Se empeñan en mostrarle a la operadora española los cambios de ritmo del "tango" más apretado -el de doble faz- y hacer estallar las minas que Cristina Fernández sembró a su paso por España. Donde dijo paz por inversiones, ahora entona el choque de lanzas. Hizo un alto en su desdén para verse las caras con el presidente de Telefónica y prometió abrirle la veda del triple play y congelar nuevas sorpresas con Telco. Todo con tal de escuchar el mantra de su felicidad, el de la inversión por parte de la operadora de 1.700 millones en Argentina. Pero no tardó ni dos días en enseñarle otra vez las barreras del tablero de Telecom Argentina con el rechazo definitivo de Competencia a las reclamaciones de Alierta y muros más altos a su desembarco en TI. Los Kirchner presionan a Telecom Italia con Telefónica como rehén y asustan el miedo con las denuncias sobre viejos contratos del Gobierno de Néstor Kirchner. La presidenta está de vuelta de la gira al corazón de sus necesidades políticas.
No se conforman con apadrinar el impasse a la opción de compra de Telecom Italia sobre el 48% de los Werthein ni con bautizar el tiempo muerto para que los empresarios interesados cojan sitio en el baile de máscaras que apenas acaba de comenzar en tierras australes. Con el regulador como ariete, los Kirchner están dispuestos a volver a poner en cuestión el desembarco de Telefónica en TI y su presencia en Telecom Argentina, aunque sea con Alierta como rehén. A la operadora española no le moverá su negocio propio en Argentina -no puede- pero la Casa Rosada sí intentará sacar el pie de los italianos de Telecom Argentina, o al menos comprar a golpe de presiones un tentetieso y más facturas para Bernabé.
No entonará la tocata y fuga, las inversiones no se cuestionan –obran a favor de los propios planes de la primera operadora en el país austral- pero Telefónica minimiza su entusiasmo argentino. El viaje de Cristina Fernández las ha convencido aún más para no dejar de buscar compensaciones y apretar sus blindajes: sonrisas vacías a cambio de promesas reeditadas. Si no hay más garantías, derrocharán más prudencia. Telefónica invertirá 1.700 millones de pesos (unos 376,2 millones de euros) en 2009 en el desarrollo de banda ancha fija y móvil, servicios de última generación y transmisión de datos. Y otros 200 millones de pesos (44,3 millones de euros) para el servicio universal de telefonía móvil para impulsar la comunicación y acercar la tecnología a pueblos poco poblados. Pero para la concreción del negocio es necesario que el Congreso avance con una reforma de la ley de Radiodifusión, un proyecto que Cristina Kirchner había impulsado el año pasado, pero que luego quedó suspendido.
Cristina Fernández lo sabe. Amasa el tiempo y juega sus cartas, pero no en silencio ni con las manos quietas. Franco Bernabé necesita a Telefónica para despejar pronto el futuro de Telecom Argentina (TA). La Casa Rosada también y ha decidido hacer de la presencia de la española en TA parte del peaje, o al menos de la munición para intentar que la italiana renuncie a la mayoría accionarial de Telecom Argentina, que pague más caro su desembarco, o que lo deje en manos de los "amigos" de los Kirchner. Alierta tiene, al menos, una de las llaves para el punto de fuga de TI en Telecom Argentina o para orquestar una nueva fórmula de su permanencia. De momento, el desembarco de Cristina Fernández y su Gobierno por la puerta de las AFPJ, las ambiciones del Grupo Clarín y de los Whertein se lo ponen difícil a Franco Bernabé. Carlos Slim se pone cómodo en Claro. Una cosa es pararle los caballos al desembarco de Telecom Italia, que debería concretarse en menos de tres semanas, y otra volver a poner en cuestión la adquisición y el desembarco de Telefónica en TI y su presencia en Telecom Argentina. Y la Casa Rosada está dispuesta a ejecutar ambas.
Kirchner y Julio De Vido necesitan tiempo para decidir (o al menos intervenir en la decisión) del ‘trilema’ de Telecom Argentina: o TI ejerce su opción sobre las acciones de los Werthein y controla totalmente la empresa o Telecom Italia ejerce su opción sobre las acciones y se las revende a David Martínez y el Grupo Clarín (para mayor gloria peronista en las elecciones de 2009) o los Werthein en sociedad con Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez se quedan con el control de la operadora. No es una puerta cerrada; sólo dejan espacio para la Casa Rosada, que ahora que prepara su desembarco en Telecom Argentina por la puerta de los fondos de pensiones quiere que sea en un espacio a medida, con compañeros de viaje a su gusto. No duda en animar el tiempo muerto para que los Werthein, que no quieren irse de Telecom Argentina, amortigüen el castigo del Merval y puedan cobrarle más caro el 18% a TI si llega la venta. Y para que los ‘amigos’ de la Casa Rosada echen cuentas y paguen la entrada al ‘baile’, con o sin Telecom Italia.
Telefónica a cubierto
La operadora mira desde la barrera. Soltar sus aspiraciones en Telecom Argentina sería un mal, pero menor para los planes de la operadora, que por sí misma, a través de su filial, sostiene el cetro del liderazgo desde 2004 y un tercio de la banda ancha. Ya le ha caído el chaparrón del Merval y el castigo del Ibex. Y no está el patio de las inversiones para más sustos. Para Telefónica la única compensación pueden ser las tarifas de telefonía fija, que están congeladas desde la crisis. Desde finales de 2008 Cristina Fernández tienta con una subida del 15% a Telefónica. No es sólo la puja por el control de Telecom Argentina y su negocio multimillonario, ni el telón de los 20.000 millones de pesos anuales de la telefonía austral lo que está en juego en la ruleta de los Kirchner. El Gobierno coqueteó en todo 2008 con la industria de las telecomunicaciones, pero, al son del "affaire Telecom Italia" ha vuelto a abrir para este año las grandes definiciones de como la apertura efectiva del mercado, el descongelamiento de las tarifas, el nuevo marco regulatorio, la elección de una norma de televisión pública digital, algunas lagunas de la portabilidad numérica y la implementación del fondo del servicio universal.
No es José Sbattella, ex titular de la Comisión de Defensa de la Competencia argentina el único que cree que la pelea que libran bajo la mesa los Kirchner no es otra que la del control de la comunicación y el Triple Play. Ya ha abierto el baile de los pretendientes entre las empresas de telecomunicaciones (que ofrecen el servicio de Internet y de telefonía), y las de televisión por cable (que ofrecen Internet y televisión), como CableVisión y Multicanal, ambas del grupo Clarín. Y mantiene a ambos sectores en ascuas.
Fuente: CapitalNews