viernes, 11 de diciembre de 2009

Televisión para el desarrollo, una apuesta al cambio

El 2 de noviembre, apenas unos días atrás, Uruguay lanzó su canal educativo Ceibal, que forma parte de su proyecto: Una computadora por niño y que coloca al sistema educativo uruguayo a la vanguardia en materia de articular las nuevas tecnologías al proceso educativo.
Por: Mirta Romay*
En su presentación, Miguel Brechner, presidente de LATU (Laboratorio Tecnológico de Uruguay) comentó entusiasmado las implicancias de la televisación de las mejores prácticas en el aula y la interactividad que desean dar al canal.
De esta presentación se desprenden algunas cuestiones que me interesa destacar.
En primer lugar, el lanzamiento demuestra la preocupación del Uruguay por la inclusión de las nuevas tecnologías en el espacio escolar y el impacto que esto tiene en el docente, en el niño y en la dinámica del aula; problema que anticiparon y que ahora, con inteligencia, acompañan con un canal cuyo perfil asiste a la inclusión de esta novedad tecnológica.
De esta manera atienden a la comunidad educativa toda: docentes, padres y niños, con un canal que pondrá en pantalla las mejores prácticas y que planifican hacer interactivo: de la pantalla a la Web, de un instrumento conocido- el televisor- a uno por conocer -la computadora- con el fin de promover y dar sentido al uso de estas últimas.
Son conscientes de que la novedad produce una crisis; saben que el cambio y el crecimiento se da en crisis y no sólo no le tienen miedo sino que la provocan. Todo esto demuestra, sin duda, coraje y una intención clara y firme de crecimiento educativo en línea con un proyecto de país, un horizonte social y económico.
¿Qué logran con esto? Promover, socializar y estimular buenas prácticas; encontrar soluciones pedagógicas más interesantes, seguramente más creativas y construir así un andamiaje que facilite la inclusión de una nueva tecnología en el aula sin dejar solos a los involucrados, profundizando y acelerando el cambio. Premian y estimulan.
Esto nos lleva a una segunda pregunta, ¿Por qué hacen todo esto? La inclusión de una nueva tecnología irrumpe en los procesos conocidos de aprendizaje y manejo del aula, provoca una verdadera crisis cultural y social, tan importante que podría hacer fracasar semejante emprendimiento. Pero como el niño que juega con las olas, este país no escapa a ella; se adelanta y arremete, y aún hace mucho más que eso: las espera.
Entienden que para enfrentar las crisis hay grupos o personas que cuentan con más habilidades para el manejo de la incertidumbre y que son capaces de tener respuestas muy creativas. Aunque antes, y para que esto se dé, primero valoran la respuesta de docentes, padres y alumnos y les ofrecen la libertad necesaria para crear. Los modelos que surgen los ponen en pantalla: controlan así la crisis, la aprovechan y crecen con ella. Provocan un modelo virtual de socialización.
Otro ejemplo en esta misma línea es la experiencia de Dante Quinterno en Brasil, en la Favela Rocinha. El canal ha dignificado a los pobladores de la favela en la que habitan más de 200.000 personas. Han logrado romper el mito excluyente que envolvía y simplificaba la mirada sobre estas personas que, en extrema pobreza y conviviendo con el narcotráfico y la violencia, estudian, trabajan y quieren salir adelante.
Para este modo de tratamiento y uso de la TV acuñé el concepto de Televisión para el Desarrollo con el que defino el tipo de trabajo que realizo y que otros también llevan a cabo.
Entre muchos valores me gusta destacar el horizonte común de sentido que ofrece. Compartimos junto a otros grupo,s que trabajan en esta dirección, una concepción social del sujeto y el valor de la relación entre las personas, para el mejoramiento de la calidad de vida del conjunto.
Nuestro trabajo demuestra que, finalmente, la educación es un fenómeno de la comunicación y, como tal, la interactividad o sea la relación es prioritaria, así como también su intencionalidad. Ambos aspectos: lo relacional y la intencionalidad aseguran y garantizan su definición de TV educativa.
En nuestro país no usamos, como deberíamos, la TV en este sentido; más bien hay una confusión entre lo cultural y lo educativo. Lo cultural nos hace bien al alma, nos enriquece, es casi una forma más del entretenimiento. Lo educativo nos hace crecer, nos ayuda a ingresar con nuevas herramientas a un mundo cada vez más complejo.
Cuando menciono herramientas no me refiero a una laptop, porque podría ser innecesaria cuando todavía tenemos que resolver cosas más prioritarias.
Es probable que nuestros docentes no estén capacitados para soportar una crisis así y transformarla en oportunidad, porque no les conceden esa posibilidad. Tampoco creo que seríamos capaces de ofrecerles un andamiaje semejante. Nos gusta más invertir en costosas producciones que nos den brillo intelectual.
Dudo que nos interese profundamente un cambio y sostengamos con firmeza y creatividad sus consecuencias.
Proyecto Formar enseñó a manejar la PC por tres años desde las pantallas de canal 9 y de canal 13 de Buenos Aires (desde 1999 a 2001). Ha sido, además, una señal que promovió educación y formación en varios países. Fue creador en la ciudad de Guayaquil (Ecuador) de una apuesta al cambio en la que se usó la TV para el desarrollo local.
Nuestros programas siempre apuntaron a generar una transformación y desarrollo de la ciudadanía. Desde 2003 realicé para los ecuatorianos 6 proyectos en 155 medias horas de TV educativa con el propósito de mejorar los problemas de la infancia: la mortalidad infantil, la desnutrición y temas relevantes al vínculo madre e hijo y los negocios minoristas de la ciudad.
Este año trabajé en la provincia de Tucumán con un proyecto semejante y con el mismo agradecimiento de la gente y éxito obtenidos en otros lugares. El curso “El valor de los primeros 5 años de vida”, organizado a través de 25 programas de televisión, es un proyecto financiado por el Consejo Federal de Inversiones y que podría extenderse a todo el país atendiendo a dos de nuestros flagelos más importantes como son la mortalidad infantil y la desnutrición.
Desde la pantalla se promueven las buenas prácticas en la crianza y se difunden herramientas de prevención de las enfermedades prevalentes en los niños.
Estos contenidos ponen en debate lo que los niños necesitan de su entorno para crecer. Un tema tan relevante y que en sólo tres semanas de emisión agotó los 5.000 libros que la provincia había dispuesto para acompañar los programas televisivos, hablan de la necesidad del público y del interés que estos proyectos despiertan.
Hay mucho por hacer en nuestro país en este sentido, donde existen los medios, existe la experiencia para sumar a un cambio positivo. No hay que tener miedo a la educación, la de verdad, la que produce cambios y nos hace mejores personas.

*Presidenta de Proyecto Formar


Fuente: Diario Los Andes

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