Por Pablo Sirvén*
Las tensiones en el mundo de los medios, siempre al borde del ataque de nervios en los últimos años, han dividido las aguas entre los que apoyan las políticas del Gobierno y los que están en contra. Muchos dejaron de saludarse y los que no, rápidamente levantan la voz si se llegan a trenzar en alguna discusión política.
Martín Becerra es una de las pocas personas especializadas en estos temas (si no la única) que no ha perdido la calma cuando se refiere a ellos. Aunque es evidente que lo entusiasma todo el complejo y apasionante ámbito de las comunicaciones actuales, no ha perdido la amabilidad para exponer con lucidez, y siempre haciendo el infrecuente ejercicio de tratar de ubicarse en un lugar de deseada objetividad.
Becerra, que también ha incursionado en el periodismo, es doctor en ciencias de la información por la Universidad Autónoma de Barcelona, investigador independiente en el Conicet y profesor titular por concurso en la Universidad Nacional de Quilmes y en la UBA. La ley de medios, la guerra a muerte entre el Gobierno y el Grupo Clarín, los cruces fuertes entre periodistas militantes y profesionales son algunos de los asuntos que elevamos a un verdadero experto en esta materia, hoy tan explosiva tanto para unos como para otros.
¿Cómo se ve desde el mundo académico la guerra declarada entre periodistas militantes y periodistas profesionales?
En la mayoría de los profesores de las universidades públicas hay una posición de respaldo en general a lo que se llama periodismo militante porque la idea de la no objetividad históricamente ya estaba presente en ellos muchos años antes de que apareciera el conflicto con Clarín. Desde mi punto de vista no es una posición muy consistente en términos conceptuales. Rodolfo Walsh era una figura militante, desde luego, pero contra el Estado, no desde el Estado. Ahí hay una confusión incómoda para los que defienden el periodismo militante, que no es menor. En un marco de censura sostener una actitud militante es una cosa, pero ser militante desde el Estado, es otra.
¿Por qué la obsesión tan marcada en poner como enemigo público N° 1 a la prensa y a los periodistas? ¿O es sólo parte de la vocación histriónica del peronismo que utiliza ese recurso pero no se lo cree del todo?
El Gobierno, en sintonía con otros de América latina, aprovecha cierta debilidad histórica del sistema de medios, que se acentúa ahora ante la aparición de nuevas tecnologías. La coincidencia de la recuperación argentina post 2003, más un gobierno que asume de manera mucho más explícita la idea de superar la intermediación de los medios tradicionales se conjugan para que aparezca este conflicto con ellos a partir de 2003.
Pero que se profundiza desde el conflicto con el campo en 2008. ¿Qué es lo que cambia a partir de ese momento?
Se establece una nueva política de comunicación. A los periodistas les molesta que no haya una buena comunicación política, pero a las empresas periodísticas lo que les fastidia es esa nueva política de comunicación. No es lo mismo una cosa que otra.
¿No deberían el Gobierno y Clarín explicar mejor qué es lo que ocurrió para que pasaran de una muy estrecha cordialidad a romper lanzas tan abruptamente?
Coincido. Evidentemente hay algo del orden de los negocios que trataban en sus reuniones Néstor Kirchner y Héctor Magnetto que provocó la ruptura. Y tanto la investigación de Graciela Mochkofsky como el testimonio de Kirchner, entrevistado por Horacio Verbitsky, coinciden en que el tema fue Telecom. A mí me pareció una explicación insatisfactoria. ¿Por qué sí a la fusión de Multicanal y Cablevisión y no al ingreso a Telecom? Cuál era la prenda de intercambio y cuál el conflicto es algo que aún no fue suficientemente aclarado por ninguna de las dos partes.
¿Pudo Cristina Kirchner tener una postura más intransigente que la de su marido?
La propia Presidenta ha dicho que no veía con buenos ojos la presencia de Magnetto en la residencia de Olivos. Evidentemente esa negociación a ella no le habrá gustado mucho, pero esa alianza existió y no fue una fantasía de nadie. Néstor Kirchner también contó que Magnetto habría objetado la candidatura presidencial de Cristina Fernández.
¿No hay una suerte de parodia o caracterización ligera, tipo comic, para explicarles la política a los más jóvenes, por ejemplo, Néstor Kirchner convertido en Nestornauta y hablar del "lado Magnetto de la vida"?
