miércoles, 20 de junio de 2001

Denuncian a Vila y a Manzano por lavado de dinero

Edita el Diario La Nación La Sindicatura General de la Nación imputará hoy al conglomerado de medios ante la Justicia
Denuncian a Vila y a Manzano
Acusarán al multimedio por operaciones de lavado de dinero que alcanzarían los $ 600.000.000 La Sindicatura investigó durante meses los movimientos de este holding. Se basó en expedientes del ComFeR. Detectaron serias irregularidades en transferencias accionarias 
Por: María Fernanda Villosio
La Sindicatura General de la Nación (Sigen) denunciará hoy ante la Justicia al grupo Vila-Manzano, un poderoso inversor en medios de comunicación, por supuestas operaciones de lavado de dinero y de evasión fiscal.
Este holding multimedio habría realizado negocios, de 1994 a 1999, por montos que ascenderían a los 600 millones de pesos, según estimaron fuentes de la Sindicatura.
El organismo, presidido por Rafael Bielsa, logró confeccionar un mapa, al que tuvo acceso La Nación , de las inversiones básicamente en canales de cable, pero también en radios FM, que ubicaron a este grupo como uno de los más influyentes en el interior del país.
Al rastrear los pasos de cada una de las sociedades, los contadores de la Sigen se toparon con una maraña de operaciones empresariales que, a su juicio, podrían servir de pantalla para disimular el ingreso de dinero proveniente de hechos ilícitos.
En ese sentido, la presentación judicial que hoy recaerá en el juzgado federal de Claudio Bonadío da cuenta de empresas que se compraban a sí mismas, presuntos autopréstamos, compraventa de sociedades que desafiaban las leyes clásicas de la contabilidad e intervenciones de bancos off shore con domicilio en las islas Caimán.
Es la primera vez que un organismo público denuncia penalmente a la sociedad que integran Daniel Eduardo Vila y el ex funcionario menemista José Luis Manzano por supuestas maniobras de blanqueo de divisas. Por otra parte, en la justicia mendocina se tramita otra presentación, impulsada por un ex socio de Manzano, Bernardo Ruti, que lo acusó de haber obtenido "dinero ilícito durante su paso por la función pública".

Papeles secretos
La Sigen detectó las presuntas irregularidades al analizar 51 expedientes que se encontraban en poder del Comité Federal de Radiodifusión (ComFeR). Estos papeles permanecieron ocultos durante el menemismo.
Sucede que las empresas de comunicación deben solicitar autorización ante el Comfer para realizar cualquier operación vinculada con compra, venta o fusión de sociedades.
Esto explica por qué la documentación celosamente guardada en ese organismo fue la herramienta que permitió a la Sigen conectar a la empresa Supercanal SA, cuyo directorio integran Vila y Manzano, con más de 37 sociedades.
En la Sindicatura están convencidos de que con esa información la Justicia podrá hallar la ruta del dinero presuntamente "negro" que sirvió para edificar este emporio mediático, por cierto ahora venido a menos, ya que se encuentra en proceso de concurso preventivo.
"Hubo fusiones y absorciones de empresas para que se pierda el rastro de los verdaderos dueños", aseguraron fuentes de la Sigen.
La Nación intentó, sin éxito, comunicarse con Manzano en sus oficinas porteñas. Amigos del ex ministro del Interior menemista aseguraron que se encontraba de viaje en el exterior.

