lunes, 30 de junio de 2008

Rubén Rada: "en marzo me retiro de los escenarios"

La "Sobremesa" de esta semana fue distinta, menos distendida pero más reflexiva. El protagonista fue el artista Rubén Rada y la consigna, su nueva obra para niños. Aunque las premisas del entrevistado quedaron claras desde un primer momento, no hablar de su vida y sí de su obra, pudimos salirnos del libreto para conocer más a Rada.
Por: Genoveva Malcuori - Belén Riguetti
Mi nombre es Rubén Rada. Soy cantante y compositor, que es lo mejor que hago. Todo lo demás es una casualidad.

En sus espectáculos logra reinventar y crear nuevos personajes. ¿Eso le insume mucho tiempo de creación?
No, el tiempo lo gastan los que tienen que desarrollar la idea. Para el espectáculo de ahora llamé a Omar Varela, que es un capo y un gran amigo. Antes contaba con "el Corto" Buscaglia, pero como ya no está con nosotros recurrí a Omar Varela. El hizo un Rada distinto, desde el lado actoral.
Hay cuatro actores arriba del escenario, incluyéndome a mí. Juntos creamos "El Reino de Rada", donde pasan cosas: al Príncipe Azul que lo encierran y vive haciendo locuras. El texto es muy loco y siempre se acompaña con una canción.

Pero la creación de un personaje implica también saber llevarlo, ¿no?
Eso lo hace el director.

¿Usted sólo lo interpreta?
El director me dice a mí cómo tengo que hacer y yo después le meto algunas cosas mías, pero el que me dice cómo caminar por el escenario, cómo decir tal cosa para que cause gracia es él, que es la persona que entiende de teatro.

¿Cuánto tiene un personaje de usted?
Yo soy Rada siempre. Me pinte de verde o de azul; cualquier personaje que haga siempre soy Rada. Cuando estaba en La Oveja Negra, también era Rada. Yo no soy actor, no sé crear un personaje.

¿Y eso también ocurre desde el punto de vista musical?
No, hay un cambio. Por ejemplo, el disco de "Richie Silver" no tiene nada que ver con "Bailongo". "Richie Silver" es un disco de rock de la época de los 60, y "Bailongo" es un disco de música latina, con candombe y cha-cha-chá.
El disco "Black" tiene candombe y todas esas cosas, pero tocado más con solos, largos, improvisando, mientras que otros discos son más comerciales. El disco "Cha cha Muchacha" es más comercial. Desde el primer tema hasta el último son canciones que te matan, muy pegadizas.

¿Ahí sí hay un cambio entonces?
Siempre hay un cambio. Los discos "¿Quién va a cantar", "Bailongo" y "Alegre caballero" son parecidos, porque apuntan a que la gente baile y se divierta. También están "Tótem", "El Quinto", "Richie Silver", "Black", "Montevideo I" y "Montevideo II", que grabé en EEUU y con músicos norteamericanos y africanos, todos con música distinta, con sonidos distintos.
Mis discos siempre son distintos, salvo esos tres que nombré, en los que busqué vender.

La palabra "comercial" a otros artistas les suena mal...
Sí, porque son uruguayos; el uruguayo tiene muchos temores. Vive pensando "¿A quién voy a molestar?", "Me estoy pasando", "Me estoy vendiendo", "Me estoy volviendo yanqui".
Yo logré hacer lo que quiero cueste lo que cueste. Sé que hay gente que me critica y dice "El negro cambió". La gente quiere que uno se quede cagado de hambre tocando en un boliche, sufriendo. Lo que tiene el uruguayo es que va metido para adentro: la bufanda, la ropita negra, está el "vamo' a cantarle al pueblo". Está bien, vamos a cantarle al pueblo, pero también tenés que comer y vivir.
Las personas que están arriba del escenario se visten idéntico a las que están abajo. Tenés al artista, de camisa negra, cantándole al que está abajo mirando, también de remera negra.

¿Puede tener que ver con la inversión que se hace
No, no tiene que ver con la inversión. Es una costumbre, porque el uruguayo no se banca ver al artista empilchado en el escenario.
Piensan: "Si puede decir lo mismo sin semejante pilcha". Pero no es así: el tipo está dando un show.
Si cuando nosotros vemos un espectáculo de otro país, quedamos sorprendidos...

¿Pero los uruguayos tenemos algo bueno?
Mucho. Lo único malo de los uruguayos es "emparejar para abajo"; querer que el que está al lado tuyo sea como vos, y si se fue para arriba y empezó a ganar más plata que no se olvide del barrio.
Eso es lo malo del uruguayo, y tiene que ver con el pueblo, porque se necesitan esos tres millones -contando esposas extranjeras y a los hijos nacidos en otros países- de familias uruguayas. Si fuéramos seis millones, podrías salir a la calle a vender figuritas y las venderías todas: venderías discos, vendrían empresas a crear cosas. Pero cada vez somos menos, y en la cabeza de cada uno de los jóvenes está siempre eso de en algún momento irse para algún lado. Nosotros, los viejos, tenemos que luchar para que eso no pase.

¿Usted se sacó los prejuicios para poder conquistar otros mercados, por ejemplo el argentino?
Me saqué los prejuicios acá en Uruguay. Yo soy uno de los artistas más criticados del Uruguay.

