Por Juan Gasparini, desde Ginebra, y Claudio Mardones, desde Buenos Aires
Que la justicia chilena haya rechazado dos pedidos de extradición de los tribunales argentinos contra Carlos Menem, no es garantía de tranquilidad para el ex mandatario durante su estadía en Santiago en calidad de prófugo para los jueces trasandinos. Ahora el ex presidente fue denunciado, como lo publicó El Periodista en exclusiva, y así consta en el ministerio de Justicia de Argentina, porque habría recibido un soborno de 25 millones de dólares.
La Oficina Anticorrupción acaba de sumar una nueva denuncia contra el dos veces presidente argentino, donde acredita que su Gobierno le entregó una concesión a la multinacional francesa Thales tras recibir un soborno de 25 millones de dólares. Las operaciones y la ruta de las coimas fueron anticipadas por la revista francesa Le Point y por El Periodista en abril pasado y una copia de esa investigación forma parte de la denuncia presentada por el Fiscal de Control Administrativo de la Oficina Anticorrupción (OA) del Ministerio de Justicia argentino Daniel Morín.
En el documento al que accedió El Periodista, la OA presentó el testimonio de Lionel Queudot, un broker francés que participó de la ingeniería financiera del pago de los sobornos y que, en calidad de arrepentido, detalló las cuentas donde fueron a parar dos pagos de 10 millones de dólares en 1998 y 1999, y transferencias mensuales por 135 mil dólares.
El pago de los sobornos es el premio por la controvertida licitación aprobada en 1998, mediante un decreto de Carlos Menem que convalidó que Thales Spectrum de Argentina S.A. controlara el espacio radioeléctrico argentino a cambio de un canon para el Estado argentino. Aunque la norma vencía recién en 2012, a principios de este año el presidente Néstor Kirchner ordenó su rescisión luego de recibir un informe de la Auditoría General de la Nación donde sus expertos indicaron que por la licitación convalidada por Menem a favor de Thales el Estado Nacional perdió al menos 300 millones de dólares ya que la concesionaria francesa había incumplido el 70 por ciento del contrato.
La denuncia ahora forma parte de los expedientes de la causa que instruye el juez federal Jorge Urso, que ya tiene desde hace días en sus manos el pedido del fiscal Guillermo Marijuán de "investigar puntualmente a Carlos Menem". El escrito aportado por la OA señala que lo "más importante, es que a través de estos nuevos elementos probatorios que se hacen llegar al tribunal, al fin se cuenta en el expediente con el detalle de las cuentas destinatarias finales a las que se transfirió el dinero correspondiente a los sobornos que se pagaron. En efecto, hasta el momento se tenía información acerca de cuál había sido el circuito que siguió el dinero de los sobornos pero no se tenía la información acerca de cuales eran las cuentas destinatarias. La información proporcionada por Queudot permite acreditar la existencia de las "coimas" y profundizar la investigación en este sentido a efectos de poder determinar quienes fueron concretamente los beneficiarios de estos sobornos."
El jefe de la OA declaró a la prensa argentina que "es un impulso fundamental a la causa porque ahora, si el juez trabaja bien, podemos llegar a los nombres de los ex funcionarios que habrían cobrado las coimas".
El broker francés Queudot aportó con lujo de detalles los destinos de los caudales ya que él era el dueño de Finego S.A., una financiera con sede en Ginebra, que era la que se encargaba de transferir los fondos a cuentas bancarias en los bancos Brown Brother Harriman, Bank of New York y en el Standard Chartered de esa ciudad, en una de las sucursales del Citibank en Wall Street, y en una oficina del Societe Generale de París ubicada frente a la sede de Thales Spectrum en el selecto Boulevard Hassmann de la capital francesa.
Esta última es la cuenta 03050159032/13, "code banque 30003, code agence 0300029", a nombre de Jorge Neuss, una de las personas claves en el entramado financiero y compañero de golf de los ex presidentes Carlos Menem y George Bush padre. A esta cuenta junto con la del Brown Brother Harriman de Estados Unidos fue a parar alrededor de un millón de dólares entre 1997 y 1998. Este y los demás movimientos financieros fueron detallados el 30 de abril de 2004, cuando Queudot se presentó ante la Embajada de la República Argentina en Berna y entregó una declaración escrita, en idioma francés, que firmó ante el embajador Guillermo González y la Ministro Ana. C. Berta de Alberto, que también estamparon su firma como testigos de la confesión del broker francés. A los detalles aportados Queudot agregó un anexo de once páginas con documentación fotocopiada que confirma cada uno de los movimientos.
Además de las cuentas aportadas por Queudot, existe otra en el Bank of Filadelfia que fue revelada por El Periodista en abril y cuya copia forma parte de la denuncia en la que la OA le recomendó a Urso que averigüe si esa cuenta no corresponde a quienes consideran sospechosos de esta maniobra. Ellos son: Carlos Menem, Roberto Catalán, Roberto Uanini, Luis Romero y Alberto Gabrielli, ex funcionarios de la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC); Germán Kammerath, ex secretario de Comunicaciones y luego intendente de la ciudad de Córdoba; los franceses Jean Nicolas D'Ancesune y Guillaume Dehollain, del directorio de Thales Argentina, y el empresario argentino Jorge Neuss que además de jugar golf con Menem y Bush padre, trabajaba para Thales.
