Tras las palabras algunas copiadas de las que había pronunciado su marido un rato antes, se imaginó que el tema del agro en conflicto aterrizaría en el Congreso para ser discutido, quizás corregido, sea por los intereses del agro o los de las provincias (finalmente, ponen la cara y los legisladores, pero no cobran). Ella, como su marido antes, se mostraron además razonables, más conciliadores que nunca, queribles inclusive. Esa impresión, al parecer, también se extendió a quienes escuchaban desde el sector rural.
Sin embargo, esos desconfiados de siempre sospechan que la iniciativa entró anoche a Diputados no habilita a ningún debate ni intervención; sólo persigue que las mayorías de las Cámaras simplemente reafirmen lo que ya determinó el Ejecutivo. Un truco vestido de institucionalidad. O sea, algo así como enviarlo para que lo apruebe el Partido Justicialista. ¿Se invita así, otra vez, al tumulto?
El Cronista sostiene: "Pisó el freno Cristina: podría moderar el Congreso aumento de retenciones"
Prueba nueva estrategia desde hoy el Gobierno para salir del atolladero en que ingresó hace tres meses con la maldición de las retenciones móviles a No suspenden todavía la vigencia del impuestazo, pero enviaron la propuesta para que la defina el Congreso.
El campo terminaría hoy con el paro, sin embargo seguirá trabado el comercio de granos hasta saber cómo siguen las retenciones Tampoco se levantarán del todo los cortes de ruta a Es que no está claro, todavía, si el Gobierno aceptará que el Parlamento ponga un límite al impuestazo contra el agro, la única forma de superar hoy la crisis La presión de gobernadores e intendentes en todo el país permitiría flexibilizar posiciones, limitar el impacto de las retenciones móviles, y que no aparezca el Gobierno retrocediendo en la cuestión, sino respetando la voz del Parlamento.
La Nación: "Giro en la crisis: fue al Congreso el aumento de las retenciones"
El Gobierno reaccionó así a los masivos cacerolazos de anteayer • Los legisladores tratarán un proyecto que sólo permite ratificar o rechazar las medidas, pero no modificarlas • El agro no levantó el paro y tomó con escepticismo el anuncio • “Les pido que respeten la democracia”, dijo la Presidenta • Néstor Kirchner acusó de golpistas a los que protestan
Después de la noche de los cacerolazos, el Gobierno apeló ayer a un recurso olvidado durante el conflicto con el campo: el Congreso de la Nación. La presidenta Cristina Kirchner envió al Parlamento un proyecto de ley que contempla la ratificación del resistido decreto del 11 de marzo por el cual se impuso el esquema de retenciones móviles.
El giro fue presentado en un contexto de duras críticas al agro y a la prensa. Alcanzó para descomprimir ayer las protestas callejeras, pero apenas despertó una tibia expectativa en las entidades ruralistas. Los dirigentes consideraron “positivo” el inicio de un debate legislativo sobre la medida que originó la crisis, pero ratificaron el paro hasta la medianoche de hoy.
En reserva, sugirieron que podrían estar ante “una trampa” dado que el proyecto sólo admite la ratificación o el rechazo y no permite cambio alguno de las medidas adoptadas.
El anuncio oficial apuntó en buena medida a emparchar las grietas abiertas en el PJ con los cacerolazos que se reprodujeron en todo el país anteanoche. Cuatro gobernadores peronistas habían pedido por la mañana que la Casa Rosada retomara el diálogo con el campo.
El matrimonio presidencial se repartió el trabajo de reaccionar a la peor noche de sus cinco años en el poder.
A media tarde, Néstor Kirchner citó una conferencia de prensa –algo casi sin precedente en su historia para ratificar el acto de hoy en la Plaza de Mayo “en apoyo del Gobierno y la democracia”.
Allí, defendió a ultranza las retenciones y acusó a los caceroleros de “contar con logística de sectores ligados a la represión ilegal”.
Una hora después, Cristina Kirchner comunicó su decisión de que el tema fuera tratado en el Congreso. Dijo que lo hacía “porque [a los que reclaman] no les basta con esta presidenta que hace seis meses obtuvo el 46% de los votos”.
El proyecto de ley repite el contenido de la resolución que impuso las retenciones móviles y el del decreto de la semana pasada por el cual se asignó a un fondo de obras públicas la recaudación correspondiente al aumento de la alícuota. Los legisladores, entonces, sólo podrán decir si están de acuerdo o no con las decisiones que tomó el Poder Ejecutivo. “Si no hay debate, las protestas van a reavivarse”, advirtió una fuente del sector rural.
Para el anuncio, transmitido por cadena nacional, la Presidenta eligió un acto de homenaje a las víctimas del bombardeo de 1955 a la Plaza de Mayo en los días finales de la segunda presidencia de Perón. En un intento de asociar aquella intención golpista con las protestas de estos días, advirtió: “Les pido respetar la democracia”. Igual, se declaró “dispuesta al diálogo” y rogó por el fin de los bloqueos de rutas.
Fuentes de la Casa Rosada admitieron que el cambio de rumbo se había resuelto de urgencia la noche anterior, en Olivos, ante el impacto de los cacerolazos.
