domingo, 15 de marzo de 2009

Sobre el debate de la Ley de Radiodifusión en las cámaras: "No queremos una nueva Resolución 125"

El proyecto de ley de radiodifusión que se presentará esta semana buscaría limitar las licencias para evitar la concentración de medios y declararía la transmisión del fútbol como bien público.
Cuando aún resuenan los ecos del inesperado anuncio de adelantamiento de las elecciones, la presidenta Cristina Kirchner presentará formalmente el miércoles próximo el proyecto para una nueva ley de Radiodifusión, llamado a ser centro de un fuerte debate social y parlamentario.
El anuncio se hará en el Teatro Argentino de La Plata, donde se conocerán aspectos de una iniciativa guardada aún bajo siete llaves y de la que sólo han trascendidos aspectos parciales.
El misterio alcanza incluso a los principales referentes legislativos del kirchnerismo, quienes admitieron que todavía no han tenido acceso al proyecto, razón por la cual prefieren no pronunciarse públicamente sobre el tema, "para no meter la pata", como reconoció por lo bajo uno de ellos.

Democratizar las licencias
De todos modos, se supo que uno de los principales objetivos de del proyecto será "democratizar" el otorgamiento de licencias, para evitar la concentración de medios en pocas manos, una decisión que parece apuntar en primer lugar al Grupo Clarín, al cual Néstor Kirchner viene fustigando desde el conflicto con el agro.
El proyecto también establecería un nuevo criterio para el denominado Triple Play, por el cual a través de un único proveedor se brindará servicio de internet, televisión por cable y telefonía básica, facilitando el ingreso de las telefónicas (Telefónica y Telecom) en este negocio.
Uno de los legisladores kirchneristas de más peso admitió a la agencia Noticias Argentinas que este es un tema polémico, y que el texto de la iniciativa podría ser negociado con algunos aliados parlamentarios del oficialismo, para asegurar la aprobación en ambos recintos.
"No queremos una nueva Resolución 125", indicó en referencia al fracaso del proyecto de retenciones móviles.
Por este motivo, las cuestiones más ríspidas podrían no estar totalmente determinadas por la ley, sino que serían fijadas por la reglamentación posterior, a cargo del Poder Ejecutivo.
Una cuestión que contendrá la nueva ley es la reducción de la cantidad de licencias de medios de difusión que puede tener una empresa: de las actuales 24 podría pasar a 12, aunque este número podrá variar en el debate de la norma.
También se ampliará la cantidad de licencias reservadas para entidades sin fines de lucro, como organizaciones sociales y universidades, entre otras.
Uno de los temas a resolver respecto de la apertura del negocio de las comunicaciones a empresas como las telefónicas tiene que ver con la ley denominada de bienes culturales, sancionada a principios del gobierno de Néstor Kirchner, que apuntó a preservar los medios de comunicación para empresas de capital argentino.
Sobre este tema, en los despachos del Congreso se señalaba que los grupos extranjeros pueden armar "ingenierías" societarias con socios locales, para evitar esa limitación

¿El fútbol dejará de ser codificado?
Asimismo, en el Parlamento el oficialismo tiene a consideración un proyecto para declarar de interés público la transmisión de fútbol codificado, un negocio que actualmente mueve unos 9 mil millones de pesos anuales.
Si bien no está claro que sistema se propondría, se recuerda que en el año 2000 se dictó una ley que obligó a la transmisión por televisión abierta de los partidos de la Selección de fútbol, y se especula que una medida similar se podría adoptar con al menos algunos de los encuentros de los campeonatos locales.
Antes de ingresar al Congreso, el proyecto de ley de Radiodifusión se someterá a un amplio debate previo con la participación de funcionarios, empresarios y entidades relacionadas con los medios de comunicación, durante un plazo de 90 días, para intentar lograr algunos consensos previos.

Invitan a los medios a participar
Los medios de comunicación comenzaron a recibir invitaciones a participar de la presentación con notas firmadas por el titular del ComFeR, Gabriel Mariotto. Allí es definido como proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. De esa manera, el Gobierno busca iniciar un proceso de debate público de la reforma de la nueva ley.

Fuente: Noticias Argentinas


La otra batalla de peso es la ley de radiodifusión. Sería inviable su aprobación parlamentaria en plena campaña electoral. Durante 90 días se la someterá a un debate público, pero fuera del Congreso. El resultado de los comicios servirá para archivar o arremeter con el proyecto.
En el imaginario conspirativo de los Kirchner, los grandes grupos de medios son enemigos equiparables al campo y al vicepresidente Julio Cobos.
La nueva ilusión de Kirchner es constituir una gran sociedad empresarial para explotar bajo su control el negocio de triple play . Su deseo es aglutinar a empresas de medios -Daniel Hadad y Vila-Manzano-, telefónicas y bancos -Macro- para fundar un polo "anti- Clarín" en la provisión de Internet, TV por cable y telefondía bajo un mismo prestador, según dijo a La Nación un ministro. "Es sólo la fantasía y deseo de Kirchner. Ninguno aceptó aún ser su aliado y menos en este contexto", añadió.
Con la nueva ley de radiodifusión se regularía ese negocio, así como el de la transmisión televisiva de fútbol y se reduciría el número de licencias de radio y televisión por cada empresa.

