jueves, 30 de julio de 2009

"Los medios colaboraron a la derrota"

El subsecretario General de la Presidencia, Gustavo López, le concedió una entrevista al sitio Politicargentina en la que habló sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el rol de la oposición y el resultado de las elecciones del 28 de junio pasado.

Por: Facundo Alé
¿Cómo fue tu acercamiento a la política?

Fue en la década del ’70, yo estudiaba en el Nacional Buenos Aires, un colegio absolutamente politizado por ese entonces. Así fue como a partir de los primeros años del secundario empecé a notar que llevaba la política en la sangre. La gran apertura se dio a partir de 1973, cuando se retomaba la democracia en la Argentina, yo comenzaba mi militancia política en lo que en aquel entonces era la Juventud Radical Revolucionaria, una agrupación de izquierda dentro del radicalismo. Nuestra primera gran movilización fue en defensa de Salvador Allende por el golpe de septiembre del ’73, en Chile. Ahí abracé una vocación que hasta hoy no he dejado y no creo que abandone nunca.

¿Cuál es la importancia de una nueva ley de Radiodifusión?
Que puede llegar a cambiar el mapa de la comunicación audiovisual en nuestro país. Desde hace 28 años tenemos una ley de la dictadura que concentra la comunicación y la información, lo cual hace que se reproduzca sin el menor análisis crítico. Son pocas fuentes manejadas por escasos grupos. No hay lugar en los medios audiovisuales para el análisis, y esto se da en el marco de un decreto del gobierno de facto modificado por la necesidad de los grupos económicos mediáticos a lo largo de la década del ’90. Grupos que siguen actuando por fuera de la ley, teniendo más de lo que esta les permite, o de manera diferente. Entonces, sin una nueva ley, sin un nuevo marco regulatorio, será difícil encausar lo que hoy existe. Me parece que más allá del contenido que termine teniendo la ley, que en definitiva es el reflejo de un momento determinado de la sociedad, cualquier modificación democrática que se le haga podría significar un empezar de nuevo. Y esto cambiaría parámetros que hoy no tenemos. Eso es lo fundamental, tener una ley de la democracia para empezar de vuelta.

¿Cuáles serían los principales cambios que traería esta ley?
Modificaciones conceptuales. La actual ley de Radiodifusión no sólo tiene una ilegitimidad de origen por haber surgido en el contexto de un gobierno de facto, sino que además se basa en la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), la cual consideraba al ciudadano como a un sospechoso y combatía a un enemigo interno. A partir de esta concepción, la ley no habla del derecho a la comunicación, sino de esta como una cuestión de seguridad del estado, donde lo que se hace es controlar el mensaje. Además, es una ley absolutamente obsoleta, porque se hizo cuando la televisión era en blanco y negro, sin contemplar ninguna de las nuevas tecnologías. Entonces, cambiarla implicaría la legitimidad de una ley de la democracia incorporando todos los derechos nuevos que tiene nuestra Constitución: el de dar, buscar y recibir información, el respeto irrestricto a la libertad de prensa y la posibilidad de incorporar con las nuevas tecnologías a los nuevos actores, porque la ley lo que no garantiza es la igualdad de condiciones en el acceso. Como está basada en la DSN, las entidades nacionales no tenían la posibilidad de ser radiodifusores. Las ONG, los sindicatos, las cooperativas, las asociaciones civiles, las universidades no podían tener radios o canales de televisión, porque la ley lo prohibía. Necesitamos algo que permita la igualdad de condiciones para garantizar el acceso a todos los sectores. Como estamos hablando del manejo del aire y éste tiene un límite (la cantidad de frecuencias que se pueden establecer en el espectro) estableciendo principios de igualdad competirán en lo que llamaríamos la igualdad de los iguales. No se trata de Clarín contra una cooperativa, sino de que cada uno compita en su segmento garantizando condiciones de igualdad entre iguales.

¿Alguna autocrítica respecto a la política comunicacional del gobierno?
Que nunca comunicó su acción de gobierno. Creo que no tuvo en cuenta la importancia de la comunicación como herramienta de llegada a la sociedad, al ciudadano. Y tampoco que del otro lado había una estrategia comunicacional muy fuerte y muy importante para desgastarlo. Esa táctica se dejó ver en el conflicto con el campo, cuando partían la pantalla en cuatro y un grupo de 30 personas valía lo mismo que una Presidenta de la Nación elegida por millones. Y esto no significa descalificar al otro, sino poner a cada uno en su lugar. Esta técnica ya se ha usado contra Evo Morales en Bolivia. Frente a los sectores concentrados de la economía que tenían una clara estrategia comunicacional y de propaganda, aquí se lo soslayó, porque Kirchner no lo necesitó en el primer gobierno, pero sí lo hubiera necesitado después, sobre todo a partir del 2006. Al no comunicar la obra del gobierno, la gente no relacionó la plata que se recaudaba con un impuesto con el camino que se le hizo. Y en el medio la oposición que decía: “Sólo cobran el impuesto para hacer caja”. Si uno recorre el país esa caja de la que hablan se traduce en cloacas, viviendas, escuelas, agua potable, caminos, y esto está, existe, se puede palpar. Sin embargo, en la creación del imaginario social, la gente no lo pudo relacionar. Creo que falló.

