampoco te digo que le digas que es rubio y de ojos celestes, pero no saqués tus odios personales usando mi empresa. Porque yo soy el responsable y pago las consecuencias de lo que escribís porque no te da los diez mil dólares que te prometió. Poné tu cara. Las cosas se pueden hablar de frente. Hoy hemos recuperado un espacio deportivo, aunque no es fácil competir con Ovación, con cien páginas color y veinticuatro periodistas.

Igual es flojito Ovación
Yo con doce periodistas, no veinticuatro, hago El Gráfico. Acá son tres para hacer Tribuna.

¿Visualizás como viable el proyecto a mediano y largo plazo?
Sigo creyendo en el proyecto porque hay datos objetivos que me permiten creer. Cuando ves una composición demográfica, política, como la que tiene el Uruguay, con todas las bondades y potencialidades que tiene, hay lugar para los medios de izquierda que hay. Falta ese debate del que hablábamos, en que los que saben hacer política hagan política, y los que sabemos hacer periodismo hagamos periodismo. Ayudándonos mutuamente. Y de nuevo, no peleándonos entre nosotros. Porque si mañana ustedes se funden yo no voy a vender ni medio ejemplar más. Si me decís que El Observador fuera de izquierda y cierra, ahí sí puedo llegar a traerme algo. Un día le dije a Gabriel Pereyra que le dijera a Peirano que no se la agarre más contra nosotros, que porque yo cierre él no se va a llevar ni un lector de La República. En el mejor de los casos podrá llevarse alguno El País, pero él no. Se lo dije a Gabriel, que trabajó acá, y que creo que es un tipo inteligente, aunque sea un travestido entre lo que escribe y lo que dice cuando habla en privado, pero bueno, juega para el patrón. No se trata de pelearnos entre nosotros, pero la izquierda y sus militantes tienen que entender que cuando nos llenamos la boca hablando de los medios de la derecha y los criticamos por su poder de penetración, están donde están porque la gente que lee eso y que le importan esos medios contribuye para que existan. Por decir algo, Federico es cliente del Estudio Ferrere, pero ellos no ponen un aviso en La República, ponen un aviso de fideicomiso en El País, porque su mercado son los ricos que vienen de afuera, y cuando escriben un artículo se dirige a su mercado. Invierten para cobrar. Esto que parece tan simple, la dirigencia política lo entiende pero no lo ejecuta. Miren las agencias de publicidad que trabajan con los ministerios, son todas de la derecha. ¿Quién les da de comer? El gobierno del Frente Amplio. Ahora se frenó, pero hace unos meses salió el contrato de Antel para buscar una agencia. El presupuesto eran veintidós millones de dólares. Entonces McCann-Erickson, Punto, se van a llevar dos palos verdes al bolsillo para decir: “estos estos zurdos hdp” en cada mesa en que se sienten. Y se llevan dos palos verdes de los hdp de los zurdos. Y los zurdos pasamos hambre. Es una locura. El Gobierno de Argentina, con todos los defectos que puedan tener el peronismo y Cristina, esto lo tienen claro. E invierte en eso porque entiende que alguien tiene que contar la otra verdad. Porque en este país, cuando cierre La República todo va a quedar en manos de los medios de la derecha. Pero cuando hay un problema de estos, en que digo: “Agarro y me voy”, me dicen: “Ah, veamos qué hacemos”. Pero la solución siempre es por cinco minutos. Ahora, que yo defienda a Bonomi, al “Bicho” le parece natural, y que le de palo El País le parece natural. Pero cuando tiene que poner un aviso no se acuerda de mí. Tenemos la obligación de jugar gratis.
Fuente: Semanario Voces