domingo, 7 de octubre de 2007

Lección no aprendida: "Mejor que decir es hacer"

Sergio Fernández Novoa, Coordinador General del ComFeR
“Necesitamos una ley que les diga no a los monopolios”
Mientras intenta abrir el juego con radios del interior que buscan darles voz a las minorías, el funcionario admite que el Estado tiene responsabilidad en los contenidos de la TV. Pero apunta a un trabajo compartido.
“La revolución tecnológica es, sin duda, una revolución, porque modifica las prácticas sociales y cambia de raíz todo lo que tiene que ver con los medios de comunicación. Pero ninguna revolución es neutra, y si el conjunto de la sociedad y el Estado representante de esa sociedad no están imbuidos de todos los conocimientos y no tienen suficientemente claro la profundidad de estos cambios, corremos el riesgo de que esa revolución que seguramente no va a ser neutra no sea para beneficio de la mayoría de nuestra población.” El llamado de atención lo pronuncia el coordinador general del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), Sergio Fernández Novoa, que entiende que hay que aprovechar esta oportunidad que ofrece el cambio tecnológico “para construir esa enorme deuda que tiene la democracia, que es una ley de radiodifusión plural y democrática y, a partir de un nuevo plexo normativo y de un nuevo plan de radiodifusión que incluya la televisión, las radios de amplitud y de frecuencia modulada, comenzar a construir una comunicación social mucho más comprometida con los intereses de nuestra sociedad”.
Fernández Novoa entiende que el avance tecnológico debe ser puesto “al servicio del desarrollo humano y social”. Para que la idea se corrobore con la práctica, el organismo está desarrollando una serie de programas que promueven la inserción social de sectores postergados en la sociedad y que no son tenidos en cuenta dentro de la marea de la concentración monopólica. Uno de ellos es el convenio firmado en 2004 con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) que permitió la creación de seis emisoras para las comunidades mapuches (Neuquén y Buenos Aires), la comunidad kolla Finca Santiago y la diaguita calchaquí (Salta) y para la Asociación Civil de Jóvenes Munaysapas (Jujuy). A través de autorizaciones del Comfer, estas radios ya están funcionando. Hace unos días, funcionarios del organismo se reunieron con las comunidades indígenas de la Puna en Humahuaca, para definir la puesta en marcha de un canal de televisión de los pueblos originarios. Y a la hora de hablar de la construcción de estos medios, Fernández Novoa se pregunta: “¿Qué comunicación tenemos que construir en la Argentina que hoy no está suficientemente desarrollada? Hemos desarrollado la comercial, pero no la que construye ciudadanía. Y la que construye ciudadanía construye memorias, verdades plurales, relatos de identidad que tienen que ver con estas cosas y, fundamentalmente, proyectos pluriculturales, porque nosotros somos una sociedad pluricultural. Debemos crecer y desenvolvernos con esa riqueza y no con el predominio de un cultura sobre la otra”.
En 2004 se renovó un convenio con el Ministerio de Educación de la Nación que facilitó que en la actualidad estén funcionando 42 radios en escuelas de frontera en Oratorio (Jujuy), Monteagudo (Misiones), Puerto Bermejo (Chaco), Apipé (frente a Yacyretá) y Lago Puelo (Chubut), entre otras. La más reciente comenzará a funcionar próximamente en Yavi Chico (Jujuy). En este caso, el objetivo tiene múltiples aristas, pero Fernández Novoa destaca la más importante: “Un aspecto de soberanía. Nos pasaba en muchos lugares de la frontera, por ejemplo en la frontera con Brasil, que los chicos, viviendo en pueblos argentinos, hablaban el portuñol o más el portugués que el español. Eran hinchas del Inter o del Gremio de Porto Alegre y no de los equipos argentinos. Con la implantación de la Radio del Soberbio en la Selva Misionera, comenzaron a tener un uso del lenguaje distinto”, afirma.
En la búsqueda de una comunicación más democrática, el Comité estableció hace poco dos convenios con los Servicios Penitenciarios de Coronda (Santa Fe) y Salta capital, para la autorización de la puesta en marcha de dos radios en cárceles que ya están funcionando a modo de prueba. Y se está conversando con el Ministerio de Justicia de la Nación para desarrollar el programa a nivel nacional. En todos los casos, el objetivo principal es el mismo: ser una herramienta más para la reinserción social de quienes hoy están detenidos.