El amigo de Carlos
Además de la radiografía sobre el tráfico de sobornos que aportó Queudot, el arrepentido confirmó lo que ya había anticipado la revista francesa Le Point y El Periodista: que Jorge Neuss no sólo fue el artífice de toda la maniobra, sino que "fue quien en una cena realizada en el Museo del Louvre en París, a la que asistieron varios directivos de Thales, presentó a Queudot ante el ex-Presidente de la Nación Argentina, Carlos Saúl Menem."
El amigo del ex presidente es para el empresariado francés, según el matutino argentino Página 12, como "uno de los hombres clave en el montaje fraudulento de la empresa Thales Spectrum de Argentina", "el agente financiero del menemismo en Francia, principal contacto argentino en el seno de la nebulosa Thales Spectrum de Argentina", y el "lobbysta del menemismo". El correlato económico de sus operaciones fueron confirmadas por el propio Queudot a través de la existencia de la cuenta en el Societé Generale de París.
Pero en las operaciones de Thales, Neuss no estaba sólo, lo acompañaban los franceses Jean Nicolas Rostan d`Ancezune y Guillaume Dehollain. Según la OA: "Neuss es quien aparece como el artífice local de toda esta maniobra. En efecto, conforme manifestara Queudot & Neuss forma parte del Consejo de Administración de Thales Spectrum International NV -TSI-, que a su vez es accionista mayoritaria de Thales Spectrum Argentina S.A. -TSA-.
En tales condiciones, resulta evidente que en su carácter de integrante del Consejo de Administración de TSI, Neuss tenía interés en el resultado y la marcha de las operaciones que realizaba TSA y por ello intercedió a efectos de que pudieran celebrarse las operaciones financieras realizadas entre Thales y Finego y de esta forma se pudiese transferir a diversas cuentas el dinero correspondiente a los sobornos que se pagaron para que TSA pudiese obtener la concesión en cuestión. En tal sentido, cabe recordar que fue Neuss quien presentó a Queudot y a Rostan d´Ancezune, a raíz de lo cual estos acordaron que Queudot gestionaría el dinero de Thales que era transferido a las cuentas para después poder girarlo a las cuentas destinatarias de los sobornos."
Los otros directivos de ese holding eran Guillaume Dehollain y Rostan D'Ancezune, este último encargado de ordenarle por fax desde Buenos Aires a Queudot a quienes tenía que transferir el dinero que se le enviaba de Holanda. Estos dos ciudadanos franceses figuraban a su vez en el directorio de TSA en Buenos Aires, cuyo paquete accionario era, según balances de 2000, propiedad de la filial de THALES en Holanda. Además, hay otro dato sugestivo que incrementa las sospechas sobre Neuss y los dos franceses: "fueron ellos quienes en 1997, días antes de la adjudicación del contrato, comprometieron aportes irrevocables a cuenta de futuros aumentos de capital a favor de TSA por un monto de tres millones de pesos", según la denuncia de la OA.
Ahora la OA ha solicitado al juez Urso que "Neuss, d' Ancezune y Dehollain sean habidos en forma inmediata y sin perjuicio alguno para la investigación" por lo que no podrán salir del país en la medida que el tribunal haga lugar a los pedidos de Amorín. Además los investigadores de la OA solicitaron en la misma denuncia que se libren exhortos a Estados Unidos y Francia para obtener todos los movimientos y detalles de las cuentas que comprometen seriamente a Carlos Menem.
Ahora se espera el avance de la investigación y que los datos bancarios provenientes de Francia y Estados Unidos profundicen el derrotero de los sobornos que presuntamente fueron a parar a manos de funcionarios y hombres del entorno del ex presidente y, según sospecha la justicia, del propio Menem.
Los caminos de los hermanos Neuss
La imagen que acuñaran en los círculos de la política y la economía, le adjudican una silueta de trepador refinado y frío calculador al abogado Germán, mientras que Jorge es descrito como más campechano y "reo". Empezaron de abajo, con una oficinita en 25 de Mayo y Lavalle, pleno centro de Buenos Aires, abierta en 1985, donde canalizaban compras de insumos requeridos por el Ejercito, cosas de poca monta. Hicieron transacciones inmobiliarias en Viedma durante la gestión de Raúl Alfonsín, pero recién saltaron a la fortuna de la mano del ex intendente peronista Carlos Grosso y Grassi Susini con el menemismo. En esa época comenzaron a trasegar con Suiza, justamente con la Gold Hill, que los llevaría a conocer la gente con la que armarían la carpintería de Thales y el espacio radioeléctrico. El dueño de Gold Hill, la que ha quebrado desde hace unos 3 años, era el francés Pierre Laconte, hijo de un conocido general relacionado con Charles de Gaulle. Entre los latinoamericanos que tenían cuenta en esa financiera de Lausana se encontraba el peruano Felipe Hohagen, aún hoy mano derecha del ex presidente Alan García. Los Neuss se embarcaron entonces con Hohagen y Laconte en especulaciones con el metal plata, de la cual Perú es uno de los primeros productores mundiales. Corría el fin de los años 80 y los resultados de aquella jugada fueron variados. Los Neuss no perdieron. Otros mordieron el polvo de la derrota. Por cierto, Jorge tuvo varios años la entrada prohibida al Perú. Germán se metió luego en la Corporación Puerto Madero, y actualmente preside el Yatch Club de esas tierras ganadas al Río de la Plata que tantas ganancias reportaron a sus explotadores en años de Menem.
