viernes, 19 de junio de 2009

Guerra en el aire: Diego Gvirtz vs. Canal 13

Cómo es el combate entre Canal 13 y el productor Diego Gvirtz. El Grupo se irritó por sus informes. Lo acusan de defender a Kirchner. Su contraataque: invitó al ex presidente a su programa.
Por: Carlos Stroker
Desde hace unos meses la relación ya no es la misma. Se siente en cada movimiento que se realiza dentro de este cuadrilátero imaginario, donde los protagonistas se mueven en un combate de final incierto. En uno de los rincones se encuentra el empresario televisivo Diego Gvirtz, quien se convirtió en el enemigo íntimo de un oponente corpulento, nada menos que “El Trece”, uno de los canales más importantes del país y pieza fundamental en el poderoso esquema del Grupo Clarín.
El choque arrancó allá por marzo de 2008, cuando se inició la serie de protestas de los hombres del campo que tuvo como destinatario al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y su política de retenciones a la exportación de soja. Al fragor del conflicto, tanto Gvirtz como el Grupo Clarín fueron tomando posición y las partes movieron fichas según sus convicciones. O sus necesidades. Las chispas se propagaron por los estudios donde se emitían los programas de la productora Pensado Para Televisión (PPT), Duro de Domar y TVR, dos envíos que habían llegado al canal de Constitución en octubre de 2005. Primero ardió la versión matutina de Duro... –conducida por Fabio Alberti–. Ahora el fuego amenaza a TVR, la nave insignia de Gvirtz. Y de fondo se aprecia el fuego cruzado de la madre de estas batallas televisadas: la guerra entre el gobierno K y el Grupo Clarín.
La llegada del productor al 13 estuvo precedida de una salida compleja de la señal América. Gvirtz rompió su contrato con el canal de Vila-Manzano-De Narváez agitando la supuesta censura a un invitado de TVR, el valijero parlamentario Mario Pontaquarto. En efecto, el entonces gerente de noticias del canal, Rolando Graña, sugirió suprimir la participación de Pontaquarto de la edición del programa, que por única vez en la historia se emitió sin “crítico invitado”. Sin embargo, en el canal de Palermo aún sospechan que la queja airada de Gvirtz buscó promover su pase al 13, donde aterrizó a fines del mismo año. Lo hizo con Roberto Pettinato como conductor de Duro de Domar –con quien luego terminaría su relación personal en malos términos– y con TVR. No le fue mal a su apuesta, ya que obtuvo picos de rating y su productora llegó a facturar dos millones de pesos al mes. Pero los tiempos cambiaron, la política metió la cola, y la relación entre el productor y el canal enfiló hacia el abismo.
Primero fueron los informes que mostraban algunas fisuras ideológicas en Alfredo De Angeli y compañía. Luego los clips que mostraban los costados flacos y polémicos del candidato bonaerense de Unión-Pro, Francisco de Narváez, y de su socio porteño, el intendente Mauricio Macri. Por último, un detalle que en el canal se sintió como una estocada: la difusión de los periodistas emblemas de TN, el canal de noticias del grupo, como ejemplos de, supuestamente, favorecer al candidato Pro.
Atento a los antecedentes de la polémica ruptura América-Gvirtz, el multimedios reaccionó con delicadeza. Primero levantó el ciclo del mediodía, recortó el horario de TVR y ahora amenaza con desplazarlo a la gélida franja de la medianoche del sábado. Rápido de reflejos, el productor contraatacó: hace quince días, Gvirtz en persona invitó al ex presidente Néstor Kirchner para que oficie de crítico invitado en TVR, justo en la víspera electoral. El mariscal en el mismísimo campo de batallas adversario.
No es un secreto que Kirchner y Clarín mantienen una disputa de fondo. Sin ir más lejos, el lunes 15 se refirió al multimedios ante un auditorio conformados por militantes e intelectuales. El recelo había comenzado con el conflicto campestre, pero se convirtió en guerra abierta cuando el Gobierno presentó su proyecto de ley de medios audiovisuales. La norma promete modificar un negocio multimillonario, hasta hoy amparado por un decreto de la dictadura, que favoreció al crecimiento del grupo hasta convertirse en el principal holding multimediático del país. La sola mención de la reforma provocó una llamado de atención de Clarín contra el Gobierno K, lo que azuzó las réplicas encendidas del ex presidente, quien desde entonces no distinguió los intereses del grupo de la tarea cotidiana de los periodistas.
