El escándalo, que estalló en el 2006, se ha extendido esta semana hasta afectar, además de conocidas personalidades de la cultura y la realeza, a familiares de víctimas de asesinato y militares muertos en Afganistán.
"Tras haber consultado con otros directivos, he decidido que debemos tomar medidas contundentes respecto al periódico. Este domingo se publicará la última edición del News of the World", ha comunicado el presidente de News International, James Murdoch, hijo del magnate Rupert Murdoch. En un comunicado remitido a su personal, James Murdoch destaca que el dominical, con 168 años de historia, se había "mancillado por un comportamiento equivocado" y ha añadido que "de hecho, si las recientes acusaciones son ciertas, [las escuchas han sido] algo inhumano y no tienen cabida en nuestra empresa".
El presidente ha recordado que, en el 2006, la policía centró sus investigaciones en dos hombres que fueron encarcelados, "pero ha fracasado para llegar al fondo de las repetidas prácticas equivocadas que se han producido sin conciencia o un propósito legítimo".
4.000 personas espiadas
Según un agente a cargo de las pesquisas de este escándalo, más de 4.000 personas pueden haber sido víctimas de las escuchas ilegales del tabloide británico News of the World, que cuenta con una tirada de 2,8 millones de ejemplares, la mayor del Reino Unido.
La policía encontró casi 4.000 nombres de potenciales víctimas de pinchazos en los documentos entregados por ese tabloide. Otros cientos de individuos se han puesto en contacto con los agentes al sospechar que sus teléfonos pueden haber sido intervenidos. Este escándalo se desató en el 2006 cuando trascendió que algunos periodistas recurrían supuestamente a los pinchazos para interceptar comunicaciones de famosos, en concreto los mensajes dejados en buzones de voz de teléfonos móviles, para conseguir así exclusivas, y desde entonces es investigado por la policía.
Edición dominical de 'The Sun'
El News of the World, la versión dominical del tabloide The Sun, es una publicación del grupo News International, parte del imperio periodístico del magnate australiano Rupert Murdoch. Al escándalo se ha sumado este jueves lo publicado por The Daily Telegraph, que indica que los familiares de soldados británicos fallecidos en Irak y Afganistán pueden ser también víctimas del escándalo de las escuchas ilegales al revelarse que sus teléfonos móviles fueron supuestamente intervenidos por el News of the World.
"Estamos tratando urgentemente de establecer la verdad de estas acusaciones que, de probarse, constituiría la violación más inimaginable de la ética periodística" Colin Myler, Editor de "News of the World", medio que cumplió recientemente 168 años
Cerco político al imperio de Murdoch
El periódico 'News of the World' pagó a policías y espió a familiares de víctimas de los atentados de Londres de 2005 - El Gobierno británico apoya una investigación
Por: Walter Oppenheimer
La crisis de las escuchas ilegales del dominical londinense News of the World subió ayer de grado: el Gobierno apoyó la apertura de una investigación independiente pero no antes de que acaben las actuales investigaciones policiales; la propia Scotland Yard se ha visto envuelta en la crisis al confirmarse un secreto a voces: que el diario pagaba a policías a cambio de información. Las acusaciones contra el diario se han agravado al saberse que también habían sido espiadas algunas víctimas de los atentados de julio de 2005 en Londres; y empezó a tomar cuerpo la suspensión de campañas publicitarias con el diario al tiempo que empezaron movimientos en Internet para boicotear otras cabeceras del magnate Rupert Murdoch.
No es solo una crisis mediática o de una de las grandes empresas de comunicación de Occidente. Es una crisis política de gran calado en la que políticos, periodistas y Scotland Yard conforman un todo que huele a podrido. Algunos parlamentarios entonaron ayer el mea culpa en el debate celebrado en los Comunes, en el que muchos de ellos felicitaron al diario The Guardian y a los diputados laboristas Chris Bryant y Tom Watson por su insistencia en denunciar lo que para la mayoría no pasaba de ser una teoría conspirativa.
Pero no es una conspiración. El tiempo ha demostrado que las escuchas ilegales a los buzones de voz de varios políticos y gente famosa detectadas en 2005 no eran un hecho aislado, sino una práctica común en el News of the World. Algunos analistas pronostican que tarde o temprano otras cabeceras británicas se verán también salpicadas.
La escasa ética de esa práctica era ya sabida. Pero lo que ha convertido el escándalo en una crisis de consecuencias incalculables es la indignación popular que ha provocado el hecho de que entre los teléfonos espiados estaba el de Milly Dowler, una niña de 13 años que desapareció en marzo de 2002 y que ya había sido asesinada cuando el News of the World borró varios mensajes en su teléfono móvil para dejar espacio a otros nuevos, haciendo creer a la familia que la pequeña Milly estaba viva. Ahora, personajes que se hicieron famosos por su valentía durante los atentados del 7-J, han sabido que también ellos fueron espiados.
