sábado, 11 de septiembre de 2010

Canillitas buscan mejorar su participación en el precio de tapa de los diarios

Un nuevo frente de batalla se abrió para el Grupo Clarín. El sindicato de canillitas, encolumnado en el sector de Hugo Moyano, quiere recuperar el 40 por ciento del precio de tapa de cada diario. Además irá a fondo en su decisión de evitar que se vendan periódicos el 7 de noviembre. El papel del gobierno y las dificultades para llegar a un acuerdo
Las asambleas de delegados se repiten desde ayer en cada filial del sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas. Los canillitas se preparan para desafiar al Grupo Clarín con una medida de impacto directo en el negocio de los periódicos: el cierre de todos los puestos de diarios el 7 de noviembre, Día del Canillita. Esta vez, la reedición de la pulseada será especial. En 2010, la fecha cae un domingo, el día de mayor venta y facturación publicitaria de los diarios. Y se inscribe en medio de la puja entre la Rosada y el multimedio.Como los domingos también son el día de mayor ganancias de los canillitas, el gremio liderado por el diputado kirchnerista Omar Plaini sólo puede encarar la pulseada con Clarín si convence a sus delegados y logra que efectivamente todos los puestos cierren sus puertas. Por ello, las asambleas se repetirán todas las semanas de septiembre hasta asegurarse que las adhesiones son mayoritarias y ninguna fisura resquebrajará su estrategia.
Al inscribirse en el marco del enfrentamiento entre el gobierno y el Grupo Clarín, la Casa Rosada le entregó al sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas una herramienta que resultaba imprescindible para encarar la batalla por el 7 de noviembre. El miércoles pasado, la presidenta Cristina Kirchner firmó la reglamentación del decreto que regula la distribución de diarios y revistas y les devolvió a los canillitas la exclusividad de la venta a los quioscos. Así, la Casa Rosada echó por tierra la desregulación de la actividad que los diarios habían acordado los diarios con el gobierno de Carlos Menem. Los supermercados y las estaciones de servicio, por ejemplo, volvieron a quedar ahora fuera del negocio.
De esa forma, los canillitas evitarán que el 7 de noviembre las empresas vendan diarios en lugares alternativos y diluyan el impacto del feriado, como ocurrió en otras oportunidades cuando se contrataron vendedores ocasionales a los cuales llegaron a pagarle hasta el 100 por ciento del precio de tapa. Una verdadera cruzada por torcerle el brazo al gremio.
La disputa tiene una significancia política mayor ya que el sindicato se encuentra encolumnado bajo el liderazgo de Hugo Moyano, secretario general de la CGT.
Además, la reivindicación del Día del Canillita va de la mano de otra contienda, de mayor incidencia en la facturación El gremio quiere la restitución del 40 por ciento del precio de tapa del diario. Actualmente los canillitas se quedan con el 32 por ciento.
“Proporcionalmente es como si hubiéramos dejado de vender diarios 73 días”, argumentó Plaini frente a los delegados en referencia a la participación perdida. El gremio quiere instalar la idea entre los canillitas de que bien vale la pena dejar de ganar plata un domingo de noviembre si la medida sirve para robustecerse en la pulseada por la recuperación del 40 por ciento del precio de tapa.
Las negociaciones con Clarín, en abierto enfrentamiento con Moyano, están cortadas. En el sindicato incluso deslizan que La Nación envió señales de tregua. Pero el grupo liderado por Héctor Magnetto se niega a ceder posiciones, que podrían ser leídas como señales de debilidad en su lucha sin cuartel con el gobierno. Mucho menos frente a un gremio identificado con Moyano.
En el juego de alianzas y pugnas, los diarios del Grupo Szpolski se diferenciaron de Clarín y La Nación y ofrecen a los canillitas el 40 por ciento del precio de tapa.
Una prenda de negociación podría ser llevar por esta ocasión el feriado al viernes 5 de noviembre. Así, tanto los diarios como los canillitas morigerarían las perdidas. Pero en el clima de enfrentamiento actual, cualquier acuerdo puede ser interpretado como una concesión. Y en el lenguaje político que se impuso en el presente argentino, conceder se transformó insensatamente en sinónimo de traición.

Fuente:
La Nota de Tapa

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