–¿Cómo se pueden articular estos medios con los nacionales?
–Una sociedad va resolviendo sus acciones a partir de cómo resuelve esa disputa de los sentidos que hoy promueven casi hegemónicamente los grandes medios de comunicación. En la medida en que todos estos medios comunitarios, populares, alternativos, públicos como Radio Nacional, los medios provinciales, Canal 7 o las radios universitarias busquen espacios de articulación, vamos a ir construyendo una comunicación alternativa a la que tenemos, que va a enriquecer el debate de ideas y la producción de los contenidos audiovisuales en nuestro país. No se trata en absoluto de disminuir lo que ya existe, sino de dar lugar a lo que no existe para que muchas cosas, hoy invisibles, pasen a ser visibles.
–¿En qué medida la concentración mediática afecta la comunicación de los sectores más vulnerables o los más olvidados?
–Esto lo he planteado siempre. Cuando hablamos de una ley de Radiodifusión nueva, decimos que hay cuatro o cinco conceptos que esa ley debe tener. Para ser plural y democrática tiene que plantearse una comunicación en la que no existan monopolios. Decía un escritor peruano muy conocido: “Monopolio es igual a censura”. Fíjese que la mayoría de las legislaciones de los países centrales son mucho más progresistas que la nuestra. En Estados Unidos no se puede llegar desde una cadena televisiva a más del 35% de los hogares, ni se puede tener propiedad cruzada de medios. Uno no podría tener en una misma localidad un diario, una radio, un canal de televisión. Entonces, nosotros necesitamos una ley de Radiodifusión que les diga no a los monopolios, que les ponga límites al uso de las cadenas permanentes. Además, acompañado de otra cuestión que es fundamental y que debe decir una próxima ley: hay que obligar, aunque suene feo el término, a todos los medios de comunicación a que tengan importantes cuotas de producción propia, de producción nacional, de producción regional (en el caso de los medios del interior del país), de coproducción y de producción independiente. Todo esto logra que haya que darles más trabajo a nuestros periodistas, a nuestros locutores, a nuestros operadores, a nuestros editores, a todos aquellos que son parte de la industria cultural que incluye a los medios de comunicación. Que tengan más trabajo, con mejores salarios, que se dinamicen las economías de esos lugares y, fundamentalmente, que se luche muy fuerte por la revalorización de la cultura y la identidad de cada una de las regiones de nuestro país. Y después, hacer un planteo de una comunicación mucho más federal.
–¿Por qué cree que los grandes medios no les dan espacio a las minorías?
–Ahí hay un tema interesante. Fíjese que cuando se discute por los contenidos de la televisión, hemos leído mucho en el último tiempo un reclamo permanente al Estado. Yo creo que hay una responsabilidad del Estado, y que el Estado no debe eludir y debe mejorar su capacidad de control y de incidencia en cuanto a los contenidos de la televisión, sin duda. Y por eso, necesitamos cambiar la ley por una que nos dé otros elementos, distintos a los que existen hoy, para actuar. Pero, ¿y los señores que hacen televisión, señores famosos que ganan mucho dinero, que son reconocidos por la sociedad? Son los autores y ejecutores de estos contenidos que gran parte de nuestra sociedad rechaza. Entonces, me parece que es responsabilidad de los propietarios de los canales de televisión y de los grandes realizadores y productores televisivos, madurar y poder tener contenidos distintos a los que hoy tenemos. Es un ejercicio en el que todos somos responsables, y en esto me incluyo: necesitamos mejorar. Y en ese mejorar los contenidos, en ese hacer contenidos más plurales y más democráticos –sin perder por esto la creatividad necesaria para tener gran cantidad de televidentes–, también tengo que tener lugares para las minorías. Necesitamos revalorizar el lugar que les corresponde a las minorías. Hay distintos tipos de minorías, o no de minorías, sino de sectores que son marginados de los medios de comunicación.

Fuente: Página/12