Argentina frente a la decisión de la norma tecnológica que adoptará
Por Jorge Crom, enredados@miradasalsur.com
En breve la Argentina deberá adoptar la norma para el desarrollo de la televisión digital. En este marco, la pregunta sobre las ventajas de esta tecnología se vuelve central. Entre las promesas está la de aumentar considerablemente la calidad de imagen y sonido que el televisor reproduce. Una pantalla plana con mayor definición y contraste, una paleta de colores ampliada con blancos y negros plenos, junto a un factor de forma similar al usado en el cine, un mayor ángulo de visión y la posibilidad de tener hasta cinco canales de audio, hacen que la experiencia de ver televisión digital cobre nuevas alturas. Los ojos y oídos agradecidos.
La transmisión digital de una señal de televisión mitiga mejor las interferencias y ruidos que encuentra en su camino hacia el receptor. Además, requiere un menor uso de un recurso natural escaso, como es el espectro radioeléctrico. La ocupación de espectro que hoy realiza una señal de televisión analógica es cinco a seis veces mayor a la requerida por cada una de las futuras señales de televisión digital con igual definición. Esto redunda en un uso más eficiente de un recurso codiciado, posibilita una mayor oferta y diversidad de señales, y permite recuperar una porción del espectro para otros usos. A su vez, las repetidoras de las estaciones de televisión pueden usar exactamente la misma frecuencia sin temor a interferencias entre sí. Estas condiciones presuponen la posibilidad de que el Estado incremente la cantidad de licenciatarios de televisión abierta.
A quién imitar. ¿Cuál es la mejor norma tecnológica? Todas son buenas, pero con variantes. En Europa se privilegió ofrecer una mayor diversidad de contenidos aprovechando la eficiencia espectral: Allí la televisión digital tuvo un impulso sustentado en un sistema de distribución de señales vía satélite. Fueron ellos los que desarrollaron la norma técnica DVB (Digital Video Broadcasting) que ya se está usando como estándar en las transmisiones vía satélite en el mundo y en el desarrollo de la televisión digital terrestre en Europa. Aquí también fue donde se desarrolló el estándar paneuropeo de telefonía móvil, mejor conocido como GSM y actualmente en uso en nuestro país. Por ello, y a instancias de los operadores de telefonía celular de esa región del mundo, el estándar DBV conlleva una plataforma que hace muy; fácil llevar la experiencia de ver televisión al celular. Por su parte, Estados Unidos privilegia un modelo de televisión pago, y ha desarrollado la norma técnica ATSC (Advanced Televisión System Committee) que pone énfasis en la alta definición de la imagen. A su vez, Japón ha desarrollado la norma ISDB (Integrated Services Digital Broadcasting) haciendo uso de lo mejor de las dos experiencias anteriores, que ya fue adoptada por Brasil. Los japoneses pusieron el foco en el desarrollo de un proyecto tecnológico industrial que acompañe el recambio de millones de televisores e infraestructura de transmisión.
Dentro de los modelos de negocios a desarrollar, claramente las empresas de telefonía -es el caso de Telefónica- apoyarán una norma tecnológica como la europea, que propone un puente para llevar la televisión a los teléfonos celulares. Por oposición, el grupo Clarín, que no posee una red celular, tratará de impulsar una norma que dificulte este tránsito. El Estado, por su parte, podrá privilegiar el desarrollo de la actividad dando una apertura hacia la sociedad. El cambio de paradigma tecnológico puede aprovecharse poniendo en práctica la máxima que dice que cuando se produce un cambio de modelo, todos los contadores vuelven cero para dar inicio a una nueva competencia.
Chiches nuevos. La televisión digital presupone más y nuevos servicios. Integrarla a los teléfonos móviles, por ejemplo, conseguirá que crezcan las pantallas de los celulares y, además, que el formato de la programación se ajuste para hacer de ésta una nueva experiencia satisfactoria para el televidente, ahora móvil. La publicidad y los servicios pagos encontrarán un terreno fértil para desarrollar un negocio multimillonario.
El semiólogo Eliseo Verón reiteraba recientemente desde las páginas de otro periódico dominical la muerte de la televisión. Pero, cuidado: ni el cine mató al teatro, ni la televisión a la radio. La televisión de hoy explotará en una infinidad de nuevas televisiones. Aparecerán nuevas barras de canales y sistemas de navegación de la programación, múltiples pantallas, video a demanda o por suscripción, modelos pagos o gratuitos con publicidad o subsidio, posibilidad de grabar, parar y reanudar la programación, video-conferencia, karaoke, interactividad, televisión por internet, triple y cuádruple play, televisión móvil, etc.
Cuenta regresiva. La decisión sobre la norma digital de televisión que adoptará el país no es sólo de orden tecnológica. El modelo a incluir en la futura ley de servicios audiovisuales conllevará lineamientos para poder seleccionar con criterios de alta política la norma a adoptar. ¿Será una televisión digital gratuita o paga? ¿Privilegiará la diversidad de señales o velará por el reparto de la torta publicitaria entre pocos? ¿Estimulará la diversidad de mensajes a partir de un amplio otorgamiento de licencias? ¿Apoyará la producción industrial para el reemplazo de todos los receptores de televisión o será una nueva oportunidad para importar? ¿Se desarrollará un ecosistema de producción de contenidos aprovechando la baja de costos que estas tecnologías conllevan? ¿Será una oportunidad para explotar sólo el entretenimiento o para profundizar la televisión como herramienta de cultura, educación y participación?
La Argentina está en la víspera del desarrollo de un nuevo ecosistema de contenidos, y la tecnología digital cambiará sin duda su producción, distribución y consumo. Esto presentará desafíos y oportunidades para nuestra sociedad, que no deberán ser concretadas sólo por la "mano invisible del mercado".
Están dadas las condiciones para construir una sociedad fuerte en conocimiento y habilidades, basada en valores democráticos, sociales, educativos y culturales, ofreciendo a las audiencias contenidos de calidad. Una televisión digital abierta y gratuita con universalización de acceso servirá mucho más que para ver mejor.
Fuente: Miradas al Sur