Sin embargo, tanto Néstor como Cristina Kirchner descalificaron a los manifestantes. "Con cacerolas, bocinas y cortes de ruta no se gobierna un país", se quejó la Presidenta.
Además, Cristina Kirchner condenó "la intolerancia" contra políticos oficialistas (nombró una protesta que sufrió en su casa de Rosario el diputado Agustín Rossi) y reclamó que no se repitieran sucesos de ese tipo. La declaración reflejó el temor del Gobierno de que los legisladores, sobre todo los del interior agropecuario, puedan sufrir presiones para no convalidar el plan de retenciones.
El kirchnerismo tiene mayoría en las dos cámaras del Congreso, pero la crisis rural alejó a muchos dirigentes del PJ, sobre todo de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, y del radicalismo K.
El proyecto de ley entró anoche en la Cámara de Diputados. Se aclara en él que la decisión de presentar a debate el tema de las retenciones no implica desacreditar "las facultades ejercidas" el 10 de marzo, cuando el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció el régimen de la discordia.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, confirmó anoche que los diputados y senadores no pueden modificar el contenido del proyecto de ley.
Después de la noche de los cacerolazos, el Gobierno apeló ayer a un recurso olvidado durante el conflicto con el campo: el Congreso de la Nación. La presidenta Cristina Kirchner envió al Parlamento un proyecto de ley que contempla la ratificación del resistido decreto del 11 de marzo por el cual se impuso el esquema de retenciones móviles.
El giro fue presentado en un contexto de duras críticas al agro y a la prensa. Alcanzó para descomprimir ayer las protestas callejeras, pero apenas despertó una tibia expectativa en las entidades ruralistas. Los dirigentes consideraron “positivo” el inicio de un debate legislativo sobre la medida que originó la crisis, pero ratificaron el paro hasta la medianoche de hoy.
En reserva, sugirieron que podrían estar ante “una trampa” dado que el proyecto sólo admite la ratificación o el rechazo y no permite cambio alguno de las medidas adoptadas.
El anuncio oficial apuntó en buena medida a emparchar las grietas abiertas en el PJ con los cacerolazos que se reprodujeron en todo el país anteanoche. Cuatro gobernadores peronistas habían pedido por la mañana que la Casa Rosada retomara el diálogo con el campo.
El matrimonio presidencial se repartió el trabajo de reaccionar a la peor noche de sus cinco años en el poder.
A media tarde, Néstor Kirchner citó una conferencia de prensa –algo casi sin precedente en su historia para ratificar el acto de hoy en la Plaza de Mayo “en apoyo del Gobierno y la democracia”.
Allí, defendió a ultranza las retenciones y acusó a los caceroleros de “contar con logística de sectores ligados a la represión ilegal”.
Una hora después, Cristina Kirchner comunicó su decisión de que el tema fuera tratado en el Congreso. Dijo que lo hacía “porque [a los que reclaman] no les basta con esta presidenta que hace seis meses obtuvo el 46% de los votos”.
El proyecto de ley repite el contenido de la resolución que impuso las retenciones móviles y el del decreto de la semana pasada por el cual se asignó a un fondo de obras públicas la recaudación correspondiente al aumento de la alícuota. Los legisladores, entonces, sólo podrán decir si están de acuerdo o no con las decisiones que tomó el Poder Ejecutivo. “Si no hay debate, las protestas van a reavivarse”, advirtió una fuente del sector rural.
Para el anuncio, transmitido por cadena nacional, la Presidenta eligió un acto de homenaje a las víctimas del bombardeo de 1955 a la Plaza de Mayo en los días finales de la segunda presidencia de Perón. En un intento de asociar aquella intención golpista con las protestas de estos días, advirtió: “Les pido respetar la democracia”. Igual, se declaró “dispuesta al diálogo” y rogó por el fin de los bloqueos de rutas.
Fuentes de la Casa Rosada admitieron que el cambio de rumbo se había resuelto de urgencia la noche anterior, en Olivos, ante el impacto de los cacerolazos.
Sin embargo, tanto Néstor como Cristina Kirchner descalificaron a los manifestantes. "Con cacerolas, bocinas y cortes de ruta no se gobierna un país", se quejó la Presidenta.
Además, Cristina Kirchner condenó "la intolerancia" contra políticos oficialistas (nombró una protesta que sufrió en su casa de Rosario el diputado Agustín Rossi) y reclamó que no se repitieran sucesos de ese tipo. La declaración reflejó el temor del Gobierno de que los legisladores, sobre todo los del interior agropecuario, puedan sufrir presiones para no convalidar el plan de retenciones.
El kirchnerismo tiene mayoría en las dos cámaras del Congreso, pero la crisis rural alejó a muchos dirigentes del PJ, sobre todo de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, y del radicalismo K.
El proyecto de ley entró anoche en la Cámara de Diputados. Se aclara en él que la decisión de presentar a debate el tema de las retenciones no implica desacreditar "las facultades ejercidas" el 10 de marzo, cuando el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció el régimen de la discordia.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, confirmó anoche que los diputados y senadores no pueden modificar el contenido del proyecto de ley.