Por: Stefania Summermatter, traducción: Iván Turmo
Empresa suiza pesca en el mar de los 'tweets' Las protestas en Irán reabrieron el debate sobre el papel de Twitter como desafío a la censura que además plantea una redefinición del periodismo. Pero, ¿hasta dónde se puede extender el papel de las redes sociales y cuál es el límite?
Se llama Twitter, procede de los Estados Unidos y permite transmitir en 140 palabras la actualidad en tiempo real. Un diario de la vida cotidiana que hasta hace poco se limitaba a mensajes casi banales de gente ansiosa y que necesita siempre estar conectada al mundo.
Mas cuando, en abril, jóvenes moldavos salieron a la calle, Twitter pasó de una simple plataforma de intercambio de informaciones se convirtió en un instrumento político. La situación se repitió en Irán cuando centenares de miles de personas protestaron contra los resultados de las elecciones presidenciales. Allí usaron el portal como canal de difusión para sus reivindicaciones.
"Por un lado, Twitter permitió al mundo tener informaciones de primera mano, aunque difícilmente verificables", explica Nicole Simon, autora de un libro sobre el servicio. "Por otro, proporcionó a los iraníes la posibilidad de compartir sus opiniones con el resto del mundo y llamar la atención sobre lo que estaba ocurriendo en su país."
Con las cadenas de televisión censuradas e Internet controlado, Twitter fue el único medio de comunicación que desafió el control del gobierno de Irán. Debido que para funcionar no necesita una dirección en Internet, ya que los mensajes ('tweets') pueden ser enviados desde el teléfono móvil.
"Es una manera diferente de comunicación que permite saltar la barrera de la censura que algunos regímenes ejercen como el iraní o el chino. Sólo por eso ya ofrece un resultado excepcional", indica Simon.
¿Todos periodistas?
A un ritmo de varios mensajes por segundo, Twitter fue la única voz de los jóvenes iraníes hacia Occidente. Frases de solidaridad y dolor, rabia y reprobación llegaban con una rapidez tal que era casi imposible verificar las informaciones, pero también memorizar el contenido de los mensajes. Los idiomas son variados pero con el denominador común de una visión virtual de la vida real.
En cuanto a la información se trata de un cambio verdadero del paradigma. "Antes el periodista se contentaba con sentarse en su escritorio y esperar a que la noticia llegará por los medios habituales. Ahora debe ser más selectivo y seleccionar las fuentes con el doble de atención que antes", explica Simon.
Esta opinión también la comparte Paolo Attivissimo, que concilia la pasión por el periodismo y por las nuevas tecnologías. "No se pueden ya usar como fuente de información sólo los periódicos y la televisión. Los cronistas necesitan tener en cuenta a la competencia. El ciudadano normal se comporta según las reglas de deontología. Puede ser una fuente fidedigna y transformarse en reportero."
Cuidado en la verificación
Verificar las fuentes continúa siendo el principal problema de las redes sociales, sobre todo Twitter que garantiza el anonimato a sus usuarios. "Es necesario ser cautelosos con las informaciones que proceden de fuentes independientes", admite Paolo Attivissimo. "Muchas personas todavía no han adquirido el hábito de juzgar la calidad de la información que llega a través de Internet a los medios de comunicación".
En Twitter nadie está dispuesto a verificar y corresponde al internauta controlar la veracidad de la información y la credibilidad de las fuentes. De hecho, Twitter permitió divulgar las imágenes de la muerte de Neda, pero también circuló la información improbable del arresto domiciliario del líder de la oposición Hussein Musavi o del número de participantes en las manifestaciones, como relató la web True/Slant.
Fenómeno específico del siglo XXI, para Paolo Attivissimo las redes sociales oscilan entre la promoción de un periodismo ciudadano y un 'gran bar de chismes'. "Es fácil sentarse delante del ordenador y dar opiniones, manteniendo el anonimato, decir lo que se quiera porque se sabe que no va a pasar nada. Son las dos caras de la misma moneda: conforme al contexto se puede tratar de una discusión irrelevante o de una situación social y política."
Por una mayor libertad de información
Si la evolución tecnológica consigue esquivar la censura y despertar la simpatía de la comunidad internacional, esto no significa que por sí misma puede cambiar un régimen político.
"Es simplemente un canal que facilita la revolución desde abajo hacia la cima. Aunque para cambiar el sistema es necesario que las palabras de la Red se transformen en hechos", resalta Attivissimo. De hecho el riesgo es que disminuya en Internet el interés por las protestas en Irán, mientras sobre el terreno muchos jóvenes continúen muriendo.
"Más allá de demostrar el singular instrumento que es Twitter, estos acontecimientos sirven de lección a cualquier régimen que pretenda controlar el flujo de informaciones que llega a sus ciudadanos", prosigue Attivissimo. "Eso vale no sólo para los regímenes totalitarios, sino también para los Gobiernos considerados democráticos el de Inglaterra, que censura algunas informaciones del extranjero para proteger supuestos secretos de Estado. O las fotos 'picantes' de Berlusconi que fueron prohibidas en Italia y publicadas por el diario español El País."
La conclusión es clara, según Paolo Attivissimo. "Acabó la época en que se podía controlar la información y los Gobiernos aún no se han dado cuenta. Incluso si esto no causara una revolución política, no hay duda de que será cada vez más difícil esconder o negar las informaciones cuando todo acaba 'online' en tiempo real.
Fuente: swissinfo.ch