Congela el gobierno anuncio de la norma para TV digital

"Es una guerra entre Estados Unidos y Europa. EE.UU. no tiene tecnología pero sí lobby; la Unión Europea tiene tecnología pero no lobby." Con este argumento, un funcionario del gobierno explicó por qué la decisión del país sobre qué norma de TV digital se va a emplear quedó para después de las elecciones. Estos sistemas digitales permiten una revolución en la manera de transmitir imágenes a los domicilios y a los cada vez más usados sistemas móviles. La norma que se elija (la americana, la europea o la japonesa, ya adoptada por Brasil) beneficiará a grupos empresarios vinculados a la comunicación y al entretenimiento. La norma de los EE.UU. parece ligada al monopolio "Clarín"; la europea, a las empresas concesionarias de telefonía. Se habla de presiones intolerables sobre funcionarios y hacia el mismo Presidente, que ahora prefiere prescindir hasta después del 10 de diciembre y, como en otros trámites, examinar entre ahora y las elecciones la fidelidad hacia su persona de los grupos empresarios que apoyan las respectivas normas.
La carrera era desenfrenada en diciembre: se anunciaba que, en sólo cuestión de días, la Argentina se decidiría por su norma de TV digital, modalidad con la que el mundo recibirá imágenes televisivas desde 2012 cuando se produzca el llamado «apagón analógico». Sin embargo, pasado el impasse del verano, el tema se ha silenciado, y nadie parece tener demasiada prisa para volver a tratarlo.
El titular del COMFER, Julio Bárbaro, dijo ayer a este diario: «Por ahora no hay nada. Y creo que por un tiempo más tampoco lo habrá. Es un tema que no sólo requiere mucho estudio, sino que presenta una gran complejidad política. Otra cosa no puedo decirle». Sin embargo, otra alta fuente del gobierno dijo algo más a este diario: «Le puedo asegurar que la decisión es poselectoral. No habrá novedades antes de las elecciones porque acá está en juego una puja entre la Unión Europea (norma DVB) y los Estados Unidos (norma ATSC), que se podría sintetizar de esta forma: «Estados Unidos no tiene la tecnología adecuada pero tiene toda la presión, y la Unión Europea tiene la tecnología más moderna pero no la misma presión».
Esta inmovilidad no es exclusiva de la Argentina: Chile, que también había anunciado la elección de su norma este mismo mes, dijo ayer a través de una fuente del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones, del que depende la decisión, que ésta había sido postergado sin fecha, a los fines de continuar con los estudios.
En aquel país, sorprendió más este aplazamiento, porque apenas dos semanas atrás la presidenta Michelle Bachelet había asegurado que antes del último día de marzo se anunciaría la tecnología que usarían los chilenos para desarrollar la televisión digital. Se adujo que, ante los cambios que Bachelet realizó esta semana en su gabinete (que incluyó la salida del ministro del sector, Sergio Espejo, por una crisis en un nuevo sistema de transportes en Santiago), el plazo se extendió sin fecha, porque el nuevo ministro René Cortázar se tenía que dar un tiempo para estudiar el tema.
Sin embargo, la indecisión regional parece exceder cualquier coyuntura. Según dijo a este diario una calificada fuente en la materia, tampoco sería completamente seguro que Brasil, que en Sudamérica se anticipó a los demás en la decisión (Lula anunció a mediados del año pasado la elección del sistema japonés ISDB-T), no termine cambiando de rumbo o, al menos, que modifique tanto las características de esa norma como para transformarla en otra muy similar a la europea (DVB).
«La norma japonesa», dijo la misma fuente «es muy versátil para llegar a celulares, y además no necesita rutear su señal a través de las antenas celulares de las compañías telefónicas, sino que emite directamente desde su propia antena con llegada perfecta a receptores móviles. Sin embargo, tiene algunas desventajas: en primer lugar, no tiene experiencia en el mercado, ya que existe sólo en Japón porque casi todo el resto de Asia se ha inclinado por la norma europea. Y, en segundo término, tiene algunas particularidades técnicas, muy engorrosas de explicar de manera sencilla, que son las que han forzado a Brasil a la necesidad de adaptarla a sus propios estándares, al punto de que puede llegar a asemejarse mucho a la europea».
En Centroamérica y México, en cambio, la decisión ha sido más rápida en función del influjo de los Estados Unidos: Honduras, Guatemala, Costa Rica y Panamá ya se inclinaron por la norma ATSC, que el gobierno norteamericano intenta imponer en toda la región, aunque sus mismos técnicos reconozcan que, desde el punto de vista de la llegada a receptores móviles (una condición que será imprescindible en el futuro), ha quedado obsoleta, y necesita una revisión técnica que, de todos modos, nunca llegará a los estándares de sus rivales europeo y japonés, que fueron concebidos a partir de esa necesidad.
Cuando a una decisión política delicada se le suma, como en este caso, obstáculos no pequeños en lo técnico, el resultado no puede ser otro que el actual: la postergación de toda decisión. La Argentina, que hacia fines del año pasado había llegado al consenso de elegir la norma europea DVB, y sólo restaba anunciarlo oficialmente (el consorcio representante de esta norma fue el único que lo presentó en Casa de Gobierno, en tanto que los norteamericanos lo hicieron en su embajada), ahora postergará para después de las elecciones el momento en el que, quizás, tenga que decirle que no a George Bush.
El monopolio «Clarín», que desde el momento en que el entonces Secretario de Comunicaciones Germán Kammerath, durante la presidencia de Carlos Menem, se inclinó por la norma norteamericana ATSC, se equipó de acuerdo con ese formato en el que iniciósus primeros experimentosde transmisión digital, tampoco es hoy el más ferviente de sus defensores, aunque lo continúe apoyando. Otros intereses son hoy más prioritarios que las cámaras y transmisores que compró: la futura licitación de las nuevas señales digitales de aire, que se multiplicarán con la llegada de la TV digital por sus propias características técnicas. Ese es un meollo técnico sino político: el gobierno va a tener que decidir de qué forma, y con qué condiciones, licita esas nuevas señales de aire que surgirán de la división por seis del ancho de banda digital.
Bajo el título de «Digital TV on Mercosur & Latinoamerica - ¿Todavía podemos tener todos una misma norma?», el próximo 20 de abril se realizará en el Hotel Sheraton un congreso interregional organizado por el Consejo de TV Digital, organización privada sin fines de lucro que preside Jorge Rivero. Consultado también ayer por este diario, Rivero dijo que «este Congreso estaba previsto para mediados de marzo, pero desde el gobierno me sugirieron que lo trasladara a abril. Allí tuve la pauta de que este mes no habría toma de decisión con respecto a la norma, y me temo que para el momento en que hagamos el congreso tampoco la haya. Creo que va para largo». El gobierno parece darle la razón.
Fuente: Ámbito Financiero
Imagen: El aparatito de Motorola que los cables venderán aparte por $100.- extras.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Fopea lanzó red de alerta y protección para periodistas

Durante la inauguración de su nueva sede en la ciudad de Buenos Aires, el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) presentó el Programa de Monitoreo de la Libertad de Expresión en la Argentina, dirigido a la defensa y promoción del derecho a informar y ser informado. El trabajo cuenta con el apoyo de la National Endowment for Democracy (www.ned.org) y la Red de Intercambio Internacional para la Libertad de Expresión (www.ifex.org), una red que reúne a cerca de 80 organizaciones en los cinco continentes.
El programa consiste en la detección, investigación, registro y difusión de casos de violaciones a la libertad de expresión, y el producto será compilado en un informe anual. El trabajo se desarrolla del 1 de enero al 31 de diciembre de 2007 y está concebido para replicarse de manera anual con el fin de lograr una observación de la situación a corto, mediano y largo plazo.
El equipo del proyecto está integrado por la Directora Ejecutiva de Fopea, Mabel Moralejo, un asistente coordinador y un asistente investigador. Asimismo, un abogado especialista en libertad de expresión interviene como primer asesor ante casos judiciales y como consultor coordinador en la elaboración y análisis de proyectos de ley. La oficina central tiene sede en Buenos Aires. Con el doble objetivo institucional y operativo de federalizar el alcance de la tarea, el programa asigna a un grupo de socios de Fopea en las distintas provincias el rol de corresponsales de la oficina ejecutiva, y coordinadores de la propuesta, gestión y ejecución de acciones que se consideren necesarias en cada caso.
En la primera etapa, la organización ha instalado estas variantes de "corresponsalías" en las provincias de Salta, Santiago del Estero, Santiago del Estero, Córdoba, Entre Ríos y Santa Cruz a fin de establecer una cobertura regional que alcance progresivamente a toda el país. Para este proyecto, Fopea logró el apoyo principal de la National Endowment for Democracy, y el respaldo de IFEX, una red que cuenta con un sistema de alertas mediante el cual los casos alcanzan difusión mundial en cuestión de horas.
"Este proyecto no es sólo una muestra del esfuerzo que ha hecho Fopea para explicar a los organismos internacionales la importancia de la tarea encarada, sino además un desafío institucional, pues la libertad de expresión está estrechamente ligada a las circunstancias y condiciones políticas del país. Esto exige una gran responsabilidad y una gran solidez institucional, las cuales dependen del compromiso que los socios asuman desde cada lugar", sostiene Fopea en los fundamentos del programa.
"Fopea pretende institucionalizar sus esfuerzos en apoyo de la libertad de expresión con informes urgentes sobre amenazas a los periodistas, ayuda a víctimas y la elaboración de un informe anual", señala el documento. "El foco del esfuerzo será construir una red de ayuda de emergencia, establecer una reputación institucional, asegurar el conocimiento más amplio de la situación y constituir al Monitoreo de Libertad de Expresión como una institución permanente.
Se espera que el programa contribuya a generar acciones públicas en materia de publicidad oficial, acceso a la información pública y vigilancia de los actos públicos".

martes, 27 de marzo de 2007

U$S 1.350 millones

20:14: termina un informe en vivo de Telenoche. Se presenta la situación de los 1.400 evacuados por las inundaciones que están alojados en el Batallón 121, en el sur de Rosario. La voz en off de Julio Bazán detalla que la falta de canalización del Arroyo Ludueña es el causante del desborde que provocaron las lluvias que soporta la ciudad desde lunes. Corte, la cámara se instala ahora en el estudio de Presidente Perón al 8.100, donde está Canal 3. Alberto Lotuf, el presentador del suplemento local, anuncia la apertura del sobre Nº 2 (de antecedentes técnicos y patrimoniales) de la licitación internacional para construir un tren bala que cubra la ruta Rosario-Buenos Aires. Las imágenes de los ministros, invitados y el presidente Néstor Kirchner, sonrientes, anunciando, otra vez, una inversión de U$S 1.350 millones. Esto contrasta con lo visto hacía segundos y los 3 millones que bastan para sanear el arroyo.