Fuente: El Periodista
viernes, 18 de junio de 2004
miércoles, 16 de junio de 2004
Qué hacer con Canal 7: Frustraciones eternas
Por: Pedro Simoncini*
Resulta casi increíble que después de más de medio siglo de existencia -recordemos que Canal 7 inició sus transmisiones el 17 de octubre de 1951- aún se está discutiendo qué estructura debería tener, cuáles serían sus funciones y cómo debiera financiarse.
Nuestra incapacidad para resolver ese problema de claro interés nacional indica que a ninguno de los múltiples y variados gobiernos que tuvimos en las últimas cinco décadas le interesó encuadrar a Canal 7 en sus funciones específicas. Es inútil pues todo análisis, discusión o propuesta, si previamente no se tiene la decisión política irrevocable de que nuestra principal emisora estatal, como cabecera del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) sea puesta al servicio del país, en el campo de la información del Estado y de la difusión cultural y educativa, profesionalmente organizada en la dependencia que le corresponda y sin actividad publicitaria, que nunca pudo resolver su sostenimiento y, en muchos casos, actuó por el contrario, como un elemento deformante del accionar del canal.
La falta de vocación política para insertar a Canal 7 en nuestra comunidad es fuente de la desazón que se experimenta viendo al Estado argentino malograr el instrumento de comunicación audiovisual más poderoso de la época moderna. Así también se esterilizan, en gran parte, los esfuerzos de productores, elencos, técnicos y colaboradores, que han desfilado, década tras década, por el canal. Todo ello al costo de miles de millones de pesos de fondos del Tesoro Nacional, producto de los impuestos pagados por los argentinos.
Las áreas prioritarias de los contenidos de Canal 7 son claramente: información, cultura y educación. Sin dejar de reconocer la necesidad de su participación en la difusión informativa de la actividad del Estado, ella deberá ser solamente el complemento de los contenidos que emitan el canal estatal y demás emisoras componentes del SOR, destinados a la difusión del patrimonio cultural y las aplicaciones a servicios de educación a distancia, promoción de la lectura y cursos en general.
¡No podemos seguir proyectando o conversando para que todo siga igual! Decidamos de una vez qué clase de Canal 7 queremos tener, para qué y cómo sostenerlo. Disponemos de la estructura básica necesaria, con cobertura nacional, así como de productores y docentes especializados y personal idóneo para su operación. Falta el impulso movilizador para esta potencial riqueza audiovisual, casi totalmente desaprovechada en los 53 años transcurridos de frustrantes experiencias.
El autor fue fundador de Canal 5 de Rosario y uno de los impulsores de Telefe
Fuente: Diario La Nación
Resulta casi increíble que después de más de medio siglo de existencia -recordemos que Canal 7 inició sus transmisiones el 17 de octubre de 1951- aún se está discutiendo qué estructura debería tener, cuáles serían sus funciones y cómo debiera financiarse.
Nuestra incapacidad para resolver ese problema de claro interés nacional indica que a ninguno de los múltiples y variados gobiernos que tuvimos en las últimas cinco décadas le interesó encuadrar a Canal 7 en sus funciones específicas. Es inútil pues todo análisis, discusión o propuesta, si previamente no se tiene la decisión política irrevocable de que nuestra principal emisora estatal, como cabecera del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) sea puesta al servicio del país, en el campo de la información del Estado y de la difusión cultural y educativa, profesionalmente organizada en la dependencia que le corresponda y sin actividad publicitaria, que nunca pudo resolver su sostenimiento y, en muchos casos, actuó por el contrario, como un elemento deformante del accionar del canal.
La falta de vocación política para insertar a Canal 7 en nuestra comunidad es fuente de la desazón que se experimenta viendo al Estado argentino malograr el instrumento de comunicación audiovisual más poderoso de la época moderna. Así también se esterilizan, en gran parte, los esfuerzos de productores, elencos, técnicos y colaboradores, que han desfilado, década tras década, por el canal. Todo ello al costo de miles de millones de pesos de fondos del Tesoro Nacional, producto de los impuestos pagados por los argentinos.
