Por: Paco Soto
El Parlamento húngaro, donde el Fidesz -el partido de derecha del primer ministro Viktor Orban- controla dos tercios de los escaños, aprobó una ley de medios de comunicación mucho más suave que la primera versión, que provocó un enorme descontento en el país y condenas en Europa. El cambio se centra fundamentalmente en la protección de las fuentes de los periodistas.
Según el nuevo texto, los periodistas no tendrán la obligación de revelar sus fuentes. Antes de su modificación, según la ley aprobada hace año y medio, los medios quedaban bajo control del Estado, como en tiempos del comunismo; los periodistas, indefensos ante las arbitrariedades de los poderes fácticos; y la libertad de información y expresión, muy mermada.
La Unión Europea (UE) condicionó la concesión de la ayuda financiera que necesita Hungría para salir adelante económicamente a la reforma de la ley de medios. Orban entendió el mensaje y maniobró para ganar tiempo. Hace más de un año, el polémico primer ministro se mostró dispuesto a cambiar la legislación sobre medios, pero pidió a cambio que hicieran lo mismo otros países europeos, como Francia, Alemania y Holanda. El pasado 11 de mayo, el Fidesz presentó las modificaciones de la ley en la Cámara baja, lo que fue interpretado positivamente por el Consejo de Europa (CE). Este organismo consideró que el cambio va “en el buen sentido”. A pesar de la reforma, sigue vigente la poderosa Autoridad Nacional de Medios de Comunicación (NMHH) que, con el objetivo de controlar el trabajo de los medios, está formada por personas próximas al primer ministro húngaro, Viktor Orban (foto). Esta institución ha recibido críticas de muchos periodistas húngaros y extranjeros y de ONG defensoras de los derechos humanos, porque está formada por personas próximas a Viktor Orban y su cometido se parece a una labor de control político de los medios.
Exigencia de Bruselas
Bruselas expresó su “gran inquietud” por la naturaleza del NMHH y señaló que “es muy importante que las personas elegidas sean independientes y no estén ligadas al Gobierno o a fuerzas políticas”. Desde que Orban ganó las elecciones legislativas hace dos años, Hungría es una fuente de preocupación en la UE, que teme que el país centroeuropeo evolucione hacia un sistema autoritario. La UE cuestiona la aprobación por el Parlamento húngaro de una nueva Constitución muy alejada de los parámetros democráticos comunitarios y el dominio que el Gobierno de Orban intenta ejercer sobre la vida económica y financiera, a través del control del Banco Central Húngaro (MNB), así como en el aparato judicial y la vida política e institucional.
Fuente: Correo Diplomático