Un chiste (es el mismo que contó Julio Barbaro antes de asumir)

Radiodifusión: el Gobierno “impulsará” una nueva ley

El diario Hoy de la ciudad de La Plata tituló ayer una nota “El Gobierno nacional impulsará una nueva ley de radiodifusión”. En la bajada, señaló que “será después de las elecciones de octubre. Buscarán que se avance con un proyecto de ley, que impulsan organismos de derechos humanos, y que establece medidas efectivas para evitar la concentración de medios de comunicación”. El matutino platense indicó que “la intención de la administración que encabeza Néstor Kirchner de avanzar con la nueva norma de radiodifusión le fue comunicada ayer (por anteayer) a la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, que mantuvo un encuentro con el primer mandatario en la Casa Rosada”. Añadió que, “durante la reunión, Bonafini le hizo entrega a Kirchner del proyecto impulsado por organismos de derechos humanos que contempla un cambio radical en la materia. Concretamente, la iniciativa impulsada por las Madres, que fue presentada hace tres años en el Congreso Nacional, consta de 21 puntos que implican medidas efectivas para evitar la concentración de la propiedad de los medios de comunicación. También se proponen mecanismos para marchar hacia la ‘democratización de la información’, la creación de la ‘Defensoría del Público’ y una mayor inserción de radios comunitarias y de organizaciones sin fines de lucro en el sistema de radiodifusión”.

Fuente: Diario sobre Diarios
Nota la presente noticia no está en la versión electrónica del diario.


lunes, 26 de marzo de 2007

Cambios en las grillas de los canales y radios de la aldea

Cambios en las grillas de los canales y radios de la aldea

Sin esperar “grandes cambios” comienzan a realizarse algunas movidas en los medios.

LT 8 anuncia el traslado de Roberto Caferra a la nueva Radio La Red, (ahora gerenciada por sus dueños, el Grupo Uno, ocupando la Frecuencia Modulada de LT3 en el 102.7 MHz.). Su lugar en la 8 será ocupado por Guillermo Zysman.

A las 9 José María Barrera seguirá con un programa que todavía no tiene nombre. Llegando el mediodía José Maggi seguirá en el informativo Trascendental. Luego trasladan a Norberto Chiabrando (que de la mañana pasó a la noche y ahora a la tarde... uff!!”) acompañado por Gachi Santone.

Luego un programa más liviano –entretenimientos y humor a cargo de Sergio Contemori y Juán Herrera.

Al terminar la tarde deportes como ahora, como siempre.

En la noche aparecerá Marcelo Moguetta charlando con oyentes, sin más detalles. Continúa Sueñero con Marcelo Nocetti.

En Radio 2 todo sigue igual. En LT3 ya se presentó y está en el aire la nueva programación: arranca a las 5 con “Gente despierta”, con la conducción de Walter Basualdo, a las 6 “Amanece que no es poco”, conducido por Marcelo Casal, a las 8 llega “El Informador” con la conducción de Alejandro Grandinetti y Aníbal Benitez en el humor, a las10 “Para todos” bajo la batuta del experimentado Ercilio Pedro Gianserra y a las 13 “Mediodía 3”, bajo la conducción de Ariel Aleart. Sigue “Estadio 3” y. Raúl "Bigote" Acosta con “La vereda de enfrente”, a las 19 hs. aparece un nuevo resumen de noticias con Walter Basualdo. Ruta libre y los pastores continúan. (¿Qué pasa que no hay ni una mujer, salvo alguna locutora de turno y Sara Blanco en las noticias?).

En Radio Nacional todo continúa sin cambios, salvo que salte algún fusible en Baires... ah! está atrincherada Mona Moncalvillo que se niega a abandonar su cargo de Directora si no le dan la conducción de la primera mañana!

En Aire Libre, se anuncian: nueva conducción en la mañana con un viejo conocido Beto Palacios, arrancará a las 9:15 después del Contacto Sur y la incorporación de un nuevo grupo de productores.

Próximamente llega el Contacto Sur vespertino.

Llega Aire Libre Noticias, informativo local de 5', con la conducción de Luis Guzmán a las 10 y a las 11 hs.

El micro “Rock y Malvinas”, que escuchamos en las Señales, irá completo –sus 8 capítulos- el 2 de abril desde las 22 hs.

Los sábados a las 21 hs. llega “Azotea Blues”, un programa realizado en Mardel Plata por la radio comunitaria FM De la Azotea.

Canal 5 tomará la posta de la primera mañana. En Córdoba Telefe le dejo hacer a Canal 8 un programa que va desde las 7 a las 12 y que pierde en la competencia con Canal 12 del grupo Clarín. Acá será más corto, de 7 a 9, con la conducción de la siempre correcta Susana Rueda “Bien temprano” reunirá otra vez a parte del equipo de las “5 mañanas” Coco López, Roberto Paz, Gustavo Lorenzatti y Fernando Lingiardi en deportes y se les suma Leo Ricciardino ocupando el lugar que antes tenía Carlos Colombo.
Siguen Club 54 con Ricardo Luque y Roberto Caferra, Magazine con Carlos Bermejo y Gachi Santone, Bloc and Roll, El show de Aj!!!, El País del Interior y el cura ahora abre la transmisión (no daba cerrarla después de Gran hermano a las 3 de la mañana, todo un contrasentido). Más adelante volverá “Bótelos”.

El sábado 7 de abril llega La vuelta completa, un ciclo histórico cultural conducido por Cecilia Vallina y Verónica Solina, que banca Cultura de la provincia, este programa se emitirá los sábados y domingos en horario a confirmar.

En Canal 3 trabajan arduamente con el Padre Ignacio en algún conjuro que logre subir el alicaído rating de “de 12 a 14” y “Plan A” pero hasta ahora no tuvieron resultado. Vuelven en una semana “Cocinarte” con Marcelo Megna; “Alternativos 100 x 100” con Pablo Gaviria; Look y próximamente Top TV. En carpeta está un programa político con la conducción de Pablo Feldman, puede ser los domingos y otros proyectos menores. De explorar la mañana, bien gracias!

Tito, Pelusa y Florcita seguirán robando audiencia a las Señales!! los sábados a la mañana y después seguirán Solo campo, Compromiso, Televida con salud y Portfolio económico arrasando audiencia.

En el cable también habrá cambios. Con la llegada de “Bien temprano” al 5 Oscar Bertone consigue que su programa “Mañana Express” arranque desde el 3 de abril a las 6:30 y desde los estudios de Cablevisión en calle Francia. Desde la fusión Multicanal – Cablevisión el 6 emite gran parte de sus programas desde allí y Multicanal traslado su sede comercial al centro, Corrientes 840, ¿qué harán con el edificio de Riobamba 1457?

Cablehogar seguirá apostando a la producción propia en Canal 4 ahora todo se llamará Notiexpress, más horas de noticias con sus correspondientes repeticiones. A las 11 buscarán la fidelidad del público infantil con “Sólo juegos” –repite a las 17:30-. Vuelve la voz gangosa de Salvador Gamarotta con su tradicional “Mundo show” haciendole competencia a Aj!!! los sábados y a la noche llega “Alta Comedia”, perdón... José Berlén haciendo sus obras de siempre pero ahora por la tele. Sigue El Mirador con Juan Carlos Junco, el supremo, con los espectáculos; “Por partida doble”, el deportivo “No puedo parar”, “Gente que hace” con Susana Pozzi, “Sobran los motivos”, etc.

El 9 de abril se lanzará Medio diario a las 11:30 con la conducción de Gustavo Lorenzatti y Anita Martínez hasta las 13 hs. donde llega Hora de Noticias 1ª edición y los martes ubicarán un programa político –en un año electoral es una buena fuente de ingresos- con la conducción de... ¿Carlos Colombo? Habrá más novedades para este boletín!

