miércoles, 13 de octubre de 2010

Amado Boudou, un ministro que se niega a pedir disculpas

Por: Alvaro Abos
El ministro de Economía comparó el viernes último a dos redactores de los diarios Clarín y La Nacion con "los empleados que limpiaban las cámaras de gas durante el nazismo". Lo hizo en Washington, en una conferencia de prensa a la que los convocó para rebatir críticas hechas al gobierno argentino por las autoridades del Fondo Monetario Internacional.
Los empleados que limpiaban las cámaras de gas cuando el último prisionero había muerto gaseado eran esbirros elegidos por Himmler, Eichmann y demás arquitectos del Holocausto entre los más curtidos verdugos. Los que se llevaban los cadáveres para quemarlos en los hornos no eran los prisioneros que aguardaban su hora en otros barracones, porque nada debía anticiparles la suerte que correrían. Los que "limpiaban" eran asesinos. Con frecuencia, debían ser reemplazados, pues ni siquiera tales carniceros aguantaban la faena. ¿Entenderá el ministro de Economía su desmesura cuando comparó a dos periodistas argentinos con esos verdugos?
El ministro reconoció que usó una metáfora desafortunada, pero además de admitir el error, debió pedir disculpas porque con sus palabras ofendió a dos personas libres a las que trató de verdugos, a una colectividad sensible y a todos los hombres y mujeres de este país para quienes el Holocausto es y será siempre una herida sin cerrar y a quienes nos molesta que se abarate aquella tragedia usándola sin ton ni son para las pequeñas riñas del gallinero doméstico.
¿Por qué no hizo el ministro lo único que cabía en esta situación, pedir perdón? Hoy piden perdón los más importantes líderes y personajes del mundo. En esta Argentina blindada de los Kirchner, nadie pide perdón: sólo está permitido embestir y a lo sumo, como en este caso, cuando la pifia ha sido resonante, decretar que se clausura el tema, como ha pretendido el ministro en el ridículo comunicado emitido ayer, inexplicablemente ratificado por la DAIA.
Sin embargo, más útil que encarnizarse con el ministro autor de la desdichada frase es tratar de comprender los mecanismos mentales que condujeron al horror/error lingüístico. Por ejemplo, la intolerancia a la crítica del núcleo gobernante. Y su fruto exacerbado: la conciencia paranoica de que todos los que señalan errores, o expresan su desacuerdo, o manifiestan su libre opinión son miserables, antipatriotas o golpistas. Este pensamiento aberrante es usado sin tregua por el gobierno y sus seguidores. El ministro dio un nuevo paso hacia el abismo: ahora, los críticos no somos meros golpistas o cipayos. Ahora somos asesinos nazis.
La frase del ministro agrega una nueva vuelta de tuerca a las embestidas oficiales contra la prensa. Ya no sólo se ataca a los dueños de los medios, ni siquiera a los columnistas o conductores de programas que en ellos nos expresamos, sino también a los redactores. Este desprecio por los informadores que ganan su sustento mediante su honrado trabajo es coherente con un gobierno que niega a los jubilados el 82% móvil, un umbral de dignidad remuneratoria. Y que margina en el cotolengo de la pobreza al 31,8% de la población.

Uno de los últimos libros del autor es Eichman en la Argentina (2007).

