viernes, 23 de septiembre de 2011

Medios públicos: El paradigma de la BBC y otros modelos

La BBC es el paradigma de televisión pública en Europa. Es impensable que se dé una situación como la de RTVE porque los gestores de la corporación británica, a todos los niveles, se toman al pie de la letra su independencia. La BBC está gestionada por un Consejo de Administración (BBC Board) y tutelada por un Consejo Asesor (BBC Trust). Los miembros del BBC Trust son nombrados por el Gobierno, pero no se busca reproducir los equilibrios políticos en el Parlamento. Su misión es velar porque la BBC cumpla las obligaciones y disfrute de los derechos derivados de la Carta Real y el acuerdo financiero que la acompaña, que establecen los objetivos de servicio público y garantizan su independencia y su viabilidad financiera. Los miembros del BBC Trust son difícilmente influenciables: si un político les presiona, queda marcado.
Lo mismo ocurre con el Consejo de Administración. El director general puede haber tenido cualquier tipo de conexiones con el Gobierno, pero una vez nombrado su obligación es defender los intereses de la BBC y eso significa, a menudo, enfrentarse con el Ejecutivo, por ejemplo, para renovar el canon con el que se financia.
El director general es también el máximo responsable de la redacción, pero jamás se le ocurrirá forzar a los periodistas a favor o en contra de determinadas políticas. Quizás el caso más claro de esa independencia se dio durante la guerra de Irak, cuando el Gobierno de Blair se enfrentó a la BBC por sus informaciones en torno a un informe sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Aunque el director general de la época, Greg Dyke, y el presidente de BBC Trust, Gavyn Davies, eran simpatizantes del Nuevo Laborismo de Blair, se alinearon en defensa de la BBC contra el Gobierno y dimitieron cuando un juez retirado criticó duramente a la BBC.

Francia. La televisión pública se encuentra en pleno proceso de renovación. El Gobierno de Nicolas Sarkozy reformó hace dos años el estatuto del grupo con dos medidas clave, a la par que polémicas: el nombramiento del presidente por parte del Consejo de Ministros y la disminución progresiva de la publicidad.
Presidente del grupo desde agosto de 2010, Rémy Pflimfin es el primer dirigente de la nueva televisión pública en ser nombrado directamente por el Ejecutivo. Hasta entonces, lo hacía el Consejo Superior Audiovisual (CSA). El presidente y su equipo son los encargados luego de nombrar a los responsables de cada canal y de los directivos de informativos, de establecer las prioridades del grupo y la línea editorial. La reforma, sin embargo, prevé que el candidato elegido por el Gobierno debe ser luego validado por el CSA y por las comisiones culturales de la Asamblea General y del Senado, que puede rechazar el nombramiento con una mayoría de los tres quintos. Pese a ello, la medida ha provocado las críticas de la oposición y de los sindicatos. La destitución de Arlette Chabot, directora de informativos del principal canal público, France 2, con la llegada de Pflimfin fue percibida como el primer síntoma de la influencia del Ejecutivo.

Italia. La última en caer fue Serena Dandini, presentadora de larga trayectoria en programas satíricos emitidos por la tercera cadena de la RAI. Su Parla con me (Habla conmigo) fue considerado "inconveniente" y borrado hace una semana. Dandini, muy querida y seguida por los espectadores, es la enésima voz incómoda en ser silenciada por unos directivos que no están dejando títere con cabeza. Antes fueron otros.
La televisión pública está profundamente dominada por la política. El Consejo de administración tiene nueve miembros: siete elegidos por la Comisión parlamentaria de vigilancia, dos -uno de los cuales es el presidente- por el Ministerio de Economía, que posee el 99,56% de la empresa. Los Consejeros se renuevan cada tres años y pueden ser reelegidos. Quien tiene la mayoría en el Parlamento tiene mucho poder sobre la RAI.

Alemania. Los canales públicos están sujetos a la vigilancia de sendos Consejos Audiovisuales. Cada una de las nueve emisoras regionales que componen la ARD y que producen los contenidos del Primer Canal nacional tiene su propio Consejo. Están compuestos por políticos de los partidos parlamentarios, así como por representantes de sectores sociales. No todos son iguales, dependen de las leyes de los länder. En general, tienen representantes de los sindicatos, de las Iglesias cristianas, de las comunidades judías, de las universidades o de los campesinos. La función de estos Consejos es supervisar que las emisoras se atengan a la pluralidad e independencia. También eligen a los directores, a los que asesoran. Pero no tienen jurisdicción editorial sobre la programación ni sobre el contenido de los telediarios. El segundo canal nacional, la ZDF, tiene a su vez un Consejo supervisor, de composición similar, pero extraído de todo el territorio nacional.
Con información de Walter Oppenheimer, Ana Teruel, Lucia Magi y Juan Gómez
Fuente: Diario El País