PNT

Página 12 publica hoy:
"UN LABORATORIO EXTRANJERO TESTEO UNA DROGA EN UN HOSPITAL DEL PAMI SIN PERMISO Y PAGANDO EN NEGRO
Cobayos de tercera edad para una prueba ilegal
Las autoridades del PAMI denunciaron a un hospital de su sistema de atención que cobró más de 40.000 dólares de un laboratorio internacional para probar sin autorización una droga. La causa ya está en un tribunal federal de Rosario, junto al contrato entre la clínica y el laboratorio, cerrado y firmado en Estados Unidos."
La noticia tuvo su origen en los primeros días de diciembre en Rosario, pero los hechos datan del año 2004 al 2005. En "Señales" anticipamos que el hecho había tenido rebote en Buenos Aires y que como primera medida se decidía separar al Dr. Ricardo Oyola -titular del Pami II- y al Dr. Antonio Ludvik. El diario La Capital sumó testimonios de dirigentes gremiales del PAMI que poco tienen para decir en nombre de la ética.
Página a través de la pluma de su editorialista Mario Wainfeld aporta que la diputada Graciela Rosso, del Frente para la Victoria de la provincia de Buenos Aires, viene preparando un proyecto de ley de “Investigación clínica con medicamentos, productos médicos, productos biológicos, terapia génica y terapia celular”.
Tanto despliegue -tapa y paginas 2 y 3- para una noticia "vieja" que no aporta nada nuevo sonó a una PNT (publicidad no tradicional), más si uno le suma la infrecuente firma de Wainfeld fuera de sus tradicionales notas de opinión.

domingo, 25 de marzo de 2007

Rodolfo Walsh por Rodolfo Walsh

Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme: pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República. Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados, y eso me gustó.

Nací en Choele–Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me ha sido reprochado por varias mujeres.

Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.

Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1945, y otro nos dejó como única herencia. Este se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero ésta ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires.

Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.

Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que mi padre. El mayor disgusto que le causo, es no haber terminado mi profesorado en letras.

Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisiete años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos.

La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke: si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi noviazgo con una muchacha que escribía incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino. Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura aunque sí en la diversión y en el dinero. Me callé durante cuatro años más porque no me consideraba a la altura de nadie. Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que en todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.

En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez.
Rodolfo Walsh

sábado, 24 de marzo de 2007

Héctor Sayago periodista colaborador de la dictadura

En las Señales hablamos de periodismo y dictadura. Leímos algunos fragmentos de notas del diario El País y de La Prensa Canalla. A continuación la reproducción completa de las notas del diario español, de abril del ´83, sobre las actividades de Héctor Sayago, periodista vinculado al almirante Massera
El argentino Héctor Sayago, redactor de TVE acusado por varios exiliados de dicho. país de haber sido un estrecho colaborador de la armada argentina en su labor represiva, ha desmentido a este periódico que fuera confidente de los servicios secretos de la misma y que hubiera facilitado información sobre los exiliados en España, acusaciones que supervivientes de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) han reiterado a EL PAÍS.
Sayago reconoce su íntima relación con el almirante Eduardo Emilio Massera, considerado máximo responsable de las actuaciones represivas de la Marina argentina, y admite haber visitado en una ocasión la ESMA, donde se calcula que han desaparecido cerca de 5.000 presos políticos argentinos desde 1976.Fuentes de la dirección de RTVE han anunciado la apertura de una investigación sobre el pasado de Sayago, aunque manifiestan que sólo podrían proceder contra el mismo en caso de Contar con una sentencia judicial, dado que tiene contrato fijo en TVE.
Con respecto a Massera, Sayago afirma: "Yo no voy a negar mi relación con Massera porque le conozco desde que era capitán de fragata". Niega que éste le pagase un sueldo por informar sobre los exiliados argentinos, y afirma, en honor del almirante que consiguió que Ios argentinos se pusiesen de acuerdo de una p... vez". Niega también haber pertenecido a los servicios secretos del ex presidente argentino Lanusse, pero admite haber sido un alto funcionario de aquel Gobierno, así como su "vinculación afectiva" con el mismo. Sobre su visita a la ESMA, afirma: "No voy a negar que estuve en la ESMA, como otros periodistas extranjeros; pero me parecían excelentes personas quienes cuidaban de la oficina donde esta gente hacía contrainteligencia". Y agrega: "No vi a nadie ni torturado ni engrillado. Aquello era un tablao flamenco. No era un campo de concentración; era una institución militar abierta". Confiesa haber visto allí únicamente a "gente que se recuperaba tranquilamente".

Testimonio de supervivientes
Sin embargo, el testimonio de los supervivientes de dicho campo choca frontalmente con el desmentido de Sayago. Martín Tomás Gras presentó en diciembre de 1980 el siguiente testimonio acusatorio contra Sayago, alias Bebito, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. En dicho documento, amén de acusar a éste de estar "vinculado a las actividades del centro político de París y Madrid", y de haber visitado a principios de 1978 la ESMA en un viaje realizado a Buenos Aires desde Madrid, se asegura que "el capitán de corbeta Acosta realizó con él una visita guiada por la sala de torturas y por el sector donde se alojaba a los prisioneros. Es considerado un viejo informante de los servicios represivos".
Otras tres supervivientes de la ESMA -Ana María Martí, Sara Solarz Osatinsky y Marta Alicia Milia- presentaron un año antes, ante la citada comisión de la ONU en Ginebra y ante la Asamblea Nacional francesa, un documento testimonial colectivo, en el que acusaban a Sayago de complicidad con la Marina, particularmente con el centro piloto de París.
Sara Solarz asegura haber mantenido una entrevista con Sayago en la que éste le propuso "que los militares de la ESMA la llevarían a España para dar una conferencia de prensa en favor de los militares argentinos". Según Sara Solarz, el propósito de la misma era contraatacar ante la campaña internacional de denuncia del problema de los desaparecidos, para eliminar un posible boicoteo al Mundial de Fútbol.
Las dos citadas supervivientes coinciden en señalar cómo Sayago era mencionado entre los oficiales como un estrecho colaborador de la ESMA en Madrid.

Un redactor de TVE, acusado de colaborar en tareas represivas con la Marina argentina
Diversos exiliados argentinos han confirmado a este diario que el redactor de TVE Héctor Sayago, de igual nacionalidad, ha sido un estrecho colaborador del ex jefe de la Marina argentina almirante Eduardo Emilo Massera, considerado principal responsable de las actuaciones represivas ejercidas contra presos políticos de 1976 a 1978 en la Escuela Mecánica de la Armada, donde Sayago fue visto en varias ocasiones, según la información facilitada a este periódico.
Por otro lado, el argentino Andrés Castillo, uno de los supervivientes del citado campo de concentración que acusa a Sayago de complicidad con los responsables del centro, fue puesto ayer en libertad por el juez de Navalcarnero, sin perjuicio de la continuidad de la causa. Éste, había, permanecido detenido desde la noche anterior, a raíz de la denuncia presentada por Sayago, tras ser tachado por aquél de represor" en el comedor de TVE.Una redactora y un directivo de TVE, han corroborado dichas acusaciones sobre Sayago, que no pudo ser localizado ayer por este diario. Ya en octubre de 1979 Sara Solarz de Osatinsky, Marta Alicia Milia y Ana María Martí, detenidas en dependencias de la Marina argentina durante varios años y posteriormente liberadas para contribuir a mejorar la imagen de la Junta Militar, acusaron a Héctor Sayago de ser uno de los organizadores de esta operación.
Una exiliada argentina asegura que Sayago recibía un sueldo entre 1.000 y 1.500 dólares mensuales a cambio de facilitar información a la dictadura argentina durante los años 1977, 1978 y 1979 sobre los exiliados de este país en España. Una redactor a de TVE confirmó este supuesto, y añadió que éste se jactaba en privado de ser hombre de confianza de Massera y de trabajar a sus órdenes.
Tanto fuentes de TVE como en círculos de exiliados argentinos en España, aseguran que Sayago perteneció previamente a los servicios secretos de Lanusse, presidente de Argentina desde 1971 a 1973. En la visita de Lanusse a España en 1973, Sayago formaba parte del equipo presidencial. Exiliados argentinos afirman que Sayago se inició como confidente policial a raíz de cumplir condena en la prisión bonaerense de Villa Devoto a principios de los 60, como consecuencia del robo de un cuadro en una exposición organizada por la embajada francesa.
En 1974, según dichas fuentes, Sayago se instaló en Madrid, empezó a colaborar con el semanario Cambio 16 y, posteriormente, con TVE. Hace un par de años, Sayago tuvo un tropiezo en una cafetería con un exiliado argentino, que le acusó a viva voz de cana (policía).
Andrés Castilllo, superviviente de la Escuela Mecánica de la Armada, aseguró ayer a este diario, que durante su cautiverio en la misma recibió la visita de Sayago acompañando a un capitán de dicho campo de concentración. Al creer Castillo, sujeto con grilletes en pies y manos, que Sayago venía en condición de periodista, le rogó que informara sobre su situación, a lo que éste replicó burlonamente. Al ver hace un mes en televisión a Sayago, redactor del programa Plaza Mayor, Castillo decidió personarse en Prado del Rey para denunciar la identidad del mismo, lo que realizó públicamente en el comedor de TVE, el pasado viernes.
Ramón Colom, director del programa televisivo Informe Semanal, que afirmó haber intervenido durante dicho incidente para aminorar la tensión, aseguró ayer que pedirá el próximo lunes a los responsables del Ente una investigación para que se averigüe si dichas acusaciones son ciertas, lo cual, según el jefe de Prensa de RTVE, Carlos Luis Alvarez "sería deseable". La APAE (Asociación de Periodistas Argentinos en España), declaró ayer que hace cuatro años denunció la identidad de Sayago a la Unión de Periodistas y a un colectivo de periodistas socialistas de TVE.