Irregularidades
La investigación de la Sigen se inició cuando el ComFeR puso en marcha una auditoría interna para sanear sus alicaídas arcas y descubrió estos documentos desconocidos.
El auditor interno del ComFeR, Gustavo Garnería, requirió entonces ayuda de los especialistas de la Sigen, que buscaron en los archivos durante meses y cruzaron datos.
Primero encontraron anomalías en la acción del Comfer, que nunca se preocupó por averiguar el origen de los fondos de estas inversiones, como le exige la ley. Después, los técnicos de la Sigen -Ricardo Pérez Vélez, Hugo Carcavallo, Rafael Lombardi y Sergio San Román- puntualizaron sospechas en las transferencias realizadas por los dueños de Supercanal. Algunos ejemplos:
Compras de empresas y de aperturas de subsidiarias (Mas Tec off shore INC, Latlink Argentina Inc, Latlink Corp) que, al final, pertenecían a una sola sociedad: Mas Tec Inc. Aparece como su titular el fallecido empresario anticastrista Jorge Mas Canosa. Ruti asegura que Mas Canosa es, en realidad, testaferro de Manzano. En 1997, Mas Tec Inc. adquirió una parte de las acciones de Supercanal SA por un valor de 13,6 millones de pesos. Antes, había comprado un adicional por $ 2.000.000.
Operaciones crediticias de Supercanal SA y Supercanal Holding S.A con el ING Bank, sucursal Gran Caimán, por 90 millones de pesos, en las que se pusieron como garantías las propias acciones de la empresa. Esta operación es considerada altamente riesgosa.
Daniel Vila adquirió la firma CTC Mercedes SRL por 5.507.160 pesos y, ocho meses después, en octubre de 1997, la vendieron a la empresa Mirror Holding SRL en sólo 15.000 pesos. Vila tenía el paquete mayoritario de esta sociedad.
El informe de la Sigen menciona una serie de hechos que la obligan a pedir una investigación judicial: "Instituciones off shore , sucesiva mutación de sociedades, otorgamiento de préstamos y aumento patrimonial".

Datos
Bajo la lupa: el análisis de la Sigen abarcó las tramitaciones en las que fue parte la empresa Supercanal SA.
Muestreo: de los estados contables de Supercanal surge que las empresas integrantes del grupo son, entre otras, Horizonte SRL, Red Celeste y Blanca SA, TV Cable La Rioja S.A, TV Cable Catamarca SA.
Aumento: la Sigen detectó un aumento del patrimonio de Daniel Vila. En 1997, dijo tener 993.000 pesos y en 1999 ascendió a 150 millones de pesos.

El esplendor y el ocaso de un supergrupo surgido de la nada
Daniel Vila creó un multimedio a partir de una pequeña radio. Nunca ocultó su amistad y su sociedad con el ex ministro Manzano. Cómo se llegó a la crítica situación actual 
Por: Susana Reinoso
Daniel Vila es el rostro visible de un conglomerado de medios del interior -Grupo Uno- nacido al amparo de una familia que comenzó amasando su fortuna en la industria de la construcción. Tras comprar su primera radio en 1983, Grupo Uno creció de prisa desde 1996 hasta el ocaso del menemismo, justo en el tiempo en que el CEI Citicorp Holdings devoraba canales, radios, sistemas de cable, medios deportivos y revistas.
Astuto, directo, de temple animoso y hábil para prohijar sociedades, Vila es el integrante de la familia que ha sobrellevado el peso de la fama en los medios. Siempre admitió su amistad con José Luis Manzano y con Raúl Moneta, el ex mandamás del CEI, pese a que el ex banquero de Carlos Saúl Menem no lo invitó a sumarse a la adquisición del Banco Mendoza y lo convocó mucho tiempo después.
Hijo del empresario de la construcción Alfredo Vila Santander, la familia construyó hace 20 años el primer barrio privado de Mendoza en tierras que continúan en litigio, pues la Universidad Nacional de Cuyo las reivindica como propias. Abogado matriculado en 1976, no fue sino hasta 1983 cuando Daniel Vila dio el puntapié inicial en el mercado de los medios con la compra de Radio Nihuil, a la que luego le siguieron Supercanal, el diario Uno y otros medios. Todas las inversiones, reitera Vila, fueron realizadas con endeudamiento y emisión de bonos, hasta que el grupo hizo el primer crack con la caída de Supercanal Holdings hace poco más de un año, hoy en concurso de acreedores.
En plena efervescencia alfonsinista, mientras Daniel Vila se entrenaba como empresario de medios, su padre afinaba los vínculos con Jorge Mas Canosa, el dirigente cubano anticastrista -muerto de cáncer en 1997- que amasó una controvertida fortuna en Miami y que ingresó en Supercanal con el 29% de las acciones.

