Su empresa de publicidad creció como nunca desde que asumió como secretario de Medios. Ya opera en Capital, 6 provincias y 17 municipios. Un fiscal lo denunció por girar a su favor $ 10 millones de la pauta oficial.
Los carteles verdes de las calles porteñas, otros cientos en La Plata, San Isidro, Vicente López, Mar del Plata, en provincias como Córdoba, Tucumán, Mendoza, además de la publicidad en trenes, subtes y, por si fuera poco, la producción de afiches callejeros, campañas oficiales y hasta de libros sobre eventos de la envergadura de la Cumbre Iberoamericana de Presidentes. Parecen infinitos pero los tienen bien contados y cuestan millones. Son, todos, negocios forjados a la vera del Estado por el Secretario de Medios, Enrique "Pepe" Albistur, y un puñado de viejos y nuevos amigos.
Investigado por la Justicia, Albistur ha sabido construir un formidable negocio con la publicidad, que va mucho más allá de los casi 300 millones de pesos que le otorga el presupuesto para auspiciar o promocionar los actos públicos. Ese negocio, que sólo en la Ciudad se calcula en unos 35 millones de pesos, ha crecido en forma notable desde que se integró al gobierno de Néstor Kirchner, el 5 de junio de 2003, bajo la órbita directa del Jefe de gabinete, Alberto Fernández.
La última semana, el fiscal de Investigaciones Administrativas del Estado, Manuel Garrido, presentó una denuncia contra Albistur por supuesto "conflicto de intereses y negociaciones incompatibles con la función pública". El motivo: haber favorecido con las cuentas del Estado a empresas propias, familiares o vinculadas a él, lo que está prohibido por la Ley de «ética Pública. El beneficio de la autoasignación de publicidad oficial, según la denuncia, fue de unos 10 millones de pesos. No es la primera denuncia que sufre el grupo Albistur, demandado por el gobierno porteño en al menos 8 ocasiones por evasión impositiva por valores que superan los 800 mil pesos, según comprobó Clarín.
Esas denuncias, sin embargo, son apenas la puerta de ingreso a un universo mayor y más complejo. Para darse una idea, el Secretario de Medios es dueño o socio o está vinculado a empresas que administran espacios públicos de publicidad en la Capital Federal, 6 provincias, 17 municipios de la provincia de Buenos Aires, en tres líneas de trenes y una de subte, en autopistas. Además, posee una de las cuatro imprentas mas grandes del país, una productora de televisión, un local de tango para turistas, administra un teatro y está vinculado a una agencia de publicidad que habría recibido encargos del Gobierno nacional que él integra. Sus hijos, como una extensión de sus dominios, administran a su vez festivales, producciones de espectáculos dentro de la Casa Rosada, y la marca País, una invención de Albistur para promocionar al país en el extranjero.
Clarín accedió a informes oficiales de la propia Secretaría de Medios, expedientes judiciales y licitaciones públicas, que permiten una expedición al mundo Albistur y una comprobación ineludible: los negocios del empresario crecieron de manera formidable desde que asumió la Secretaría de Medios de la Nación. La más notable evidencia se encuentra en su principal empresa, Al Sur S.A., hoy un conglomerado de firmas vinculadas al negocio de la comunicación. Al Sur estuvo a nombre de Albistur hasta el 12 de diciembre de 2005, cuando cedió sus acciones a su ex mujer, la abogada María de los Ángeles Díaz, y a tres de sus siete hijos, con la intención de no vulnerar de manera evidente la Ley de «ética Publica, que impide a los funcionarios contratar a empresas propias. Esto, según la denuncia de Garrido, de ningún modo fue subsanado con el traspaso de las acciones.
Al Sur S.A. sigue siendo la empresa familiar de siempre y desde la llegada de Albistur al poder ha ganado licitaciones y contrataciones públicas en todo el país. Algunos casos: en diciembre de 2004 acordó la comercialización de carteles en Mendoza y Tucumán; en setiembre de 2005 obtuvo la comercialización de gigantografías en Rosario; en julio de 2006 consiguió el permiso para instalar 361 paradas de colectivos con carteleras en La Plata; en diciembre de 2006 acordó con la municipalidad de Mar del Plata la colocación de 80 "caras pantallas" de publicidad; en 2007 cerró acuerdos similares en Vicente López y Tigre.