Desde 1975 está considerado como confidente
Periodistas demócratas argentinos confirman en esta ciudad la vieja vinculación de Héctor Sayago, desde 1.975, con los servicios de información de la Marina y del almirante Massera en particular. De 1968 a 1970, Sayago fue redactor y posteriormente secretario de redacción de la revista Análisis, de "derecha dura". De 1971 a 1972, bajo la presidencia del teniente general Lanusse, comienza su relación con la Armada como jefe de prensa del Ministerio de Bienestar Social, ostentado entonces por Francisco Manrique, capitán de navío.Antes del golpe militar, en 1975, ya se le tiene por informador del almirante Massera, y cuando en 1976 las Fuerzas Armadas se reparten los canales de televisión, Sayago es nombrado corresponsal en Madrid del canal 13, el de la Marina.
En los años 77-78, temerosa la Junta Militar de un boicot al Mundial de Fútbol argentino, instaló en París una oficina para influir en la Prensa europea; de esta oficina eran responsables Sayago y Héctor Agulleiro, actual jefe de informativos del Canal 13, todavía bajo intervención naval. Sayago viaja varias veces por año entre Madrid y Buenos Aires y se le tiene por muy vinculado a la embajada argentina en España.
Al menos en una ocasión exiliados argentinos en Madrid han intentado infructuosamente atentar contra su integridad física.

Incidente en RTVE al increpar un exilado argentino a un presunto colaborador de sus torturadores
Un ciudadano argentino, exilado en España, reconoció y acusó ayer públicamente en el comedor de RTVE, en Prado del Rey, a un presunto colaborador del campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires. El incidente ocurrió alrededor de las 15.00 horas, cuando Andres Castillo reconoció al también súbdito argentino Héctor Sayago, redactor del espacio de TVE Plaza Mayor, que en esos momentos estaba comiendo en la cafetería de Prado del Rey, y le acusó de colaborar con los servicios del citado campo de concentración donde Castillo estuvo detenido desde 1.977 a 1.979 y donde fue víctima, junto a otras 4.500 personas, de torturas.Castillo preguntó en voz alta a Sayago si le reconocía como ex detenido del citado campo de concentración de la Marina argentina, durante los peores años de represión después del golpe militar de 1.976. Sayago, sorprendido, dijo no conocer a su increpante y negó las acusaciones. Pocos minutos después, Castillo y dos periodistas argentinos que habían presenciado el incidente y tomado fotos del mismo -Nora Franco y Fernando Guerra- fueron conducidos por los servicios de seguridad de RTVE y varios guardias civiles destacados en Prado del Rey, al despacho del jefe de seguridad, donde fueron retenidos hasta las siete de la tarde. Andres Castillo quedó detenido al haber presentado una denuncia por injurias contra él su denunciante, Héctor Sayago. Sayago, según testimonios de algunos redactores de TVE, era conocido como presunto colaborador del almirante Massera y presunto informador de la Embajada argentina en Madrid. Fue colaborador de UCD en Buenos Aires, e ingresó fijo en TVE por una resolución de la Magistratura de Trabajo.

Sobre Héctor Sayago
Por: Graciela B. Daleo
Habiendo leído la información relacionada con el periodista Héctor Sayago, me dirijo a usted para ratificar totalmente lo manifestado por Andrés Castillo sobre este sujeto. Al igual que el exiliado argentino Andrés Castillo, permanecí secuestrada en el campo de concentración clandestino que la Marina argentina instaló en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en Buenos Aires, donde miles de argentinos sufrieron terrribles tormentos, y cuyo destino se desconoce. Mi detención-desaparición duró desde octubre de 1977 hasta mediados de 1979. En este período tuve conocimiento de las visitas guiadas que realizó Héctor Sayago -alias Bebito- al campo de concentración, acompañado del segundo jefe del campo, el feroz torturador capitán de corbeta Jorge Eduardo Acosta. Igualmente, por comentarios vertidos por los mismos oficiales represores, tomé conocimiento de que Sayago ayudó y asesoró al teniente de navío Antonio Pernías -de cuya actividad como torturador llevo las marcas en mi cuerpo- en la publicación del libro Argentina y Europa, un mismo terrorismo, hecha en España. Como así también prestó colaboración en las actividades clandestinas que desarrolló el Centro Piloto París, en la capital de Francia, en el cual tuvieron destacada actuación el citado Pernías y el torturador capitán Perren.Asimismo, quiero denunciar la injusta privación de libertad de la que fue objeto Castillo, compatriota y compañero mío de cautiverio, retenido durante más de cuatro horas en RTVE sin motivo, sólo con el objeto de dar tiempo al colaborador y confidente de la Marina, Sayago, a que lo demandara por injurias. Fue luego detenido hasta el día siguiente, a raíz de esta demanda, cuando es bien sabido que la querella por injurias no trae como consecuencia inmediata la detención del demandado.

24 de Marzo: Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar

A un año del golpe cívico - militar (24 de marzo de 1977), el escritor, periodista y militante Rodolfo Walsh, escribió la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar, donde denunciaba las atrocidades cometidas contra los derechos humanos y el plan económico que estaba imponiendo el gobierno de facto. Al día siguiente, en la esquina de San Juan y Entre Ríos, Walsh fue secuestrado, e integra desde entonces la lista de detenidos-desaparecidos
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese “ser nacional” que ustedes invocan tan a menudo.

Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.

Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio. 1

Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.

De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aun en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.

La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el “submarino”, el soplete de las actualizaciones contemporáneas. 2

Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y en horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.

Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.

Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de “cuenta-cadáveres” que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 o 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos. 3

Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y a los partidos de que aun los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.

Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor. 4

El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.

4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas. 5

Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, “con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles” según su autopsia.

Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron. 6

Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.

En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre “violencias de distintos signos” ni el árbitro justo entre “dos terrorismos”, sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte. 8

La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Bolivia y Uruguay. 9

La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.

Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de Prensa Libre Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.

A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: “La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal”. 10

5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar 11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron. 13

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la “racionalización”.

Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar “el país”, han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S. Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.

Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: “Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”. 14

El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el “festín de los corruptos”.

Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.

Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aun si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.

Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh. – C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.

Referencias:
1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de “liberados” que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.

2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: “Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de Ia boca cada vez que lloraba o rezaba… Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba”.

3 “Cadena Informativa”, mensaje Nro. 4, febrero de 1977.

4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: “El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Ángel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este último había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga”.

5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.

6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.

7 “Programa” dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.

8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por La Opinión el 3-10-76 admitió que “el terrorismo de derecha no es tal” sino “un anticuerpo”.

9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de “simular” su secuestro.

10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según La Razón del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.

11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.

12 Diario Clarín.

13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.

