domingo, 10 de febrero de 2008

Tren bala: progreso o muertes

Nunca me gustó escuchar cuando alguien hacía una cosa, que se decía por qué no hacen esta otra. Me parecía que era una resistencia a algo que se estaba haciendo.
En este país donde cuesta tanto hacer algo, luchar por algo, que alguien realice algo, no podía ser contrapuesto con "por qué no hacen esto en vez de aquello". Hagamos esto y hagamos aquello.
Pero el tema "tren Bala" supera todo lo previsible. No responde a una demanda. Es una obra del tipo faraónica. Implica un lujo en sí mismo.
No reemplaza ni sustituye ni alivia ningún otro medio de transporte que implique pérdidas de vida y ahí vienen el gran problema: hay demasiadas demandas en defensa por la vida, que no están satisfechas. Es decir, toca un lado muy sensible de la ciudadanía argentina.
Mueren miles de argentinos y sufren incapacidades más de 150.000 personas por año, por solamente transitar las calles y las rutas del país, y se hace un medio de transporte, en el que se invierte demasiado dinero, como para que no solucione ningunos de los problemas planteados.
Puerto Madero, bien dice nuestra Presidenta, fue resistido por ser un lujo, pero reemplazaba un lugar lleno de ratas, sucio, desperdiciado. Se convirtió un problema en oportunidad.
Los trenes bala dejan al descubierto las grandes carencias de infraestructura vial que sufrimos y se convierte en una cachetada, en un insulto, a quienes vienen reclamando autopistas en todo el país.
Porque ya no se puede seguir transitando a grandes velocidades en autovías que son rutas internacionales, con camiones de gran porte, donde yendo a 120 km/hs. dos autos de frente se encuentran en décimas de segundos. No se resiste uno al progreso, se resiste al orden de prioridades. Cada 3 años mueren 30.000 argentinos. Muerte de jóvenes, familias destruidas. Esto es lo que lastima. Se requiere establecer un plan de obras viales que proteja la vida y requerimos de nuestro gobernantes una urgente respuesta a algo que no tiene más tiempo de espera. Bajemos la velocidad para ver la realidad.
Stella Maris Coniglio