Coincido en que hay una lectura completamente binaria. Pero es binaria de ambos lados. No sólo el relato del Gobierno, sino también el relato similar que construye Clarín y la oposición política, donde todo lo que viene del Gobierno es desde el vamos execrable. Para comprender la realidad esa reducción es empobrecedora ni sirve para explicar por qué si uno era tan bueno y el otro, tan malo, y me da igual quién era el bueno y quién, el malo, ¿cómo puede ser que estuvieran juntos durante cinco años sin darse cuenta? ¿Cómo puede ser que el Congreso el mismo mes en que votó la ley de servicios de comunicación audiovisual aprobó el decreto 527 por el cual Kirchner les dio diez años más de explotación a los mismos que supuestamente la ley de medios les está diciendo que tiene demasiadas licencias?
¿Cuánto de lograda y de desilusión tiene la ley de medios hasta el momento?-De lograda, muy poco. Si tomo el período octubre de 2009 a junio de 2012, diría que la propiedad está incluso más concentrada que entonces. La falta de funcionamiento de la Comisión Bicameral, la no designación del defensor del Público, la ausencia de la oposición que debería controlar al oficialismo en el Directorio de AFSCA y de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado merecen destacarse como déficits. La ausencia de transparencia en el accionariado de las empresas de medios; la operación en redes privadas que la ley prohíbe; el funcionamiento de los medios de gestión estatal, que tiende a ser gubernamental; la no aplicación del artículo que exige que los licenciatarios que reciben publicidad oficial informen sus montos y las campañas en que fueron empleados. Todos éstos son artículos que no se cumplen. Tampoco la cláusula que obliga a los operadores de TV por cable a ofrecer un servicio con "tarifa social" para la población de menores recursos. Los medios sin fines de lucro a los que la ley reserva nada menos que el 33% de las licencias, hasta ahora siguen siendo los convidados de piedra en el sistema de comunicación masiva de este país.
¿Cómo evaluar lo que el Gobierno viene realizando en materia de televisión digital?
Creo que el Gobierno avanzó en un plan ambicioso para desarrollar la televisión digital terrestre y gratuita. Y comenzó por distribuir decodificadores en los sectores de menores recursos, lo cual es loable. Pero lo hizo al margen de una exigencia elemental de la ley, que es que las nuevas señales se sometan a un concurso público. Hasta ahora nadie conoce otra obligación planteada en la ley: disponer de un plan técnico que brinde certidumbre acerca de cuántas licencias hay operativas y cuántas habrá con la digitalización de la televisión, y cuáles serán los topes para operadores no lucrativos en función de esa totalidad hoy desconocida por la sociedad. Ya hay cerca de veinte señales emitiendo en TDT.
¿Y qué se puede decir de la TV abierta?
Hoy tenemos 44 canales de TV analógicos, y sólo dos se sostienen con la torta publicitaria. ¿Quién paga la cuenta? El sistema de medios en la Argentina es muy precario económicamente.
El 7 de diciembre cae la medida cautelar que trabó la desinversión en el Grupo Clarín, pero no es el único que debe hacerlo.
El Gobierno interpretó que mientras esté vigente la cautelar de Clarín sería asimétrico pedirles a otros grupos más chicos, aunque concentrados y que incumplen la ley, que desinviertan. La Corte dice que esa cautelar cae el 7 de diciembre. Lo más probable es que haya nuevas demoras judiciales y administrativas. No solamente la ley no pone en juego la libertad de expresión sino que pretender la desconcentración la favorece.
¿Siempre y cuando no se pruebe que esa ley fue hecha para jorobar al Grupo Clarín?
Eso es difícil de probar judicialmente. Ahora también es verdad que todo sistema de medios tiende a la concentración. Pensar un sistema de medios completamente atomizado en cuanto a la propiedad es una utopía y muy probablemente es uno de los argumentos que tiene el Grupo Clarín, pero que no desarrolló bien, desde mi punto de vista. Un sistema atomizado sería funcional al gobierno de turno, pero eso es pensar en un extremo que avala su propio extremo: como un sistema atomizado sería funcional al gobierno debe prevalecer un sistema hiperconcentrado. Entre 2003 y 2007 Clarín fue funcional al Gobierno y era concentrado.
¿Qué pasa con la venta de Daniel Hadad a Cristóbal López? ¿No era que la ley impide la venta directa?
El Grupo Hadad ya superaba la cantidad de medios permitida por la ley. A veces me sorprende el nivel de precariedad legal y conceptual en la que actúan nuestras elites, en este caso de empresarios.
Es bastante habitual la entrada y salida por la ventana de distintos grupos a los medios audiovisuales. Probablemente haya alguna luz verde que les permite seguir adelante.
Debe haber existido ese visto bueno, lo cual me escandaliza más.
