Definir al estado argentino como inquisitorial, denunciar un pacto secreto entre Carlos Menem y Néstor Kirchner para ocultar fortunas en Suiza y destapar el sistema triangular de pago de sobornos de multinacionales son los propósitos de un libro del periodista Juan Gasparini
Por: Marta Hurtado
El Pacto Menem-Kirchner. La matriz de corrupción que reúne en Suiza los destinos de los ex presidentes, es el título del ensayo periodístico que el escritor bonaerense acaba de publicar y con el cual pretende demostrar cómo el poder sucumbe una y otra vez al mismo tipo de conducta.
"A pesar de las reglamentaciones internacionales que impiden el pago de coimas (sobornos), las multinacionales siguen corrompiendo a los gobiernos, y yo me detengo a explicar cómo funciona en Argentina", explicó Juan Gasparini en una entrevista en Ginebra, donde reside desde 1980.
"Yo muestro cómo la corrupción de los años de Menem se convirtió en dinero sucio, y cómo dos ex presidentes que se odian, se detestan y compiten por el poder en la Argentina, tienen al mismo tiempo un pacto: lo de Suiza no se toca".
El exhaustivo relato intenta demostrar con hechos y documentos cómo funcionó el sistema de triangulación utilizado supuestamente por el grupo francés de electrónica de defensa Thales para remunerar al clan Menem con 25 millones de dólares, a cambio de obtener la licitación de la privatización del espacio radioeléctrico argentino.
Ese es el punto de partida del libro para mostrar un paradigma que se habría repetido en múltiples ocasiones.
"Señalo cómo las multinacionales tienen contratos con todos los gobiernos de los últimos 15 años, que han sido y están siendo investigados, y que existe un mismo modus operandi que se repite y que comienza con Menem y que presuntamente sigue con los esposos Kirchner", explica Gasparini.
El libro desgrana otros casos de supuesta corrupción de Menem, cómo todos acaban teniendo ramificaciones en Suiza, y cómo, a pesar de algunos intentos, las autoridades helvéticas y argentinas, políticas y judiciales, son incapaces de aportar claridad a la opacidad reinante.
El caso más rotundo explicitado en el libro es cuando, en 2004, Kirchner cesa a su ministro de Justicia, Gustavo Beliz, y acto seguido rechaza firmar un acuerdo de asistencia penal con Suiza para luchar contra la corrupción, el blanqueo de dinero y el terrorismo.
"Con el acuerdo hubiera acabado el control político que existe con las comisiones rogatorias que tienen que pasar a través de los ministerios de justicia y de las embajadas", argumentó el autor.
El texto aborda también el "desproporcionado poder" de la Secretaría de Inteligencia del Estado de Argentina (SIDE), que según el autor es "un banco virtual".
"Funciona con leyes dictadas en la dictadura militar, con dinero secreto que compra gente, con el que se espía a todo el aparato en el poder, incluidos ministros. El servicio de inteligencia es un estado paralelo. Kirchner tuvo la oportunidad de cambiarlo pero decidió pactar con lo que había", aseveró Gasparini. Por ello no dudó en afirmar, contundente: "Argentina es un estado inquisitorial".
Gasparini anunció que con este relato abandona los libros periodísticos y recalca que con éste quiere denunciar "la falsa afirmación" de que el gobierno de Kirchner y el de su esposa, Cristina Fernández, son herederos de las luchas revolucionarias de los años ´70. "30.000 personas no dieron su vida por esto", concluyó.
Fuente: Agencia EFE