lunes, 14 de abril de 2008

Clarines de guerra

Kirchner ordenó desgastar al Grupo Clarín. Desempolvará el debate de una nueva Ley de Radiodifusión. Y mantendrá vigente una fuerte campaña callejera contra el multimedios.
Diego Schurman, Crítica de la Argentina
Lo dijo como si se tratase de un slogan de campaña.
–Para profundizar el cambio hay que diseñar una estrategia de comunicación.
Recién después de esa introducción, excesivamente diplomática para alguien que tiene poco apego al protocolo, Néstor Kirchner ofreció una catarata de definiciones contra su flamante enemigo:
  • “Clarín está perdiendo lectores y sus acciones cayeron mil millones de pesos.”
  • “El lock out del campo fue mediático. Clarín lo apoyó para buscar mejores condiciones para sus negocios.”
  • “Lo lamento por (Héctor) Magnetto (CEO de Clarín). Es el momento de otra Ley de Radiodifusión y de un nuevo diseño de las telecomunicaciones en Argentina.”
  • “Clarín necesita al Gobierno para la digitalización.”
La declaración de guerra ya había asomado en las críticas de Cristina Kirchner a un dibujo de Hermenegildo Sábat, al que tildó de “cuasi mafioso”, y en los carteles irónicos sobre el canal Todo Noticias (TN), al que la Rosada rebautizó Todo Negativo.
El Gobierno asegura que no se trata de espuma propagandística. Y presenta el reordenamiento de la grilla televisiva como una muestra de la voluntad de producir cambios de fondo. La medida, que estará publicada hoy en el Boletín Oficial, obligará a TN a pasar de la señal 11 a la 6, lejos del calor que, por cercanía, le irradia el canal de aire del grupo, el más visto de la Argentina, ubicado en el número 12, aunque se llame Canal 13.
Pero hay más. Cristina recibirá a la denominada Multisectrorial por la Radiodifusión Democrática. Son representantes gremiales de la CGT y la CTA, al que se sumarán referentes del mundo académico, líderes de medios populares y dirigentes de los organismos de derechos humanos y el CELS. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, informará si esto ocurrirá el miércoles o jueves; lo que ya está resuelto es el tema convocante: el debate de una nueva Ley de Radiodifusión, que reemplace a la actual, originada en los años de la dictadura.
¿En qué podría afectar esto a Clarín? A grandes rasgos, en su política expansionista, a través de eventuales limitaciones a la obtención de licencias.
La Multisectorial por la Radiodifusión Democrática ya mantuvo una reunión con el secretario de Medios, Enrique Albistur; el flamante titular del ComFeR, Gabriel Mariotto, y el segundo de ese organismo, Sergio Fernández Novoa. Hablaron del Observatorio de Medios que tantas reacciones ha suscitado.
Atento a las órdenes de Puerto Madero, fue Alberto Fernández quien desplazó a Julio Bárbaro del ComFeR para afilar la embestida contra Clarín. Bárbaro, autocalificado como “dialoguista”, no cumplía los requisitos para la pelea y, sobre todo, no era del palo del jefe de Gabinete. La fidelidad de Mariotto y Fernández Novoa, quienes en estos pocos días han funcionado en tándem, tampoco está demostrada. Por eso Alberto Fernández ordenó el reingreso de Alberto Baduán a la dirección de finanzas del organismo. Baduán fue apoderado del PJ porteño y está observado ante la Oficina Anticorrupción por supuestas irregularidades durante su anterior paso por el ComFeR.
Alberto Fenández es la cara del Gobierno ante el Grupo. Se reúne a menudo con hombres de Clarín. A veces en su despacho, otra en el Hotel Intercontinental. Últimamente en el Hotel Faena, de Puerto Madero, muy cerca de su casa. En la Casa Rosada todos saben que el jefe de Gabinete hubiera preferido librar la batalla de manera silenciosa y que no está de acuerdo con las verborrágicas salidas televisivas de Luis D’Elía. Pero sabe que en este contexto, Kirchner no le deja margen.
–No hay otra forma. No hay salida negociada. O es así, o seguiremos siendo rehenes de ellos –le dijo en los últimos días el ex presidente.
