martes, 16 de diciembre de 2008

“Soy un peronista de verdad”

El empresario fue un peso pesado del negocio de la pelota y los medios. Hoy se replegó en una señal de golf y en una aerolínea que no vuela. Cómo es su relación con el gobierno nacional, Scioli y el macrismo. De dueño del fútbol a candidato a presidir River.
Por Tomás Eliaschev
El hombre se muestra relajado. Viaja seguido a Miami y juega mucho al golf: su bronceado denota horas al sol. Lo único que interrumpe la charla es el ringtone de “El bombón asesino” de su celular de última generación. Hace tiempo sacudió al ambiente de los medios de comunicación al alejarse de sus poderosas empresas. Sus detractores y admiradores lo consideran un pionero en el negocio del espectáculo futbolístico. Carlos Ávila creó Torneos y Competencias. Supo manejar radios, canales de televisión y medios gráficos. Replegado en el mundo del golf y con una aerolínea a punto de despegar, está buscando volver al centro del poder. Aspira a presidir River, el club de sus amores, y transformarlo en una empresa rentable. Y no lo promete cualquiera, se trata del controvertido personaje que llevó al fútbol argentino a la categoría de espectáculo hiperredituable
En una entrevista con Veintitrés, confiesa que su tirante relación con el Grupo Clarín pasa por un “impasse”, aunque tiene temor a que el monstruo que creó ya le juegue en contra en la propia campaña riverplatense. De Néstor Kirchner a Mauricio Macri, pasando por Daniel Scioli: Ávila no oculta su simpatía por todo aquel que detente poder. Este eterno oficialista se define como un “peronista de verdad”, tan es así que hasta cuestiona a los que siguen al General y nacieron en cuna de oro.

–Usted ya no tiene el poder que tenía en su momento. ¿Busca volver a tenerlo llegando a presidir River?
–Hay gente que lo puede pensar, por supuesto. Tengo mucho más para perder que ganar. River no es un negocio. Voy a hacer negocios para River, para que tenga recursos genuinos y una buena caja. Hoy salgo a la calle y la gente me reconoce. Si en River no me va bien, usted sabe lo que pasa en el hall del estadio... “Ávila, compadre”, etcétera. Entonces ¿qué poder puedo buscar? Si usted me dice que a través de River voy a armar nuevamente una productora, eso es inviable. Los derechos del fútbol no son de River, son de la AFA, todos los clubes los han cedido.

–¿Cuáles son los principales problemas del club?
–River está viviendo una crisis no solamente institucional sino también económica. Eso ha llevado a que esté pasando un momento crítico también en lo deportivo. Verlo último me causa un dolor tremendo. Es consecuencia de una gestión no muy feliz.

–¿Cómo solucionaría el problema de las barras bravas? ¿Qué opina del rol de José Maria Aguilar al respecto?
–Es un hombre que, a pesar de ser joven, tiene historia dentro de la institución, dentro de la hinchada, de las barras y demás. No digo que él sea un hombre responsable de la barra. El contacto que ha tenido en un pasado ha hecho posible que las barras tengan un acceso mucho más rápido a la comisión directiva. Las barras, que existieron, existen y van a seguir existiendo, tienen que apoyar al club en los partidos. La institución tiene el derecho y la obligación de cuidarlas. Eso no significa que las barras tengan un peso de decisión política como se sospecha que últimamente ha habido.

–¿Qué opina de la gestión de Grondona al frente de la AFA?
–Hace ya treinta años que conduce la AFA. Ha sido el político más importante que ha tenido el fútbol argentino y uno de los políticos más importantes dentro de la Argentina. Él pasó por distintos tipos de gobierno: militares, radicales, peronistas, menemistas, duhaldistas...

–¿Mantiene una relación muy tirante con el Grupo Clarín?
–No. Mi relación con el multimedios es como la que puede tener cualquier persona con un grupo tan poderoso. Hay verdes y maduras. A veces estamos muy bien y a veces no.

–¿Y ahora?
–Estamos en un impasse.

–¿Tiene miedo de que ninguneen su candidatura para la presidencia de River?
–No me puse a pensar en eso porque si llegara a presidir River, trabajaría para el fútbol. Una mayor calidad del espectáculo futbolístico a los sistemas de televisión o de cable les convendría mucho más porque podrían venderlo mucho mejor.

–Cuando hablamos de los negocios de los medios en el fútbol, ¿no siente que creó un Frankenstein?
–(Se ríe) Usted se refiere a la radio y a Torneos y Competencias... Yo creé todo, fue todo idea mía. Nunca le bajé línea a un periodista para que hablara bien ni mal. Siempre les dije que cuidaran al fútbol. Uno puede hacer una crítica al partido, al técnico, al jugador, un análisis de la dirigencia, pero cuando yo escucho o escuchaba que el partido era pésimo, mejor no lo vea, apague el televisor, ahí sí me enojaba porque realmente nosotros vivíamos de eso. Ese monstruo, como usted bien dice que creé, no sé si hoy se me volverá en contra y si a alguna gente le molesta que yo esté hoy transitando por la vida política de River. A lo mejor alguno me apaga el micrófono.

–Los medios tienen tanto poder que pueden sacar un técnico de la selección nacional.
–Ahí está, usted bien dijo. La prensa puede sacar a un técnico, a un presidente. Lo que no puede es ponerlo. La que vota es la gente. Luego el medio puede ayudar a consolidar la gestión del individuo o limarla, pero ponerlo es muy distinto.