Las áreas prioritarias de los contenidos de Canal 7 son claramente: información, cultura y educación. Sin dejar de reconocer la necesidad de su participación en la difusión informativa de la actividad del Estado, ella deberá ser solamente el complemento de los contenidos que emitan el canal estatal y demás emisoras componentes del SOR, destinados a la difusión del patrimonio cultural y las aplicaciones a servicios de educación a distancia, promoción de la lectura y cursos en general.
¡No podemos seguir proyectando o conversando para que todo siga igual! Decidamos de una vez qué clase de Canal 7 queremos tener, para qué y cómo sostenerlo. Disponemos de la estructura básica necesaria, con cobertura nacional, así como de productores y docentes especializados y personal idóneo para su operación. Falta el impulso movilizador para esta potencial riqueza audiovisual, casi totalmente desaprovechada en los 53 años transcurridos de frustrantes experiencias.
El autor fue fundador de Canal 5 de Rosario y uno de los impulsores de Telefe
Fuente: Diario La Nación
viernes, 11 de junio de 2004
Veinticinco millones de razones de Thales
La solicitud la realizó el fiscal Marijuán. Menem privatizó el espacio radioléctrico del país en 1997 y se lo entregó a la empresa francesa Thales Spectrum. El gobierno de Kirchner había anulado el contrato en febrero de este año acusando a la compañía de haberle causado un perjuicio al Estado por unos 302 millones de pesos. Quién es el enigmático Jorge Neuss.
Por: Irina Hauser
Sobresueldos, licitaciones dudosas, ventas extrañas, cuentas en el exterior. Toda clase de sospechas se siguen acumulando alrededor de Carlos Menem. El fiscal Guillermo Marijuán agregó una más y muy directa: le pidió al juez Jorge Urso que investigara si el ex presidente cobró coimas por 25 millones de dólares para darle a la empresa Thales Spectrum el control del espacio radioeléctrico en 1997. El contrato fue anulado en febrero por el Gobierno, que acusó a la compañía francesa de haber causado un perjuicio al Estado de 302 millones de pesos mientras registraba para sí misma ganancias descomunales.
Marijuán intenta dar nuevo impulso a la investigación penal, que comenzó en el verano con una denuncia de la Oficina Anticorrupción (OA), radicada en el juzgado de Urso. Le pidió al magistrado que analizara si la privatización “fue desfavorable para el Estado argentino y si mediaron sobornos”. Sugirió medidas para establecer si Menem cobró una “millonaria suma dineraria en concepto de dádivas” y las hizo extensivas a “los directivos de Thales Spectrum y cualquier otra persona que haya participado” de la contratación.
Las conjeturas acerca de las coimas se basan en dos cuestiones:
- Thales se manejó cómodamente sin ningún control. Desde el vamos, según el contrato, la empresa se quedaba con el 75 por ciento –una considerable proporción– de lo recaudado en el cobro de canon a los usuarios del espectro radioléctrico. El 25 por ciento restante era para el Estado. Sin embargo, nadie supervisó qué pasaba con el dinero ya que si bien un decreto obligaba a la privatizada a depositarlo en el Banco Nación, una resolución del ex secretario de Comunicaciones Germán Kammerath permitió que fueran a parar al Banco Río. Según la denuncia del Gobierno, la firma francesa tuvo la extraordinaria rentabilidad del 113 por ciento anual. Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) de 2001 decía que el beneficio excedía en 100 millones a las ganancias empresarias habituales. También hubo duros señalamientos de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), que alertó sobre el incumplimiento en los pagos al Estado.
- En octubre del año pasado la revista francesa Le Point reveló que desde Thales se habrían girado 25 millones de dólares a cuatro cuentas de bancos estadounidenses vinculadas a funcionarios de la administración menemista (ver aparte). Marijuán se basó en ése y otros datos en su pedido de pruebas: quiere verificar si las transferencias de la posible coima se hicieron desde Ginebra, Suiza, a través de la empresa Finego, una financiera que quebró y que al parecer controlaba al grupo Thales. Una de las medidas que reclamó el fiscal es que se le pidan a Ginebra por exhorto las constancias de los envíos de dinero, así como el rastreo de quiénes son los titulares de los depósitos bancarios, que están individualizados. Quiere establecer la ruta de los millones, además de quiénes pagaron y quiénes recibieron. El delito de cohecho, activo o pasivo, tiene una pena máxima de seis años de cárcel y, por ende, es excarcelable.
La pesquisa de Urso y Marijuán intenta revisar todo el proceso que privatizó el control del espacio por donde pasan las ondas de comunicación. Thales Spectrum quedó a cargo de fiscalizar el uso apropiado del espacio radioléctrico y cobrar un canon a los usuarios: la telefonía celular, las radios AM y FM, los radiotaxis, los canales de televisión y las compañías aéreas, entre otros.