La AFA, la televisión y el debate que viene
La nueva ley de Radiodifusión puede modificar el monopolio del negocio.
Por Jorge Búsico, jbusico@miradasalsur.com
Un par de semanas atrás, un ejecutivo de una compañía que fabrica teléfonos móviles contaba en una reunión informativa con periodistas que al lanzar una nueva herramienta para acceder a la información del fútbol en la Argentina habían tenido en cuenta una experiencia que les dejó miles de millones de billetes del otro lado del mundo: “En el Medio Oriente bajamos a los celulares temas relacionados con la religión con un éxito inesperado, y de ahí nos preguntamos cuál era la religión de los argentinos. La respuesta fue rápida: el fútbol”. Y trató de ir un poco más allá en el tiempo: “El objetivo, claro, es que en algún momento, uno pueda estar en cualquier lado y ver a través del celular los goles de su equipo al instante”.
La historia puede servir de algún modo para introducir el tema en cuestión a dos puntas: lo que significa el fútbol para los argentinos y lo que cuesta acceder a él. O sea, una religión que, en el caso de las imágenes, no sólo requiere la necesidad de un abono mensual, sino que posee un control monopólico. Más claro aún: la religión del fútbol por televisión contempla apenas una alternativa. Es monopólica.
Como tantos otros asuntos que se debaten en la Argentina, el negocio de la televisación del fútbol puede presentar un nuevo escenario si prospera el proyecto de la nueva ley de Radiodifusión que la presidenta lanzará este miércoles en el Teatro Argentino de La Plata.
De lo poco que ha trascendido del proyecto, existen un par de propuestas más que interesantes y a tener en cuenta. Una tiene que ver con la intención de que la televisión por cable sea considerada un servicio público y no uno complementario, como establece la actual ley, y ahí entra en escena el fútbol, porque aquí se transmite únicamente por cable. El otro, que se levante la prohibición a los operadores de telecomunicaciones –Telecom y Telefónica, concretamente– para que puedan incorporarse al negocio del cable y así completar un triple paquete con Internet y líneas de telefónicas.
Los dueños de la pelota. El negocio del fútbol a través de la pantalla chica arranca en 1985, cuando la AFA firmó el primer convenio con la empresa Torneos y Competencias, en ese entonces al mando de Carlos Ávila. No existía el cable en aquellos tiempos y el acuerdo se limitaba sólo a pasar un partido por la noche y el resumen de todos los goles.
A medida que fueron pasando los años, el vínculo se fue extendiendo –en billetes y en horas– hasta llegar a la situación actual: los 10 partidos de la Primera se pueden ver en vivo, a través del cable convencional (TyC Sports) y del codificado (TyC Max). Las empresas que las comercializan son dos: Televisión Satelital Codificada (TSC) y Tele Red Imagen (Trisa). Ambas pertenecen al grupo Clarín, que, por supuesto, también controla la enorme mayoría de la tevé por cable, primero a través de Multicanal y ahora, con la fusión empresaria (figura que utilizan las empresas periodísticas para evitar la palabra monopolio) de Cablevisión, y además el Canal 13, por donde se emiten por tevé abierta con exclusividad todos los goles los domingos a la noche.
Por eso, es absolutamente lógico que los dos campeonatos anuales de Primera de la AFA se llamen Torneo Cablevisión.
La AFA recibe en este 2009, a cambio de ceder todos los partidos en vivo, 230 millones de pesos. De esa cifra, 200 millones van a parar a los equipos de Primera, de los cuales River y Boca perciben el 83.3 por ciento. Estos montos están muy lejos de los que se manejan en otros países en los cuales también el fútbol no sólo es popular, sino un enorme negocio. Apenas un ejemplo: la cadena TV Globo cerró un contrato para televisar el Brasileirao en el período 2009-2011 por un total de 240 millones de dólares. Tres veces más de lo que recibe la AFA.
Cuando dejó su sillón en TyC, Ávila disparó: “Grondona se quedó en la AFA; Clarín y Torneos se quedaron con los derechos del fútbol hasta el 2014 y yo me fui a mi casa”. Pero el empresario que tuvo la idea de Fútbol de Primera fue un poquito más allá: avisó que antes de irse, le acercó a la AFA una oferta de 300 millones de pesos pero sólo a cambio de 6 partidos en vivo (4 por el cable convencional y dos por el codificado).
No hay, como se ve, una evaluación transparente de lo que significa el negocio del fútbol y la televisión. Un indicativo es que, a diferencia de otros países, aquí jamás existió siquiera una licitación. Y existe, además, un vacío legal al respecto que es probable que sea llenado si prospera la nueva ley de Radiodifusión.
Oposición en equipo. Los medios grandes han venido dándole grandes espacios a las quejas de la oposición desde que trascendió el proyecto del oficialismo. Se argumenta que la nueva Ley es una “amenaza a los medios y periodistas independientes”.
Quizá –y esto también contiene al fútbol, aunque no sea el actor principal de esta cuestión– primero haya que debatir qué se entiende por medios y periodistas independientes. Si realmente se puede considerar independiente que la información esté limitada a escasos sectores.
En esa línea, ¿es realmente una amenaza a los medios y periodistas independientes que el fútbol en la Argentina sea un derecho para todos, al igual que la información?
Habrá que ver para dónde gira la pelota de aquí en más. Está claro –basta ver con lo que pasó esta semana con el culebrón Maradona versus Riquelme– que el fútbol en la Argentina se juega más en la televisión que en la cancha. Y que al espectador común lo han llevado –por múltiples factores– más a la televisión que a los estadios.
El convenio de la AFA con el Grupo Clarín concluye en el 2014 y hay que aguardar cómo prospera en ese sentido la nueva ley de Radiodifusión y cómo sale ésta de su debate en el Congreso. Por eso, es impredecible suponer qué ocurrirá. Lo que sí es seguro es que a la pelea por el negocio se le sumará la pelea por la tecnología. Es una pelea de poder con un actor de poder como lo es el fútbol. Porque ya no estará en escena únicamente la televisión, sino, la alternativa de ver los goles a través de un celular y sin esperar a que termine Fútbol de Primera.

Fuente: Miradas al Sur