martes, 26 de agosto de 2008

TV digital: intenta Brasil imponer su norma en el país

El silencio en materia de televisión digital que regía desde fines de 2006 se rompió, parcialmente, a fines de la semana pasada, cuando trascendió que el gobierno de Cristina de Kirchner estudia la posibilidad de adoptar la norma japonesabrasileña de TV digital. El portal electrónico Enciclomedios aseguró que el ministro de Planificación Julio De Vido se reunió en Brasilia, fuera de agenda, con el presidente Lula da Silva, para discutir esa posibilidad, nunca contemplada hasta ahora. La norma japonesa-brasileña de televisión digital es la ISDB-T, y rige en Brasil desde hace dos años.
Aunque oficialmente la Argentina nunca comunicó que, tras sus rondas de evaluación de fines de 2006 se hubiese decidido por la norma europea DVB, varios funcionarios, y hasta algunos técnicos del ComFeR con los que dialogó este diario durante la gestión de Julio Bárbaro, admitían que esto era así. Sin embargo, el actual interventor Gabriel Mariotto, que ayer viajó a San Pablo para participar en un foro de televisión digital (lo que continuó alimentando la versión del acercamiento entre ambos países en cuanto a la futura norma), desmintió ayer aquella decisión. «Este Gobierno nunca dijo que se esté más cerca de ninguna norma para la TV digital» dijo ayer a este diario minutos antes de embarcar. «Estamos analizando las tres, la europea, la norteamericana y la japonesa. Justamente, estamos viajando al Foro de San Pablo con Ceferino Namuncurá, interventor de la Comisión Nacional de Comunicaciones, donde participaremos de distintos comisiones para que se nos explique mejor las ventajas y desventajas de las distintas normas».
Pese a que la Argentina, al igual que la mayor parte de América latina, no estará en condiciones de transmitir televisión digital terrestre hasta dentro de una década (en los EE.UU. el llamado «apagón analógico» se producirá el 18 de febrero próximo, y Europa lo hará un año más tarde), Mariotto aseguró que «entramos en etapa de definiciones».
Sin embargo, la falta de una nueva Ley de Radiodifusión, que deberá contemplar el crucial tema de la televisión digital -sobre la que existe un enorme vacío legal-, es otro de los impedimentosque frenan al país para decidirse sobre la norma según la cual se regirá la nueva tecnología; de hecho, pese a que el interventor del ComFeR en los años de la Alianza, Enoch Aguiar, le restó validez legal al acuerdo que firmó Germán Kammerath, durante el gobierno de Carlos Menem con los EE.UU., según el cual la Argentina adoptaba la norma norteamericana ATSC, éste continúa vigente.
Acerca de la ley, dijo ayer Mariotto: «Se va a instalar en breve una campaña muy fuerte de información sobre la nueva Ley de Radiodifusión antes de que llegue al Congreso, al igual que se hizo con la Ley de Educación Superior». Pese a ello, en el borrador del actual proyecto de Ley de Radiodifusión se toca muy tangencialmente el tema de la televisión digital.
Brasil adoptó el sistema ISDB-T más allá de cualquier seducción por la técnica: la razón que llevó a ese país a decidirse por esa norma se funda principalmente en los sólidos acuerdos de cooperación económica que tiene con el Japón. Por caso, hubo fuertes inversiones asiáticas que llevaron a Brasil a generar muchos puestos de trabajo y liderar la región en la fabricación de set top boxes, es decir, de cajas conversoras que permitirán recibir TV digital en receptores convencionales. Desde luego, no es el caso de la Argentina.
Además, Brasil generó una norma que ni siquiera es la japonesa tal cual, sino que está inspirada en ella. Es un sistema que prioriza la Alta Definición (HD) y que, por ser así único en el mundo, aseguran algunos técnicos que tiene los set-top-box más caros del mercado. Brasil generó una norma que consiste en transmitir en MPEG-4 (más flexible), cuando Japón lo hace con MPEG-2.
Consultado sobre el tema, Jorge Rivero, presidente del Consejo de la Televisión Digital (DTV Council, la primera asociación argentina dedicada a asesorar sobre este tipo de tecnología), señaló ayer a este diario: «Las tres normas proveen alta definición, pero aquí lo que importa es otro tema: no se pueden regalar los 6 Mhz. de ancho de banda necesarios para trasmitir 1 canal de HD (en el que hoy se transmite 1 canal analógico), cuando se podrían aprovechar para transmitir 4 canales de SD (definición standard), diversificando la oferta de información y multiplicando la producción de contenidos y contribuyendo a la eliminación de los monopolios informativos».

Periodista: ¿La norma japonesa no es más conveniente para la transmisión en alta definición?

Jorge Rivero: Seamos realistas. En primer lugar, nuestro país no tiene posibilidades de llevar monitores HD a sus 10 millones de hogares en un plazo que justifique adoptar un servicio de Alta Definición. Solo 11% de la población integra el nivel socioeconómico ABC1, que es el que podría afrontarla. Además, y esto es muy importante, sería beneficioso adoptarla si el país tuviera espectro libre para poder licitar frecuencias a nuevos operadores. Tampoco Brasil logró desbaratar sus monopolios informativos y quedó a merced de los grupos multimedios. Les aseguraron, otorgándoles los 6 Mhz. a cada uno, que no entraba más nadie. En la Argentina tenemos un problema mucho más serio en materia de concentración de medios. Padecemos un monopolio informativo, el mismo que logró la adopción del ATSC en 1998

P.: ¿Pero hay una norma ideal? Su ONG suele inclinarse por la europea.
J.R.: Mire, a mí no me importa si es la europea o la japonesa (la norteamericana está fuera de discusión por lo obsoleto). Lo importante es decidirse por una norma que permita agrupar a los actuales licenciatarios en un mismo multiplex en 6 Mhz, y licitar otros multiplex gratuitos y de pago con otros operadores. Hay que favorecer la competencia y dejar la HD para que la impulsen los cables y el satélite, y sólo volver a ocuparse de ella, por aire, cuando haya una base de mercado que lo justifique. Pero jamás habría que darles 6 Mhz a cada operador actual. Y «Canal 7» debería ser el carrier nacional para tener una red de TV pública poderosamente financiada. Si la presidente regala los 6 Mhz a cada licenciatario sería imperdonable. Tiene la oportunidad histórica, a partir de la tecnología, de frenar los monopolios informativos.

Fuente:
Ámbito Financiero