Aquel acuerdo, fruto de una controvertida licitación en 1997, convirtió a la Argentina en uno de los pocos países en el mundo que entregaron esa actividad a una empresa privada: los únicos antecedentes eran de dos países africanos. Junto con Menem, algunos personajes que estuvieron en el centro de la escena y que ahora se encuentran bajo investigación son Kammerath, su primo Roberto Catalán, que presidía la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) y redactó los pliegos, y Jorge Neuss, accionista de Thales y compañero de golf del ex presidente. El contrato con la empresa francesa era por 15 años, con posibilidades de prórroga por cinco años más, y significó un negocio de 500 millones de dólares según los cálculos oficiales. El gobierno de Néstor Kirchner anuló la concesión en febrero y anunció la reestatización del control del aire. Al Presidente lo terminaron de convencer las numerosas irregularidades halladas por la AGN y la Sigen, los dos organismos a cargo de inspeccionar las cuentas públicas. Sus informes daban cuenta de que Thales Spectrum no cumplió “en un 70 por ciento” los compromisos asumidos en inversiones mínimas (por ejemplo, para reducir interferencias o evitar las transmisiones clandestinas) ni en el pago del canon a las arcas públicas.
La denuncia original habla de un perjuicio de 302 millones en las cuentas del Estado que corre en paralelo al crecimiento de las jugosas ganancias de la empresa entre 1997 y 2001. Ahora la OA, a cargo de Daniel Morin, sigue una investigación propia con intención de hacer aportes a la causa judicial. En los próximos días haría una presentación con datos nuevos. Una de las aspiraciones gubernamentales es recuperar la plata despilfarrada.
En tribunales vislumbran que las violaciones de Thales Spectrum al convenio que firmó con la gestión de Menem contaría con bastante prueba. Pero todavía, advierten, falta un trecho para llegar a los nombres de los responsables
Un negocio plagado de sombra
Por: Eduardo Febbro
La historia de Thales Spectrum Argentina es una intrincada trama donde convergen uno de los más importantes agentes menemistas en Europa, Jorge Neuss, una de las más poderosas multinacionales europeas, Thales –ex Thomson–, varios abogados y hombres de empresas de Francia, un ex mercenario que se convirtió en operador suizo de transferencias poco religiosas a través de una fiduciaria instalada en Ginebra y una galería de personajes con corbata y altas funciones. Las modalidades de la transacción quedaron en secreto hasta que, en octubre del año pasado, una “venganza” interna del empresariado francés corrió el telón del negocio.
El semanario francés Le Point, basándose en documentos que en gran parte provienen de la empresa fiduciaria suiza Finego y en testimonios de quienes conocen a Jorge Neuss, lanzó una bomba pública. Según decía el semanario, tratándose de Neuss, “es mejor contarse los dedos después de haberle estrechado la mano”. El hombre sería una “fiera y un aventurero”.
Informaciones francesas dieron cuenta de que, por medio de giros hacia Suiza, Estados Unidos, Uruguay y demás paraísos fiscales, Thales sacó de la Argentina ilegalmente unos 25 millones de dólares. El montaje específico del negocio empezó en 1996, cuando Jorge Neuss, un abogado parisino; Philippe Signe, uno de Ginebra, y otras personas más, Guillaume Emmanuel, Jean Marie Dehollain, Jean Nicolas, Marie Joseph Rostan d’Ancezune –estos dos integraron Thales-Argentina– formaron parte del Consejo de Administración de una filial de Thales, Thales Spectrum Internacional, creada especialmente en Holanda para servir de rampa de lanzamiento al negocio que se preparaba en la Argentina. Esa filial creó a su vez otra empresa en Buenos Aires, Thales Spectrum Argentina, TSA. En el curso del año 1997, Carlos Menem firmó el decreto por medio del cual entregó la gestión y el control del espectro radioeléctrico del país.
Apenas formada en Holanda, Thales Spectrum Internacional firmó un contrato con la fiduciaria suiza Finego por un monto de 135.000 dólares por mes. A cambio de esa suma, Finego debía suministrarle a Thales Spectrum Argentina informes políticos y tecnológicos sobre la Argentina.
El gerente de la empresa suiza Finego, Lionel Queudot, es un ex mercenario cercano a otro personaje del medio de los mercenarios internacionalmente conocidos, el francés Bob Dénard.
Finego fue el primer puente de las transferencias de fondos provenientes de Thales Spectrum Argentina. Dos contratos de 1997 y 1999 estipulan que, cada tres meses, los 135.000 dólares del contrato por “consejos e informes” deben ser depositados en una serie de cuentas bancarias abiertas en el Citibank, el Bank of New York, un banco del Uruguay y paraísos exóticos. Se trató, en suma, de un contrato de consultoría falso. De hecho, Finego recibía la plata, tomaba un porcentaje del 3 por ciento y luego enviaba el resto a las demás cuentas bancarias. Sólo hasta el 2000 Thales Argentina transfirió 25 millones de dólares a través de Finego.
