viernes, 16 de abril de 2010

Periodismo, empresas y legislación

Por: Ximena Cabral
Nombrar al periodismo como un cuarto poder constituye ya una frase de sentido común. En realidad los poderes no ocupan podios ni están escalonados en forma directa. Lo que los hechos van mostrando al periodismo como intérprete y constructor de acontecimientos que van atravesando los otros poderes.
Solo con mirar el escenario regional y local se multiplican las muestras.
En esta semana llevan asesinado el sexto periodista en Honduras. El país del Golpe de Estado del siglo XXI persigue, amedrenta y mata periodistas. Anteriormente, otro golpe necesito de los medios de comunicación, así fue como en estos días se conmemoró el intento de Golpe del empresario Carmona en Venezuela, que fue sostenido y ficcionalizado por las diversas cadenas monopólicas de aquel país.
¿Y por casa? El fallo en Mendoza, la resistencia en Rosario al Grupo UNO y los medios fantasmas en Córdoba terminan de mostrar la complejidad de relaciones que se dan entre periodismo, propiedad de los medios y legislación. Cuestiones que aunque parezcan lejanas son aquellas que impactan desde la programación a la siesta a la página de policiales del medio local.

LV2: empresariado y justicia

Los trabajadores de LV2 hace casi dos meses que se encuentran ocupando pacíficamente la radio ante la más absoluta precariedad y el desconcierto. Nadie les informa porque ya no reciben sus salarios desde diciembre y cual es su futuro laboral.
Cuando la comunicación es considerada un negocio, una mercancía, las planillas de ratings y el embobamiento de anunciantes son quienes terminan definiendo que se escucha en que se piensa dentro de cada lugar. Allí se sujeta el trabajo de los periodistas; hasta allí se cercena su responsabilidad.
Hace poco fueron los de Teleocho Noticias los que fueron “desaparecidos” del aire. Con el mismo arbitrio fueron sacados de la pantalla por el reclamo de lo que por convenio y por derecho, les compete. El avasallamiento al bolsillo implica un disciplinamiento sobre las formas en que se desarrolla la profesión.
¿Cuáles son los límites y las posibilidades de esos hombres y mujeres?
¿Qué pasa cunado se tensa “el aguante”?
Mientras la justicia se arrastra para dar cause a estos conflictos laborales que comprometen el ingreso y la posibilidad del derecho al trabajo de decenas de hombres y mujeres, es rápida en un intento de vetar la posibilidad de abrir otras fuentes. Esto sucede con el fallo de Mendoza contra la Ley de Servicios Audiovisuales que constituye otro atropello donde voluntad política y accionar de la justicia se entrelazan.
La ley se abre no solo a otras voces sino a instancia de trabajo. Esta necesidad material y de disputa simbólica del aire no puede ser acallada bajo amenazas. Vetar la Ley de Servicios Audiovisuales implica mantener en vigencia la ley de radiodifusión que sirvió para implementar un proyecto del terrorismo de estado.
Volvamos a pensar en Honduras, en Caracas, en el interés por el control de los medios de comunicación y en los cuerpos de los periodistas y así comprender el peso político de abrir canales y atender la formación de contenidos –que no implica censura-.
Al mismo tiempo, reducir el desarrollo de la ley a un proyecto kirchnerista –o el apogeo participativo “soy tu fan” 678- es desconocer no solo los antecedentes sino el alcance de la ley.
Mas bien puede señalarse que fue el gobierno quienes se apropio del proyecto pero nunca reducir el debate y la participación de las organizaciones que vienen participando de la Coalición por una Radiodifusión Democrática a una pugna partidaria, aunque así se lo presente públicamente-.

Fuente: PrensaRed