domingo, 22 de julio de 2007

Nace Red Latinoamericana de observatorios de medios

Lima - Perú, Orbita.- Periodistas y expertos en comunicación de América Latina anunciaron en Lima la creación de una Red Latinoamericana de Observatorios de Medios.
Esta expresa un compromiso de unir esfuerzos y compartir estrategias para mejorar la intervención de todos y cada uno de sus miembros.
Y a la vez se propone generar diálogos con los medios y sus públicos, tejiendo una responsabilidad conjunta por mejores tratamientos acerca de asuntos claves al desarrollo y al fortalecimiento de la democracia en la región. Las instituciones fundadoras son siete: dos de Brasil: la Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia –ANDI- y el Observatorio de Prensa; una de Guatemala, la Asociación Desarrollo, Organización, Servicios y Estudios Socioculturales – DOSES-; de Chile el Observatorio de Medios FUCATEL; de Bolivia el Observatorio Nacional de Medios – ONADEM; de Argentina, el Instituto de Investigación de Medios; y la Veeduría Ciudadana de la Comunicación de Perú. Precisaron que poco a poco se abrirían a integrar a otros observatorios latinoamericanos.
Cada uno de ellos y de manera diversa se encarga de realizar monitoreos y análisis de la oferta mediática en sus respectivos países en temas referidos a infancia, jóvenes, género, descentralización, pobreza, democracia y otros. A la vez realizan investigaciones y propuestas que permiten a los medios de comunicación asumir a su público no como simples clientes o consumidores sino como ciudadanos y ciudadanas con plenos derechos a relacionarse con otros actores para crecer. Algunos trabajan políticas públicas y posiciones frente a la comunicación estatal, digital y privada, en su conexión con las sociedades locales y globales.
Con la formación de esta Red se busca intercambiar información y construir estrategias comunes con respecto a los medios, que las hagan visibles y con mayor capacidad de incidencia en cada país. Se apostará a generar diálogos que nos prevengan frente a cualquier antagonismo sin salida entre medios y sociedad. Debemos más bien aprender a debatir y escucharnos mutuamente.
La Red se ha comprometido a realizar un monitoreo informativo básico que permita comparaciones por países tomando en cuenta la rutina cotidiana y aquellos conflictos relevantes que se viven en nuestros países, examinando avances y retrocesos con respecto a las metas del milenio.
Se busca compartir y realizar juntos algunas investigaciones en el campo de la oferta mediática confrontándola con la recepción de medios, especialmente en lo referido a infancia, adolescencia y dilemas éticos, siempre desde una perspectiva de desarrollo. También a realizar un seguimiento de las políticas públicas sobre comunicación estableciendo diferencias y similitudes, tanto las referidas a medios estatales como privados tradicionales y digitales. Incluso, se ha planteado examinar las imágenes, informaciones y sensibilidades que se transmiten por los medios de cada país sobre los otros, midiendo así la integración comunicativa a nivel regional.
Para Veet Vivarta, representante de la Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia de Brasil (ANDI), gracias a los monitoreos se puede advertir con mayor precisión, en base a una metodología de análisis, las fallas que presentan los medios a la hora de elaborar y presentar sus contenidos, y con estos insumos se puede establecer un diálogo más profundo con ellos.
Según Tatiana Merlo, del Instituto de Investigación de Medios de Argentina, para la mejora de los contenidos de los medios es importante también que las empresas comprendan que su responsabilidad social, a la hora de promocionar sus productos o servicios, no puede limitarse a los contenidos de la publicidad en si. Los anunciantes deben fijarse también en lo que ofrecen los programas donde dicha publicidad está pauteada, porque podrían estar avalando contenidos contraproducentes para la ciudadanía. “A muchos sólo les interesa que el programa tenga rating”, indicó.
Por su parte Manuela Gumucio del Observatorio de Medios de Chile, manifestó que es necesario retomar el debate sobre la necesidad de impulsar políticas públicas en relación a los medios para garantizar un verdadero pluralismo. Sin embargo, precisó que este debate debe empezar prácticamente desde cero, pues antes existía una especie de consenso nacional sobre el rol que cumplían los medios, pero ahora impera la idea de que aquel que tiene la plata o es dueño de los medios puede hacer lo que quiera.
Según Erick Torrico, del Observatorios Nacional de Medios de Bolivia, la mejora de la oferta mediática y del profesionalismo, la credibilidad y el prestigio de los periodistas debe surgir de la unión de esfuerzos entre periodistas, responsables de los medios y centros de enseñanza de la carrera de periodismo.
Mientras que Evelyn Blanck de la Asociación Desarrollo, Organización, Servicios y Estudios Socioculturales – DOSES de Guatemala, indicó que una de las principales fallas de los medios se encuentra en la representación que crea sobre las mujeres. Según un monitoreo realizado a los medios en su país, se comprobó que del total de la oferta mediática, las mujeres sólo están presentes en el 14%, pero mayoritariamente en notas sobre actos de violencia, y no como ciudadanas, sino como elementos que fortalecen el sensacionalismo. “Nos presentan como las lloronas”, manifestó.
Por último, para Carlos Castillo, del Observatorio de Medios de Brasil, los medios de comunicación están experimentando cambios profundos debido al surgimiento de nuevas tecnologías que además de transformar sus estructuras internas están generando también un choque generacional y cultural, pues son los más jóvenes los que pueden adaptarse mejor a los cambios, y no así los mayores. Según Castillo los medios si pueden mejorar y recuperar su credibilidad, pero sólo con la participación activa del público lector, oyente y televidente, a través de sus opiniones, críticas y observaciones.
Precisamente, según Rosa María Alfaro, otro de los grandes retos de la Red Latinoamericana de Observatorios de Medios es permitir esta participación del público en la construcción de mejores medios de comunicación, pues la libertad de expresión no es sólo patrimonio de los periodistas o los medios, sino de toda la ciudadanía.