sábado, 28 de noviembre de 2009

Jorge Rafaél Videla, el dictador que no tiene memoria

Videla negó su vínculo con la causa de los hijos de la dueña del Grupo Clarín. El dictador debió declarar ayer en el juicio en el que se investiga la adopción de los hijos de Ernestina Herrera de Noble. Un ex socio en Papel Prensa lo había complicado seriamente.
Por: Mariano Confalonieri
Ya no tiene la cara chupada, Jorge Rafael Videla (84). Está casi irreconocible: se lo ve más gordo, canoso y de buen semblante. El bigote es lo único que no ha cambiado en su rostro. El represor reapareció en público ayer, a las 10 de la mañana, por San Isidro. Fue citado a declarar como imputado en una causa sensible para el kirchnerismo: la adopción supuestamente irregular de los hijos de la dueña de Clarín, Ernestina Herrera de Noble. Pero sentado ante el juez federal Conrado Bergesio y ante la fiscal Rita Molina, Videla se escudó en la ley para no contestar a las preguntas que le hacían. Apenas se sentó soltó: “No tengo nada que ver con el hecho que me imputan. No voy a decir más nada”. Su presencia en el tribunal duró 15 minutos. Se fue como entró, esposado, en una camioneta Mercedez Benz del Servicio Penitenciario Federal. De la base militar de Campo de Mayo salió, a la base militar de Campo de Mayo volvió. Es donde está preso por los crímenes de lesa humanidad cometidos mientras era presidente de facto.
El ex dueño del diario La Razón, José Pirillo, fue quien lo involucró en el caso. En una declaración por escrito que le envió a Bergesio en julio de este año, Pirillo contó que el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, le manifestó “que en realidad los hijos a Ernestina se los dio Videla, fruto de sus gestiones personales ante el entonces presidente de facto, de modo que los compromisos asumidos eran muy fuertes y que yo no podía venir a tirar todo por la borda de la noche a la mañana, porque ponía en peligro la democracia y la institucionalidad”.
La dictadura se apropió de 500 chicos según estiman las Abuelas de Plaza de Mayo, la mayoría de ellos, nacidos en cautiverio en centros clandestinos de detención. En el '76, año en que fueron adpotados Felipe y Marcela Noble Herrera, Videla era amo y señor de la vida y de la muerte. Y Ernestina tenía relación directa con el dictador. De hecho fue el gobierno militar el que le entregó a Clarín y a La Nación la mayoría de Papel Prensa.
Ernestina declaró que en ese año 76 encontró en la puerta de su casa, en San Isidro, a Marcela, en una caja de cartón. Y que estaba en el juzgado justo cuando una estudiante joven dejó a Felipe porque “no lo podía mantener”. Pero varios puntos de esa declaración son inconsistentes ante los ojos de la Justicia. El primero: Noble no vivía en San Isidro en esa época, sino en Capital Federal. El segundo: los testigos del hallazgo de la caja de cartón, con Marcela adentro, eran una vecina y un jardinero. El jardinero no era otro que el chofer, durante 25 años, de la familia Noble y la vecina era, en realidad, la dueña de la casa que Noble declaró como domicilio propio. La mujer nunca tuvo vínculos con la empresaria de hecho ni si quiera la conoció.
Esos agujeros negros en la declaración de Noble fueron las razones a las que apeló el entonces juez federal Roberto Marquevich para, el 17 de diciembre de 2002, ponerla a Ernestina tras las rejas acusándola de falsedad ideológica de documento público. Pero Marquevich fue destituido por mal desempeño y la causa pasó a manos de Conrado Bergesio.
Bergesio dio vía libre hace dos semanas para que las muestras de ADN de los hijos de Noble –aún no tomadas– se realicen en el Cuerpo Médico Forense y se cotejen sólo con las familias reclamantes: Gualdero-García y Miranda-Lanouscu. Para ello, deberían sacarse las muestras de material genético del Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand, que protege no solo ésas, sino la de todas las familias de desaparecidos. Abuelas de Plaza de Mayo reclama que las muestras se cotejen con las de todas las familias que en el '76 tuvieron hijos que fueron posteriormente apropiados, ante el escenario de que la comparación con las dos familias querellantes dé negativa.
El juez declaró hace dos jueves que era inconstitucional el decreto 511 del 2009 que protege las muestras del Durand. La querella, llevada adelante por Alcira Ríos, se opone, teme que una vez sacadas de ese Banco las pruebas sean destruidas. La fiscal Rita Molina analiza ordenar más medidas de prueba. ¿Pedirá que se cite a Ernestina Herrera de Noble a indagatoria? “Como poder se puede, ya se hizo en 2002, porque es una imputada, pero no se sabe aún”, deslizó una fuente vinculada a la investigación. La otra medida a tomar es la de ordenar que finalmente los chicos se realicen la extracción de sangre o recoger el material genético de prendas íntimas, cepillos de dientes, entre otros. Esa es la discusión que más traba el avance de la causa.

Calabozo. Videla fue juzgado y condenado en el juicio a las Juntas que promovió el entonces presidente Raúl Alfonsín, por torturas, asesinatos y apropiación de bebés. Luego fue indultado por Carlos Menem. Y en 1998 fue precisamente la sustracción de menores, declarada un delito imprescriptible, lo que lo puso otra vez entre rejas. Gozó de arresto domiciliario hasta el año pasado. Por la apropiación de bebés, fue llevado a Campo de Mayo. Su abogado, Luis Carri Pérez (también defensor de Etchecolatz), al salir del despacho de Bergesio, dijo lo mismo que el imputado: “Jorge no tiene nada que ver con todo esto”.

Fuente:
Diario Perfil
NdE: La nota también está en el Diario Crítica de la Argentina, pero no se publicó en Clarín y La Nación