Lionel Queudot asegura hoy que no sabe “si hubo corrupción”. El ex titular de Finego –la empresa quebró– aseguró que “los documentos de Finego por donde transitaron los 20 millones de dólares que triangulara a instancias de Jorge Neuss los entregué a la Justicia. No quisiera que me liquidaran como en el escándalo de las fragatas vendidas por Thales a Taiwan, donde ya hay diez muertos”. Según dijo Queudot, “Thales de Amsterdam me giró alrededor de 20 millones de dólares entre 1997 y 1999, y yo transferí esos fondos a los beneficiarios que me indicaban de Thales en Buenos Aires o en Montevideo, por lo general cuentas en Estados Unidos, Inglaterra y Uruguay, un servicio normal de mi sociedad”. El intermediario reveló también que a lo largo del año 2001 “vinieron tres veces a verme aGinebra Neuss, Dehollain y D’Ancezune y las explicaciones que me dieron no me convencieron; mis relaciones con ellos se rompieron; yo estoy a disposición de la Justicia”.
Menem se siente perseguido. Repitiendo el mismo libreto
Habla y habla, pero siempre dice lo mismo. Es Carlos Menem, quien una vez más afirmó ser un “perseguido político”, además de insistir en que las causas en las cuales se pidió su captura “son inventos” y que “no hay ningún tipo de delito” que se le pueda imputar. El ex presidente volvió a atribuir la supuesta campaña de la que dice ser víctima al actual gobierno y reiteró que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria”.
“Lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. Esta no es una cuestión jurídica, al menos en mi país, sino que es una cuestión política. Creo que los pedidos de extradición y de captura a nivel internacional no tienen ningún fundamento ni en la legislación argentina y menos en la chilena, donde los miembros de la Corte Suprema fallaron de acuerdo con lo que pienso que correspondía”, declaró Menem.
Otra vez en el papel de víctima, el ex presidente habló de “odio” y “envidia”, dos términos a los que ha echado mano en forma sistemática desde que los jueces Norberto Oyarbide y Jorge Urso avanzaron con las investigaciones judiciales que lo tienen por protagonista y lo convocaron a dar cuenta de sus acciones en los tribunales. En esa línea, Menem no descartó que aun cuando la Corte Suprema de Chile ya rechazó los pedidos de extradición que cursaron para que fuera trasladado a Buenos Aires, ambos magistrados insistan con solicitudes similares. “Todo es posible. Cuando se trata de cuestiones que pasan, más que por la ley, por la cuestión personal y por el odio, o la envidia, cualquier cosa puede ocurrir”, manifestó.
Menem aseguró no tener “miedo” de regresar a la Argentina, pero quedó claro que la vuelta no está en sus planes. “No se trata de eso (sino que) no son causas, son inventos, no hay ningún tipo de delito”, sostuvo el ex mandatario y recordó “el antecedente de 2001, cuando uno de estos jueces me detuvo y la Corte (Suprema de Justicia) falló que no existía delito”, en referencia al arresto que entonces le impuso Urso por considerarlo jefe de la asociación ilícita que actuó en el contrabando de armas a Ecuador y Croacia. También expresó que, “en todo caso, esperaría que vengan aquí los jueces a indagarme. Mientras tanto, me voy a atener a lo que dispongan mis abogados en Argentina y en Chile”.
Además de definirse nuevamente como un “perseguido político”, Menem volvió a arremeter contra el gobierno de Néstor Kirchner y lo calificó de “totalitario”. Añadió que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria. Uno ojea los diarios y periodistas y medios están siendo perseguidos por el gobierno actual”.
Fuente: Página/12
Por: Irina Hauser
Sobresueldos, licitaciones dudosas, ventas extrañas, cuentas en el exterior. Toda clase de sospechas se siguen acumulando alrededor de Carlos Menem. El fiscal Guillermo Marijuán agregó una más y muy directa: le pidió al juez Jorge Urso que investigara si el ex presidente cobró coimas por 25 millones de dólares para darle a la empresa Thales Spectrum el control del espacio radioeléctrico en 1997. El contrato fue anulado en febrero por el Gobierno, que acusó a la compañía francesa de haber causado un perjuicio al Estado de 302 millones de pesos mientras registraba para sí misma ganancias descomunales.
Marijuán intenta dar nuevo impulso a la investigación penal, que comenzó en el verano con una denuncia de la Oficina Anticorrupción (OA), radicada en el juzgado de Urso. Le pidió al magistrado que analizara si la privatización “fue desfavorable para el Estado argentino y si mediaron sobornos”. Sugirió medidas para establecer si Menem cobró una “millonaria suma dineraria en concepto de dádivas” y las hizo extensivas a “los directivos de Thales Spectrum y cualquier otra persona que haya participado” de la contratación.
Las conjeturas acerca de las coimas se basan en dos cuestiones:
- Thales se manejó cómodamente sin ningún control. Desde el vamos, según el contrato, la empresa se quedaba con el 75 por ciento –una considerable proporción– de lo recaudado en el cobro de canon a los usuarios del espectro radioléctrico. El 25 por ciento restante era para el Estado. Sin embargo, nadie supervisó qué pasaba con el dinero ya que si bien un decreto obligaba a la privatizada a depositarlo en el Banco Nación, una resolución del ex secretario de Comunicaciones Germán Kammerath permitió que fueran a parar al Banco Río. Según la denuncia del Gobierno, la firma francesa tuvo la extraordinaria rentabilidad del 113 por ciento anual. Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) de 2001 decía que el beneficio excedía en 100 millones a las ganancias empresarias habituales. También hubo duros señalamientos de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), que alertó sobre el incumplimiento en los pagos al Estado.