La pregunta que generó la ira del ministro
Por: Candelaria de la Sota
“Ahí viene la prensa asesina”, no fue la frase más adecuada para recibir a los periodistas que nos presentamos el viernes en el Hotel Fairmont en Washington tras ser convocados cinco minutos antes por el ministro de Economía, Amado Boudou. Pero sin duda fue la más suave que se escuchó en esa noche para el olvido.
Íbamos dispuestos a entrevistar al ministro, que acababa de llegar de Alemania para participar de la asamblea del FMI. Y fue una pregunta sobre la posible sanción que el Fondo le podría aplicar a la Argentina por no cumplir con el artículo 4° la que provocó en Boudou una ira que lo llevó a acusarnos a Martín Kanenguiser (periodista de La Nación) y a mí de ser como los “encargados de limpiar las cámaras de gas durante el nazismo”.
“No creo que Lipsky haya dicho eso, pero ustedes lo publicaron porque son diarios FMI-adictos”, dijo señalando a los enviados de Clarín y La Nación. Y agregó: “Basta con mirar las tapas de los últimos días. Yo estoy harto de que nos hagan tapas en contra, de que me peguen, de que me traten mal y escriban con mala leche”. Y siguió: “Yo quiero revisar una por una las notas que ustedes escriben, ahí va a quedar en claro que no resisten un archivo”.
No era la primera vez que el ministro acusaba a periodistas de atacarlo y confundía la publicación de información periodística con una supuesta respuesta a los ataques que el Gobierno hace contra los medios que no son oficialistas.
“Por mí, revisen todas mis notas. Siempre he sido respetuosa. Usted, en cambio, hace poco me maltrató en una conferencia de prensa”, recordé. Y agregué: “Pero creo que atacarnos a nosotros, que somos el eslabón más delgado de la cadena de producción, es abuso de poder”.
El ministro lanzó entonces la frase que ahora dice que fue una metáfora inapropiada : “Con ese criterio, también durante el nazismo había empleados que limpiaban las cámaras de gas. Ustedes serían como esos empleados”, repitió mirándonos a Martín Kanenguiser y a mí. Fue un instante. Pero Amado Boudou nos dejó mudos.

Receta de cómo agredir mejor
En su afán por justificar el exabrupto de Amado Boudou, el locutor Víctor Hugo Morales dijo ayer en su programa radial que “la DAIA no tuvo personalidad y no pudo confrontar con el poder de Clarín” al exigirle una retractación al ministro. Y fue aún mas lejos: “Siempre en una discusión uno trata de poner en un lugar diferente a la persona para poderla agredir mejor y entonces es negro, mujer, extranjero, gordo, viejo, cualquier cosa que te permita diferenciarlo”. También calificó de “cipayos” a los periodistas de Clarín y La Nación.
 
Timerman: "Fue una frase que no se tendría que haber dicho"

El canciller rechazó la agresión de Boudou, aunque acusó a Clarín de "montar una campaña" contra el ministro; el titular de Economía había acusado a dos periodistas de ser como "los que ayudaban a limpiar las cámaras de gas en el nazismo"
El canciller Héctor Timerman reconoció esta mañana que fue "incorrecta e inadecuada" la frase que utilizó el ministro de Economía, Amado Boudou, para descalificar a dos periodistas, pero acusó al diario Clarín de "banalizar" el Holocausto para montar "una campaña" contra el funcionario.
"Fue una frase que no debería haber dicho [Boudou]. Lo hablé con él, no tengo por qué ocultarlo, pero tampoco creo que se pueda utilizar el Holocausto para que el diario Clarín monte una campaña contra el ministro de Economía", sostuvo el funcionario. Y aclaró que "nadie está exento de decir una frase que pueda herir a otro semejante".
En diálogo con radio América, el canciller consideró que la de Boudou fue una "frase inadecuada, una idea que no se tendría que haber dicho", en referencia a las expresiones contra dos periodistas de La Nación y Clarín en un diálogo mantenido en Washington, cuando los comparó con quienes limpiaban las "cámaras de gas en la época del nazismo".
Ayer, después de reunirse con las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), el titular del Palacio de Hacienda admitió que utilizó una "metáfora inadecuada", pero aclaró que no les pedirá disculpas a los periodistas, blancos de su ataque.
Esta mañana, Timerman evaluó que frente a "la frase incorrecta del ministro de Economía, que hubiese requerido algún tipo de pedido disculpas y la utilización de ese episodio para la educación, para mostrarle a la gente que nadie está exento de decir una frase que puede herir a otro semejante", el diario "Clarín lo utilizó para su pelea con el Gobierno".
"Andrew Young, discípulo de Martin Luther King, que fue alcalde de Atlanta y líder de los derechos civiles, una vez dijo que ´todos los seres humanos tenemos algo de racistas dentro nuestro y luchamos constantemente para evitar que salga a flote´; él lo decía, que era negro y que había sido perseguido", explicó.
"Pero, bueno, yo creo que esto sirve para aprender, no repetir errores y mejorar como seres humanos", destacó.


Fuentes: Diarios Clarín y La Nación