martes, 15 de abril de 2008

¿La lucha que viene? (Kirchner vs. Clarín)

Por Jorge Héctor Santos
El autor fue director del pool de radios del Grupo Clarín durante los años '90, y por lo tanto es un observador calificado del conflicto presente entre los Kirchner y el multimedios. Aqui su análisis:
Cuentan que cuando Menem se reunió con Magnetto, en tiempos en que el romance del Grupo con el riojano había terminado, este le dijo a Magnetto: “Yo tengo el poder” e inmediatamente el CEO de Clarín le contestó “un poder menor (al mío)”.
Los momentos de Clarín (en tiempos de la conducción del Grupo por Magnetto) con los distintos presidentes democráticos de la Argentina siempre han tenido, al menos, tres etapas: 1) Apoyo de Clarín a cambio de favores del Gobierno para acrecentar su patrimonio con dineros o concesiones del Estado. 2) Cuando el Grupo Clarín detecta que le sacado al Gobierno lo que este podía darle o bien que este no cumplió con lo prometido se avecina el tiempo que sigue. 3) El enfrentamiento con el gobierno, mediante acciones de prensa que comiencen a desgastarlo, a través de todos los medios de los que el Grupo dispone.
De los presidentes democráticos el que más pronto sufrió el recorrido de las tres etapas fue Raúl Alfonsín. Este no cumplió con la promesa de derogar el artículo 45 de la Ley de Radiodifusión, con lo cual el Grupo Clarín no pudo blanquear la compra que había hecho de Radio Mitre y FM 100 y, tampoco se pudo hacer licenciatario de un canal de TV. Tal cual eran las exigencias del hombre fuerte del Grupo, de la calle Tacuarí, que Alfonsín no cumplió.
Los ataques a través del diario y de la radio no se hicieron esperar y una campaña constante y lapidaria, sumado a los fracasos de la propia gestión del gobierno radical, hicieron que se precipitaran hasta los clásicos saqueos que solo en la Argentina se dan en gobiernos radicales; como si el hambre supiera de partidos políticos.
La vida presidencial de Raúl Alfonsín, Clarín se la hizo tan difícil que este llegó a fustigar al Grupo en un enardecido discurso.
Con Menem, el Grupo recibió gran parte de todo lo que hoy ostenta. El tiempo de la paz y por ende del no enfrentamiento lo gozó Carlos Saúl como debía, es decir sin que nada de todo lo turbio de su propio séquito fuera explotado desde los medios del Grupo, que para entonces eran muchísimos, sin que nada se publicara o se mostrara en forma de campaña o durante un tiempo que llegara a formar opinión en el pueblo.
Pero cuando Carlos Menem ya le había dado todo o casi todo lo que el insaciable Magnetto pretendía de su gobierno, sobrevino lo esperable, junto al deterioro del ciclo Menem comenzaron las emisiones que mostraban esto de una manera tal que la imagen del otrora caudillo cayera a límites que sólo el poder de fuego del monopolio informativo más importante del país podía conseguirlo.
De la Rúa para Clarín no existió. Cuanto más rápido se fuera del gobierno mejor; ni siquiera ya, para ese entonces, Cavallo era un ministro previsible para el Grupo.
El Grupo Clarín estaba endeudado al borde la quiebra. Necesitaba otro presidente. Desfilaron varios, pero uno solo, Eduardo Duhalde, le aseguraba al Grupo Clarín y a otros más que la devaluación que hambrearía al pueblo, salvaría a ese multimedios y a otros conglomerados empresarios más.
Duhalde contó con tiempos muy difíciles para manejar el país, con esta devaluación que rescató al Grupo y con la ley de bienes culturales (conocida como ley Clarín) logró el salvavidas de los medios de Clarín para parecer el presidente que puso la democracia nuevamente en funcionamiento.
La lucha para que Menem no llegara a ser nuevamente elegido no solo la libró
Duhalde trabándole todas las jugadas sino también el propio Grupo que no podía permitir que un enemigo, a esa altura, se encumbrara nuevamente en el poder. Menem, candidato por tercera vez, cuentan, hizo esperar a Magnetto, más de una hora en el hotel donde se hospedaba para saludarlo en una entrevista que tan solo duró escasos minutos.