- En octubre del año pasado la revista francesa Le Point reveló que desde Thales se habrían girado 25 millones de dólares a cuatro cuentas de bancos estadounidenses vinculadas a funcionarios de la administración menemista (ver aparte). Marijuán se basó en ése y otros datos en su pedido de pruebas: quiere verificar si las transferencias de la posible coima se hicieron desde Ginebra, Suiza, a través de la empresa Finego, una financiera que quebró y que al parecer controlaba al grupo Thales. Una de las medidas que reclamó el fiscal es que se le pidan a Ginebra por exhorto las constancias de los envíos de dinero, así como el rastreo de quiénes son los titulares de los depósitos bancarios, que están individualizados. Quiere establecer la ruta de los millones, además de quiénes pagaron y quiénes recibieron. El delito de cohecho, activo o pasivo, tiene una pena máxima de seis años de cárcel y, por ende, es excarcelable.
La pesquisa de Urso y Marijuán intenta revisar todo el proceso que privatizó el control del espacio por donde pasan las ondas de comunicación. Thales Spectrum quedó a cargo de fiscalizar el uso apropiado del espacio radioléctrico y cobrar un canon a los usuarios: la telefonía celular, las radios AM y FM, los radiotaxis, los canales de televisión y las compañías aéreas, entre otros.
Aquel acuerdo, fruto de una controvertida licitación en 1997, convirtió a la Argentina en uno de los pocos países en el mundo que entregaron esa actividad a una empresa privada: los únicos antecedentes eran de dos países africanos. Junto con Menem, algunos personajes que estuvieron en el centro de la escena y que ahora se encuentran bajo investigación son Kammerath, su primo Roberto Catalán, que presidía la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) y redactó los pliegos, y Jorge Neuss, accionista de Thales y compañero de golf del ex presidente. El contrato con la empresa francesa era por 15 años, con posibilidades de prórroga por cinco años más, y significó un negocio de 500 millones de dólares según los cálculos oficiales. El gobierno de Néstor Kirchner anuló la concesión en febrero y anunció la reestatización del control del aire. Al Presidente lo terminaron de convencer las numerosas irregularidades halladas por la AGN y la Sigen, los dos organismos a cargo de inspeccionar las cuentas públicas. Sus informes daban cuenta de que Thales Spectrum no cumplió “en un 70 por ciento” los compromisos asumidos en inversiones mínimas (por ejemplo, para reducir interferencias o evitar las transmisiones clandestinas) ni en el pago del canon a las arcas públicas.
La denuncia original habla de un perjuicio de 302 millones en las cuentas del Estado que corre en paralelo al crecimiento de las jugosas ganancias de la empresa entre 1997 y 2001. Ahora la OA, a cargo de Daniel Morin, sigue una investigación propia con intención de hacer aportes a la causa judicial. En los próximos días haría una presentación con datos nuevos. Una de las aspiraciones gubernamentales es recuperar la plata despilfarrada.
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Un negocio plagado de sombra
Por: Eduardo Febbro
La historia de Thales Spectrum Argentina es una intrincada trama donde convergen uno de los más importantes agentes menemistas en Europa, Jorge Neuss, una de las más poderosas multinacionales europeas, Thales –ex Thomson–, varios abogados y hombres de empresas de Francia, un ex mercenario que se convirtió en operador suizo de transferencias poco religiosas a través de una fiduciaria instalada en Ginebra y una galería de personajes con corbata y altas funciones. Las modalidades de la transacción quedaron en secreto hasta que, en octubre del año pasado, una “venganza” interna del empresariado francés corrió el telón del negocio.
El semanario francés Le Point, basándose en documentos que en gran parte provienen de la empresa fiduciaria suiza Finego y en testimonios de quienes conocen a Jorge Neuss, lanzó una bomba pública. Según decía el semanario, tratándose de Neuss, “es mejor contarse los dedos después de haberle estrechado la mano”. El hombre sería una “fiera y un aventurero”.
Informaciones francesas dieron cuenta de que, por medio de giros hacia Suiza, Estados Unidos, Uruguay y demás paraísos fiscales, Thales sacó de la Argentina ilegalmente unos 25 millones de dólares. El montaje específico del negocio empezó en 1996, cuando Jorge Neuss, un abogado parisino; Philippe Signe, uno de Ginebra, y otras personas más, Guillaume Emmanuel, Jean Marie Dehollain, Jean Nicolas, Marie Joseph Rostan d’Ancezune –estos dos integraron Thales-Argentina– formaron parte del Consejo de Administración de una filial de Thales, Thales Spectrum Internacional, creada especialmente en Holanda para servir de rampa de lanzamiento al negocio que se preparaba en la Argentina. Esa filial creó a su vez otra empresa en Buenos Aires, Thales Spectrum Argentina, TSA. En el curso del año 1997, Carlos Menem firmó el decreto por medio del cual entregó la gestión y el control del espectro radioeléctrico del país.
