lunes, 22 de febrero de 2010

El otro caso Dalmasso: Juicio al periodismo

Hoy lunes comenzaron las audiencias en el juicio que Marcelo Macarrón le entabló a revista El Sur de Río Cuarto dirigida por Hernán Vaca Narvaja. Las pruebas absurdas y temerarias que aprobó la jueza Rita Freire de Barbero
El juicio que iniciaron Marcelo Macarrón y sus hijos contra el director de revista El Sur, Hernán Vaca Narvaja, entra en una etapa decisiva: presentada la prueba, comienzan a receptarse las testimoniales. A pedido del demandado, desfilarán por los tribunales provinciales algunos de los principales protagonistas del sonado caso Dalmasso, todavía impune y hoy en el olvido: el ex gobernador José Manuel De la Sota, su compañera Adriana Nazario, el ex vocero Daniel Lacase y hasta la abogada y actual pareja del viudo, María Pía Cardoso.
La prueba presentada por el viudo y sus letrados es cuanto menos curiosa. Y llama la atención que la jueza Rita Fraire de Barbero no haya objetado prácticamente ninguno de los puntos probatorios presentados por Macarrón, que nada tienen que ver con el objeto de su demanda: demostrar que las notas publicadas por esta revista en torno a la investigación del crimen de Nora Dalmasso fueron falsas y que los afectaron de tal manera que reclaman una indemnización pecuniaria de 300.000 pesos (sin contar intereses ni los honorarios de sus cotizados letrados).

Sin mediación
La historia judicial de la familia Macarrón con los periodistas de Río Cuarto se remonta a fines del año 2007, cuando se cumplió el primer aniversario del crimen de Nora Dalmasso, todavía impune, y ya estaba imputado su hijo Facundo Macarrón, además del ?perejil? Gastón Zárate. A través de sendas cartas documento, el viudo intimó a Vaca Narvaja y a las periodistas Vanesa Lerner (Canal 13) y Alejandra Elstein (Otro punto) a concurrir al estudio jurídico del doctor Libeau, en Córdoba, a depositar sumas millonarias para evitar una demanda civil por daño moral. Como ninguno de los tres periodistas viajó a Córdoba con el maletín lleno de los billetes exigidos por los letrados de Macarrón, el viudo finalmente entabló sendas demandas civiles: a Lerner y a Elstein les pidió 50.000 pesos a cada una, en tanto que a Vaca Narvaja la exigencia pecuniaria trepó a 300.000 pesos.
En todos los casos, pese a su acomodada situación económica y los cuantiosos gastos realizados para defender a su hijo en Tribunales, Marcelo Macarrón solicitó el beneficio de litigar sin gastos, previsto por la legislación para evitar que las personas más humildes de la sociedad se vean impedidas de concurrir a Tribunales por falta de recursos.
Cuando llegaron los famosos análisis del FBI, Brito tuvo que admitir que las versiones sobre las idas y venidas de las muestras eran ciertas y decidió levantar la denuncia que pesaba sobre Lerner. Curiosamente, el desistimiento de la acción judicial coincidió con la decisión de la periodista de radicarse en Mendoza, con lo que abandonó su protagonismo en Canal 13 y Telediario digital.
El viudo pidió que el incidente no generara costas y se mostró magnánimo: "...me siento inclinado, en aras de propiciar un genuino respeto a la libertad de expresión y de información (a despecho de lo que algunos medios de prensa locales imputan a mi familia, tocante a intentar "intimidarlos" con demandas), a conceder el beneficio de la duda a la periodista demandada, en cuanto a que se limitó a reproducir un rumor, sin importar cuán erróneo o tergiversado o con cuán poca seriedad investigativa lo hizo" (sic), escribió el viudo al retirar su demanda contra la periodista Vanesa Lerner.
Macarrón siguió adelante, en cambio, en sus demandas contra Vaca Narvaja y Elstein. En el primer caso, sus abogados pidieron la postergación de la primera audiencia de mediación y directamente no asistieron a la segunda, dejando en claro que no existía ninguna voluntad de acordar; en el caso de Elstein, el propio Macarrón concurrió a la primera audiencia acompañado por la letrada local de Brito y Libeau, Soledad Nieto. Pero en la segunda reunión el viudo se levantó intempestivamente de la mesa, dejando plantados no sólo a Elstein, su abogado y los mediadores, sino a su propia abogada, que quedó perpleja rumiando su incomodidad mientras su cliente abandonaba con actitud soberbia una reunión que recién empezaba.

La prueba errada
En los fundamentos de su demanda contra Vaca Narvaja, Macarrón aduce haber sido perjudicado por el tenor de las notas publicadas por la revista El Sur en relación al caso Dalmasso.. En aquella instancia aportó como únicos elementos probatorios fotocopias de distintas ediciones de la publicación, cuestionando fundamentalmente el color de los títulos de tapa, las fotografías y algunos "giros retóricos" que no fueron de su agrado.
En la presentación de la prueba ante la jueza Freire de Barbero, Macarrón y sus abogados pretendían que fuera el propio Vaca Narvaja quien "arrimara" (sic) al juzgado los originales de las revistas que tanto les afectaron y también su libro "Las cuatro muertes de Nora Dalmasso", editado a fines del año 2008. Aclararon, eso sí, que estaban dispuestos a abonar "el valor de mercado" de la prueba aportada... ¡por el demandado!
En un acto más de sentido común que de derecho procesal, la jueza Freire de Barbero no hizo lugar y rechazó la absurda pretensión de Libeau, Brito y Macarrón. Pero aceptó, en cambio, otros elementos probatorios igualmente absurdos por no guardar relación alguna con el objeto de la demanda.
Entre las pruebas increíblemente aceptadas por la jueza -y que al cierre de esta edición los abogados de Vaca Narvaja se aprestaban a rechazar- figuran el pedido de una pericia contable a revista El Sur y al propio patrimonio de Vaca Narvaja, a quien además se pretende someter a examen psicológico para determinar si padece algún tipo de trastorno u "obsesión" hacia la familia Macarrón.

Fuente:
Revista El Sur

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