miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ignacio Ramonet: “Medios no obedecen a las leyes de la información sino a la de la oferta y la demanda”

Las leyes de comunicación son importantes en los países, así lo aseguró Ignacio Ramonet, en el conversatorio que se desarrollo en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL). Escuchá la conferencia completa
“La mayoría de los países democráticos tienen leyes que organizan la información”, sentenció Ramonet, en un auditorio con estudiantes de periodismo y profesores universitarios.
Señaló que las personas siempre tienen una reticencia a que exista una ley que los controle, pero que en algunos países existen estatutos que organizan la información, “hay leyes sobre el insulto, la difamación, etc…”.
Ramonet manifestó que los medios deben asumir la responsabilidad cuando una información publicada es falsa. En este sentido destacó que muchos medios defienden su derecho de empresa bajo el lema de la libertad de expresión, “la libertad de expresión no es decir cualquier cosa, no es un mundo salvaje, esto tiene que ser un mundo organizado”.
El director del periódico mensual Le Monde Diplomatique, aseveró que no conoce la legislación ecuatoriana, pero que no ve como un conflicto que en América Latina se dote de leyes que organicen la información.
“Que no les sorprenda que en algunos países de Latinoamérica la información esté dominada exclusivamente por grupos privados que han hecho lo que han querido durante decenios. Es importante que los parlamentos democráticamente elegidos pongan costos a estos latifundios que han existido”, manifestó.
Con respecto a los medios públicos, Ramonet dijo que estos son importantes en los países al igual que los medios comunitarios que están despareciendo en algunos países.
En el sentido de la información explicó que esta debe difundir si tiene varias fuentes para poder contrastarla.
Comentó también que se enteró por El País de España, sobre la supuesta condena a Estados Unidos por parte de la diplomacia ecuatoriana con respecto a Wikileaks, que se habrían discutido en Mar del Plata y que el Presidente Rafael Correa le explicó que eso nunca ocurrió y que la información salió del diario La Nación de Argentina.
Y que no existe ya periodismo de investigación porque no hay ningún periódico que consagre fondos suficientes para las investigaciones al igual que el periodismo de reportaje porque hoy no es rentable.

