sábado, 17 de abril de 2010

El conflicto en Crítica gana espacio en otros medios

Cumplen una semana de huelga trabajadores de diario argentino
Por: Cecilia González, Corresponsal en Buenos Aires. Agencia Notimex
Los 170 periodistas y trabajadores del periódico Crítica de la Argentina cumplieron hoy una semana en huelga por el retraso en el pago de salarios y el incumplimiento de acuerdos por parte de la empresa editora del matutino.
Martina Noailles, periodista y delegada gremial, explicó a Notimex que el paro fue el resultado de cinco meses de desgaste, ya que desde noviembre la empresa, cuyo accionista mayoritario es el español Antonio Mata, comenzó a retrasar los salarios. Empezamos a cobrar en cuotas, pero en diciembre no nos quisieron dar recomposición salarial y hubo medidas como retención de tareas y asambleas que llevaron a que firmáramos un acuerdo en el Ministerio del Trabajo, señaló. En ese acuerdo, dijo, la empresa se comprometió a regularizar el pago de salarios a partir de marzo, pero no cumplió y los trabajadores decidieron comenzar una huelga en medio del clima de incertidumbre que hay sobre el futuro del periódico. El paro salió muy rápido porque hemos tenido un largo proceso de desgaste, han sido meses muy difíciles para todos los trabajadores, con mucho agotamiento, afirmó la periodista.
El diario Crítica de la Argentina fue lanzado a las calles bajo la dirección del reconocido periodista Jorge Lanata el 2 de marzo de 2008, como una alternativa fresca y diferente en un mercado que acaparan Clarín y La Nación. Con un diseño y estilo similar al hoy oficialista diario PáginaI12, Crítica se distinguió en sus comienzos por su apoyo a la publicación de crónicas, ese género periodístico que tanto batalla por conseguir espacios en los medios en América Latina.
Los conflictos empresariales comenzaron a hacer mella en el periódico y culminaron, a un año de su nacimiento, con la salida de Lanata y el nombramiento de un comité edi torial, pero sin director. De hecho, ese comité es el que se ha encargado de que en esta semana de huelga Crítica salga a la venta con una versión reducida que poco tiene que ver ya con la calidad editorial que en sus inicios llegó a tener el diario.
La crisis de Crítica estalla en un momento delicado para el periodismo en Argentina, con un gobierno que desprecia a la prensa y medios que manipulan y distorsionan la información para denostar o apoyar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Editorial de La Nación:
Asfixia a la prensa libre

La presión a los anunciantes es una herramienta del Gobierno para condenar a la desaparición a medios independientes
A poco más de dos años de su salida a la calle, el diario Crítica de la Argentina atraviesa una grave crisis económica que puede conducir a su rápido cierre o a su venta a algún grupo de empresas periodísticas.
En su edición de anteayer, dos notas informaron sobre la grave situación. Una, firmada por su dirección y titulada "Las dificultades de los medios independientes", afirmó: "El no poder estar incluidos equitativamente en el reparto del mercado publicitario nos ha dificultado el día a día".
La otra, con la firma de la comisión gremial interna, coincidió con términos similares: "No desconocemos el golpe que significa para las finanzas del diario la discriminatoria ausencia de pauta publicitaria oficial por parte de los distintos niveles del Gobierno".
Una fuente de ese diario informó a La Nación que, prácticamente desde su nacimiento, ese periódico, que se caracterizó por su independencia, sufrió tanto la falta de publicidad oficial como de la privada, y que en el segundo de los casos esa ausencia obedeció a presiones del kirchnerismo sobre los empresarios que anunciaban en Crítica o pensaban hacerlo. Agregó que presiones del mismo origen se ejercieron sobre los propietarios del taller donde se imprime el diario para que incumplieran el contrato de impresión, pero que la coerción no surtió efecto.
Un Gobierno caracterizado por su temor a la prensa libre y por la guerra sin cuartel que libra contra los medios y los periodistas que ejercen esa libertad está a punto de quitarse de encima un diario que no dudó en ventilar casos de corrupción del kirchnerismo. En su momento, la revista Noticias denunció ante sus lectores la existencia de similares presiones sobre sus anunciantes. Otros medios, entre los cuales se encuentra La Nación, también la han sufrido.
Mientras tanto, los ataques del Gobierno a la prensa libre continúan y en ellos se enmarcan la ley de medios que el oficialismo logró sancionar, las denuncias infundadas contra directivos de la empresa Papel Prensa, los desembozados intentos por quedarse con esa sociedad, el "escrache" a periodistas mediante afiches anónimos y el incendio del automóvil de una periodista de Santa Cruz que investigaba al poder político provincial.
Al mismo tiempo, han surgido nuevos periódicos -y están por aparecer otros- pertenecientes a empresarios cercanos al Gobierno. Son varias las revistas semanales de costosa factura gráfica y tan escasa cantidad de lectores como abundante volumen de publicidad oficial que ya se encuentran en manos de esos empresarios.
De continuar este implacable proceso de asfixia a los medios indoblegables, y de captación de los más vulnerables, pronto llegará el momento en que podrán contarse con los dedos de una mano las voces que seguirán informando con independencia.
Sin embargo, se engañan las autoridades si creen que la existencia de una prensa al servicio del poder político puede imponer por mucho tiempo una visión unívoca y falsa de la realidad. Lo lograron durante algún tiempo los regímenes totalitarios, pero finalmente siempre se impuso la realidad.

Jorge Lanata habla de Crítica en Noticias:
¿Con el diario “Crítica” también pasó eso? ¿El Gobierno lo “castigó” negando la publicidad?

Yo acá te tengo que hablar desde lo personal: yo me voy de “Crítica” por una cuestión de guita. Yo vendí una casa en Uruguay para hacer “Crítica”. Pero había que tener un capital que nosotros no teníamos. Nos equivocamos en el plan de negocios.

¿Y por qué se equivocaron?
Por voluntarismo. Por querer hacer las cosas de todas maneras. Salimos cuando lo planeamos, pero el segundo año hubo que poner más guita, yo ya había puesto 600 lucas y no tenía más guita para poner. Entonces empezaron a comprarme mi parte, quedé en minoría en el directorio y con el 5 por ciento, ¿a quién carajo le hago caso? Para evitar el desgaste antes de que se produjera, me fui. Porque ya sabía lo que venía.

¿Qué le pasa cuando piensa en todos lo que se sumaron al proyecto por usted, usted se fue y ellos se quedaron adentro?
Está todo bien pero, ¿cuál es mi responsabilidad con ellos? Haberles garpado el sueldo a tiempo y haberlos respetado estando yo ahí. ¡Vos no me podés pedir que yo los adopte! ¿Qué querés que haga? ¿Qué me los traiga acá? Para mí es importante que el diario no haya cerrado y que mientras estuve no haya habido un solo quilombo gremial.