viernes, 14 de noviembre de 2008

El periodismo en el laberinto de las megaaudiencias de Internet

La fundación García Márquez se suma al debate: ¿cuál será el futuro del periodismo en la era de la Red?
Por: Darío D'Atri
Cada día, más de un 1,2 millón de usuarios únicos acceden a la red Clarín en búsqueda de información, análisis, servicios, entretenimientos y una cadena interminable de recursos online que ya son parte esencial del día a día de la gente. Lo mismo ocurre, en dimensiones inabarcables, en cada rincón del planeta, en donde cientos de miles de redacciones digitales o integradas (papel + web) buscan responder a esa demanda insaciable, transformándose en usinas inagotables de contenidos.
De la noche a la mañana, esa explosión de audiencias está cambiando años de prácticas periodísticas históricas, clásicas, seguras, cómodas.
Ahora, los periodistas transitan tiempos de transformaciones que ponen patas para arriba cada una de las certezas que formaban los cimientos de la profesión. ¿Cómo garantizar la rigurosidad en tiempos de la inmediatez? ¿Qué espacio dar dentro de la agenda diaria de los medios a la marea de opiniones, reportes, imágenes y sonidos que llegan de millones de usuarios (la audiencia)? ¿Qué hacer frente a la irrupción de fenómenos como el uso abierto, incontenible e incontrolable de contenidos con nombre y apellidos, que son reproducidos en la Web sin consideración de los derechos de autor y propiedad intelectual? ¿Cómo evitar el riesgo de la censura ante una avalancha de comentarios?
Esos y más interrogantes fueron debatidos hace una semana, durante 36 horas, en Bogotá, por periodistas de todo el continente, España y Francia, invitados por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por Gabriel García Márquez, y por el gigante de Internet, Google.
Pasaron más de 10 años desde que los medios de comunicación pusieron un pie firme en Internet, pero recién ahora, producto de una revolución cuya base es el cambio absoluto del perfil de los lectores, esos medios han asumido que la creciente autonomía relativa de las audiencias obliga a una transformación profunda de las compañías editoriales y del perfil profesional de los periodistas.
En Bogotá, la discusión fue desde las ventajas y desventajas de la integración de redacción digitales y clásicas, a la reformulación de la ética profesional de los periodistas a la que obliga Internet. En todos los casos, debates profundos pero marcados por la búsqueda incipiente de brújulas que orienten a los periodistas por el recién descubierto planeta de la globalización multimedial.
Javier Darío Restrepo, un veterano y multipremiado periodista colombiano, propuso con cierta nostalgia buscar técnicas que permitan "derrotar al tiempo", para no caer en los riesgos que genera un periodismo mucho más veloz. Otros, como el francés Jean Françoise Fogel, ex consejero de Le Monde, prefirió el tono apocalíptico para aventurar que "las audiencias funcionan por sí mismas, sin necesidad de la prensa para compartir imágenes, videos o textos".
La tentación alarmista en relación al futuro de los medios tradicionales fue, casi siempre, y paradójicamente, directamente proporcional a la edad de los participantes. Los más jóvenes, en cambio, defendieron el enorme poder que los medios y los periodistas ganan con los desafíos que dispara ese escenario de lectores superinformados, autónomos, productores y consumidores de información en simultáneo.
Aunque siempre es más fácil (y quizá sea cierto) suponer que el nuevo periodismo digital tendrá los mismos desafíos de rigurosidad y calidad que el tradicional, la verdad es que cuando el piso se mueve es alto el riesgo de perder el equilibrio. Internet y sus fabulosas herramientas interactivas ponen a los periodistas ante un espejo-audiencia que todo lo cuestiona y todo lo transforma.

Fuente:
Diario Clarín