¿Por quién es criticado?
Por todo el mundo: la gente, la prensa, todos. Pero no me quedo en esa y salgo para adelante. Aparte, yo ya no soy más nada; no intereso en el ambiente. Soy un veterano guerrero de hace muchos años que aún está vivo. Nada más.

¿No quiere que las nuevas generaciones sepan de usted?
Se van a enterar. ¿Precisa hacer algo Charly? ¿Y Mateo? La juventud incursiona mucho más que antes metiéndose en Internet. El día que me muera todo el mundo se va a enterar de lo que hice. Y los que me criticaron van a hablar bien de mí.
Ahora hago "Rada para niños" y estoy pensando en divertirme, pero no estoy preocupado por qué van a decir. Hasta "Cha, cha muchacha" pensaba en eso.

¿Le hubiera gustado haber nacido después?
¡Sí! Me hubiera colocado en cualquiera. De hecho cuando hacía un programa que se llamaba "La puerta grande", en Tevé Ciudad, ahí fueron todos: Los Buitres, Trotsky Vengarán, El Príncipe. Pasaron todos los artistas por ahí. Y lo tuve que dejar porque ganábamos muy poco.

¿Se retira de los escenarios?
Sí, me retiro. Lo que hago es dedicarme a grabar discos, estar más cerca de mis hijos, que son músicos y muy buenos, juntarme con algún amigo a tocar la batería, a divertirme, a grabar discos pero no tocarlos.
Lo que me cansa es el escenario, los viajes, todo ese tipo de cosas y también ser patrón. Estoy harto de ser patrón, conseguir sonido, audio, luces, que los músicos estén bien, que esto, que lo otro, y si hay problemas solucionarlos. Quisiera subirme al escenario como un pinche más, como era cuando estaba con Tótem. Como patrón ganás más dinero, pero se sufre mucho porque yo vengo muy de abajo y me duele mucho el tema de ver cuánto pagarle a los músicos, ver si está bien o mal, pagar la oficina, los impuestos, etc.

¿Y eso opaca el disfrute arriba del escenario?
Efectivamente.

¿Y cuándo se retiraría definitivamente?
La idea es en marzo.

¿Va a haber un toque de despedida?
No. En marzo toco porque es el último contrato que tengo. No voy a hacer un recital de despedida, como tampoco hice un recital por los 10, 20, 30, 40 años de mi carrera; tengo 54 años de carrera y 64 de edad y nunca hice eso.

¿Quizás porque celebrar los años es una tendencia de ahora?
No, porque me parecía un latiguillo para ganar plata.

El Reino de Rada ¿Cómo es Rada para niños?
Este un espectáculo maravilloso, el cual estoy muy contento de hacer. Estoy muy feliz de hacer este espectáculo con Omar Varela que es un capo.
Yo que hago de rey y voy hilando todo el espectáculo sentado en el trono, desde donde voy hablando de los problemas del reinado. ¡Es muy divertido! Tocamos varias de las canciones que están sonando ahora como "Hay que lavarse los dientes", "Mamá yo quiero que me des la sopa" y una canción que escribió Omar Varela "El Reino de Rada". También entran los tambores a la platea y se divierte mucho la gente.
La ropa del espectáculo es muy buena. Yo me tuve que dejar la barba para hacer de rey.
Estamos muy contentos, las primeras funciones la gente se divirtió mucho. Yo tenía miedo de que fuera un poco larga la obra porque tenía mucho texto, pero no fue así.

¿Cuándo arrancó su nuevo espectáculo?
El espectáculo empezó el sábado y domingo 21 y 22 de junio pero fue una presentación hecha para invitados, gente del INAU, chicos de las huertas, hijos de las empresas que auspician el espectáculo y de los familiares de los músicos y con toda esta gente aunque parezca mentira llenamos el teatro Moviecenter. ¡A los uruguayos les gusta mucho pedir entradas!

¿Tiene otro sabor hacer un espectáculo para los chicos del INAU?
Para mí no es ninguna diferencia. El niño que paga y el niño que no paga es un niño que va a disfrutar, y mi show es idéntico para los dos con todas las luces, con todo el sonido, con todo el amor del mundo. Si yo que he vivido una vida de pobreza no hiciera eso, no entendería nada de la vida. Los shows son iguales, así haya en juego 100 mil dólares o si fuera gratis. Me da mucha alegría colaborar, hacer cosas para los niños que es lo más difícil que puede pasar.
Hoy día con la vanidad de querer tener todo, un chico si quiere un disco se lo graba de la computadora. El consumo es tan desesperante que la gente no se banca "no tener" el último disco de Charly o del que sea. Yo tuve mi primer disco de Los Beatles después de 4 años de que salieron Los Beatles.

Desde el escenario, cuando actúa para esos niños que no se pueden pagar una entrada, ¿ellos reaccionan distinto?
Es igual todo. De repente hacés un chiste inteligente que ese niño no lo entiende y el que pagó, el que va a la escuela, el inteligente lo entiende o puede pasar al revés, para mí es igual.
Hay niños pobres inteligentes y niños ricos inteligentes, medianos, clase media, la inteligencia no corresponde al nivel que tengan.

Fuente: La República