El ámbito elegido y el tema por considerar sugerían que el acto que encabezó Cristina Kirchner tendría un carácter institucional, pero el adelantamiento de los tiempos electorales se coló con fuerza y aparecieron la efervescencia militante y reiteradas ovaciones al posible candidato a diputado Néstor Kirchner.
La mayoría de los ministros, un abigarrado grupo de gobernadores, intendentes, dirigentes sindicales y legisladores, cantaron presente en un Teatro Argentino colmado, a tono con la fuerte apuesta del Gobierno nacional que supone modificar la ley de Radiodifusión.
Militantes de diversos sectores kirchneristas, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, representantes diplomáticos como el embajador de los Estados Unidos, Earl Wayne, y de distintos cleros, también participaron de la ceremonia. La colonia artística apoyó la iniciativa con presencias como las de Juan Palomino, Paco Fernández De Rosa, Alejandro Dolina y el periodista Eduardo Aliverti, entre otros.
La nota jocosa la dio Dolina: antes de ingresar a la sala y al ser consultado sobre una posible candidatura, dijo que no tenía intenciones de ser legislador. "Pero si me obligan a serlo, no me voten", disparó entre risas.
El folclore y el clima electoral lo aportaron militantes kirchneristas de distintos sectores. "Ley de radiodifusión para la liberación", entonaban, mientras eran aplaudidos por los funcionarios.
Otro dato llamativo fue cuando, al ingresar Cristina lanzaron otro grito de guerra. "Ponga huevo Presidenta, ponga huevo sin cesar, que a esta Patria la vamos a liberar", exclamaban. La Presidenta, siempre atenta a las cuestiones de género, no dejó pasar el desliz. "Hasta los militantes progresistas son machistas, hagan una consigna con ovarios", reclamó.
Una omisión de Cristina fue advertida desde el público. Fue cuando mencionó a distintos sectores presentes y se olvidó de su marido que estaba en una platea ubicada frente al escenario. "¿Y Néstor?", le reclamaron. "Me olvidaba de Néstor, ¿dónde estás?", preguntó, y recibió un cerrado aplauso.
Para terminar, y no dejar dudas acerca de que el acto estuvo teñido por los tiempos electorales, atronó la Marcha Peronistas que se cantó con fuerte emoción ante la mirada sorprendida de algunos de los embajadores presentes.
Fuente: Diario El Día
Presencias y ausencias
El Gobierno buscó darle a la presentación el marco de los grandes eventos del kirchnerismo. Por eso el escenario fue el Teatro Argentino de La Plata, donde Cristina lanzó su candidatura a senadora en 2005, y a presidenta dos años después.En el tono institucional que se intentó mostrar –por caso, se hizo ir a los jefes de las Fuerzas Armadas–, hubo invitados como dignatarios de distintos credos, rectores de universidades, gente de la cultura y diplomáticos extranjeros. Entre ellos el embajador de los EE.UU., Earl Wayne. También Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, con otras Madres y Abuelas.Se lo vio a Sergio Spolski, propietario de varios medios oficialistas y socio de Electroingeniería en Radio del Plata. También asistieron directivos de Telefónica y de Direct TV. Pero no hubo, sin embargo, miembros de las organizaciones representativas de los medios de comunicación del país.
Fuente: Clarín
Cable, fútbol y 33. Aunque la Presidenta y el interventor del Comfer no dieron demasiados detalles sobre los puntos más importantes del proyecto, ambos dejaron entrever cuáles serán los aspectos más resistidos. Mariotto recordó los tiempos en que se podían ver los partidos de fútbol en directo por el canal 7 de aire. “Nos merecemos una ley que nos permita ver el fútbol en el celular, si es necesario. Ver cada gol en el celular”, dijo. Hoy la transmisión del fútbol en vivo está monopolizada por una empresa. La Presidenta habló de la repartición del espectro de frecuencias entre el sector privado comercial, el sector público y el sector privado sin fines de lucro, correspondiéndoles un 33 por ciento a cada uno. “No hay negocio que pueda impedir la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria”, dijo Mariotto con palabras de un fuerte ADN peronista.
