martes, 6 de diciembre de 2011

Esa palabrita: Reflexiones sobre lo popular en la comunicación

Nadie se baña dos veces en el mismo pueblo. Durante jueves, viernes y sábado se desarrolló el Encuentro de Comunicación Popular y Comunitaria, organizado por Extensión Universitaria de la Universidad de la República (Udelar), AMARC-Uruguay, ECOS-Federación de Radios Comunitarias del Uruguay y la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (Liccom) de la Udelar. En mesas de debate, talleres, presentaciones de trabajos y una feria de medios participaron integrantes de organizaciones sociales, universitarios y comunicadores de Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia y Venezuela
La charla del sábado, "Pensar y hacer los medios desde lo popular", entraba en la categoría de mesa de debate, pero el moderador advirtió antes de empezar que más que un debate iban a ser exposiciones de los panelistas acerca de “cómo piensan lo popular en sus trabajos”.
Los integrantes de la mesa eran Alejandro Puig, conductor del programa El garage, de la radio universitaria Uniradio; Rubén Olivera, músico y conductor del programa Sonidos y silencios, de Emisora del Sur, e Ingrid Bekinschtein, periodista de la revista argentina Barcelona, que trata la actualidad en un formato humorístico mediante el uso paródico y a menudo en clave absurda de estilos periodísticos, en forma emparentada con la publicación estadounidense The Onion y con lo que hacen, en las páginas de la diaria, los autores de "El Faro del Final del Mundo" y "Los Informantes".
Carlos Santos, de Extensión Universitaria y moderador de la charla, abrió la actividad con una referencia al hallazgo de los restos del maestro Julio Castro y manifestando la necesidad de encontrar a los responsables, asociando esto con el reciente asesinato en Argentina de Cristian Ferreyra, militante del movimiento campesino de la provincia de Santiago del Estero, ocurrido el 16 de noviembre por obra de sicarios de un empresario sojero de Santa Fe. “Así como hubo hace mucho tiempo crímenes contra los derechos humanos, también los hay hoy”, señaló Santos.

En el aire
Puig y Olivera realizaron sus presentaciones como si estuvieran en sus propios programas de radio, alternando palabras con música. El primero de ellos, además, transmitió efectivamente vía streaming (on line, por computadora) para oyentes habituales de El garage y cualquier otra persona que quisiera escucharlo por internet. Explicó las particularidades de Uniradio, que trasmite desde la Liccom y tiene un radio de cobertura de un kilómetro y medio en la zona de Buceo y aledaños, con una audiencia potencial de 20.000 personas.
El conductor explicó que Uniradio trabaja “un nuevo concepto de audiencia no masiva” en el cual lo central es “llegar a las audiencias que se van generando” para, de esa forma: “Revelar lo popular como un lugar donde nos paramos y donde nos encontramos”.
La emisora no depende necesariamente de un estudio, y “aunque no tenga antena para llegar, sí tiene microaudiencias a las que la radio se traslada”; mediante el streaming o la telefonía celular es posible difundir una tertulia generada en cualquier punto del país. Aquellos que en un programa de radio tradicional serían los entrevistados, en este caso se reúnen y conversan, generando instancias diferentes de comunicación. También se utilizan las redes sociales para “estar en contacto con los artistas y públicos que queremos encontrar”. Por eso para ellos estas redes se dan también “en lo geográfico y lo tangible”.
Olivera, a su turno, advirtió que no iba a centrarse en la comunicación porque no es su tema. Desarrolló una exposición dinámica y bien ilustrada con canciones en torno al concepto de "lo popular en música", a la diversidad de lo que ese concepto puede representar y a que puede “ser utilizado para diferentes cosas” según vayan cambiando los criterios y valoraciones de lo que es popular y de lo aceptable (ver recuadro).