14 Prensa Libre, 16-12-76.

Rodolfo Walsh: un periodista con rango de tropa

Por: José Steinsleger
Dilema recurrente: ¿periodismo, literatura y ciencias sociales van juntos o disociados? Sus pautas parecen insalvables: la una disciplina trataría de la ''realidad", la otra de la ''ficción", y las demás estarían sujetas al ''rigor científico". Pero en vidas como las del escritor argentino Rodolfo Walsh (1927-77) realidad, ficción y pensamiento se fundieron y confundieron en la búsqueda de la verdad.
Hay periodistas talentosos y complacientes con la realidad de la que informan; hay escritores sensibles que se apiadan de las llagas eternamente abiertas de la condición humana, mas prefieren el cómodo ''glamour" de la duda y el pesimismo, y hay pensadores que abogan por un mundo mejor pero a los que siempre les falta veinte para el peso y siempre gastan por un peso y veinte.
Walsh no ejerció ninguna de esas modalidades. A fines de 1956, en el club ''Capablanca" de La Plata, mientras conjuraba el calor vespertino moviendo alfiles y peones, un hombre se le acercó y le dijo: ''Hay un fusilado que vive". Walsh tenía 29 años, no era peronista, ni marxista, ni liberal (en la adolescencia se había adherido a un vago nacionalismo popular), y los nidos culturales de la oligarquía empezaban a valorarlo como escritor.
Sólo que Walsh, a más de su devoción por el género policial, era un tipo bien informado. Sabía que los fusilados en junio de aquel año por los militares que derrocaron a Juan Domingo Perón (golpe que en 1955 él había exaltado en artículos y crónicas) eran civiles, eran peronistas y eran inocentes.
''Hay un fusilado que vive". Cinco palabras que cambiaron todo en la vida de los argentinos: en primer lugar, la propia vida de Walsh, quien para ganar tiempo y así encontrar el sentido de la vida, reta a la Muerte a un juego de ajedrez en acto que recuerda al caballero de El séptimo sello, famoso filme de la época (Ingmar Bergman, 1957).
Cinco palabras. Si a cada una le damos valor de un año, tenemos la edad de su hija María Victoria (Vicki), entonces. Pero si le damos diez tenemos los que vivió su padre durante el medio siglo en que los argentinos padecieron la ''...pesadilla torrencial, en la que había una columna de fuego, poderosa pero contenida en sus límites, que brotaba de alguna profundidad" (Carta a Vicki, oficial de la guerrilla montonera, caída en combate el 29 de septiembre de 1976).
El caballero Walsh reta a la Muerte. La entrevista con el fusilado sobreviviente le da la punta de un ovillo que deshilvana con la maestría practicada en el ajedrez y los cuentos policiales. ''La investigación del crimen personal continúa con la investigación del crimen social y la búsqueda de la justicia -como bien dijo el crítico uruguayo Angel Rama- se amplificará hasta abarcar a la sociedad entera". Y, de paso, sienta las bases de lo que el periodismo, la literatura y las ciencias sociales deberán sopesar en adelante si es que realmente se anhela entender la realidad, jugar en serio con la ficción y aplicar el rigor científico en aras de la verdad.
El resultado fue Operación Masacre, obra maestra del periodismo, la literatura y las ciencias sociales de América Latina. Las notas por entrega del libro, leídas por millones de trabajadores, no le franquean a Walsh las puertas de la gran-literatura-gran. Por sus explosivas connotaciones políticas la Muerte empieza a jugar recio y duro, y Walsh no tiene tiempo para atender los entretelones fantásticos del compromiso herbívoro y un ''boom'' editorial que califica de ''trampa cultural".
Diez años más tarde, cuando el juego va por la mitad, su pluma escribe: ''El campo del intelectual es, por definición, la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra" (Mensaje al Pueblo, Confederación General de los Trabajadores de Argentina, CGT-A, primero de mayo de 1968).
Walsh buscaba romper las ataduras que someten a los intelectuales al poder, para llegar a las masas trabajadoras. Cosa que sus libros de ficción, denuncia y testimonio, artículos y crónicas en el periódico de la CGT-A, el Semanario Villero y los cursos de periodismo que impulsa en fábricas y villas miseria de Buenos Aires (1972), tendrán un corolario magistral en el efímero y extraordinario periódico Noticias (1973-74), la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA, 1975), la Cadena Informativa en la lucha contra el terrorismo de Estado (1976-77) y en su trabajo de inteligencia en la organización político-militar Montoneros.
La historia de la que Walsh se hizo cargo, carecía de mayúsculas. No iba en busca de la ''Historia". La historia lo buscaba a él. Y las historias de la realidad que contaba, describía y explicaba resultaron más intensas y movilizadoras que la formidable capacidad de imaginación de sus admirados Edgar Allan Poe, Arthur Connan Doyle, H.G.Wells, Richard Matheson o Anthony Boucher. ¿Imaginaron Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares quién era aquel joven de apellido irlandés de 23 años cuando le dieron una mención en el concurso literario de la revista ''Vea y Lea'' y la editorial Emecé?
Las historias de Walsh necesitaban de una máquina de escribir, un buen whisky y un revólver cargado en la mesa de trabajo. ¿Por qué no? Conforme sus pasos recorrían laberintos institucionales despejando las tinieblas de un poder más intrincado que el ''jardín de senderos que se bifurcan", los personajes que Walsh volcaba en el papel eran reales: militares asesinos, servicios de inteligencia tenebrosos, policías torturadores, sindicalistas corruptos, empresarios venales.
''Mi labor en el periodismo -dice en una entrevista- me puso en contacto con verdaderos investigadores, verdaderos delatores y también con algunos verdaderos héroes. Desde esta perspectiva, todo lo que pude haber inventado con anterioridad me resulta pobre, como una foto mal revelada". Historias de un pasado que hoy se pueden analizar y opinar sobre ellas con tranquilidad y sosiego pero cuyos trágicos fragmentos, recompuestos y situados en perspectiva histórica tentaban a la Muerte.
Agitador de conciencias, como el Che (por quien sentía cariño y admiración), Walsh no era un demócrata constitucional, ni un marxista sabelotodo. Era un periodista militante que optó por jugar el ajedrez en el tablero de la vida. Y por esto fue de los primeros en prestar su inteligencia a Cuba revolucionaria, donde descifra los mensajes en clave de la CIA en los días de la invasión a Playa Girón (1961), y en la organización de la agencia de noticias Prensa Latina, dirigida por su amigo Jorge Masetti.
''Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso..."
La ideología de Walsh es concreta. Como intuye que es la especie humana, y no el individuo, la que está herida, no sublimiza el rol del pueblo en la lucha de liberación. ''Las ideas del pueblo -dice- son enteramente comunes; por lo general acertadas con respecto a las cosas concretas y tangibles". Sabe que tallo, germen y rama hacen al desarrollo del árbol pero que la arcilla humana, para conservar su gracia, no debe interferir a tal grado en su crecimiento con razonamientos que nieguen el derecho a equivocarnos. Decía ''No reconozco ni acepto jerarquía más alta que la del coraje civil. No puedo, ni quiero, ni debo, renunciar a un sentimiento básico, la indignación ante el atropello, la cobardía, el asesinato".
Eduardo Galeano cuenta que conoció a Walsh cuando ambos coinciden como jurados del premio Casa de las Américas en 1970. Fueron a una planta de elaboración de puros y para su sorpresa encontraron que estaban leyendo Operación Masacre. ''Una vieja tradición cubana que viene de los tiempos coloniales, según la cual en las plantas de tabaco hay un lector. Un tipo que está arriba, sentado en un pupitre, leyendo".
¿A qué más puede aspirar un escritor? ¿A la defensa de la ''libertad de expresión" que acaba en la lucha contra el aumento del IVA a los libros? ¿A que no haya censura en las salas de redacción a cambio de silenciar los crímenes de un modelo económico ''...que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada''? (Carta a la Junta Militar, 1977).
Que Rodolfo Walsh se adelantó a Truman Capote y Tom Wolfe en la ''non fiction novel"... Vaya. ¿Y desde cuándo el ''new journalism" tuvo que dormir con un ojo abierto para vigilar a la Muerte? Walsh, dice el escritor Osvaldo Bayer, sospechó de la miopía que crece en la rutina de los claustros académicos y califica de ''periodismo" sus libros, enviándolos al ''depósito de mercaderías varias".
El 25 de marzo de 1977, un comando de la Escuela de Mecánica de la Armada lo acribilló en una calle de Buenos Aires. Lo querían vivo, pero el autor de Operación Masacre se resistió con un arma de bajo calibre que a sus compañeros causaba risa: ''¿Pensás enfrentarte a los milicos con eso?". Walsh los miraba con cara de esto es para no entregarme y elegir el modo de morir.
Me queda la sensación de que a la hora de morir, Walsh recordó a Miss Jennie, su maestra de inglés del Colegio irlandés para niños pobres: ''...Me hizo extender la mano y con una de esas largas reglas negras fileteadas de acero empezó a golpearme los nudillos con fuerza, lentitud y método, contando cada golpe. Creo que si yo hubiera gritado, retirado la mano, encogido un dedo, el castigo habría cesado. Pero me limitaba a mirarla, y eso la sacaba de quicio... Cuando dijo '¡Diez!' y sentí el último reglazo sobre la anestesia de los anteriores, la lección estaba completa. Le había perdido todo respeto..."

Fuente: La Jornada

Los oficios de Rodolfo Walsh*

Más de una vez y más ahora se me ha preguntado o se me ha invitado para que hable del Walsh escritor y acentuadamente de este aspecto de la obra de Rodolfo. Sinteticé y resumí en un texto muy breve todo esto:

Walsh ese hombre
¿Quién fue Walsh? ¿Qué Walsh? Preguntas cuyas respuestas no deberían ofrecer dificultad alguna. Sin embargo, los malentendidos acechan tras ellas. Porque se nos está interrogando en forma solapada e indirecta hacia cuál de sus actividades nos inclinamos, y generalmente se nos suele apurar: ¿el escritor o el militante? Como si se tratara de una elección necesaria, ineludible, sin fisuras.

Pero no. La respuesta franca no esconde ningún misterio. Más, creo que es obvia: Rodolfo Walsh fue un gran escritor, que supo ser un gran militante. Pero nuevamente no. Evitemos esa facilidad e interroguemos las razones que mueven a reiterar ese persistente malentendido. Por qué se sobreentiende que debemos privilegiar un aspecto u otro de su múltiple accionar, de su conducta, que es una y bien clara. Sin malentendidos: no una conducta de una sola pieza, sino una conducta coherente en cuanto se sustentaba en una matriz ética.

Gran escritor. Sí, porque desde sus cuentos y notas periodísticas publicados a comienzos de los cincuenta, hasta su memorable Carta a la Junta Militar distribuida horas antes de la encerrona mortal del 25 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh escribió muchos de los mejores textos de la literatura nacional. Decir que el conjunto de su obra es excepcional no quiere decir que haya que jurar por la excelencia de todos y cada uno de sus textos; pero sí digo –y decirlo me parece un lugar común– que la mera mención de ciertos hitos no deja lugar a dudas sobre esa afirmación: excepcional.

En el género policial, por ejemplo, Walsh supo escribir notables cuentos en la órbita clásica, que Borges había llevado entre nosotros a su máxima expresión; luego, con la intromisión del comisario Laurenzi, produjo una serie de relatos que buscaban adaptar al territorio y las costumbres locales las rigurosas reglas del policial inglés; no obstante, al profundizar sus búsquedas, patea el tablero: Operación Masacre ha de constituirse en el antecedente más radical del género negro en estas orillas del Plata. Pero este texto emblemático abre al menos otra vertiente en el campo literario: el periodismo de investigación, que él mismo supo alimentar luego con otros trabajos y que mostró un camino provechoso, el de las historias de vida o relatos testimoniales. Dos advertencias: por un lado, más allá de sus propias condenas, los procedimientos del policial están presentes en todos estos textos y le brindan su andamiaje de suspenso en curso y enigma a develar; por otro, el narrador pone en juego un cruce de géneros –policial y periodismo– que a la vez que los anula como exponentes puros, diseña una instancia superadora, que abre las compuertas a lo que se dio en llamar “nuevo periodismo”. Y si hiciese falta otra prueba al respecto, bastaría recordar sus diez notas publicadas en Panorama entre 1966 y 1967.

El otro punto clave de la producción literaria walshiana lo constituyen dos extraordinarios libros de cuentos: Los oficios terrestres y Un kilo de oro, donde se hallan varios textos antológicos de la literatura argentina del siglo XX, como “Esa mujer”, “Nota al pie”, “Cartas” y “Fotos”, para no mencionar los de la serie de los irlandeses, que se completará con un tercer cuento, que conforma su último libro, Un oscuro día de justicia.

Dos apéndices mayores a este rápido recorrido: La incursión teatral de Walsh, con dos piezas propias, junto a su colaboración con los jóvenes que por esos días intentaban renovar la escena nacional, como Roberto Cossa, Ricardo Halac y Germán Rozenmacher; La participación de Walsh en la trastienda del trabajo editorial, con traducciones, antologías y otros menesteres (primero en Hachette y luego en Jorge Alvarez).