Plataforma de despegue
La compra de Supercanal fue la plataforma de despegue del Grupo Vila en el nivel nacional e internacional. Se sumó luego la opción de compra, discutida en la Justicia, por Radio Rivadavia y la adquisición de una parte de Radio La Red. Con voluntad ganadora y de la mano de Manzano, Vila compró sistemas de TV paga en Bolivia y la República Dominicana, y se alzó con licencias para TV por cable en España, las que vendió después.
A mediados de los años noventa, con Manzano como sagaz operador, Vila dividía sus días entre Miami, Nueva York y Buenos Aires, cautivando a los bancos extranjeros por un total de US$ 600 millones de dólares. Tiempo después, Vila y Manzano adquirieron el diario La Capital, decano de la prensa argentina. Y continuaron su expansión en Entre Ríos.
Paralelamente comenzó a tejer un complejo rompecabezas jurídico de sociedades con el paraguas de La Capital Multimedios, que agrupa los medios del grupo en Rosario, Paraná y otras ciudades entrerrianas. El ex dueño de La Capital, Carlos María Lagos, denunció a Vila y Manzano por supuesto vaciamiento de empresa a raíz de un intrincado traspaso de fondos entre esa empresa y el Grupo Uno, de Mendoza.
Cuentan los memoriosos que dos de las figuras descollantes en el relanzamiento del diario rosarino fueron José Luis Manzano y Enrique "Coti" Nosiglia, viejos amigos que confrontan en la arena política.
La situación financiera del Grupo comenzó a complicarse justo en el tiempo en el menemismo se extinguió en el horizonte electoral. Y, si en honor a la verdad, Vila siempre ha negado haber sido favorecido por Menem para sus operaciones de medios, no es menos cierto que en la opinión pública siempre ha existido una sombra de duda sobre los orígenes de los fondos con los que la familia adquirió tantos medios con tanto vértigo y en tan poco tiempo hasta el crack de Supercanal, cuyo destino permanece incierto.

Y cuando Vila defendía a Kirchner:
Alfredo Leuco cuenta su ida de América TV
“Hijo de puta, comprate un canal si querés hacer periodismo”, me dijo a los gritos y por teléfono Daniel Vila un día antes de que se emitiera el último programa de Fuego cruzado, que yo coconducía con Marcelo Longobardi por América TV. Fue la última vez que hablé con él. Se negaba a que emitiéramos un informe riguroso (que guardo en mi archivo con orgullo) precisamente sobre el origen, la ruta y el destino incierto de los tristemente fondos de Santa Cruz. “Esa investigación no va”, me dijeron a dúo Vila y su comisario político Román Lejtman, delegado por entonces de Alberto Fernández y Enrique Albistur en el canal.
“Si no va el informe de los fondos de Santa Cruz, yo no voy el domingo a hacer el programa”, contesté absolutamente asqueado por las presiones brutales que ya veníamos recibiendo diariamente durante meses y que, curiosamente, Vila recordó como un adalid de la libertad de prensa en su discurso. “Me querés extorsionar, hijo de puta. Querés que yo quede como un censurador y vos como un ídolo. Ahora te ordeno que vengas y hagas el programa”, dijo antes de cortar la comunicación. Hice el último programa solo. Nerviosamente, dije varias cosas entre líneas porque confieso que tuve temor. A la respuesta violenta de Daniel Vila que tiene un par de causas en la Justicia por sus reacciones contra dos periodistas, y a que el resto de los empresarios periodísticos no me diera trabajo porque una parte importante en ese momento jugaba para Kirchner por terror o conveniencia.