Así se encumbró al poder político de la Argentina un desconocido para casi todos, Néstor Kirchner y familia. Los primeros cuatro años del gobierno de Kirchner, hombre, mantuvieron a los medios del Grupo absolutamente alineados a un Gobierno lleno de caprichos, injerencias de poder, embestidas contra Dios y el Diablo, hechos múltiples de corrupción y tantas cosas más, las cuales no pasaron nunca de forma ostentosa por ninguno de los medios del Grupo. Clarín era beneficiado, por lo tanto, con todo aquello que Magnetto pedía a los Kirchner. Más patrimonio y enormes ingresos publicitarios originados con dineros públicos.
A los 100 días de asumido el poder por Cristina, se produce el paro agropecuario más largo y compacto de la historia argentina. Este suceso y la cobertura que le dieron los medios del Grupo Clarín, sumado a la desesperación de un Gobierno acostumbrado a tener a todos subordinados con el empleo de dineros públicos, comenzó precipitadamente una incipiente pero descarnada lucha de los Kirchner contra Magnetto y sus medios.
Al mismo tiempo comenzó a darse un cambio de rumbo, acentuado con el correr de los días, de los medios del Grupo Clarín con críticas a la gestión de gobierno, que nunca se habían realizado cuando los hechos lo justificaban más, es decir durante los cuatro años de mandato directo de Néstor y no de este a través de su esposa, como sucede desde que la ex primera dama asumió el gobierno.
Este enfrentamiento no estaba en los papeles de nadie para que se diera a esta altura del mandato de Cristina. En algún momento, ambas cosas, los ataques de Kirchner y las críticas de Clarín se iban a dar; pero no ahora.
¿Clarín y sus medios fueron sorprendidos por la reacción de Kirchner, ante la cobertura del paro del campo?
¿Clarín utilizó el paro del campo para abandonar su etapa idílica con los Kirchner, cuando notó que la sensación térmica de sus lectores y del pueblo está cambiando por la traumática inflación que sigue creciendo y no tiene médico que la trate?
¿Clarín obtuvo lo que esperaba obtener de los Kirchner y por eso entró en el cambio viendo que la presidenta se devaluó precipitadamente ante la consideración popular?
¿Néstor Kirchner adelantó su estrategia de enfrentar al Grupo con el que sabía que iba a combatir, aprovechando las circunstancias y creando con esto otro foco que entretiene a la opinión pública y a los medios mientras la política económica está metiéndose en un cono cada vez más sombrío y de difícil salida si el gobierno no hace nada ya mismo?
¿Clarín sabrá, al igual que muchos economistas, que los tiempos que se avecinan serán más negros que el común de los mortales y por eso levantó anclas del puerto K?
Un tiempo, no demasiado lejano, podrá darle respuestas a estas y a otras muchas preguntas de esta lucha entre dos ajedrecistas, Néstor Kirchner por un lado y, Héctor Horacio Magnetto, por el otro.
La patriada para Néstor Kirchner no será fácil porque el poder mediático que él mismo ayudó a alimentar tiene un poder de fuego poco común y los tiempos políticos y económicos que se aproximan no lo favorecen tampoco.
Magnetto es un jugador experimentado en estas lídes. La única diferencia es que el rival que tiene enfrente no reconoce reglas previsibles. Por de pronto, ya Néstor comenzó a mover las fichas de una tablero con cambio de ubicaciones a los canales de cable (que debilita a TN), mandó a elaborar una nueva ley de Radiodifusión, Está posiblemente detrás de los emprendimientos
de Jorge Lanata con el diario Crítica y de Chiche Gelblung con su pronta salida de Minuto Uno como diario de papel. Dicen que se aproxima a América TV y, que creará radios y licitará hasta un nuevo canal de TV abierta. También quiere que el Estado sea el accionista mayoritario de Papel Prensa y no Clarín. A todo esto hay que agregarle el llamativo Observatorio de Medios.
Clarín está pagando caro la rebelión de Néstor. Néstor Kirchner está haciéndole pagar a Clarín el salir a criticar al gobierno después de más cuatro años que no lo hacía. Los dos están jugando con fuego. Clarín juega su credibilidad, después de haberla dejado mucho tiempo a un lado para beneficiarse del Estado (de todos nosotros) una vez más. Néstor no sólo debe enfrentar a Magnetto sino que deberá librar la lucha más cruel que es el deterioro en que ha entrado el poder adquisitivo de los argentinos con la flagelante inflación.
Mientras tanto, la realidad, pasó, pasa y pasará por otro lado. Esa realidad no la manejan ni Néstor ni Cristina Kirchner, tampoco Héctor Magnetto ni sus poderosos medios. Esa realidad se llama Argentina, la cual está mal y puede estar peor; mientras dos poderosos ajedrecistas luchan por ver quién tiene más poder.
No llores por ellos Argentina.
Fuente: U24