Sí, por todo esto, gran escritor. Pero, ¿acaso su escritura oscurece o manda al olvido el reconocimiento de su militancia política? Absolutamente no. Por el contrario, en el reverso de la trama, en las huellas de los pasos que marcan los despliegues de su escritura, puede leerse la evolución ideológica de Walsh.

Años cincuenta, primer lustro: un escritor que había logrado tempranamente el reconocimiento hacia su labor literaria y cuyas convicciones políticas fluctuaban entre un antiperonismo moderado y un breve acercamiento al nacionalismo. Ese hombre pronto será sacudido por los vientos de la historia y su pensamiento ha de girar hacia un socialismo cada vez más acentuado. No se trata de un proceso lineal y sin contradicciones. En un movimiento, semejante al curso de un río caudaloso, que alimentan dos afluentes de aguas encontradas, marxismo y peronismo, ese intelectual asume lo que él entiende y su conciencia le dicta como el deber de la hora. Ya no más los cantos de sirena de la “trampa cultural”, ya no más las vanidades de las marquesinas. Nada de luces equívocas: la lucha está declarada y la opción supone una entrega sin medias tintas. El semanario de la CGT de los Argentinos, el diario Noticias, la prensa clandestina, sus últimas cartas señalan pasos decisivos en la radicalización de su pensamiento, cuyo mayor compromiso se da en su militancia en las filas de Montoneros. Hasta la lúcida crítica a la cúpula del Movimiento, hasta la implacable carta a la junta, hasta su muerte trágica, que hoy estamos recordando.

Frente a esta última etapa de su vida, ¿cabe decir entonces que su opción fue por la militancia política contra la escritura?

Otra vez y en sentido inverso, absolutamente no. Sin duda Walsh se pronunció en sus últimos años a favor de la acción revolucionaria, aunque sin abjurar para siempre de la palabra escrita. Las vacilaciones y ambigüedades que lo tensionaron a lo largo de toda su vida no se disolvieron durante el período de la lucha armada. Antes bien, afloraron al rojo vivo. Y si los renunciamientos de Walsh son duros e impiadosos es porque responden a un mandato ético.

Toda elección supone abandono. Rodolfo Walsh elige las armas y abandona la máquina de escribir. Pero ningún gran escritor puede evadir su pasión más honda, y Walsh hará de la máquina de escribir un arma eficaz. Para todo gran escritor el silencio puede ser una opción. No obstante, pocas veces tal opción será complaciente y confortable, por el contrario, tendrá la exigencia secreta e íntima de su propia dinámica. Rimbaud, Kafka o Rulfo diversamente lo supieron. También Walsh. Que dirá no a una literatura sumisa, una literatura de las buenas costumbres, sí a una literatura que no perdona ni se perdona, que articula las voces del silencio. Para entonces hablar. Y el filo de esa escritura cortará la historia. Su última palabra, la última palabra de Rodolfo Walsh, será la carta a la junta militar.
Sólo un gran escritor pudo escribir esa denuncia ilevantable, ese documento único, ese formidable ariete contra el muro opresor.

La moral nunca se juega en un solo frente. Y Walsh, escritor y militante, escritor militante, lo sabía.

* Este texto fue leído por su autor, Jorge Lafforgue, en el acto homenaje que se le realizó a Rodolfo Walsh, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia de Rosario, el jueves 22, al cumplirse un nuevo aniversario de su asesinato. Lafforgue es Profesor de Filosofía, además de destacarse en la investigación y el periodismo. Como escritor y editor se destacan: Asesinos de papel. Ensayos sobre narrativa policial, Cuentos policiales argentinos (Prólogo, selección y notas), Historias de caudillos argentinos (Edición y prólogo) y Textos de y sobre Rodolfo Walsh (Edición, contribución biográfica y bibliografía). Imagen: La Voz del Interior

viernes, 23 de marzo de 2007

A 31 años: Clarín y La Nación -entre otros- apoyaron la dictadura, ¿para cuando la autocrítica?

Videla brinda con Ernestina Herrera de Noble en ocasión de la inauguración del nuevo edificio del diario.
La Nación, Clarín y La Razón se asociaron al estado para crear Papel Prensa, empresa que provee de papel a estos diarios y a algunos pocos del interior.
Lo que siguen son editoriales de los matutinos respaldando la dictadura.

Diario Clarín, Jueves 1° de Abril de 1976
Aunque resultara innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de Marzo -porque nada fue más evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venía desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación.
No es éste, sin embargo, el aspecto de la alocución del teniente general Videla que interesa aquí analizar. Desde estas mismas columnas y en repetidas oportunidades nos hemos referido a las modalidades de la crisis que afecta a todos los sectores del país. Mucho más que la descripción del estado de cosas heredado importa pues destacar las orientaciones contenidas en el mensaje presidencial, destinadas a superar todas las circunstancias negativas de aquel gravoso legado.
El esfuerzo del nuevo gobierno estará centrado en operar la reorganización nacional. Uno de sus principales campos de acción será la reconstrucción del Estado, cuyo ordenamiento permitirá dotar al país "del instrumento capaz de impulsar una profunda tarea de transformación". En primer lugar, le tocará a él ejercer el monopolio de la fuerza y cumplir las funciones vinculadas con la seguridad interior. Demás está decir que esa fuerza será empleada sin vacilaciones en el combate frontal contra la delincuencia subversiva en cualquiera de sus manifestaciones.
Corresponde también al Estado, de acuerdo con la sobria y precisa exposición presidencial, fijar las normas que impulsarán y enriquecerán la cultura, que estará abierta al aporte de las grandes corrientes del pensamiento, pero mantendrá siempre fidelidad a nuestras tradiciones y a la concepción cristiana del mundo y del hombre.
La palabra oficial adquirió un notable valor definitorio al referirse al papel del Estado en el campo de la economía. "Durante muchos años -dijo el teniente general Videla- la pretendida defensa de la gestión estatal retuvo para el monopolio público grandes proyectos indispensables para el desarrollo nacional y el bienestar de la población que nunca se vieron realizados". Y al señalar los factores que frenaron el crecimiento -falencias en los sectores críticos de la economía y dependencia externa para el abastecimiento de materias primas indispensables- afirmó que en lo sucesivo la acción de gobierno perseguirá la solución pragmática de los grandes problemas económicos. Anunció de ese modo que, manteniendo el control del Estado sobre áreas vitales de la seguridad y el desarrollo, se brindará a la iniciativa privada y a los capitales nacionales y extranjeros para que participen con su máximo potencial y fuerza creativa en la explotación racional de los recursos".
Acertado diagnóstico y clara definición destinada a terminar con las mistificaciones de un nacionalismo declamativo y empeñado en utilizar los aspectos emotivos o formales de lo nacional para trabar las acciones que efectivamente fortalecen la soberanía. Un ejemplo claro de ello fueron las sucesivas "argentinizaciones" que dejaron al país -entre otras cosas- sin combustibles y sin teléfonos.
La palabra presidencial, sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitará la adhesión de la gran mayoría de los argentinos.-
Edición 1 de abril 1976. "...la gran familia argentina, nuestra nación, está herida y sangrando...; más de una familia está hundida en la amargura por alguien que se fue, por alguien que no supo vencer una pasión o por alguien que abandonó el hogar por la seducción de una aventura criminal, a veces".

Diario La Nación, 25 de marzo de 1976
En la madrugada de ayer concluyó el desmoronamiento de un gobierno cuya única fortaleza consistía, en los últimos seis meses, en el empeño que para sostenerlo pusieron quienes no compartían sus propósitos. Nunca hubo en la Argentina un gobierno más sostenido por sus opositores. Tal paradoja se produjo porque donde las autoridades ahora sustituidas sólo vieron el botín de un vencedor electoral, la totalidad del país vio la posibilidad de una consolidación institucional. Ayer, también, se clausuró un proceso político que, como tal, se abrió en 1971, y no es menos evidente que se ha cerrado una época signada a lo largo de casi tres décadas por la presencia activa de Perón, primero, y después por los hechos y situaciones que tuvieron una relación de causalidad inmediata con la presidencia por él dejada vacante.
Este final inexorable había sido presentido por vastos sectores de la opinión pública. En las últimas semanas tal presentimiento era una convicción reafirmada a diario por síntomas de la más diversa naturaleza.
Hubo, ciertamente, insensibilidad y obcecación en quien asumió en 1974 la presidencia de la República, así como la hubo en el grupo que guió sus pasos con desprecio del renunciamiento que en su momento pudo haber salvado el proceso hacia la unánimemente deseada consolidación institucional. Eran tan hondos los deseos de alcanzar ese objetivo, que la Nación entera pudo haber absorbido aquella carga negativa de la insensibilidad y la obcecación, si no fuera porque ella se acrecentó con un intolerable lastre de corrupción, despilfarro, incompetencia e inseguridad colectiva a través de un '"contraproceso institucional" que incluye a todo el gobierno peronista a partir de mayo de 1973.
Cada vez más, el gobierno justicialista se abandonó a sus propias obsesiones. La más absurda de éstas fue la conversión de la República en una suerte de monarquía en la cual la viuda de un caudillo pretendió que el poder fuese un bien casi computable en el juicio sucesorio. Esta ambición femenina, propia de la reyecía del siglo XVIII, fue alentada por un pequeño grupo de amigos" puestos actuar como un núcleo empresario de las emociones populares atribuidas al eco del apellido convocante. Así sobrevinieron las reyertas intestinas entre la depositaria del nombre y los que pretendían ser beneficiarios de una nebulosa herencia política. Primero se fragmentó el Frente oficialista en el cual el peronismo apadrinó a aliados de poco vigor numérico. Luego se escindió el peronismo. Más tarde se produjo un cisma parlamentario que privó al gobierno de su mayoría en la Cámara joven, no obstante 1o cual el Parlamento diluyó sus propias posibilidades creativas.
En último término el sector gremial - única, franja donde subsistía un vestigio de organización - cayó en la ficción que desconectó a los dirigentes de la realidad popular. De tal modo, sólo quedó la fachada del edificio gubernamental. Es lo que acaba de caer. Nada de lo que rodeaba al gobierno conservó poder de convocatoria como para que un cierto calor de pueblo
Pero al sector gremial le cabe una gran responsabilidad. El fue el creador del principio de la "verticalidad" a ultranza. Suponía que a través de la verticalidad iba a deslizarse suavemente hasta las manos de los discutidos jefes sindicales la llave de las decisiones principales. Mientras especulaban con el "paso atrás" que aguardaban de la entonces titular del Poder Ejecutivo, se sucedían los cambios de ministerios, se destruía el aparato productivo de la República, la indisciplina social crecía como una maleza parásita y la crisis económica asumía caracteres catastróficos.
La crisis ha culminado. No hay sorpresa en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan planes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante.
Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en las Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquí. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha.
+ info: Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el proceso. Eduardo Blaustein. Martín Zubieta. 1998.