Si el comprador del Grupo Hadad hubiese sido Clarín, seguramente la operación no habría caminado.
Pienso lo mismo.
¿Por qué empiezan a producirse cortocircuitos dentro de algunos medios pro Gobierno? ¿Empiezan a no ser suficientemente oficialistas porque la situación económica ya no es tan buena?
Hay una lectura equivocada desde los medios críticos de la supuesta uniformidad que tiene el oficialismo tanto en los medios que le son proclives como en sus cuadros políticos. El peronismo es un ámbito en el que siempre existieron diferencias grandes y el kirchnerismo, en particular, alberga tensiones políticas y comunicacionales. El programa 6,7,8, que es reluctante a la diferencia y al matiz de opiniones, representa un modelo muy distinto al de Visión 7 Internacional o a Con sentido público , siendo todos programas emitidos por Canal 7. Lo mismo puedo decir sobre Página 12, que cultiva una lógica poco afín a Tiempo Argentino. Tampoco CN23 es lo mismo que 360. Radio del Plata, Radio Nacional y Radio 10 son oficialistas, pero muy distintas entre sí. Creo que sucede lo mismo en el campo periodístico adverso al Gobierno.
¿Ejemplos?
Clarín y La Nacion no son tan parecidos y hay grandes diferencias entre los ciclos políticos de TNDesde el llano y Palabras +, Palabras - . Muchos análisis simplificadores nos invitan a renunciar al esfuerzo de detección y comprensión de esas diferencias. Y veo colegas que, cansados porque han sido injustamente maltratados por uno u otro lado, se rinden, abandonan ese esfuerzo para comprender lo que sucede y recolectan de la realidad sólo aquellas evidencias parciales que confirman sus prejuicios y descartan todo elemento que pueda relativizar su postura. Considero que lo más valioso que hoy podemos aportar es el ejercicio cotidiano de no reducir una realidad multicolor a un enfoque en blanco y negro. Los periodistas son en buena medida alimentadores de las visiones conspirativas al decir que el adversario está comprado, que es un vendido. Es evidente que Lanata y Víctor Hugo cobrarán muchísimo dinero, estén donde estén. La explicación, entonces, de que Víctor Hugo está con el Gobierno y Lanata, en contra, sólo por una cuestión económica me parece hiperpobre.
La herencia para 2015 de Cristina Kirchner, ¿también se juega en los medios cercanos al Gobierno?
Siempre ha sido así en el peronismo, incluso con Perón vivo. En la medida en que el líder tiene legitimidad presente y futura, todos son solidarios con quien conduce. Un 54 % de los votos cohesiona. Ahora, en la medida en que esa líder ya no va a poder ser reelegida, más allá de todas las especulaciones, las aguas se empiezan a mover.
El kirchnerismo, ¿es causante o emergente del cuestionamiento a los medios? ¿No influye el cambio de paradigma tecnológico?
Mi lectura es que el kirchnerismo ha administrado con bastante talento las coyunturas, aunque carece de estrategia a mediano y largo plazo. Sin ser especialmente diestro en el manejo de estos nuevos medios, el kirchnerismo interpreta que los medios tradicionales están siendo bypasseadosen algunos circuitos de la circulación masiva de la comunicación que antes solamente controlaban ellos, y ahora ya no.
Mano a mano
Para Becerra, la concentración de medios en el país no podría haber ocurrido "sin la participación de gobiernos de distintos signos políticos, civiles y militares, incluyendo el de Néstor Kirchner" y tiene que ver "con las relaciones anudadas nunca de manera cristalina y de mutua conveniencia entre el sistema político y el mediático durante décadas de negociar por debajo de la mesa". Por fuera de estos temas, Becerra es padre de dos chicos de 9 y 11 años, hace natación y juega al fútbol. Lee ficción, sobre todo novelas. Hace poco terminó Yo confieso, de Jaume Cabré, y Formas de volver a casa, de Alejandro Zambra. No se esfuerza en disimular que lo entusiasman algunas acciones del gobierno de Cristina Kirchner, pero eso no le nubla el espíritu crítico para analizar sus falencias. Por eso recibe reproches de sus amigos o colegas más decididamente oficialistas, tanto como de referentes de algunos de los llamados medios hegemónicos. No se hace demasiada mala sangre ni pierde la calma, se sonríe levemente y sigue adelante. Participa en la red social Twitter como @aracalacana y acaba de publicar, junto con Sebastián Lacunza, Wiki Media Leaks (Ediciones B).
Foto: Patricio Pidal
Fuente: Diario La Nación
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