–¿Cómo ve la influencia del Grupo Clarín en el fútbol?
–Lo poderoso que tiene el Grupo Clarín en el mundo del fútbol no es la tapa del diario. Lo más importante es que tiene el gran negocio del cable. Cablevisión y Multicanal, que tienen gran cantidad de abonados, pertenecen al grupo. Los que aportan el dinero para el fútbol son los abonados. Aquel que piense que voy a ir a River soñando con reconstruir el pasado, está equivocado. Yo ya lo hice, ya está. Analizándolo, uno puede decir: ¿para qué viene él acá? No tengo ambiciones políticas.

–¿Cómo se posiciona políticamente?
–Soy un peronista de verdad. Viví el peronismo, de chico. Viví la Fundación Eva Perón. Iba al correo a buscar la sidra y el pan dulce. Vivía en Ramos Mejía, después en Devoto. Iba a la Fundación Eva Perón en la Avenida de Mayo a anotarme para ver si obtenía la bicicleta que regalaban para Reyes. La primera vez que comí un pancho y una Coca Cola fue en la UES. Ahí conocí al general Perón. Sé lo que es ser peronista. Hoy en día hay muchos que dicen ser peronistas y han nacido en cunas de oro.

–¿Se volcaría a la política nacional?
–Es muy tarde para eso. Pero si llegara a presidir River, estaría volcándome a la política nacional. Es una institución que tiene 15 millones de hinchas, es un club con más de 60 mil socios. Darles alegría a sus hinchas es cumplir una función social.

–¿Qué opina del Gobierno actual?
–Es un gobierno que vivió un momento de mucha euforia debido a los commodities. El presidente Kirchner hizo una gran gestión. Hoy estamos viviendo una crisis global y el Gobierno debería acercarse más a las distintas ideologías. Estamos viviendo una crisis muy fuerte. Solos no se puede salir. Si analizo la primera gestión, fue muy buena. Ahora, la gestión de la señora es escasamente de un año... Le deseo que termine su gestión lo mejor posible.

–¿Su relación con el poder cambió a partir de haberse corrido del escenario de los medios?
–No ha cambiado. Tengo operaciones, negocios que están vinculados al gobierno nacional, como por ejemplo el armado de la línea aérea. Eso me lleva a tener una relación directa con el gobierno nacional. Todo pasa por la Secretaría de Transporte que maneja Ricardo Jaime. Mi llegada es cordial. Conocen mi trayectoria. Mi relación con el ex presidente Néstor Kirchner es realmente muy buena. Nos hemos encontrado y hemos tenido un afectuoso encuentro cada vez que nos hemos visto, también con el ministro de Justicia Aníbal Fernández, como con el jefe de Gabinete Sergio Massa, como con todos. El hecho de hoy no manejar un medio de comunicación masiva hace que el celular no te suene como cuando me sonaba cuando estaba al frente de todo un grupo mediático.

–Usted dijo en una entrevista que cuando Jorge Telerman o Aníbal Ibarra estaban al frente del Gobierno de la Ciudad los podía llamar y pedirles favores. ¿Sucede lo mismo con Macri?
–Por supuesto. Yo lo llamo a Mauricio y me responde el llamado. Y si necesito verlo, no tardo más de 24 horas en juntarme con él, como puede ser con cualquier funcionario del gobierno nacional. O provincial. Con Scioli me une una excelente relación. La actual ministra de la Producción, Débora Giorgi, es amiga personal mía. Los conozco a todos porque hace 25 años que estoy trabajando en los medios.

–¿Usted fue oficialista con todos los gobiernos?
–He tenido muy buena relación con el gobierno de Carlos Menem. He tenido una muy buena relación con el gobierno de Eduardo Duhalde. Fue por poco tiempo. Con quien no he tenido una buena relación fue con el gobierno de De la Rúa. La verdad que con él no hemos mantenido nunca una buena relación.

–¿Y más para atrás?
–Con Raúl Alfonsín he tenido algunos ruidos con funcionarios de la municipalidad.

–¿Y con la dictadura cómo se llevó?
–Fui naïf. En el Mundial del ’78 salí a festejar el campeonato del mundo. Conocía lo que pasaba en la Argentina con la guerrilla por lo que leía en el diario La Razón. Por suerte nunca estuve cerca, ni ningún familiar ni ningún conocido mío estuvo cerca o afectado a los problemas de la represión de aquella época de los militares. Ni por la guerrilla ni por el gobierno militar.

–¿Quiénes son sus socios en Aerovip?
–Mis socios en Aerovip... Era un fondo, un fondo europeo que estuvo financiando otras compañías y se vio afectado con toda esta crisis y tuvimos que parar por un tiempo. Ahora estamos en negociación con otro fondo suizo. Estamos yendo en estos días a Zurich para rever un poco todo el plan de negocios. Cuando comencé con el plan de negocios de Aerovip el petróleo estaba en 80 dólares el barril y después llegó a la mitad, o menos. En un momento dado no había aviones de bajo costo, hoy los aviones sobran. Es una industria muy difícil. Pero mientras la compañía exista y no vuele, está muy viva.

–¿Alguna vez le fue mal en algún negocio?
–Sí, por supuesto, pero si alguna vez me fue mal en un negocio no fue por gestión, sino por las situaciones del país. En el 2000 hice inversiones muy grandes en medios. Me agarró el 2001 y el 2002. La torta publicitaria, cuando yo compré América, era de 300 millones de dólares. Al año la inversión publicitaria era de 30 millones de dólares. Había bajado al 10 por ciento.

–¿Y redujo personal?
–No, no. Tuve que poner más plata.

Fuente: Revista XXIII