El presidente del club rosarino, que maneja todo a su antojo desde 1994, esta vez no pudo evitar que el 14 de diciembre haya elecciones en la entidad. No le alcanzó con influencias políticas y judiciales, ni con la intimidación de la barra brava.
Por: Alejo Diz
El presidente de Newell’s, Eduardo López, es un dirigente con muchas cualidades. Lleva 14 años de gobierno, tiempo en el que soportó allanamientos en sus oficinas y en el club, se las ingenió para que sus incumplimientos financieros no redunden en el cierre de crédito bancario, mantiene a raya a la Administración Federal Ingresos Públicos (AFIP), que desde agosto espera fecha para su juicio oral, no le traspiró la mano para echar a un técnico a días de haberle renovado el contrato (Ricardo Caruso Lombardi), desacató órdenes judiciales con total ligereza y es ignorado por la mayoría de las glorias que tejieron a fuerza de triunfos la prolífica historia deportiva de la entidad. De todo ello, López se burla. Pero hay algo que el presidente rojinegro teme: ir a elecciones para ver qué dicen los socios de su gestión.
Tal es su pánico a contar votos que su desesperación lo llevó, días atrás, a ofrecer su primera conferencia de prensa “abierta” como presidente de Newell’s, donde dejó una advertencia: “No creo que haya elecciones en diciembre”. Y López tiene de dónde sostener su pronóstico: sus influencias en el campo judicial y político fueron lo suficientemente fuertes para suprimir deliberadamente actos electorales en 1997, 2000 y 2004, con escándalos que tuvieron menor trascendencia, rédito que entregó su ascendencia en la agenda periodística de los principales medios de la ciudad.
Newell’s es un club sin elecciones desde diciembre de 1994, con un presidente que hace lo que quiere y en el terreno que desee, permitiéndose reducir a la entidad a su expresión institucional más pequeña que se le recuerde en sus 105 años de vida. De Newell’s se fueron todos, desde Jorge Bernardo Griffa hasta el profesor de judo. Lo que no se extravió es el estatuto del club, que en sus artículos pone a resguardo su vida institucional. El documento madre de la entidad dice que el 14 de diciembre los socios deberán acudir al cuarto oscuro para votar. Y esta vez, en la Justicia, López las perdió todas.
Nueva justicia
Los 14 años de gobierno de López sin elecciones no pudieron haberse sostenido sin la complicidad de la Justicia, siendo el fallecido Rodolfo Bruch, a cargo del concurso preventivo del club, el abanderado de las autoridades judiciales que jamás pensaron diferente a López. Claro que hay de los otros, funcionarios como la jueza de Instrucción Mónica Lamperti, que cuando le tocó intervenir sobre Newell’s, sus medidas quedaron archivadas. En 2004, López suspendió las elecciones acusando a la oposición de presentar avales apócrifos. Al respecto, la magistrada, en su resolución Nº 895, entendió que “la presentación electoral opositora estaba refrendada por el porcentaje reglamentario exigido (dos por ciento de un padrón de 20.832 socios). La cantidad de firmas sin cuestionamientos excede ampliamente el porcentaje requerido para conseguir el reconocimiento y la participación electoral. Los avales superan ampliamente lo indispensable”. Pero de votar, ni hablar. Porque el expediente durmió en una instancia judicial superior lo suficiente para darle el gusto al titular rojinegro: en marzo último, luego de tres años, la Cámara de Apelación declaró que la causa se volvió “abstracta”.
Pero por estos días, la Justicia se muestra independiente ante López. Prueba de ello son las actuaciones del juez Civil y Comercial Nº 5 Iván Kvasina, que no dudó en desarticular la coartada de la dirigencia para evitar el sufragio. Desde diciembre de 2000, en Newell’s, los socios “estadio” no pagan cuota alguna para conservar tal condición –es el único club del país donde el socio no paga–, pero en la asamblea de mayo, donde quedó confeccionada la ahora removida Junta Electoral, se les exigió a los socios la “cuota estadio” al día, siendo casual que todos los asistentes del oficialismo hubieran cumplido con la nueva norma, y todos los representados por la oposición, sin excepción, se hubieran olvidado. Al recurrir a un juzgado de primera instancia, los socios encontraron respuestas: Kvasina ordenó pagar sólo tres cuotas (septiembre, octubre, noviembre de 2008) para votar. ¿Qué hizo López? Desacató la orden judicial, negándoles a los socios cobrarles los meses dispuestos por el magistrado.
Entonces salió a escena al Poder Ejecutivo, que ante las irregularidades probadas, por medio de Inspección General de Personas Jurídicas primero intervino la Junta Electoral, luego desplazó a sus miembros y el pasado viernes anunció, en resolución 1164, que Fiscalía de Estado se hará cargo de la organización de los comicios del 14 de diciembre.
Violencia en las calles
Al conocerse que el abogado Guillermo Lorente iba a ser la cara visible de la oposición, quien perdiera las últimas elecciones del club a manos del actual presidente por poco más de 200 votos, una sorprendente campaña de difamaciones con pintadas públicas se esparció por todo Rosario. Hoy en día, una de cada dos esquinas de la ciudad está garabateada en aerosol con difamaciones sobre el líder del Movimiento Leproso Social y Popular (MOLE), agrupación que reúne todo el arco opositor rojinegro. La omnipresencia de Lorente en las ochavas de la ciudad es la envidia de cualquier político en campaña.