Apenas formada en Holanda, Thales Spectrum Internacional firmó un contrato con la fiduciaria suiza Finego por un monto de 135.000 dólares por mes. A cambio de esa suma, Finego debía suministrarle a Thales Spectrum Argentina informes políticos y tecnológicos sobre la Argentina.
El gerente de la empresa suiza Finego, Lionel Queudot, es un ex mercenario cercano a otro personaje del medio de los mercenarios internacionalmente conocidos, el francés Bob Dénard.
Finego fue el primer puente de las transferencias de fondos provenientes de Thales Spectrum Argentina. Dos contratos de 1997 y 1999 estipulan que, cada tres meses, los 135.000 dólares del contrato por “consejos e informes” deben ser depositados en una serie de cuentas bancarias abiertas en el Citibank, el Bank of New York, un banco del Uruguay y paraísos exóticos. Se trató, en suma, de un contrato de consultoría falso. De hecho, Finego recibía la plata, tomaba un porcentaje del 3 por ciento y luego enviaba el resto a las demás cuentas bancarias. Sólo hasta el 2000 Thales Argentina transfirió 25 millones de dólares a través de Finego.
Lionel Queudot asegura hoy que no sabe “si hubo corrupción”. El ex titular de Finego –la empresa quebró– aseguró que “los documentos de Finego por donde transitaron los 20 millones de dólares que triangulara a instancias de Jorge Neuss los entregué a la Justicia. No quisiera que me liquidaran como en el escándalo de las fragatas vendidas por Thales a Taiwan, donde ya hay diez muertos”. Según dijo Queudot, “Thales de Amsterdam me giró alrededor de 20 millones de dólares entre 1997 y 1999, y yo transferí esos fondos a los beneficiarios que me indicaban de Thales en Buenos Aires o en Montevideo, por lo general cuentas en Estados Unidos, Inglaterra y Uruguay, un servicio normal de mi sociedad”. El intermediario reveló también que a lo largo del año 2001 “vinieron tres veces a verme aGinebra Neuss, Dehollain y D’Ancezune y las explicaciones que me dieron no me convencieron; mis relaciones con ellos se rompieron; yo estoy a disposición de la Justicia”.
Menem se siente perseguido. Repitiendo el mismo libreto
Habla y habla, pero siempre dice lo mismo. Es Carlos Menem, quien una vez más afirmó ser un “perseguido político”, además de insistir en que las causas en las cuales se pidió su captura “son inventos” y que “no hay ningún tipo de delito” que se le pueda imputar. El ex presidente volvió a atribuir la supuesta campaña de la que dice ser víctima al actual gobierno y reiteró que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria”.
“Lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. Esta no es una cuestión jurídica, al menos en mi país, sino que es una cuestión política. Creo que los pedidos de extradición y de captura a nivel internacional no tienen ningún fundamento ni en la legislación argentina y menos en la chilena, donde los miembros de la Corte Suprema fallaron de acuerdo con lo que pienso que correspondía”, declaró Menem.
Otra vez en el papel de víctima, el ex presidente habló de “odio” y “envidia”, dos términos a los que ha echado mano en forma sistemática desde que los jueces Norberto Oyarbide y Jorge Urso avanzaron con las investigaciones judiciales que lo tienen por protagonista y lo convocaron a dar cuenta de sus acciones en los tribunales. En esa línea, Menem no descartó que aun cuando la Corte Suprema de Chile ya rechazó los pedidos de extradición que cursaron para que fuera trasladado a Buenos Aires, ambos magistrados insistan con solicitudes similares. “Todo es posible. Cuando se trata de cuestiones que pasan, más que por la ley, por la cuestión personal y por el odio, o la envidia, cualquier cosa puede ocurrir”, manifestó.
Menem aseguró no tener “miedo” de regresar a la Argentina, pero quedó claro que la vuelta no está en sus planes. “No se trata de eso (sino que) no son causas, son inventos, no hay ningún tipo de delito”, sostuvo el ex mandatario y recordó “el antecedente de 2001, cuando uno de estos jueces me detuvo y la Corte (Suprema de Justicia) falló que no existía delito”, en referencia al arresto que entonces le impuso Urso por considerarlo jefe de la asociación ilícita que actuó en el contrabando de armas a Ecuador y Croacia. También expresó que, “en todo caso, esperaría que vengan aquí los jueces a indagarme. Mientras tanto, me voy a atener a lo que dispongan mis abogados en Argentina y en Chile”.
Además de definirse nuevamente como un “perseguido político”, Menem volvió a arremeter contra el gobierno de Néstor Kirchner y lo calificó de “totalitario”. Añadió que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria. Uno ojea los diarios y periodistas y medios están siendo perseguidos por el gobierno actual”.
Fuente: Página/12