De estos negocios se ocupa uno de los principales colaboradores de Albistur, Guillermo De Lella, quien hasta hace poco más de un año fue Director de Políticas Regionales del Ministerio del Interior. De Lella fue también el negociador de Al Sol en un intento por ganar el mercado de la publicidad pública en Mendoza y que le valió denuncias penales de sus competidores directos, la empresa Publicidad Sarmiento. Esa empresa, desde que Albistur llegó al poder dejó de recibir encargos del Gobierno nacional a pesar de que maneja 2.000 carteles publicitarios de la Capital.
Pero sin duda la maniobra que genera más inquietud en la Justicia, son los desvíos de publicidad oficial hacia empresas vinculadas a Albistur. Entre la asunción de Kirchner y fines de 2005, Al Sur S.A. recibió pauta directa del gobierno por 1.132.890 pesos. A partir de 2006, cuando Albistur dio un virtual paso al costado, esa empresa dejó de recibir fondos directos, pero lo hizo a través de empresas asociadas, como Horizontes del Sol (que maneja la publicidad en autopistas) o Estatic y Video Markets, que administran los auspicios de los subtes porteños. Otro caso es el de la empresa Servicios Publicitarios, de Eduardo Moro, un ex socio de Albistur que recibió hasta noviembre de 2007 poco más de 3 millones de pesos.
Estas maniobras de posible tercerización, según Garrido, estarían demostrando una intención de esquivar controles de por sí escasos. Es que el manejo de la publicidad oficial no está regulado en la Argentina y eso permite que no se sepa el destino final de buena parte de la producción de pautas publicitarias. Esto es, porque el Gobierno gira pautas a través de la agencia estatal Telam, que no siempre informa el destino final de sus fondos. La Fiscalía de Garrido detectó desembolsos de Telam hacia agencias de publicidad, para la elaboración, por ejemplo, de afiches para la vía pública. No hay constancia de si esos afiches fueron luego encargados a la imprenta Sisto Lemme, del grupo Al Sur.
Un caso aparte es el de la firma Periodismo Universitario S.A., que preside Juan Morales, socio en otros emprendimientos de Gustavo Fernández Russo, el actual Director de Comunicación de Albistur. Periodismo Universitario S.A. se ocupa entre otros negocios del periódico universitario La U, que entre 2004 y 2007 recibió 7,4 millones de pesos en pauta oficial. Más de la mitad de esos fondos (4,5 millones) fueron girados entre enero y noviembre de 2007, cuando Periodismo Universitario entró en quiebra. Esa curiosidad tiene explicación: la editora de La U se fusionó con otra empresa dueña de un pool de revistas (entre otras, Veintitrés) y gracias al aporte oficial acaba de lanzar un diario para la ciudad de La Plata.
El Gobierno nacional, además, ha girado encargos publicitarios a la agencia de publicidad "Compos (Sui) Comunicación" (Ver Una agencia...), que según distintas fuentes responde a Alejandro Lenzberg, el subsecretario de Medios y mano derecha de Albistur, un hombre que entre junio de 2005 y diciembre de 2006 cobró en forma simultánea su sueldo de funcionario público y el de gerente del Grupo al Sur.
Otros fondos polémicos son los que asigna el Gobierno a la publicidad en las concesiones ferroviarias. El grupo Al Sur administra los carteles publicitarios de las líneas San Martín, Roca y la del Tren de la Costa. Aunque esas líneas están en manos privadas, el Gobierno las sostiene con subsidios millonarios. ¿Puede el grupo de Albistur ser beneficiado por empresas tan apegadas al Gobierno? En la Fiscalía de Investigaciones Administrativas dejaron esa pregunta en suspenso, para que la resuelva el juez federal que investigará el caso. Aunque Albistur ha dicho que puede justificar cada uno de sus bienes, la inmensa fortuna tejida a su alrededor está ahora bajo sospecha.
El descargo
El miércoles pasado, Enrique Albistur dio una conferencia de prensa en la Casa Rosada, para defenderse de la acusación de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas. Estos fueron los ejes de su descargo:
Desmintió que las empresas de su familia hayan recibido pauta oficial: "Nunca recibieron pauta durante mi gestión".
Criticó el informe del fiscal Manuel Garrido: "Es todo tendencioso", afirmó, y dijo no tener nada que ocultar: "Puedo justificar hasta mi último peso"
Defendió a su principal colaborador, el Subsecretario de Medios Alejandro Lenzberg, acusado de cobrar en simultáneo su sueldo público y el de gerente de una de las empresas investigadas: "Alejandro es una persona de bien y decente. Cuando asumió me pidió que no quería perder la antigüedad en su empresa y por eso pidió licencia".