A Ariel Moresco, abogado y dirigente del MOLE, le tocó en suerte amenazas telefónicas y físicas a su familia, incluida su suegra, la que fue víctima de una violenta intimidación en la vía pública. Aunque nada de eso se puede comparar con lo sufrido por Diego Ochoa, a quien le balearon el frente de la modesta panadería de su madre el 13 de noviembre. En un santiamén la fachada del comercio ubicado en la zona sur de Rosario recibió 16 impactos de bala, uno de los cuales le pegó a su cuñado, quien por la herida quedó cuadripléjico. En su declaración policial, Ochoa asoció la balacera con su participación en el MOLE, para el cual juntó avales. Su madre, Hilda Pérez, en cambio declaró que nada tiene que ver con la interna de Newell’s con el episodio. Al diario La Capital de Rosario, Pérez aseguró que “ninguno de sus hijos son hinchas de Newell’s”: Pero al ser consultada por Rosario/12, admitió que Diego simpatiza por los colores rojinegros, aunque “todos saben que no va a la cancha desde hace cinco o seis años”. “Tiene mucho miedo”, justifican los familiares respecto de sus contradictorias declaraciones. Aunque Pérez no está sola. Sugestivamente, días después de la agresión a su comercio acudió la jueza en lo Penal Alejandra Rodenas, que tiene en sus manos las causas de los barrabravas de Newell’s iniciadas por el ex juez Mariano Berges. “Le sugirió que se mantenga en su declaración, en que esto no tiene nada que ver con Newell’s”, confió un familiar.
El oficialismo también dice ser víctima del beligerante escenario que atraviesa el proceso electoral del club rosarino. Días atrás el ex tesorero Rubén Yacopino, y actual “asesor” de Solidez Institucional (agrupación que lidera López) denunció que le quisieron prender fuego su domicilio particular. Fue en esa oportunidad que los hinchas rojinegros le conocieron la voz a Yacopino, pues fue la primera vez que atendió a la prensa para hablar del club al cual le dedica tiempo completo, puesto que al asumir como tesorero renunció a su empleo en el Banco Municipal de Rosario.
Amenazas, difamaciones públicas, balazos, agresiones a golpe de puño en el estadio a quienes se identifican con la oposición, conviven en el proceso electoral de Newell’s. A este repertorio se sumó Daniel Bocchi, primer miembro suplente de la Junta Electoral del club que fue desplazada por Fiscalía de Estado, que el 24 de noviembre fue detenido en Rosario por ser “la mano derecha” de Mario Segovia, señalado por el juez Federal de Campana Federico Faggionatto Márquez como el mayor contrabandista de efedrina a México. Según fuentes policiales, la cercana relación de Bocchi con Segovia lo pone ante la Justicia bajo sospecha de ser el “testaferro” del “rey de la efedrina”.
Sin miedo
Así como la barra brava no tiene pruritos para amenazar a técnicos y jugadores para implementar su poder de coerción en el estadio, en los días de partido despliega un operativo de intimidación al que no se le escapa nada. Los violentos se reparten en las cinco tribunas del Coloso del Parque para amenazar y golpear a todo aquel que diga algo de López. Tal es la organización, que similar movimiento de represión se animaron a realizar en pleno centro de la ciudad, a comienzos de año, para desarticular una marcha de protesta de los denominados “Socios e Hinchas Autoconvocados”. Aquel encuentro opositor quedó frustrado porque los barras impidieron la llegada de los manifestantes a la esquina citada, copando todos los alrededores de la manzana. Pero desde entonces, los socios ganaron las calles, donde a fuerza de movilizaciones lograron despertar la atención del Poder Judicial y el Ejecutivo, que debieron unir esfuerzos y dedicar recursos para que en Newell’s sus 25 mil socios puedan elegir autoridades.
Lo siguen hasta los sabuesos
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) denunció a Eduardo López como presidente de Newell’s por evasión impositiva en las transferencias de Diego Mateo, Maximiliano Rodríguez, Claudio París, Lucas Bernardi, Damián Manso y Diego Crosa, en el marco de lo establecido por la Ley Penal Tributaria 24.769. La Justicia Federal debe disponer ahora la fecha para su juicio oral. Entre tanto, el fisco sigue tras los pasos de la conducta tributaria de López. Los sabuesos miran con detalle la cesión de Cristian Ansaldi al Rubin Kazan de Rusia. Según una calificada fuente del fisco, “no hay concordancia entre lo que declaró Newell’s que se vendió el jugador y el dinero que ingresó en la entidad”. Por este motivo, la institución rosarina demoró el envío a Rusia de la documentación necesaria para que Ansaldi sea habilitado, debiendo el jugador recurrir a un permiso laboral por vía judicial, que vencerá a fin de año.
Imagen: Alberto Gentilcore
Fuente: PáginaI12