lunes, 21 de abril de 2008

Más Colifatos en el mundo radial

Un ejemplo, la colaboración del cantante Manu Chao en su último disco con Radio Nikosia de Barcelona, hija de los 'colifatos' de Buenos Aires.
Son una luz para aminorar los miedos. Todos podemos estar en su lugar un día. Un documental recién estrenado evoca en un cine barcelonés la trayectoria de este sueño que se llamó Radio Colifata. Nacido en 1999 e ideado por el joven psicólogo Alfredo Oliveira, se trataba de dar voz a pacientes del bonaerense hospital psiquiátrico José Tiburcio Borda. Grabado en los jardines del centro, su efecto terapéutico, para los de dentro y los de fuera, empezó a expandirse por el mundo. Hoy millones de personas escuchan sus mensajes, Radio Colifata (colifato en lunfardo significa "loquito, loco querido") tiene varios hijos por el mundo: Radio Nikosia en Barcelona, Leon Lid en Toulouse y Radio 180 en Mantua. Aquel experimento no cesa de generar afectos y productos: un anuncio televisivo, una película, un libro o el último disco de Manu Chao, el cantante que dijo sentirse "absolutamente seducido por esta gente. Lo nuestro fue un flechazo".

Un documental colifato. La primera escena de LT22 Radio La Colifata, dirigida por Carlos Larrondo, es impactante. La emisora conecta con su corresponsal en Marte, y él, un enfermo del psiquiátrico Borda, explica con toda naturalidad su situación. En Marte abundan los coches verdes y faltan helicópteros, dice. "Desde aquí no veo la cara buena de Dios en la tierra". Esa es la capacidad milagrosa de los colifatos, la capacidad de subvertir, remover, hacernos dudar. La última escena no es menos sugerente: un paciente se despide en un concierto que realizaron en Buenos Aires, colifatos y Manu Chao con esta invitación: "No se olviden del Loquero.Tenemos las puertas abiertas para ustedes".

Miedo a lo desconocido. ¿Qué aporta el mundo de la enfermedad mental al de la creatividad? De Van Gogh a los Panero, este es un vínculo largamente estudiado. Respondía Leopoldo Panero, cuando le preguntaban si conocía la literatura de los jóvenes: "Desconozco lo que escriben. Nunca vino un poeta joven a visitarme al manicomio de Las Palmas". Ese aislamiento es el que rompió La Colifata. Bajo las camisetas donde puede leerse Tenemos derecho a ser felices,descubrimos a los miembros de una radio que nació para dar voz al paciente. Según Oliveira "a medida que hablaban por el micrófono descubrían que había otro yo, otra persona en ellos mismos a quien dirigían sus fantasmas. Y luego, cuando los oyentes les contestaban con cartas o en directo, se daban cuenta de que el miedo, compartido, es menos miedo". En estos 17 años de trayectoria han pasado por allí los sueños y los fantasmas de 9.000 personas.

El micrófono. Manu Chao entra en el estudio y se sienta, como uno más, ante el micrófono, dispuesto a improvisar: "Sin los okupas que me acogieron en París cuando era adolescente, yo nunca hubiera llegado a ser músico".
Allí, en Radio Nikosia, todos le aplauden. Almudena, que conoció la emisora al salir de un ingreso por trastorno límite de personalidad; Raúl, que lee a Baudelaire como nadie; Alberto "el genio" tomando su mate; Alonso, que anda preparando el blog informativo Psiconoticias,y la chica a quien le diagnosticaron un trastorno bipolar al volver de su curso de posgrado en Estrasburgo. Y organizando, el antropólogo Martín Correa, el hombre que trajo el colifato a Barcelona.
"Mi abuelo murió en un psiquiátrico, tenía alzheimer y se volvió violento - dice el cantante-, pero en aquel patio de hospital vi mucha más tolerancia y respeto del que había fuera". En diciembre musicó letras de miembros de La Colifata, y su trabajo está a punto de salir a la luz: "El álbum está editado, pero sólo haremos con él lo que ellos quieran. Comercializarlo dependerá de ellos. Lo dejo en sus manos: en estos momentos el material está en Buenos Aires. Espero respuesta".
Sólo hay un criterio de admisión en Radio Nikosia (91.4 FM): estar diagnosticado de alguna enfermedad mental. Apenas hace tres meses que el grupo se autogestiona. "Es la primera experiencia en este ámbito de salud", valora Martín Prieto. Han fundado la Asociación Cultural RN. Alguien pregunta a la periodista:

- ¿Qué diagnóstico tienes tú?
- Microfobia. No puedo hablar en público por el micrófono.

- Pues aquí, la vergüenza se deja en la puerta.
En Barcelona, la heredera de La Colifata emite desde Radio Contrabanda, cerca de la plaza Reial, en el pasaje Madoz. Transitan por sus tardes del miércoles, de 16 a 18 horas, una treintena de pacientes psiquiátricos. Son mucho más que la voz contra la exclusión y el estigma social. En el 2005, la editorial Gedisa publicó un volumen con extractos de los 150 primeros programas: el libro de Radio Nikosia. De fondo, siguen oyéndose sus reflexiones.
- Como en Casablanca, "¡siempre nos quedará Nikosia!".
Cuenta Manu Chao que ha aprendido muchísimo de colifatos y nikosianos: "Mi comunión con ellos ha sido una aventura humana increíble. Algunos ya son mis amigos hasta la muerte. Y, lo digo en serio, creo que actualmente ellos son los profesores de lucidez de nuestra sociedad". Actuaron juntos ante 17.000 personas: "No flaqueen, amigos, yo siempre fui perseverante y me fue bien", les dijo.
Se recoloca su capucha naranja y sale del estudio. Una nube de nikosianos se lo lleva casi en volandas, y él se deja. ¡Por fin!, un cantante que prefiere la gente normal a los periodistas.

La polémica del anuncio de Aquarius
Antes que a La Colifata se lo ofrecieron a Radio Nikosia, pero estos, temiendo la instrumentalización de enfermos mentales, rechazaron la oferta. Otros, en cambio, lo defienden. La polémica está servida.
Carlos Chaguaceda, director de comunicación corporativa de Coca-Cola España, lo considera un acierto: "Colifata es un caso real que hace verdad el mensaje de Aquarius de que ´el ser humano es extraordinario´.Ninguna ficción podría acumular tanta magia y la vocación de tender puentes. Colifata supone una ventana de expresión para un colectivo al que la sociedad muchas veces margina. Y se ha hecho con sumo respeto". Explicaba un interno del hospital Borda que Radio Colifata les dio la posibilidad de volver a reconocerse como ciudadanos. "Sentimos que se nos devolvía la dignidad, dejamos de ser pastillas con patas. Porque un hombre medicalizado nunca es libre si, a la vez, no es escuchado. Si es con cariño, bienvenidos los que nos dan voz".

Fuente: La Vanguardia