domingo, 9 de agosto de 2009

¡La guerra está declarada! Más que una pelea por el control remoto

Hoy por hoy, el presidente de la AFA negocia por un lado con el Gobierno mientras que por el otro presiona a su viejo socio, que no es otro que el Grupo Clarín, opositor rotundo a todo lo que tenga olor a Kirchner. Salen a la luz las tensiones entre la asociación y Torneos y Competencias.
Por: Jorge Búsico, jbúsico@miradasalsur
Julio Humberto Grondona, actor principal de la vida argentina desde que en 1979 se transformó en el mandamás de la pasión por excelencia de este país, ha compartido su poder con, entre otros, cuatro dictadores y nueve presidentes democráticos. Supo negociar y salir ileso, siempre llevando la bandera de su frase de cabecera: “Todo pasa”.
Ahora, con su flamante trigésimo aniversario al frente de la AFA, transitando su octavo mandato que durará hasta el 2011 y a un mes y 9 días de cumplir 78 años, Don Julio, como lo llaman sus aduladores, está a punto de llevar adelante su jugada política más audaz y riesgosa. El punto de batalla está en la revisión de los contratos por los derechos televisivos, que parecían intocables desde que se firmaron, allá por 1985.
Grondona sabe más que nadie que el escenario que está eligiendo para auxiliar a las devastadas arcas de los clubes de fútbol es de alerta roja. Porque hoy por hoy, el presidente de la AFA negocia por un lado con el Gobierno mientras que por el otro presiona a su viejo socio, que no es otro que el Grupo Clarín, opositor rotundo a todo lo que tenga olor a Kirchner.
¿Qué está haciendo El Jefe, vivo como pocos y como ninguno en el fútbol argentino? Él tiene en sus manos el negocio más preciado del Grupo Clarín, no sólo porque se trata de los derechos televisivos exclusivos del fútbol, sino porque es la pelota la que genera el dinero fuerte del cable, también dominado por el GC. Entonces, va a pedir lo que realmente le interesa, el ProDe bancado, al enemigo número 1 del pool periodístico, que no es otro que el actual gobierno.
No es casual que luego de una reunión con la gente de Televisión Satelital Codificada (TSC), propiedad del Grupo Clarín, en la que advirtió que no había intención de una mejora económica, la AFA, o sea Grondona, haya visitado tres veces en una semana, la que pasó, los despachos del Gobierno.
Primero transitó por la AFIP, donde se llevó un guiño para no tener que afrontar ahora las millonarias deudas impositivas que poseen los clubes. Y, luego, las más trascendentes, dos reuniones con Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Fuentes del Gobierno y de la AFA coincidieron en que Grondona se fue de Olivos con una señal positiva en su obsesión de los últimos tiempos: el ProDe bancado, o sea las apuestas deportivas por Internet, que le dejarían a los clubes un estimado de 35 millones de dólares, una cifra bastante más alta que los 268 millones de pesos que paga actualmente la tevé.
Para imponer esa timba, la AFA necesita sí o sí del poder político, ya que esa actividad no está permitida en el país. A cambio, desde el Gobierno le habrían pedido a Grondona que rompa el contrato con el Grupo Clarín, que se extiende hasta el 2014.
La madre de todas las batallas. Grondona, que como todo mortal sabe que la guerra Gobierno-Clarín es feroz, movió las piezas con la sapiencia de un gran maestro. Consciente de que el objetivo principal es el ProDe bancado, por primera vez se le plantó en serio a su antiguo socio en la televisión; al mismo socio al que le renovó una y otra vez los derechos exclusivos de la tevé sin siquiera llamar a licitación. El plan constó de varias fases. Primero, dejó trascender desde la AFA que había una enorme diferencia (más de un millón) entre los abonados al fútbol codificado que declara la televisión y los que suponen en la calle Viamonte, instalando en la opinión pública la sensación -inédita en dos décadas- de que el matrimonio podría quebrarse.
Después, paró el inicio de los campeonatos en sintonía -por primera vez de modo absoluto- con el reclamo de la deuda que solicita Futbolistas Argentinos Agremiados.