De la magnitud del caso da idea el hecho de que el primer ministro, David Cameron, se apresurara ayer a dar su apoyo a la apertura de una investigación, o mejor dicho, "posiblemente investigaciones": una para analizar las acciones de los medios y otra para analizar el comportamiento de la policía durante las investigaciones de las escuchas.
El jefe de Scotland Yard, sir Paul Stephenson, confirmó ayer que algunos oficiales han recibido "pagos inapropiados". Es algo que ya se sabía desde 2003: lo confirmó en una comparecencia parlamentaria Rebekah Brooks (entonces Rebekah Wade), en aquellos días directora del Sun, antes directora del News of the World y ahora directora general de News International, la compañía que controla el emporio periodístico de News Corporation en Reino Unido.
Otro gesto que revela la gravedad de la situación es que Rupert Murdoch se consideró ayer obligado a emitir una nota desde Sun Valley (Idaho, Estados Unidos), en la que califica de "deplorable e inaceptable" tanto las escuchas como los pagos a la policía. "He dejado claro que nuestra compañía debe cooperar de forma total y de forma activa con la policía en todas las investigaciones y eso es exactamente lo que News International está haciendo y continuará haciendo bajo el liderazgo de Rebekah Brooks", añade Murdoch, en lo que se interpreta como un claro espaldarazo a la periodista reconvertida en ejecutiva.
El problema para Murdoch y su emporio mediático no es tanto lo que ocurra en términos económicos en el News of the World como el peligro de que se genere un movimiento de boicoteo hacia el conjunto de su imperio. Varias compañías han anunciado ya que van a cancelar sus anuncios en el dominical, como es el caso de Co-op (una gran cooperativa con enorme implantación popular en el Norte de Inglaterra y Escocia), los fabricantes de coches Ford, Vauxhall y Mitsubishi, la banca Lloyds o Virgin Holidays. Otras empresas están siendo presionadas a través de Twitter y de Facebook para que hagan lo mismo. Y se ha lanzado ya en Internet una campaña pidiendo el boicoteo a todos los medios británicos del grupo.
Las acciones de News Corporation cayeron más de un 4% ayer en la apertura de la Bolsa de Nueva York y las de la televisión por satélite BSkyB, más de un 3% en Londres. Esas caídas reflejan la incertidumbre que vive el grupo estos días pero también el temor a que el Gobierno decida a última hora retrasar la aprobación definitiva de la toma del 100% de BSkyB por Murdoch, que debería producirse el viernes. El primer ministro Cameron ha asegurado que la crisis de las escuchas no afecta a esa otra operación.
El imperio de Murdoch en infografía de Reuters |
El sensacionalismo sin escrúpulos de la prensa de Rupert Murdoch golpea al Gobierno británico
Las revelaciones de que el tabloide dominical británico News of the World interceptó el buzón de voz de una niña secuestrada, cuyo asesinato se convirtió en destacada noticia en 2002, han catapultado a una inusual crispación pública y política las prácticas de determinada prensa sensacionalista en Reino Unido, controlada básicamente por Rupert Murdoch. El primer ministro David Cameron afrontó ayer una agitada sesión en los Comunes, donde prometió una investigación hasta el final para esclarecer los hechos. News of the World, que tira casi tres millones de ejemplares, ha sido desde hace años el estandarte -no el único- de una perversión informativa que abarca la interceptación de comunicaciones privadas, familia real incluida, en busca de la exclusiva. Los directivos de Murdoch aseguraban hasta muy recientemente que se trataba de prácticas aisladas de redactores sin escrúpulos. El crecimiento exponencial de los espiados, sin embargo, revela sin asomo de duda un comportamiento a gran escala.
El amarillismo periodístico no es novedad, y el magnate australiano, dueño también de cabeceras muy respetables, lo ha explotado valiéndose de relaciones privilegiadas con el mundo de la política y la policía y aprovechando la debilidad del organismo regulador británico. En el caso de la niña Milly Dowler, raptada y asesinada, su contestador no solo estaba interceptado por periodistas del semanario, sino que era regularmente vaciado para dar cabida a nuevos mensajes, lo que alentó en sus padres la idea de que estaba viva y confundió la investigación policial. La directora entonces del dominical, Rebekah Brooks, ahora máxima ejecutiva de Murdoch en Gran Bretaña, asegura insosteniblemente desconocer todo sobre el sórdido asunto.
La situación creada compromete a Murdoch -a punto de convertirse en titán de los medios británicos a través del control de la cadena de televisión Sky, obligado a sanear sin contemplaciones sus periódicos- y perjudica a la prensa inglesa en general. Pero constituye también una advertencia para el premier conservador Cameron, que hasta comienzos de año mantuvo como jefe de Prensa a Andy Coulson, un exdirector de News of the World que se vio obligado a dimitir en 2007, cuando se conoció el primer escándalo de escuchas. Y que tuvo que dejar Downing Street por nuevas alegaciones sobre su etapa al frente del dominical sensacionalista.
Fuentes: Diarios El Periódico, El País