“Estos latifundistas mediáticos no se asumen solo como poder mediático sino, sobre todo, como poder ideológico”
Los megagrupos mediáticos, en lo que han devenido los medios de comunicación en la actualidad, ya no se plantean como objetivo cívico ser un cuarto poder para corregir los disfuncionamientos de la democracia y perfeccionar ese sistema, sino que se han sumado a los otros poderes existentes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, político y económico) para aplastar como poder suplementario a los ciudadanos, afirmó el periodista y catedrático español Ignacio Ramonet.
Ramonet, invitado por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, ofreció una conferencia magistral en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina ante decenas de estudiantes, comunicadores y ciudadanos.
Bajo la premisa citada, la propuesta para oponerse a lo que fue hace tiempo el único poder (los medios de comunicación) del que disponían los ciudadanos para oponerse a los poderes dominantes, y que ahora se ha pasado al adversario, es crear un quinto poder, señaló.
Se trata de un quinto poder que permita oponer una fuerza cívica-ciudadana a esa nueva alianza de poder (grupos mediáticos ligados al poder financiero) contra los ciudadanos.
La función de este quinto poder sería la denuncia del nuevo “súper poder” de los medios, de las grandes industrias mediáticas “vectores y cómplices de la globalización”, reflexionó.
Expuso que estos medios hoy, en algunas circunstancias, no solo han dejado de defender al ciudadano sino que a menudo actúan contra el pueblo.
Eso se ha evidenciado en el enfrentamiento que se desarrolla actualmente en algunos países de América Latina, entre ellos Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela.
Particularizó el caso de este último país donde luego de que la oposición política fue barrida, los grupos mediáticos locales de prensa, radio y televisión más importantes del país se lanzaron en una guerra contra la legitimidad democrática que representa el gobierno del presidente Hugo Chávez.
“Se piense lo que se piense del presidente Chávez y de su gobierno, hay que constatar que contra ellos los medios, en manos de unos cuantos privilegiados, utilizaron y siguen utilizando toda la artillería, las manipulaciones de las mentiras, de las falsedades, para intentar intoxicar las mentes de los ciudadanos en una guerra ideológica abierta para defender sus privilegios y oponerse a toda reforma social de la riqueza del país”, subrayó.
Agregó que el caso de Venezuela, que no es nuevo, es ejemplar de esta nueva situación internacional en la que unos grupos mediáticos enfurecidos, asumen abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadanos.
“Estos latifundistas mediáticos no se asumen solo como poder mediático sino, sobre todo, como poder ideológico que trata de contener las reivindicaciones populares y que ambiciona apoderarse del poder político”, indicó.
Esa manera de oponerse y sabotear el resultado de las elecciones es lo que hizo, en Chile, diario El Mercurio contra el gobierno democrático de Salvador Allende hasta provocar su derrocamiento, dijo.
O lo que hizo en la década del 80 diario La Prensa en Nicaragua contra los Sandinistas hasta provocar también que perdieran las elecciones, ejemplificó Ramonet.
Hizo alusión a la campaña que actualmente los grandes medios privados están llevando a cabo en Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina contra toda reforma democrática que modifique la jerarquía del poder y la distribución de la riqueza.
“Ya no son solo los poderes de la oligarquía tradicional: los terratenientes, los propietarios de las industrias estratégicas básicas; ya no son solo los poderes de la reacción tradicional: la Iglesia, las fuerzas armadas, ahora son los poderes mediáticos los que pasan a dar la batalla política en nombre, dicen, de la libertad de expresión contra los programas que defienden los conjuntos de los intereses de los ciudadanos”, sostuvo.
El reputado periodista y catedrático identificó a esto como “la fachada mediática” de la globalización.
Esta fachada, explicó, es la que revela de la manera más clara, más evidente, más caricatural, la ideología de la globalización liberal.
Por eso se puede afirmar, señaló, que los grandes grupos mediáticos se han convertido en el aparato ideológico de la globalización.
Los grupos mediáticos son una especie de instrumento o brazo ideológico que da las ideas y el marco conceptual a la manera en que debe ser aceptada la globalización por la ciudadanía, argumentó.
De ahí que medios de comunicación y globalización sean dos conceptos íntimamente ligados, en su opinión.
En este contexto señaló que es necesario desarrollar una reflexión de cómo los ciudadanos pueden exigir de los medios que simplemente digan la verdad.
O exigir el respeto de una deontología que obligue a los periodistas, muchos de ellos serios y honestos, a actuar en función de sus conciencias y no de los intereses de los grupos, las empresas o los patronos que los emplean, manifestó.

“Medios han asumido su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido”
La información ha pasado a ser hoy en día una mera mercancía para los grandes grupos mediáticos, quienes saben que ésta es una materia prima fundamental que procura el poder y los mayores beneficios, dijo el periodista y catedrático español Ignacio Ramonet en el marco de la conferencia magistral ofrecida el martes en Quito. Esta información, además de ser utilizada por los medios como un arma de combate en la nueva guerra ideológica, por su explosión, multiplicación, sobreabundancia se encuentra hoy literalmente contaminada, envenenada por toda clase de mentiras, rumores, distorsiones, manipulaciones, sostuvo.
De ahí que los ciudadanos tengan la necesidad urgente de recurrir a un referente que les garantice la información que van a consumir sea válida, seria, segura, verídica, verdadera, agregó.
Hizo notar que algunas mega fortunas contemporáneas se han construido en torno al comercio y el control de los flujos de la información.
En informática (Microsoft, Hewlett Packard), de la telefonía (Nokia, Blackberry), motores de búsqueda (Google, Yahoo), redes sociales (Facebook, My Space, Twitter) o en la mezcla de todos los sectores que son las empresas más espectaculares que han emergido en los últimos tiempos, únicamente utilizando información.
Por eso, dijo, en las democracias los medios se han convertido en un problema, “porque hay que recordar que cuando hablamos de información siempre estamos hablando de libertad y de poder”.
En este contexto explicó que antes la información era la solución porque cuanto más prensa libre había, existía mayor espacio de libertad, por tanto menor arbitrariedad del poder político.
Pero actualmente los ciudadanos se enfrentan a una alianza entre el poder principal –el económico-financiero- y el poder mediático, “una especie de pareja inseparable”.
El poder político, que es el único legítimo, ha visto bajar su posición en la jerarquía de los poderes a la tercera posición.
“Cada día tenemos más demostraciones que indican que, en realidad, por encima del poder político está el poder político-financiero aliado al poder mediático”, dijo.
Y añadió que por eso los medios ya no funcionan como un elemento de educación cívica sino como una mercancía. “No obedecen a las leyes de la información sino a las leyes del mercado, de la oferta y la demanda”.
Explicó que el negocio de la información no funciona como se puede imaginar: unos medios ofreciendo información gratuita porque el negocio de la información no consiste en vender noticias a los ciudadanos sino en vender ciudadanos a los anunciantes.
A criterio de Ramonet si la información que se ofrece es gratuita se asegura una mayor cantidad de ciudadanos que querrán consultarla, pero eso implica entregar un producto de muy mala calidad.
Por tanto la gratuidad de la información es un elemento que confirma aún más la idea que los contenidos que se ofrecen no permiten la construcción de un espíritu cívico y crítico, expuso.

