jueves, 21 de agosto de 2008

Pulitzer tenía razón

Por: Juan Carlos Bergonzi:
Cuando en la primera década del siglo XX el periodista y empresario de medios de comunicación impresos, el estadounidense de origen húngaro Joseph Pulitzer, le donó una importante suma de dinero a la Universidad de Columbia para la creación de una escuela de periodismo, los académicos se sorprendieron.
¿Enseñar periodismo en el contexto de la universidad? ¿Tiene sentido capacitar jóvenes con interés en ejercer la comunicación? ¿Hay que hacerlos pasar por las aulas antes de escribir mensajes de actualidad dirigidos a miles de personas? Interrogantes que los profesores e investigadores de la casa de estudios comprendieron y respondieron con la aceptación de la oferta del periodista inmigrante radicado en Estados Unidos.
Las clases comenzaron en setiembre de 1912 en la universidad fundada en 1754 por el rey Jorge II de Inglaterra, la más antigua de la ciudad de Nueva York y la quinta en el país del norte. Unos años antes, en 1908, Walter Williams, de la Universidad de Missouri, había iniciado el camino con la primera escuela de periodismo en el mundo.
Pulitzer estaba preocupado por el desarrollo de la prensa y la forma de ejercer el periodismo. Sus innovaciones en la presentación visual, contenido de la información y estilos redaccionales, así como una nueva forma de mirar la realidad provocaron una sucesión de cambios dramáticos en la profesión.
Después de Pulitzer, el periodismo estadounidense y mundial ya no sería el mismo. Pero su perspectiva iría más allá de la forma de producción periodística gráfica. "Nuestra república y su prensa, dijo, se levantarán o caerán juntas. Una prensa capaz, desinteresada, public-spirited, con inteligencia entrenada de saber sus derechos y obligaciones y el valor de hacerlo, puede preservar esa virtud pública sin la cual el gobierno popular sea un impostor y una mofa...".
Era tanta la pasión de este hombre por el periodismo que llegó a afirmar que "...la energía de moldear el futuro de la República estará en las manos de los periodistas de las futuras generaciones...".

En la Argentina
A instancias del Círculo de Periodistas de la provincia de Buenos Aires, la Universidad Nacional de La Plata auspició la creación de la primera escuela de periodismo en nuestro país y América Latina. Transcurrían los primeros años de la década de 1930 y los cursos comenzaron en 1935. Los vientos de la Reforma Universitaria se sentían en el marco de esta iniciativa surgida de los propios hombres de la prensa platense. Años más tarde, pero en el ámbito de la educación de gestión privada, surgió otra carrera similar en la ciudad de Buenos Aires.
La influencia arrolladora de las ideas de Pulitzer marcó la necesidad de capacitar a generaciones de estudiantes con vocación por el periodismo. ¿Cómo escapar a la fuerza de los hechos? El mundo de entonces al igual que el actual reclama calidad en la comunicación que consume.
La trayectoria de la academia y la distancia que impusieron algunos periodistas con el modelo formativo universitario son irregulares. La famosa controversia empíricos/universitarios quedó en memoria de la historia de esta disciplina en la enseñanza superior.
Muchos periodistas de renombre, con elevada formación lograda en lecturas y prácticas rigurosas de la profesión, dejaron su aporte invaluable en las aulas.
No se negaron a participar con su sabiduría frente a alumnos. No trasladaron frustraciones. Aportaron lo mejor de sus experiencias y el interés por ir más allá de lo simple, de lo observable sin confrontación de fuentes y hechos. Consideraron su paso como un compromiso ético, alejado de la retórica vacía.
La Universidad Nacional del Comahue con su carrera de Comunicación Social no ofrece exclusivamente satisfacciones formativas a demandas del mercado ni está pendiente de ondulantes cifras en su matrícula. Pretende acentuar los principios liminares de la enseñanza universitaria; que sus jóvenes alumnos conozcan el contexto social, histórico, social y teórico de su futura profesión, que no ignoren estas cuestiones para no vivir condenados en la superficialidad.
Deben obtener, como graduados, la confianza del público de acuerdo con la recomendación de Joseph Pulitzer.
La trama actual de la sociedad de la información y el conocimiento así lo exige.

*Profesor/investigador en Comunicación Social. Fadecs-UNComahue
Fuente: Diario Río Negro