Bien mezcladitos. La composición de las plateas mostraba una notoria heterogeneidad que derivó en chistes y bromas por lo bajo. En el primer palco de la izquierda estaban el embajador estadounidense Earl Anthony Wayne, las autoridades del culto cristiano ortodoxo, el obispo de Mercedes Agustín Radrizzani (de la comisión de la Comunicación del Episcopado) y varios dirigentes de organizaciones sociales, como Luis D’Elía (FTV) y Jorge “Quito” Aragón (Corriente Martín Fierro), entre otros. En el auditorio también se vieron caras famosas, como el conductor radial Alejandro Dolina, los actores Juan Palomino y Alberto Fernández de Rosas. Además, había miembros de la comunidad académica, como el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Damián Loreti, quien colaboró en la redacción del proyecto, y el director de la carrera de Comunicación, Alejandro Kaufman.
El aplausómetro. El palco central del primer piso estaba reservado para los ministros y los principales funcionarios del Gabinete. Hasta allí llegó el ex presidente Néstor Kirchner, quien se convirtió en el personaje más aplaudido del acto. Antes de sentarse en primera fila, Kirchner se acercó a otro palco para saludar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Allí lo recibieron Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto. “Olé, olé, olé / Néstor / Néstor”, cantó la multitud. Los cantitos para el santacruceño compitieron con las consignas dedicadas al grupo Clarín. “Tomala vos / dámela a mí / que ya se acaba el monopolio de Clarín”, entonaron los más entusiastas. Eran jóvenes de la JP Evita y La Cámpora.
Fuente: PáginaI12
Es una maniobra electoralista
La presidente de Libertad de Expresión, Silvana Giudici, calificó al proyecto de ley de radiodifusión oficial de "maniobra electoralista destinada a presionar a los medios para que trasmitan opiniones favorables al gobierno nacional”, al término de la presentación que realizó la primer mandataria esta tarde, miércoles 18 de marzo.
“Es un objetivo de campaña", enfatizó la radical Giudici, junto a las diputadas de la CC, Elsa Quirós y Patricia Bullrich, y los radicales Pedro Azcoiti y Gustavo Cusinato, todos integrantes de la comisión de Libertad de Expresión.
Por su parte, Bullrich expresó que "para discutir una ley de radiodifusión tiene que haber un ambiente democrático, pero para que haya ese clima, el matrimonio presidencial no puede estar insultando a los medios, ni comprando medios".
"Los que adquieren medios no pueden ser juez y parte, porque hay sectores del gobierno que están comprando radios, diarios, mientras insultan a los otros medios y esto no genera el clima democrático para discutir una ley de ese tipo”, analizaron en el salón de Pasos Perdidos.
Los diputados coincidieron en que el gobierno "lo que quiere es presionar a determinados medios para que pasen su mensaje" y sostuvieron que "en un clima así la discusión de una ley de radiodifusión es simplemente una pantalla de extorsión para generar un ámbito más de control gubernamental".
Buenos Aires, 18 de marzo de 2009
Comite Nacional de la UCR.
A la Sra. Presidenta
La visión política de la Presidente encarna la tradición autoritaria que usa y abusa de los bienes públicos como si fueran propios.
Por: Norma Morandini*
Mi parte árabe me impide desdeñar el azar: la coincidencia de que mis dos hermanos desaparecidos se llamen Néstor y Cristina, me hizo ser cuidadosa para evitar las descalificaciones. No tengo nada personal contra usted, pero sí tengo mucho contra la visión política que usted encarna: el Estado soy yo, una tradición autoritaria que usa y abusa de los bienes públicos como si fueran propios.
La misma confusión que reduce los medios de comunicación a su tecnología o a su propiedad es la que se reconoce en las universidades donde se forman nuestros futuros periodistas cuando sobrevive la pregunta-lugar común: ¿libertad de prensa o libertad de empresa? Un error conceptual que revela escasa conciencia cultural sobre la prensa como un valor constitutivo de la democracia y explica que todavía hoy se siga confundiendo información con propaganda, se viva como normalidad que los gobernantes presionen sobre los medios para elegir o castigar a uno u otro periodista, que no haya conferencias de prensa o que a la hora de criticar la distribución de la pauta oficial, los funcionarios comparen lo que es público, de todos, con lo que es la publicidad de los medios privados. Los monopolios, sean de granos o medios de comunicación, deben regularse con leyes comerciales, no con leyes que deben consagrar derechos.