Cambio de parámetros
El catedrático indicó que en muy poco tiempo el periodismo ha cambiado fundamentales como, por ejemplo, el ritmo de la información porque cada vez lo que se busca es la instantaneidad lo que sacrifica la calidad y veracidad de la noticia.
Por eso actualmente vivimos en un estado de inseguridad informativa porque cuando se recibe una información los ciudadanos mismos tienen que aprender a verificarla para ver si realmente es verdadera y si no se trata de un rumor.
Otra característica de los tiempos actuales es la espectacularidad. “Se le da prioridad a lo que es espectacular, cinematográfico. Se privilegia lo anormal, lo monstruoso, la sangre, el horror, el sufrimiento. Es una carrera dominada por una especie de fascinación macabra por la muerte violenta con la idea de que basta mostrar lo que ocurre para que lo entendamos”, reflexionó.
En la información se privilegia lo visual imponiéndose una falsa ecuación de que ver es comprender, “ver no es comprender y repetir tampoco es demostrar”, expresó.
Agregó que las leyes retóricas que se están aplicando en el periodismo no pertenecen a este género sino que son importadas de la esfera de la cultura de masas.
“La sencillez, la cosa simple, espectacular, el maniqueísmo (hay buenos y malos), la rapidez, todo esto hace que se cree un universo de una simplificación excesiva frente a la complejidad de lo que es el mundo contemporáneo”, sostuvo.
Son leyes que se toman del entretenimiento para el periodismo construyendo una infantilización de la información, lamentó.
Es una información que no se presenta como verdadera ni falsa ni tampoco lo pretende ser. Lo que quiere ser en muchos casos es puramente emocionante, indicó.
Además se confunde información y comunicación: los periodistas entran en competencia con todas las instituciones de la sociedad.
Todos emiten ahora sus propios comunicados, todo el mundo hace periodismo, y esta avalancha de información perturba y satura a la información, expresó.
El ciudadano no sabe distinguir lo que es información y lo que es comunicación y a esto se ha añadido los millones de blogs y mensajes en las redes sociales que añaden ruido e impiden hacerse una idea serena de lo que ocurre, dijo Ramonet.
Actualmente existe tanta información que la comunicación no solo que la perturba sino que la asfixia, de lo que se deriva, indicó lo que él llama la “censura democrática”.
A diferencia del concepto de que la censura es propia de los regímenes autoritarios, en la actualidad en nuestras sociedades hiperinformadas, sobresaturadas de información, entre el ciudadano y la verdad no está el poder sino un muro de la información.
Esta distracción por la sobreabundancia de información que tiene poco interés no permite al ciudadano darse cuenta que en realidad hay otra información que está siendo ocultada.
Para contrarrestar la contaminación en la que se encuentra la información actualmente es necesario, subrayó, elaborar una “ecología de la información”.
“Hay que limpiar esa información de la marea negra de las mentiras, hay que descontaminarla. Los ciudadanos deben movilizarse para exigir que los medios pertenecientes a los grandes grupos mediáticos privados tengan un respeto elemental de la verdad; porque la verdad constituye en definitiva la legitimidad de la información y de la calidad de la información depende la calidad de la democracia”, concluyó.

Escuchá la conferencia "Democracia y medios de comunicación":
1ª Parte:

2ª Parte:

3ª Parte:

4ª Parte:

Fuentes: Agencia ANDES y Radio Pública de Ecuador