Medios cómplices. Censura y autocensura durante la dictadura argentina

Por: Sergio Marelli
El 24 de marzo se cumplirá un nuevo aniversario de la última dictadura militar argentina. Las efemérides sólo tienen sentido cuando saltan del reino mineral de las meras cronologías a la historia viviente de las sociedades. En ese sentido, esta es una buena oportunidad para reflexionar sobre el papel jugado por el periodismo escrito bajo regímenes totalitarios, sin ánimo de dogmatizar o elevar un caso histórico puntual a canon transtemporal; pero sí para debatir si el periodismo debe responder a un imperativo ético o al oportunismo noticioso.

Decíamos ayer "Reflexionar" es una palabra inquietante.
El escritor David Viñas la definió como: "doblarse, flexionarse, dramática, dolorosamente sobre sí mismo, en una especie de arcada. Pocos tolerarían una tensión así". Por lo menos cabe preguntarse: ¿cuántos periodistas argentinos tolerarían una reflexión sobre el rol que cumplieron bajo los años de la última sangrienta dictadura castrense?
En 1572, el poeta español Fray Luis de León tuvo la osadía de traducir libremente la Biblia suscitando las iras santas de los claustros de la Universidad de Salamanca y de la Inquisición que lo mantuvo en las mazmorras durante cuatro años. Al salir en libertad, y reincorporarse a su cátedra, reinició sus clases con la imperecedera frase: "Como decíamos ayer...". ¿Qué es lo que decía ayer ­hace 21 años­ el periodismo escrito argentino?
El escritor y periodista Rodolfo Braceli, recuerda:
"La mayoría de los medios de comunicación y muchos notables periodistas, más que ser sumisos y salvar el pellejo, la pasaron bien. No fueron víctimas. Ni fueron inocentes. Decir que no fueron inocentes es una manera suavísima de decir que fueron, también, particularmente culpables... Y hay más para revisarnos: una cosa es la sumisión por pavura y otra cosa es la genuflexión azucarada y gozosa, la de la complicidad. De esto último hubo demasiado."
En junio de 1981, todavía en tiempos de la dictadura, el periodista Enrique Vázquez ­en la revista Humor, uno de los muy pocos medios que tuvieron la valentía de preservar cierta actitud crítica con la dictadura­ escribía en una de sus notas:
"Los periodistas somos culpables porque en su momento nos faltaron agallas... No dijimos ni una sola palabra de la Argentina secreta... Nunca pensamos que nuestro silencio nos transformaría en cómplices de lo que pasó y de lo que pasa. Que Dios nos perdone y que el infierno tenga la calefacción rota."
Sin duda, la abrumadora mayoría de los medios escritos operaron como cadena de transmisión de la operación propagandística de la dictadura; pero eso no nos habilita para decir que todos los periodistas, unánimemente, hayan tenido idéntica actitud en los casi tres mil días de la dictadura. Tampoco puede separarse la actitud del grueso de los periodistas, con el comportamiento social que durante esos años mantuvo el pueblo argentino. Podríamos traer a colación esa frase de George Steiner, a propósito de los campos de concentración del nazismo:
"Precisamente a la hora en que Mehring o Langner eran conducidos a la muerte, la abrumadora mayoría de los seres humanos, en las granjas polacas a dos millas de aquí, o a cinco mil millas en Nueva York, estaba durmiendo o comiendo, o yendo al cine, o haciendo el amor, o preocupándose por la cita con el dentista. Aquí es donde mi imaginación se atasca."
Nuestra imaginación, como argentinos, se atasca cuando pensamos que en 1978, mientras en el estadio mundialista de River, la hinchada argentina, en la final del Mundial de Futbol, gritaba "El que no salta es un holandés", a pocas cuadras de allí, muchos compatriotas eran torturados en el campo clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada. ¿Podría haberse mantenido la dictadura sin una complicidad más o menos vasta de la sociedad, si el grueso de la población no hubiera elegido una estrategia de sobrevivencia ­para decirlo benignamente­ que implicaba ponerse el traje a medida de la complicidad? Connivencia que se vuelve más aberrante aún, cuando es ejercida por personajes que debieran condensar las más altas virtudes cívicas, como son los representantes políticos. La más alta autoridad partidaria de esos años, de la Unión Cívica Radical, Ricardo Balbín ­el mismo que en 1975 urgía a los militares a tomar el gobierno ante la amenaza de "la guerrilla industrial" que prosperaba en las fábricas­, el 13 de abril de 1980 ­cuando ya era evidente para cualquiera las atroces violaciones a los derechos humanos cometidas por los militares­, sostuvo en el programa La Clave de la segunda cadena de televisión española: "Creo que no hay desaparecidos; creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno". Por el contrario, Jorge Luis Borges, quien en un comienzo tuvo una actitud complaciente con la dictadura hasta que conoció la verdadera naturaleza del Estado terrorista, sostuvo en Roma, al ser consultado acerca de las denuncias sobre desaparecidos en la Argentina: "Si hubo crímenes es necesario investigarlos... Se dice que el número de víctimas ha sido exagerado, pero bastaría un solo caso. Caín mató una sola vez a Abel, Cristo fue crucificado una sola vez... He hablado con cierto retardo, pero han venido hace poco personas a verme. Ha venido una señora que desde hace cuatro años no sabe nada de su hija. Desde hace tiempo recibo cartas que me comunican estas cosas...". Muchos, en cambio, se negaron recibir a las señoras del dolor, a las Madres de Plaza de Mayo, apostrofadas de locas, y entre esos muchos cabe incluir al grueso del periodismo argentino, que al dolor de la ausencia, les sumo la violencia canalla del silencio a esas madres que salieron a la plaza a librar contra los genocidas la inmensa batalla de la paz, la verdad y la justicia, tal como lo destacó Jean Pierre Bousquet en su libro Las locas de Plaza de Mayo: "Cuando un jueves de abril de 1977 a las cinco de la tarde catorce mujeres de entre 40 y 60 años de edad, madres de desaparecidos, desafían la prohibición del derecho de reunión promulgada por la todopoderosa Junta Militar y manifiestan en la Plaza de Mayo su dolor y su rechazo a ser despedidas sin respuesta de tribunal en ministerio, los generales pierden su primera batalla".

