jueves, 27 de noviembre de 2008

El padre Edgardo Montaldo es personalidad distinguida de Rosario

Lo distinguió el Concejo Municipal. Se destaca su permanente lucha con su gente de "Ludueña".Su trayectoria es reflejada en el Decreto que lo nomina:
"...Abocado a la docencia se desempeña como maestro en el Colegio “San José” y luego tres años en Corrientes-Capital, regresando nuevamente al Colegio “San José”, de Rosario, hasta el año 1.967, continuando como docente.
Inspirado fuertemente en la obra de Don Bosco, desea un lugar para su sacerdocio más cercano a los jóvenes de los sectores populares.
En el año 1.968 logra ser trasladado a una “barriada” frente a “La Cotar” (Barrio Industrial), que por ese entonces era bastante “tierra adentro”, comenzando su tarea con los jóvenes del lugar.
Eran los finales de los 60, la juventud invadía barrios y villas con grupos juveniles parroquiales, políticos o estudiantiles, de las charlas con estos grupos se orienta su camino a la parte más castigada de la Parroquia “Domingo Savio”, que coincidía con lo que es hoy Barrio Ludueña, en sus zonas de asentamientos o villas.
Allí comienza una nueva etapa en su ejercicio del sacerdocio, al punto que hoy sostiene, que si bien sus compañeros festejan este año sus 50 años de sacerdocio (se ordena en 1958), él considera que su verdadero sacerdocio comenzó 10 años después, en 1968 cuando se comprometió con la cruda realidad de Ludueña y los excluídos.
Al decir del “padre Edgardo” como todos los conocemos, en el 68 dejó el magisterio y “comenzó como alumno”, aprendiendo las lecciones más importantes para trabajar “no para la gente, sino con la gente”.
Todo fue surgiendo “desde las bases”, por urgencias, vacíos o problemas de los vecinos, acompañados por los distintos grupos, de afuera o del propio barrio.
En 1968 ante una propuesta gubernamental de un Plan de Viviendas el asentamiento tuvo la primera organización barrial, el camino de las viviendas fue largo y penoso, hasta en parte inconcluso, pero permitió a los vecinos del barrio comenzar a trabajar comunitariamente por sus necesidades y surge como lugar de encuentro una casilla donada por una familia, que sería el primer espacio Salesiano en el Barrio. Cuentan los vecinos que al limpiar los terrenos para instalar la casilla encuentran una medallita del Sagrado Corazón de Jesús, y que es así que la Capilla lleva ese nombre.
La Escuela “Luisa Mora de Olguín” fue uno de los referentes para comenzar a construir un espacio de inclusión en el barrio, como lo había hecho la misma Doña Luisa, su fundadora
Los grupos internos y de apoyo de distintos sectores se fueron multiplicando a lo largo de los años, contando con creyentes, no creyentes, estudiantes, profesionales, etc. que se fueron comprometiendo desde sus espacios a “construir un mundo donde quepan todos los mundos”, como él suele decir, donde tenga cabida la diversidad, donde el trabajo colectivo y solidario sea lo cotidiano.
Así pasaron por Ludueña miles de jóvenes que lo contaron como referente y coordinador de un espacio de inclusión social sui géneris, donde lo importante y exigido era compartir el proyecto. Incluído Pocho Lepratti, ex seminarista que elige Ludueña para quedarse a concretar sus sueños no canalizados en los seminarios.
Ludueña fue y es un espacio de jóvenes, desde el espacio autodenominado “La Vagancia”, movidos por el testimonio y consagración de Pocho, se siguen convocando grupos de adolescentes y jóvenes en cada comunidad como: Los Ropes (Sagrada Familia), Las Terribles (Caminando con María), Los Pelos Duros (Luján), Los Sanca (San Cayetano) Los Piqueteros (Lourdes), Los Gatos (Sagrado Corazón) y Don Bosco Junior (Sagrado Corazón) y también participan grupos que no residen en el barrio como Mallín y Quecos que brindan apoyo escolar.
Hoy los espacios se han multiplicado, con mucho esfuerzo para sostenerlos, pero son parte de “esos Sueños” a los que siempre alude Edgardo: La Escuela Primaria Nº 1027 Luisa Mora Olguín, el Jardín Belén, la Escuela de Capacitación Laboral Nº 1061 “Nazaret” y el Espacio Betania donde se sostiene dos proyectos el Alimentario y el de Educación No Formal Social y Comunitaria- Salud
Dentro de ese espacio de educación no formal, por su trabajo comprometido y perseverante se reconoce al grupo “Desde el pie” que desde los 90 sostiene ininterrumpidamente espacios de prevención y asistencia en situaciones de violencia de género, abuso sexual infantil; desde una perspectiva de género y de derechos humanos, trabajando en educación sexual en Ludueña y en otros barrios que lo requieren; siempre con subsidios ocasionales y trabajando “a dedo”.
El grupo Saltimbanquis un espacio de contención para niños y niñas del barrio desde la educación no formal redobla la apuesta de compromiso con los “Chicos de Ludueña a los que les cuesta mucho sostener la escuela”, a lo que se suma la Orquesta Social del Barrio Ludueña, enmarcada en el proyecto “Vibrato”, y así a medida que se recorre la comunidad hay historias y testimonios de los que se hizo, de lo que se está haciendo y de lo que se deberá hacer.
En Ludueña se intenta articular salud, educación y trabajos comunitarios permanentemente, trabajando desde la diversidad y tratando de comprender esa complejidad que interpela todo el tiempo a sus actores, pero que no logra desmovilizar al contrario, suma mayor compromiso y mayor empeño en el Padre Edgardo.
Esta somera enumeración de su trabajo consecuente nos permite apreciar una trayectoria notable, sumamente destacada y con gran proyección en la comunidad rosarina en general, y en lo social y comunitario en particular.
El unánime respeto a su persona y a su constante tarea para la difusión y promoción de los derechos de la infancia y los jóvenes, hace que el Concejo Municipal de Rosario, en representación del pueblo de la ciudad otorgue el reconocimiento que sin dudas merece y ha sabido ganarse en sus años de labor perseverante y coherente en la promoción y construcción de una sociedad más justa e incluyente."