La clarinada
La argentina Bekinschtein trajo sus experiencias como integrante de Barcelona, revista que también se vende en quioscos uruguayos y que “nace en 2003 por iniciativa de un grupo de amigos, periodistas y artistas plásticos desocupados", quienes, según dijo -con la ironía esencial de esa publicación-, en el escenario posterior a la crisis de 2001 no tenían "doble ciudadanía para ir[se] a vivir a Barcelona, la meca de los artistas e intelectuales en aquel momento”. De hecho, su subtítulo es "Una solución europea a los problemas de los argentinos".
Bekinschtein contó que Barcelona surge de la crisis pero no de los “sectores populares”, sino más bien “de un grupo de iluminados de clase media burguesa” que tenía ganas de hacer una revista política. Todos venían de trabajar como empleados en medios de comunicación, y no era ésa la modalidad que querían repetir. El objetivo era hacer algo autogestionado y que no necesitara publicar avisos. “No tenemos contacto con el mundo de la publicidad porque nos es ajeno y porque lo despreciamos”, explicó.
Querían encontrar lectores que compraran la revista y lo consiguieron: de vender 5.000 ejemplares por mes en 2003 pasaron a los 25.000 semanales de hoy.
Según la periodista, “las condiciones de producción de Barcelona son diferentes” a las de otros medios. Hoy participan en la publicación (cuyo sitio en internet es http://www.revistabarcelona.com.ar) alrededor de diez personas, más o menos la misma cantidad que al principio; hacen todo por consenso y sin firmar los trabajos, salvo las columnas que llevan firmas de ficción, y generalmente trabajan una misma nota entre varios. Hasta que no están todos de acuerdo con el contenido total de cada número, no cierran la edición. La pregunta siempre es “¿qué queremos decir con esto?”, y si la respuesta es “'nada', o algo que no conforma, se cambia”, señaló Bekinschtein.
El motor del trabajo fue desde un principio “cavar con la uña” en el mundo de los grandes medios de comunicación, entablando una “batalla ideológica” que "ahora está bastante extendida”, en especial contra el grupo Clarín y su estilo de periodismo, “que le plantea guerra al castellano escribiendo cada vez peor y que no se hace cargo de lo que dice al no citar fuentes ni verificar datos, como parte de una operación política”, resumió.
Barcelona elije trabajar con ficción y parodia porque “es una forma que nos sale” y además es una “forma de venderla” (a la publicación), pero según Bekinschtein quienes integran el equipo se sienten periodistas mucho más serios que los de Clarín. No sólo porque “los datos están chequeados" y se escribe "bien el castellano”, sino también porque les dan difusión a "temas que no salen en Clarín, salvo que le interese pegarle al gobierno por ese lado”, y que la mayor parte de las veces ni siquiera por ese motivo registra el poderoso grupo de medios, porque “los temas de los pobres no le interesan. También subrayó que la revista no es de humor sino de política, y que incluso han rechazado nominaciones a premios en la categoría Mejor medio de humor alegando que aceptarán el día que Clarín también sea postulado.
La periodista explicó que mediante el estilo elegido les interesa “develar cómo se hace periodismo en Argentina” y plantear una crítica del lenguaje "políticamente correcto", al que consideran “puro gatopardismo" en la medida en que "no cambia las condiciones reales de vida de las personas que siempre son excluidas”.
Según Bekinschtein, Barcelona "confía en sí misma y en una inmensa red de medios comunitarios”, de los que reciben “un montón de información que no sale en los grandes medios”. A pesar del camino de la independencia y la autogestión que eligieron y en la cual quieren profundizar, aseguró que no quieren "mantenerse en los márgenes” sino competir con esos grandes medios y ser cada vez más masivos”.
Por lo pronto ya tienen un programa en la estatal Radio Nacional de Argentina, que les ofreció el espacio “probablemente para mostrar apertura, pero sabiendo lo que somos y que no íbamos a hablar a favor del gobierno”, y para el año que viene piensan abrir un bar.
Fuente: La Diaria