Tras un áspero debate, en una sesión tensa y con algunas rispideces, la Cámara alta aprobó sólo con los votos del oficialismo el proyecto de ley por el que se dictan normas para la utilización del espectro radioeléctrico y la libertad de expresión a través de los medios de radiodifusión comunitarios.
Julio Guillot
Por tratarse de una sesión extraordinaria, no hubo media hora previa, por lo que el alto Cuerpo legislativo, bajo la presidencia de don Eleuterio Fernández (más conocido por su alias de "Ñato") entró de lleno al tratamiento del primer punto del orden del día.
El miembro informante (¿o habría que decir la miembra informante para no generar enojos entre las feministas?) fue Margarita Percovich. Con tono pausado y con voz clara, la senadora artigovertientista produjo un extenso informe sobre la norma que vino aprobada por la Cámara de Diputados. Recordó que el primero en llevar el tema al Parlamento había sido el senador de la 99 Senatore, pero su iniciativa no había tenido acuerdo. Margarita explicó que la norma define un organismo asesor del Poder Ejecutivo en lo que tiene que ver con la concesión de espectros de radiodifusión. En ella se establecen derechos y principios generales y fundamentales (como el derecho a la libertad de expresión y a la información), llenando así un vacío legal.
Se establecen por primera vez los alcances de los servicios de radiodifusión comunitaria, los derechos y obligaciones de los permisarios, las potestades del Ejecutivo para adjudicar ondas, etcétera. Asimismo, se establecen las atribuciones del MEC y de la Ursec al respecto, los plazos de la concesión, las características de los titulares de las asociaciones civiles sin fines de lucro, la sustentabilidad económica de tales emprendimientos, su alcance y las causales de revocación del permiso.
A continuación, el ingeniero Ruperto Long (Con Todos) produjo el informe en minoría. Recalcó que su partido no está en contra de las radios comunitarias sino que cuestiona la norma que las regula porque va en la dirección equivocada, y anunció el voto negativo de su colectividad tanto en general como en particular. Criticó a la bancada de gobierno por la urgencia en aprobar la ley y lamentó que no se hubieran buscado los consensos para llegar a establecer políticas estables en cuestiones generales.
Toda su exposición un exhaustivo análisis del texto legal se basó en informes del doctor Delpiazzo y en comparaciones con la legislación chilena y brasileña en la materia. Expresó luego que el proyecto de ley debería haber sido más sencillo y más claro, como uno que había presentado el Nuevo Espacio en la legislatura pasada, y terminó manifestando su aspiración de que el proyecto volviera a Comisión.
Como era de esperar, el popular Rafa Michelini saltó como un resorte para señalar la "picardía" de Long al hacer referencia al proyecto del Nuevo Espacio, y preguntó: "¿Por qué no lo votaron entonces, ya que blancos y colorados tenían mayoría en ambas cámaras?". Long rechazó el término "picardía" y afirmó que su propósito era el de tender puentes. Pero se ve que ya nada había que hacer.
Lara volvió al ataque con su voz monocorde y de bajos decibeles para cuestionar a León Lev, el director de la Ursec, por los viajes realizados en estos dos años y medio y por una serie de violaciones a disposiciones legales. Tildó al proyecto de "mamarracho" y anunció que su aprobación estaba garantizada de antemano por las mayorías regimentadas del gobierno con sus manos de yeso.
Margarita replicó diciendo que los argumentos de la oposición eran "esquizofrénicos" y que detrás de ellos había "intereses particulares". Estos calificativos ofendieron a los blancos, que saltaron indignados.
El comunista Lorier realizó una encendida defensa del proyecto pues se avanza en la libertad de expresión y de información; protege a toda la radiodifusión nacional y no sólo a las radios comunitarias; avanza en la modernización de la radiotelefonía y se asegura contra posibles vicios en la adjudicación de ondas.
Mientras Alfie despuntaba un sueñito, su correligionario Amaro expuso detalladamente las razones que lo llevan a votar en contra y pidió un "acto de grandeza" para que el proyecto vuelva a Comisión.
En fin, la cosa siguió más o menos así, reiterando argumentos y sobreabundando en argumentaciones, hasta que la votación arrojó el resultado de 17 votos favorables en 28 presentes.
Fuente: La República