El señor tijeras
La censura operó férreamente en todos los medios de prensa desde el 24 de marzo de 1976 ­fecha inaugural de la dictadura­, teniendo como acta de nacimiento el comunicado núm. 19, a través del cual la Junta Militar establecía penas de diez años de reclusión "al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales". En La prensa argentina bajo el proceso, Eduardo Balustein y Martín Zubieta recuerdan que "a ese primer comunicado se sumaron documentos provenientes de la Secretaría de Prensa y Difusión sobre los valores cristianos, combates contra el vicio y la irresponsabilidad, defensa de la familia y el honor, eliminación de términos procaces tanto como de opiniones de personas no calificadas, etcétera".
Este férreo control castrense sobre la prensa, llevó a Rodolfo Terragno ­ex jefe de Gabinete del gobierno de la Alianza, ex senador y, en lo que aquí interesa, director de Cuestionario, una de las mejores revistas publicadas en Argentina en la década del 70­, a escribir en un editorial de su revista publicado en abril de 1976: "Los diarios entraron en cadena".
Uno de los integrantes de la Junta Militar, el almirante Emilio Massera, había marcado sin ambages cuáles eran las fronteras que el periodismo tenía prohibido atravesar, so pena de ser considerado cómplice de los tres grandes "padres teóricos de la subversión":
"La crisis actual de la humanidad se debe a tres hombres. Hacia fines del siglo XIX, Marx publicó tres tomos de El Capital y puso en duda con ellos la intangibilidad de la propiedad privada; a principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro La interpretación de los sueños, y como si fuera poco para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein, en 1905, hace reconocer la teoría de la relatividad, donde pone en duda la estructura estática y muerta de la materia" (declaración al diario La Opinión, 25/11/77).
El periodista Alberto Dearriba reconstruye las condiciones en las que debía ejercer su oficio en esa época: "Antes del golpe, había circulado una cartilla con las palabras que los militares consideraban inadecuadas. En la Argentina, por ejemplo, no había 'guerrilleros', sino 'delincuentes subversivos'. Los mismos que hoy dicen que en los 70 hubo una guerra, 'sugerían' que los diarios hablaran de 'enfrentamientos' y nunca de 'combates'. En todo caso, los medios nacionales nunca cubrieron aquella 'guerra' que se libraba frente a sus narices. La lista de términos prohibidos y aceptados era larga. Aprendimos ingeniosos malabares eufemísticos para no traicionarnos demasiado, ni herir las sensibles retinas de nuestros atentos lectores de los servicio de inteligencia. El brete era francamente estrecho."
A la censura impuesta desde el poder, le sucedió, inevitablemente, la autocensura impuesta por el miedo. Un caso típico de autocensura que le concierne directamente al mundo periodístico es el referido al secuestro del entonces director del diario La Opinión, Jacobo Timerman ­cuyas tribulaciones de esos años fueron llevadas al cine, teniendo el protagónico principal el actor Roy Schreider­. El estruendoso silencio ­cuando no la diatriba hecha por servilismo­ que el periodismo exhibió durante todo el tiempo que Timerman permaneció en un campo de concentración, sometido a los peores vejámenes, y luego puesto a disposición del Poder Ejecutivo ­para ser sometido a juicio­, fue apenas roto por la valiente voz de Robert Cox, director del diario Buenos Aires Herald, quien escribió en una columna aparecida el 3 de mayo de 1977:
"Me parece increíble que sea yo la única persona dispuesta a hablar en defensa del director de La Opinión, Jacobo Timerman, detenido en conexión con el caso Graiver. Pero si nadie entre la mucha gente que ayudó en el curso de los años, nadie entre los numerosos socios con que contó, ni nadie de entre los miembros de su personal se siente movido a decir algo en su favor, me siento entonces moralmente obligado a hacerlo yo. De ningún modo conozco bien al señor Timerman... un hombre que, en el momento de conocerlo, me recordó a Orson Welles en el papel del ciudadano Kane... Pero sé por cierto que este hombre, cuyo mal humor podía llegar a ser brutal, era también capaz de gran generosidad. Ha hecho innumerables favores a periodistas caídos en desgracia. Ha dado grandes sumas de dinero. Creí que unos pocos de entre la gente por él beneficiada podría haber escrito a La Opinión para ofrecer su apoyo en el momento en que está siendo sometido a proceso... Lo cierto es que habría que tratarlo con decencia... y la prensa debería dar el ejemplo en lugar de arrojarle barro. Afortunadamente tiene un gran sentido del humor. Quizá esté gozando con el asqueante espectáculo que ofrece gente que otrora lo halagó y ahora se ha vuelto en su contra... Solía referirse a La Opinión llamándola 'la manzana' porque es roja por fuera pero blanca por dentro. Me abstendré de hacer el obvio retruécano."
La poeta María Elena Walsh caracterizó del siguiente modo los efectos de los tortuosos mecanismos de la censura y de su oficiante mayor: "El ubicuo y diligente censor transforma uno de los más lúcidos centros culturales del mundo en un Jardín-de-Infantes fabricador de embelecos que sólo pueden abordar lo pueril, lo procaz, lo frívolo o lo histórico pasado por agua bendita. Ha convertido nuestro llamado ambiente cultural en un pestilente hervidero de sospechas, denuncias, intrigas, presunciones y anatemas. Es, en definitiva, un estafador de energías, unladrón de nuestro derecho de imaginación, que debería ser constitucional..." ("Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes", Clarín, 16/VIII/79).

Dar testimonio en momentos difíciles
El 24 de marzo de 1977 ­en el primer aniversario de la sangrienta dictadura­, el escritor y periodista Rodolfo Walsh envía por correo a las redacciones de los diarios locales y a corresponsales de medios extranjeros, la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", definida por Gabriel García Márquez como "obra maestra del periodismo universal". Una hora después de echar en un buzón varios ejemplares de la misma, Walsh cayó en una emboscada tendida por un pelotón de la Escuela de Mecánica de la Armada en la cita revelada por un compañero que no soportó la picana eléctrica. Ese texto fue la mejor descripción de la barbarie que las Fuerzas Armadas estaban desatando sobre el pueblo argentino. Dice el periodista Horacio Verbistky: "Si eligió como interlocutor a la Junta Militar y se identificó a sí mismo como 'Un escritor', fue para simbolizar el inaudito desafío de un hombre solo a la maquinaria de un poder que, como él mismo escribió, 'es la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte'."
Ese gran escritor que fue consecuente con sus ideales hasta el instante final, comienza su carta diciendo:
"La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años."
Walsh describió los mecanismos del horror:
"Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicios."
La denuncia era la más valiente actitud posible que cabía esperar de un intelectual:
"En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada."
La carta termina con palabras que describen con escalofriante exactitud la manera en que terminaría sus días: "Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles."
Rodolfo J. Walsh además de ser un periodista excepcional, fue un escritor difícil de parangonar en la literatura latinoamericana. Conocía las tuercas más secretas del oficio de escritor, lo que sumado a sus muy arraigadas convicciones, lo llevó a apostar su vida en cada palabra. En 1968, había escrito:
"El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra".
García Márquez y Rodolfo Walsh
Se habían conocido en Cuba. Walsh había sido uno de los fundadores de la agencia Prensa Latina. En un milagro de maestría criptográfica, había conseguido descifrar los cables secretos referidos al plan de la invasión organizada por la CIA desde Guatemala, que entraron por casualidad en una radioteletipo que la agencia noticiosa usaba para monitorear el servicio de la competencia. De esa manera, la invasión a Cuba por Playa Girón, en abril de 1961, perdió mucho de su efecto sorpresa.
Rodolfo Walsh Luego de muchos años de no verse, el periodista argentino Horacio Verbistky propició el reencuentro entre ellos. Así lo cuenta el anfitrión: "En 1967, cuando se publicó Cien años de soledad organicé en casa de Berta Sofovich, que fue la única suegra de mi vida, una comida que Gabriel García Márquez recuerda como la parranda babilónica de su despedida de Buenos Aires. Como de costumbre, mis intenciones eran más modestas: quería propiciar el reencuentro de Rodolfo con su viejo compañero en Prensa Latina, que de la noche a la mañana se había convertido en una celebridad mundial. Se miraron todo el tiempo y casi no se hablaron. Les bastaba olerse como perros para reconocerse grandes escritores. A ninguno le resultaba fácil. Una cosa es admirar a Faulkner o a Joyce, otra conceder méritos a un contemporáneo. No recuerdo otra cosa de esa noche que según se cuenta fue divertida, porque hice poco más que mirarlos, fascinado por semejante encuentro. Nunca vi a Rodolfo tomar tanto como esa vez. El viento de la política le revolvía los papeles de la literatura y se los llevaba por la ventana. Un camino posible para su vida se había cerrado. La presencia triunfal, el aura y el tumulto que ya rodeaban a García Márquez le ratificaban lo distante que se sentía, no del arte de la palabra pero sí de la carrera literaria...".
Rodolfo Walsh había optado existencialmente por entregarse a la militancia con pasión para resignificar lo que serían los últimos años de su vida.
Veamos ahora el retrato que García Márquez trazó de quien fuera el símbolo más alto de la dignidad intelectual en el periodismo argentino.
 
García Márquez recuerda

Lo que sigue son algunos tramos de la nota "Rodolfo Walsh, el escritor que se le adelantó a la CIA", escrita por Gabriel García Márquez, para la revista colombiana Alternativa, núm. 124, julio-agosto de 1977: "Para los lectores de los años cincuenta, cuando el mundo era joven y menos urgente, Rodolfo Walsh fue el autor de unas novelas policiacas deslumbrantes que yo leía en los lentos guayabos dominicales de una pensión estudiantil en Cartagena. Más tarde fue el autor de unos reportajes tremendos e implacables en los que denunciaba las masacres nocturnas y las corrupciones de escándalo de las Fuerzas Armadas argentinas. En todas sus obras, aun en las que parecían de ficción simple, se distinguió por su compromiso con la realidad, por su talento analítico casi inverosímil, por su valentía personal y por su encarnizamiento político. Para mí, además de todo eso, fue un amigo alegre cuya índole apacible se parecía muy poco a su determinación de guerrero... Sin haber tenido un minuto de tregua en su guerra diaria, Rodolfo Walsh dirigió a la Junta Militar argentina una carta acusatoria que quedará para siempre como una obra maestra del periodismo universal. Esa fue la carta que le costó la vida. La escribió desde la clandestinidad, en Buenos Aires, la ciudad hermosa y desdichada donde su compatriota y colega Jorge Luis Borges, candidato finalista al premio Nobel, recibió alborozado una condecoración infame de Pinochet y aclamó a los gorilas argentinos como los salvadores de su patria."

La inmoralidad de los neutrales
Este rápido repaso del comportamiento de la prensa escrita argentina durante la última dictadura militar ­a pocos días de cumplirse 28 años de sus sangrienta instauración­, no pretendió otra cosa que aportar una mirada sobre la responsabilidad que le cabe a los medios en la configuración política de la realidad y en la construcción del imaginario social. "Es inmoral cobijarse detrás de la neutralidad de las noticias", escribió Joseph Pulitzer. Los estruendosos silencios y las evidentísimas omisiones que, con temblor o complicidad, practicó el grueso de la prensa escudándose en una abstracta "objetividad noticiosa", no agotan por suerte el catálogo de opciones abierto por el periodismo argentino en los años de plomo. Rodolfo Walsh convoca en su nombre a todos aquellos que no depusieron su exigencia de verdad ante la barbarie y que, si como dijo el estadounidense Bill Kovach: "El periodismo es la primera versión de la Historia", o el genial Albert Camus: "El periodista es el historiador del instante"; escribieron con sus vidas y con la tinta de su conciencia, un capítulo en la interminable lucha de la dignidad humana.
*Sergio Marelli es docente de la Universidad Nacional de La Plata en la cátedra de Filosofía del Derecho.
Correo: sergiomarelli@uolsinectics.com.ar
Publicado originalmente en Etcétera, México marzo del 2004.