Aunque su apellido es de origen francés, Frank es el primer latinoamericano en ser elegido para ese cargo. Esta semana estuvo en Bogotá.
Es guatemalteco, activista de los derechos humanos, exiliado 12 años por la represión en el Gobierno de Lucas García, compañero de lucha de Rigoberta Menchú -la Premio Nobel de Paz- y Comisionado de Paz en su país, durante el mandato de Óscar Berger.
La Rue está preocupado, principalmente, de la situación de la libertad de expresión y el acceso a la información en México y Bolivia. En el primer país, más de 24 periodistas han sido asesinados en los últimos 8 años y, en el segundo, se vive un conflicto interno por la intención de 5 provincias de obtener más autonomía.
"El primer caso es México, luego estoy pensando en Bolivia", dice, para luego explicar que en el caso del país suramericano está interesado en el respeto de las manifestaciones de opinión política de todos los sectores.
Pero en su intención de ayudar a preservar la libertad de expresión y el acceso a la información podrá encontrarse con el temor que aún sienten algunos Estados cuando escuchan hablar de algunos de los relatores especiales de las Naciones Unidas. De hecho, no ha recibido invitación alguna de un estado latinoamericano para que estudie su situación interna.
"Solo tengo invitación de Maldivas, Sri Lanka, Zimbawe y Camerún", dice y luego afirma, en tono amistoso, que "el tener relatores y órganos de Naciones Unidas no es un castigo. Todos estos mecanismos hay que verlos como un aporte a los estados para ir perfeccionando su respeto a los derechos humanos".
Sobre el caso de Colombia, La Rue, quien fue nominado al Nobel de Paz, admite que le preocupa mucho los escenarios del conflicto armado, donde la labor de los periodistas no es fácil y donde el acceso a la información de los ciudadanos no es la mejor.
Aun así, reconoce que "la posibilidad de que haya amenazas ha disminuido bastante en Colombia". No obstante, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) mantiene la preocupación por la impunidad en los casos de periodistas asesinados en Colombia, particularmente en que no se haya identificado a los determinadores de estos hechos.
El nuevo Relator de Libertad Expresión sabe de estas dificultades y, por eso, en su agenda ya tiene incluidas una serie de alianzas para fortalecer su labor.
Ya tuvo un primer encuentro con la colombiana Catalina Botero, relatora Especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la Libertad de Expresión. Su idea: unir esfuerzos.
A su vez, planea trabajar con la SIP y unirse con los otros relatores temáticos de Naciones Unidas para hacer más vigorosa su gestión.
Ahora, su reto tiene dos ingredientes adicionales: un mundo digital en el que acceder a información de calidad no es fácil y una sociedad en la que los jóvenes se muestran cada vez más indiferentes.
Sobre el mundo digital, Frank quiere romper el aislamiento de las comunidades que aún no hacen parte del mundo virtual. "Es una absoluta necesidad y debe ser una prioridad entre los países".
Y en cuanto a los jóvenes, quiere desarrollar una política de paz con ellos. "El interés es que ellos puedan generar un pensamiento distinto e impulsar, desde los medios, una cultura y un mundo distinto".
Fuente: El Tiempo