, gmunoz@telegrafo.com.ec La incautación de bienes a los hermanos Isaías Dassum ha sido la noticia que mayor espacio ocupó en los medios de comunicación y que mayores comentarios ha generado en la semana. 195 propiedades, incluidos tres canales de televisión, fueron incautados por la Agencia de Garantía de Depósitos para saldar una deuda de 661 millones de dólares que dejó la quiebra bancaria de Filanbanco, uno de los bancos más importantes del país. En 1998 la entidad pasó a manos del Estado, finalmente dos años más tarde, el 18 de julio del 2001 cerró sus operaciones por problemas de liquidez y solvencia. Finalmente luego de siete años los bienes se incautan.
Para muchos la medida es legal, necesaria y esperada para hacer justicia a miles de familias afectadas por el cierre de Filanbanco y al Estado que asumió el cierre y la devolución de los depósitos de miles de clientes.
Para otros, el problema se centra en la legalidad del hecho, pues aseguran que no se ha procedido en estricto derecho, además defienden que la incautación de los tres canales de televisión atenta y pone en riesgo la libertad de expresión.
Más allá de las discusiones sobre la supuesta “ilegalidad” de la medida y más allá de la necesidad de la misma, la incautación de Gamavisión, TC Televisión y Cablevisión deja ver la riesgosa relación entre medios de comunicación y banca, más aún cuando esta última, históricamente, ha demostrado ineficiencias técnicas y éticas, dejando millonarias perdidas al Estado. Tales son las pérdidas por la banca ineficiente y corrupta del país que se creó una entidad estatal para manejar a las decenas de instituciones quebradas en Ecuador. ¿Qué clase de leyes hemos tenido? y ¿tan pocas reacciones legales hubo ante tanto atraco?
La incautación de estos bienes por sí misma, no es un atentado a la libertad de prensa y comunicación. Lo que sí es un atentado a la libertad de expresión es el monopolio de los medios: ¿un solo grupo económico controlando tres canales de televisión?
Lo que sí es un riesgo para asegurar información veraz y transparente es que la banca maneje y controle medios de comunicación.
¿Cómo podemos confiar en la veracidad, la objetividad, la libertad de expresión de estos medios cuando quienes son propietarios de bancos cerrados controlan tres importantes medios de comunicación?
Los medios de comunicación hoy más que nunca deben ser manejados independientemente de actividades tan delicadas como son las financieras. Más aún, en un país en donde la quiebra de bancos y empresas financieras no son una excepción.
Por ello resulta, sino absurdas, muy poco informadas y argumentadas aquellas opiniones que leen en la medida de la AGD un atentado contra la libertad de expresión. Pues lo que realmente afecta y ha afectado la libertad de expresión de los ecuatorianos es que quienes han controlado los medios, controlen casi todo en el país. Todo lo ocurrido demuestra la urgencia de leyes que eliminen estos grandes monopolios y que aseguren la independencia entre sí de actividades que tienen tanto riesgo y poder.
Fuente: El Telégrafo