¿Los medios exageraron la derrota del 28 de junio?
Colaboraron a la derrota. Yo creo que se perdió de manera simbólica, no catastrófica, porque caímos derrotados en la provincia de Buenos Aires. Si se analizan las elecciones de medio término tanto de Alfonsín como de Menem, en el año ’87 Alfonsín perdió la mayoría parlamentaria, pero además fue relegado a ser la segunda fuerza. Y lo mismo le pasó a Menem en el ’97. Aquí se perdió la mayoría pero el gobierno siguió manteniéndose como la primera fuerza política con algo más de un tercio de los votos: el 31 por ciento. Los medios contribuyeron y mucho a que se produjera este resultado electoral. Hacía años que no veía una manipulación tan feroz. Hay que aprender la lección, hay que tener estrategias de comunicación. No solamente con propaganda, sino estudiando de qué manera se llega, de qué manera se dialoga. Siempre cada crisis presenta una oportunidad, esta vez es la de construir desde una no-mayoría o desde una primera minoría.

¿Con quién se puede construir?
Con los sectores afines, aquellos que estén dispuestos a defender este modelo.

¿Tenés esperanzas de trabajar en conjunto con la oposición?
No tengo grandes expectativas. El gobierno tiene que trabajar sobre los sectores afines, los que no son oficialistas. Yo provengo de un partido que no es el peronismo, formo parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como aliado y ex radical de la Concertación, defendiendo un modelo que se podría calificar de nacional popular o progresista. Respecto al trabajo conjunto, hay gente con la cual no se pueden acordar políticas, porque están en las antípodas del pensamiento y quieren absolutamente otra cosa.

¿A quiénes te referís?
A Unión-Pro, a la Coalición Cívica. Esto no significa que no se pueda dialogar, pero no habrá acuerdo político con ellos. Sí debería haberlo en temas puntuales con el socialismo, con Pino Solanas, con Martín Sabbatella, con el Sí. Y también con algunos sectores del radicalismo, porque se supone que la historia de estos dirigentes o de estos partidos hacen que tengamos objetivos en común. Sin embargo, está tan contaminada actualmente la política por un pensamiento destructivo de oficialismo y oposición que hay que retomar ese diálogo.

¿Los partidos no son fieles a su historia?
Y, mirá… Cómo es posible que el radicalismo hoy se oponga a debatir un nuevo proyecto de ley de Radiodifusión si desde el ’83 este espacio siempre quiso cambiarlo. De hecho, la única vez que un Poder Ejecutivo envió un proyecto de ley al Congreso sobre este tema fue durante el gobierno de la Alianza cuando yo era interventor del ComFeR. Que ahora se oponga significa una contradicción histórica. Otro ejemplo: el menemismo privatizó las jubilaciones y el radicalismo se opuso en el ‘93. Ahora que el kirchnerismo reestatizó la administración de los fondos de jubilaciones y pensiones, la UCR debería haber apoyado y no lo hizo. Por eso hay que dialogar estos temas de fondo con los sectores afines, como el socialismo, por ejemplo, que acompañó la reestatización de Aerolíneas.

Hablando de radicalismo, ¿cómo se encuentra el vínculo con Julio Cobos y con la Concertación?
Con Cobos quedó deteriorado en términos políticos, porque cuando nació la Concertación Plural fue un acuerdo entre los sectores progresistas del peronismo y los sectores progresistas del radicalismo. No fue un pacto con el PJ, sino con Kirchner, y hubo otros sectores del peronismo que estaban afuera: Menem, Rodríguez Saa, De Narváez. Y lo mismo pasaba con el radicalismo, que en ese momento tenía seis gobernadores, y el acuerdo fue sólo con cinco. Una vez ganada la elección pienso que existieron desinteligencias de ambas partes que luego desembocaron en algo que no se debe hacer: el voto no positivo, porque un vicepresidente debe acompañar al presidente. Aún así, los problemas comenzaron antes.

¿Cuándo comenzaron?
Digamos que la Concertación funcionó hasta que comenzó el gobierno, y allí no se amalgamó algo que debió haberse dado: la concertación al estilo chileno, el respeto entre distintos grupos políticos de diversos orígenes dialogando en una mesa en común.

¿Qué pasó en las últimas elecciones?
Lo que pasó fue que no alcanzó con la estrategia dirigida sólo al votante peronista. Los que apoyábamos al gobierno nos quedamos sin colores o banderas para hablar con nuestros interlocutores, porque todo lo que fue la Concertación en el 2007, se convirtió ahora en el Frente Justicialista para la Victoria. No había mensaje dirigido para el que no fuera justicialista, por eso, entre otras, cosas no alcanzó.

¿Y cómo quedan ustedes, los que apoyan al gobierno por fuera del PJ?
Nosotros estamos firmes en la defensa de este modelo, porque no estamos en un acuerdo con el peronismo, estamos en un acuerdo con Kirchner y Cristina para defender lo que se viene haciendo. Lo que necesitamos es más diálogo entre estas fuerzas políticas y el kirchnerismo para poder potenciar lo positivo.

Fuente:
Politicargentina.com