Una de las actividades consistió en una charla ante el público, moderada por Daniel Samper, con personas que estuvieron cerca del escritor y humorista gráfico argentino, fallecido en junio pasado.
La charla se realizó después de invitar al público a ver la muestra de caricaturas de Fontanarrosa, Crist y Sábat, y la presentación de un video con imágenes de la charla que sostuvieron Roberto Fontanarrosa y Daniel Samper.
Los invitados fueron: su viuda, Gabriela Mahy; sus editores durante más de 30 años, Daniel Divinsky y Kuki Miler, de Ediciones de la Flor; y el caricaturista Crist.
Así lo recordaron
Gabriela Mahy
Sobre vivir con un humorista: "Cuando bajaba del escenario, de hacer reír a la gente, la gente me decía: 'Tu vida debe ser eso'. No era tan así. Pero sí era la permanente la manifestación de que estaba con una persona que se acercaba mucho a la genialidad".
Sobre su participación en el Carnaval de las Artes del año pasado: "Recibió la invitación y dijo emocionado: '¡Volvemos a Colombia!' Me pareció un proyecto maravilloso, porque algo que a él le ayudaba a burlar la realidad era el reconocimiento y el afecto del público".
Crist
Recordó para el público cómo después de haber creado a Boggie el Aceitoso, Fontanarrosa solía adoptar esas frases que utilizan los personajes de las películas de detectives, y que una vez caminando por la calle estaban jugando a emplearlas y una vecina asustada, al oírlos, llamó a la policía y por estar "jugando", los dos caricaturistas fueron detenidos. Y fue la madre de Fontanarrosa quien fue a ayudarlos a salir.
Kuki Miler, de Ediciones La Flor
Recordó algo paradójico en un escritor: Fontanarrosa no tenía muy buena ortografìa y en las Ferias del Libro de Buenos Aires, cuando solía firmar libros y preguntaba hasta por la ortografía de un nombre. Y esa verificación de la ortografía se convirtió también en una manera de conversar mientras se dedicaba por horas enteras a esa labor.
Daniel Divinsky, de Ediciones La Flor
"Nunca Fontanarrosa volvía a revisar lo que había escrito. Lo que era unar esponsabilidad inmensa para mí (...).
En algún momento trajo un cuento maravilloso llamado El tío Luis, que transcurría en Rosario, que se convertía en un puerto internacional y llegaban buques y un sistema de túneles conectaba el puerto con los prostíbulos y había un personaje hermosísimo que era el protagonista.
Le dije: Negro, es la base de una novela. Y llamó y dijo: Tenés razón, una novela que no voy a escribir nunca.
Él siempre dijo que la pereza era el gran motor de la humanidad. Tenía que ver con cosas como que Inodoro Pereyra tiene como mejor amigo un perro y no un caballo, porque era más fácil dibujar el perro. Y lo ubicó en la Pampa, porque esta se podía dibujar con una rayita".
Fuente: El Tiempo, Colombia