La estrategia K. Por estas horas Kirchner analiza varias medidas para el corto plazo. Algunas de ellas son:
1) La venta de pliegos para nuevas empresas de televisión por cable. En el caso de la Capital Federal, la resolución iría en detrimento de las tres firmas existentes: Cablevisión, Multicanal (ambas del Grupo Clarín) y Telecentro. “La Constitución nos permite habilitar más canales, y esto no es contra Clarín sino a favor de todos”, señaló uno de los asesores del ex presidente en la materia, haciéndose al desentendido de la coyuntura.
2) El fortalecimiento de medios ajenos a Clarín a través de un reordenamiento de las pautas publicitarias.
Una lógica que evidentemente le resultó funcional con el pool de Daniel Hadad pero que difícilmente pueda reproducirse con otros medios como si fuera papel de calcar. El kirchnerismo piensa en términos de “alianzas estratégicas”, dando por hecho que los empresarios de la comunicación entrarán en lógica K. La Casa Rosada ha llegado a evaluar, por ejemplo, mejorar el vínculo con el canal América, pese a que entre sus accionistas están José Luis Manzano y el diputado opositor Francisco De Narváez. Con el ex ministro menemista existe una vieja disputa en Mendoza por el lobby que ejerció para evitar que Canal 7 estuviera en el aire; al ex titular de Casa Tía y aliado del macrismo, Kirchner lo define despectivamente como el “Berlusconi argentino”. La comunión allí es una apuesta difícil, sobre todo porque un importante sector del kirchnerismo preferiría avanzar judicialmente contra De Narváez atento a la “incompatibilidad” de ser, al mismo tiempo, legislador nacional y dueño de medios.
3) La compra de medios, a través de empresarios amigos, o su incidencia directa en la política de los mismos.
Asoma un interés oficial por la adquisición de Telefe o la alternativa de alcanzar un acuerdo con Telefónica. Otra opción es la de concursar un nuevo canal de aire. ¿Para beneficiar al portentoso grupo mexicano Slim, de quien los Kirchner hablan maravillas? Se anuncia también una inminente resolución por la señal de la radio 750. Favorecerá a un grupo afín, del que participa Renato Miari, ex responsable de comunicación de Antonio Cafiero, sindicalistas y dueños de un diario. La propuesta de “pluralidad” del kirchnerismo choca aquí con la experiencia santacruceña, donde el ex chofer de Kirchner, Rudy Ulloa Igor, es poseedor de un multimedios. A Rudy se le adjudica el papel de gestor oficial para acceder a las acciones de Telefe. Hasta ahora lo único confirmado sobre el enigmático representante K es una negociación con Hadad por un espacio en el canal de cable C5N.
4) El sostenimiento de una campaña callejera, con afiches y volantes. La embestida de D’Elía contra el Grupo Clarín en uno de sus programas de cable emblemático –como lo es A Dos Voces, conducido por Marcelo Bonelli y Gustavo Sylvestre– no fue producto de una calentura momentánea sino de una decisión tomada en Puerto Madero.
–Es la hora de ir por los medios– dijo hace un mes el dirigente piquetero en el bar de los estudios de Metro, otro canal de cable perteneciente al Grupo.
D’Elía no hizo otra cosa que reproducir lo que dos años atrás había dicho el secretario de Obras Públicas, José López, en la quinta de Roberto Porcaro, un radical que milita en Compromiso K, la agrupación del secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini.
A pedido de Kirchner, dirigentes de los movimientos sociales sacarán la pelea a la calle y abordarán la pulseada con Clarín en cada programa que los inviten, si es que los invitan.
“Acá vamos a dar una batalla comunicacional. Si se puede discutir la economía y el gobierno, la política y el sindicalismo, ¿por qué no vamos a discutir una política de medios? ¿por qué no vamos a discutir el poder que representan y cuánto facturan medios y periodistas?”, fue el textual de Edgardo Depetri, diputado oficialista y líder del Frente Transversal Nacional y Popular.
Habrá que ver si esta decisión se enmarca en el debate sobre “libertad de empresa” o se trata de una mera práctica persecutoria.