Enseguida, puso en el centro de la escena que el dinero que aporta la televisión es insuficiente de acuerdo al enorme negocio que le genera el fútbol al Grupo Clarín. Y fue a fondo: pidió que ese monto prácticamente se duplique. No se movió de los 500 millones de pesos en vez de los 268 millones.
Los directivos de la tevé se mostraron inflexibles. Y ahí, con los caminos supuestamente cerrados, sacó la carta que deseaba llevar hasta el mismísimo poder político: la de instalar el Prode bancado. Sabiendo que tenía bajo la manga el as de espadas que desvela al Grupo Clarín y el que tienta más que nada al gobierno que, por su parte, quiere, y con toda razón, que el fútbol le llegue gratis a toda la población.
Parte del ajedrez empezó a conocerse el fin de semana pasado, cuando desde los medios que suelen tener información desde adentro del Gobierno se reveló que una de las estrategias de la Presidenta y de su marido en el tema televisión era la creación de un canal deportivo que contuviese como elemento central los partidos de fútbol.
Pronto, los diversos medios que están en poder del Grupo Clarín y de Torneos y Competencias (la otra pata fuerte de la tele) empezaron a cambiar el ángulo del análisis. Abandonaron la postura pasiva de tantos años con el todopoderoso Grondona para empezar a hacerlo cómplice -que lo es- del desastre económico que han provocado los dirigentes de casi todos los clubes.
El round decisivo. El martes, como es habitual, habrá reunión del Comité Ejecutivo de la AFA y allí, el Jefe Grondona les comunicará a los 27 miembros de la marcha de las negociaciones y de su postura firme para romper el acuerdo con la televisión si es que no satisfacen sus reclamos. Es muy posible que cambie el escenario: del habitual en la calle Viamonte, los dirigentes se trasladarían hasta el predio de Ezeiza, donde encontrarían más tranquilidad y, sobre todo, evitarían los escarches que en la última semana sufrió el propio presidente de la institución.
Si bien desde los medios que responden a los intereses televisivos se tiró intencionadamente la pelota de que varios dirigentes no estarían de acuerdo con Grondona en esta audaz movida, la historia refleja que nunca El Jefe encontró obstáculos dentro de la AFA para llevar adelante sus planes.
En realidad, el máximo temor que tienen los dirigentes es que desde esos medios -que monopolizan la opinión futbolera- se los empiece a investigar y a ponerlos en el centro del conflicto. Algunos datos se están observando en esa vía. El viernes, por ejemplo, el diario Clarín publicó la versión oficial de la televisión con un título a dos columnas con una nota -sin firma, como ocurre en estos casos- en el que se indica que la AFA ya había cobrado 45 millones de pesos en concepto de adelanto por parte de la tevé.
Esa será, la de los medios, otra batalla más en la cruzada contra el actual gobierno. Una cruzada que, vale la pena aclararlo, responde exclusivamente a intereses económicos.
Pero hay que mirar más allá. Si Grondona se sale otra vez con la suya, la jugada sería casi perfecta y a dos puntas: conseguiría llevarle al fútbol el dinero que pretende por la televisión (desde el Gobierno le habrían asegurado esos 500 millones) y avanzaría más de la cuenta con el sueño del ProDe bancado.
Eso aseguraría, además, que la gente, que está muy lejos de toda esta pelea, puede de una vez por todas ver gratis el fútbol por televisión y hasta quizá liberarse de la esquizofrenia que cada fin de semana ofrece la programación de los partidos que impone la tevé.
Habrá que ver, claro, cuáles serán los costos de todo esto. El más visible pasará por la indemnización que la AFA deberá asumir por deshacer el contrato con el Grupo Clarín, que según abogados especialistas ofrece espacios legales para ello. También debe analizarse que esto no garantiza de ninguna manera el saneamiento de los clubes argentinos. El dinero lo seguirán manejando los mismos. Desde Grondona hasta los dirigentes que han provocado este desastre en el que hoy se encuentra parado -en todo sentido- el fútbol de este país.
Esta es una pelea de pesos pesados. Habrá que ver esta vez hasta dónde funciona el “Todo pasa” de Grondona.

Fuente:
Miradas al Sur