Sugirió que la denuncia estaba relacionada con el anuncio oficial de modificar la Ley de Radiodifusión. "Esto huele mal", dijo, sin dar más detalles.
Y descartó que el Gobierno de Cristina Kirchner vaya a regular la distribución de la pauta publicitaria oficial, uno de los reclamos centrales de la denuncia: "Eso ni siquiera se planteó".
Una agencia que recibe encargos del Gobierno
Campañas para la Salud
La agencia de comunicación Compos (SUI) anuncia en su sitio web que preparó al menos cuatro campañas del ministerio de Salud de la Nación durante el gobierno de Néstor Kirchner. Además, realizó para la Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Mar del Plata, en 2005, desde los libros que se les entregaba a los presidentes hasta CDs y otros presentes para las delegaciones.
Un llamativo número de contacto
Distintas fuentes vinculadas a Albistur le atribuyen relación con esa agencia. Hay algo concreto: el teléfono de contacto de la agencia Compos (4328-6978) y la dirección, pertenecen a un tal Guillermo Lenzberg, que sería familiar directo del actual subsecretario de Medios, Alejandro Lenzberg. ¿Pura casualidad? La Ley de Etica Pública prohíbe a los funcionarios contratar a empresas propias.
De Menem a los Kirchner, el publicista oficial del peronismo
Albistur participó de la campaña del PJ en el 83. Su alianza con el poder, y la farándula, nunca se detuvo.
Mientras la democracia se asomaba como una promesa segura y los partidos políticos se restituían desde las cenizas, un pequeño grupo de militantes peronistas blandía banderas de vanguardia que nada tenían que ver con la revolución, pero sí con los tiempos que se venían: eran los publicistas del peronismo, el "Equipo de Difusión", entre quienes se destacaba un joven de grandes bigotes, ideas agresivas y bellos eslóganes. Enrique Albistur, allá en 1983, era director de uno de los equipos de campaña del candidato presidencial Italo Luder.
Desde aquella primavera hasta hoy, han pasado casi 25 años. Y Albistur ha recorrido un largo camino, aunque siempre fiel a sus principios rectores: la publicidad, la política, el peronismo y el poder. Tras el fracaso de Lúder, Albistur volvió al ruedo en la interna peronista que iba a señalar al sucesor de Raúl Alfonsín. No dudó en instalarse en las filas del menemismo y enseguida hizo pie en la Capital gracias a su amistad con Carlos Grosso, el hombre fuerte de aquellos años en el PJ porteño. Desde allí profundizó una alianza estratégica con los sindicatos, a los que favorecía haciendo afiches y solicitadas a cambio de favores políticos.
Esos contactos y antecedentes le bastaron para conseguir su primer contrato de importancia, los derechos para el uso de los carteles verdes que había en las calles porteñas: en 1992 era, todavía, un negocio que pocos comprendían. Su ascenso empresario se forjó en esa, la década de las grandes diferencias. En el camino completó una familia de siete hijos y acabó por divorciarse de su segunda mujer, abogada. Sobre el final de los noventa saltó el charco peronista y recaló en los rincones bonaerenses de Eduardo Duhalde, para quien trabajó hasta que otro peronista, aunque rebelde, se cruzó en el camino: Carlos "Chacho" Alvarez, que no tardó en sumarlo a la Alianza, donde puso su pata peronista.
Albistur nunca fue un intransigente y a poco de caerse la Alianza volvía al peronismo, primero con Carlos Ruckauf y luego en la campaña de Néstor Kirchner, en la que trabajó como pocos e instaló su eslogan, "Un país en serio". Esa apuesta, como a muchos de los que hoy siguen cerca de los Kirchner, le valió su cargo, en la Secretaría de Medios. Apenas asumió, las voces del poder juraban que iba a estar de paso. Pero Albistur siguió en la Casa Rosada y amplió su poder e incidencia. Fascinado por el mundo del espectáculo, nunca dejó de frecuentar los ámbitos del tango, del rock y del cine, y acabó seduciendo artistas en el teatro ND Ateneo, en ATC -bajo su órbita- y hasta con los recitales en la Casa Rosada, de los que se ocupa su hija mayor.
Habitué veraneante de Cariló, donde puso una radio, Albistur gusta de los buenos autos -se mueve en un Volvo último modelo- y vive en un caserón que le compró a Susana Giménez en el country Tortugas, meca de los ricos y famosos en serio.
Por: sin firma, como acostumbra el diario cuando "opera"
Fuente: Clarín archienemigo de "Pepe"