Por reducir la democracia al mercado, ignoramos la idea más rica y profunda: el derecho de las sociedades a ser informadas. De modo que para no caer en la trampa de “el fin justifica lo medios”, la necesaria democratización de la Ley de Radiodifusión impone antes otro debate en torno a la libertad de prensa y la concepción antidemocrática que subyace detrás de la “comunicación directa” defendida y practicada por usted y su marido. El Gobierno, al cancelar la mediación de la prensa desvirtúa con la propaganda oficial lo que es obligación de los gobernantes: publicitar y transparentar sus actos de gobierno. No quiero ser ofensiva, pero a veces, cuando veo la facilidad con la que desde el poder se descalifican las opiniones ajenas, recuerdo al general Figueiredo en Brasil que comandó el proceso de apertura democrática y decía: “Mi compromiso es con la democracia, y al que se oponga, lo reviento”.
*Periodista y diputada nacional
Un fracaso de veinticinco años
La iniciativa de dejar atrás la Ley 22.285 firmada por Videla fue precedida por unos cuarenta proyectos naufragados en el Parlamento.
Por: Eduardo Blaustein, Crítica de la Argentina
Después de 25 años de democracia y de unos cuarenta proyectos de ley de Radiodifusión naufragados en el Parlamento –ya eran 12 hacia 1986–, el Gobierno anunció el envío de una propuesta que desde meses había recibido rechazos antedatados. Entre los posicionamientos más recientes destaca uno de Margarita Stolbizer: “Tengo miedo de que la Ley de Radiodifusión se convierta en un ariete para que (Néstor) Kirchner comience a apretar a los periodistas (…) A mí me preocupó, casi que me asustó. Un Kirchner desaforado, fuera de sí mismo, con ese ataque que ha hecho, por ejemplo, al diario Clarín”. Eso dijo Stolbizer, sobre Clarín, en Clarín. Lo interesante es que el proyecto bebe, entre muchas fuentes, no sólo de otro proyecto que la dirigente radical presentó en dos oportunidades (la primera con el ex Polo Social Daniel Carbonetto), sino también de las propuestas hechas por el gobierno de la Alianza, de las de antiguos frepasistas como Irma Parentella y de actuales opositores por izquierda como Fernando Solanas.
El Gobierno anuncia ahora que su propuesta estará abierta a una ronda amplia de consultas con muy diversos actores de la comunicación. De hecho, la elaboración del proyecto se manejó en dos niveles distintos: el de la reserva a la hora de los bordados finos y las decisiones finales y a la vez el de la apertura en rondas de diálogo que se llevaron adelante, de las que este diario informó en su momento. Respecto de esa primera etapa de consultas, quienes trabajaron en la redacción de la ley aseguran que “se respetó a rajatabla el espíritu de los 21 puntos” presentados por la Coalición por una Radiodifusión Democrática, una suerte de alianza social de organizaciones civiles, sindicatos, las pymes de la comunicación, profesionales y emisores independientes.
La elaboración del proyecto, seguida de recontra cerca desde la Casa Rosada, fue compartida, con las tensiones y vaivenes del caso (particularmente en torno del tema desconcentración, autoridad de aplicación y triple play), por los cuadros técnicos y asesores del ComFeR de Gabriel Mariotto y los de la Secretaría de Medios, hasta que en la etapa del acelerón final terminaron de tallar las manos discretas del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini. Para dar una idea de consistencia técnica y evitar la crítica por los modos reservados con que se redactó el articulado, lo que se hizo fue presentar un “proyecto anotado”, lo que significa que a lo largo del texto se menciona en diversos párrafos en qué experiencias extranjeras (británica, canadiense, de los EE.UU.) se inspiran los contenidos propuestos.
La iniciativa de dejar atrás la Ley 22.285 firmada por Videla fue apoyada, entre otros, por la Confederación Sindical de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social (Cositmecos). Y precisamente la Cositmecos fue, en buena medida, la impulsora del proyecto de ley presentado en el año 2002 por Margarita Stolbizer y Daniel Carbonetto. En el ComFeR aseguran que existen continuidades entre aquel proyecto y el actual, al punto que el de Stolbizer fue uno de los primeros que llegó a manos de la Presidenta, junto al de Irma Parentella.