Convertido en un inesperado caballo de Troya, Gvirtz hizo su juego. Decidió no poner todos los huevos en el mismo plato-canal. Por eso ideó el noticiero de medios 6,7,8 y luego de una serie de reuniones desembarcó en la pantalla estatal. El 7 le abrió la puerta a PPT y en el corto plazo podría darle vida a otro programa para la señal que conduce el cineasta Tristán Bauer. Pero allí no se acaban los deseos de Gvirtz. El productor también tendió puentes con el dueño de Canal 9, el mexicano Ángel González González, para negociar un programa diario para la medianoche. Y tiene en su agenda reunirse con Claudio Villarruel, director de contenidos de Telefé, para proponerle un envío semanal que se encuentra en elaboración y que podría suceder al show de los domingos de Susana Giménez.
Los planes a futuro, sin embargo, no evitan que en lo inmediato PPT debe seguir su vínculo en el canal de Constitución. Gvirtz sabe que su situación no es fácil. Retrocedió casilleros financieros al cambiar de horario con Duro de almorzar. De superar los 10 puntos de rating con la versión vespertina, la apuesta comandada por Alberti apenas arañó un puñado de puntos y ahuyentó a los avisadores. En la productora creen que fue un movimiento clave de Suar para dejar rengo a Gvirtz. “Diego no se va, si quieren que se vaya, que se lo digan”, sostiene un estrecho colaborador suyo.
Pero el canal no lo despedirá, no va a correr el riesgo, aún, de quedar en offside político. “El juego se llama: desgaste”, analizó un directivo con años en el canal. El operativo recrudeció esta semana. Desde la oficina comercial de Artear se comunicaron de manera insistente para pedirle a Gvirtz que durante la primera hora de TVR enviara dos tandas de publicidad, una forma de restarle rating frente a Zapping, su competidor directo en Telefé, y de mostrar que el producto ya no rinde. La jugada va más allá y no se trata de números. Si bien es cierto que el programa de Cuatro Cabezas supera desde hace varios sábados, en medición, a TVR, la movida contradice un ABC del “minuto a minuto”: dos tandas en la primera hora del programa equivalen a expulsar televidentes vía zapping.
La otra herramienta para esmerilar al productor es la de retrasar el comienzo del envío. “Van a terminar siendo el nuevo Show Creativo”, reconoció un directivo del Trece, en referencia al envío de cortos publicitarios que despedía la transmisión sabatina del canal. Los empujones ya se palparon al aire. Los dos sábados de junio, el 6 y el 13, los conductores saludaron pasadas las 22.45. En la productora están convencidos de que, en caso de confirmarse la presencia de Kirchner, ese día Chiche Gelblung tendrá un programa bastante largo.
Experto en tormentas, Suar habló varias veces con el productor para calmar sus ánimos. En compensación al levantamiento de Duro..., el director de programación le ofreció a Gvirtz regresar a la medianoche, pero a condición de que la productora se hiciera cargo de todos los gastos. El productor se negó. Es que el acuerdo entre las partes, que formalmente finaliza en diciembre de este año, indica que el Trece le debe pagar un fijo a PPT por tener el programa en su pantalla, que la publicidad que ingresa en la tanda queda para el canal y la denominada PNT (publicidad no tradicional) es facturada por el dueño del envío. En caso de aceptar la propuesta de la medianoche, Gvirtz quedaría a merced de una pronta rescisión de contrato sin opción a resarcimiento alguno.
En el canal están convencidos de que Gvirtz no sólo persigue proteger sus intereses comerciales, sino algo más: “Quiere usar nuestra pantalla para promocionar una ley con la cual no estamos de acuerdo”, se sinceró el mismo directivo del canal, y en obvia referencia al supuesto respaldo de Gvirtz al proyecto oficial de radiodifusión. De todos modos, en el canal dicen estar dispuestos a esperar que se enfríe el plato: “Quiere hacer lo mismo que hizo cuando se fue de América. Se victimiza y si no sigue en el canal dirá que lo censuraron. No le vamos a dar el gusto”.
Gvirtz cree que las operaciones del grupo en su contra incluirán una serie de difusiones de sus problemas comerciales. En especial su polémica decisión de despedir a 15 personas tras la caída de Duro de almorzar. El despido derivó en un litigio laboral, donde los trabajadores reclaman su derecho a ser reincorporados o indemnizados. Gvirtz se ampara en la frágil lógica laboral que reina en la tele: “Programa que se levanta, se va con sus empleados”, se lo escuchó decir al productor.
Desde Constitución también deslizan que hace unos meses se habló de una posible compra de acciones de la productora por parte del holding, pero que como no hubo acuerdo la situación se endureció. Lo cierto es que lo que comenzó como una luna de miel allá por 2005 está apunto de quebrarse. Y no es sólo una cuestión comercial, de rating o de piel. En el medio hay una ley de radiodifusión, un enfrentamiento ideológico y diversos intereses que superan a un simple programa de tevé.

Fuente:
Revista Veintitres