domingo, 13 de septiembre de 2009

El 'Clarín' y los Kirchner, del amor al odio en Argentina

Unos 200 inspectores irrumpieron el jueves, con gran despliegue, en la sede del diario, que reveló un subsidio irregular a una empresa.
Por: José Vales*
Tras una excelente relación, la familia presidencial culpa al grupo de medios de varios de sus males, por eso la ofensiva, mediante el acoso de un ejército de agentes de impuestos contra sus empresas.
Esta ofensiva contra los medios de comunicación podría tener el sello de Hugo Chávez, si no fuera porque los Kirchner hicieron del acoso al periodismo crítico una marca registrada desde sus días al frente de la gobernación de la patagónica provincia de Santa Cruz.
La ofensiva no sólo muestra la estirpe autoritaria de un Gobierno sino también la falta de tacto y la fisonomía con la que la pareja del poder maneja los asuntos de Estado, repasando sus últimos seis años de relación con la prensa y, particularmente con el principal multimedios del país.
Antes del burdo acoso de los últimos días contra Clarín, existe una historia en la relación entre el Gobierno y Clarín. Un derrotero donde se pasó de una "excelente relación", según el propio ex presidente Néstor Kirchner a tildarlo de ser el responsable de la derrota electoral del último 28 de mayo.
En los primeros cinco años fueron otros los medios castigados. Aquellos abiertamente críticos como el periódico dominical Perfil y otras publicaciones de la editorial homónima, a las que se le cercenó la pauta publicitaria proveniente del Estado, por no estar alineados con lo que el gobierno pretendía de la prensa.
En materia comunicacional, la cerrazón de los Kirchner pasaba por creer que en el país todo se manejaba como en Santa Cruz, "donde provocaron el cierre de radios y revistas, la venta de periódicos, por cortarles la pauta publicitaria, donde se persiguió a periodistas o se crearon multimedios propios", sintetiza el periodista Daniel Gatti, autor de la primera biografía del "ex presidente en funciones", "El amo del feudo".
Mientras se perseguía a Clarín y se ayudaba a la conformación de multimedios amigos, como el que encabeza la empresa Electroingeniería -cuyos capitales fueron aportados por empresarios cercanos al ex presidente-, Kirchner le renovó al grupo Clarín la licencia por 10 años más para el control del Canal 13 de televisión y desde el poder Ejecutivo se había autorizado la fusión de Cablevisión y Multicanal, las dos empresa mayoritarias de televisión por cable del país.
"La ruptura" de esa relación excelente había comenzado durante la huelga que los productores agropecuarios que en el 2008 se extendió por 72 días. La cobertura del matutino, el de principal circulación del país, provocó la ira de la presidenta Cristina Kirchner y su esposo. Al punto tal que utilizaron, en diversas oportunidades, la tribuna para cuestionar no sólo al grupo sino a periodistas y al dibujante del periódico Hermenegildo Sabat, como en años anteriores hacían lo mismo con periodistas de otros medios.

Orden del ex presidente fiel a su estilo revanchista
Fue después de la derrota en el Senado, en julio del 2008, que impidió el aumento de las retenciones fiscales a la exportación de granos, cuando el kirchnerismo decidió avanzar con un proyecto de ley de Radiodifusión para reemplazar a la sancionada por la dictadura militar (1976-1983), que rige actualmente. La orden del ex presidente fue directa y fiel a su estilo revanchista de hacer política: "vamos a acabar con Clarín", rememora un ex alto funcionario del gobierno en diálogo con El Tiempo.
Ese proyecto comenzó a aflorar recién después de la derrota electoral y en las últimas semanas, cuando el mismo llegó al Congreso para comenzar a ser debatido, arrancó la ofensiva contra el grupo. Primero desde el Poder Ejecutivo se le arrebató a Clarín la transmisión de los partidos de Fútbol, tras la ruptura del contrato por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la firma de uno nuevo con el Estado. Un negocio que le demandará al erario publico cerca de 600 millones de pesos (150 millones de dólares).
Después fue la anulación de la fusión de los canales de cable, y el avance en la Justicia de una causa por demás sensible que se encontraba virtualmente estancada. La presunta apropiación o adopción ilegal de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, directora de Clarín y accionista mayoritaria del Grupo quienes podrían ser hijos de desaparecidos durante la dictadura.
El pasado 28 de agosto, cuando el periódico cumplió 64 años de vida, Herrera de Noble se refirió al tenso momento que vive el grupo empresario con el gobierno. "Sufrimos nuevos embates por defender nuestra integridad periodística. Ataques disfrazados con argumentos falsos y contradictorios. Campañas de una virulencia inusitada, originadas en zonas oscuras del poder", había dicho.
Hasta la invasión de agentes de impuestos, el mismo día que el matutino había disparado una investigación sobre irregularidades en una dependencia del Estado, había sectores que acompañaban la necesidad de una ley de Radiodifusión, una de las deudas más grandes de la democracia argentina.
"El problema es que los Kirchner no impulsan esta ley por convencimiento. Si creyesen en ella, lo hubiese hecho cuando tenían todo el poder y acordaban con el grupo. Lo hacen ahora por revanchismo y porque buscan asegurarse la retirada", asegura el diputado, Miguel Bonasso, ex kirchnerista.
Con tan sólo el 14 por ciento de aceptación en las encuestas, en el ocaso de su poder, los Kirchner están decididos a seguir abriendo frentes de conflicto. Poco parece importarle si sus formas son más o menos chapistas en su ofensiva contra la prensa, ni si su conducta suele ser tan patética como lo fue el envío de los agentes a las redacciones del Grupo Clarín.
A ellos los avala una historia de persecución a los periodistas y las empresas del sector que vienen de muy lejos, desde 1991 cuando llegaron a la gobernación de Santa Cruz, y de su concepción misma de lo que es y debe ser una democracia.

*Corresponsal de El Tiempo en Buenos Aires

Fuente: Diario El Tiempo, Colombia


El Mundo también se ocupa del caso:
Cree que es un operativo para demonizarla
Kirchner acusa a 'Clarín' de organizar el operativo contra su propio grupo
Por: Ramy Wurgaft | Buenos Aires
El Gobierno de Cristina Fernández Kirchner tiene su propia versión de lo que sucedió el jueves pasado, cuando la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) lanzó un gigantesco operativo contra el grupo 'Clarín'. El jefe del gabinete presidencial, Aníbal Fernández, asegura que aquella intempestiva "inspección de rutina", en la que participaron 200 funcionarios del organismo recaudador, fue organizada, dirigida y pagada por la propia empresa periodística, para dejar mal parado al gobierno y engañar a la opinión pública.
En una entrevista con Radio Continental, el alto funcionario acusó a los directivos de la empresa, de haber sobornado a los inspectores regionales, Andrés Vázquez y a Sergio Mancini, para que montaran "un espectáculo de horror" como los que se presenciaban en tiempos de la dictadura militar.
"Sabemos perfectamente que ellos (los jefes de la empresa) financiaron ese espectáculo. En nuestro poder obran suficientes pruebas como para demostrar quienes están detrás del complot", dijo Fernández. El hombre de confianza de Cristina Fernández y de su marido, Néstor Kirchner, reiteró que el titular de AFIP; Ricardo Etchegaray, no tuvo parte en el allanamiento de la sede de 'Clarín' y que a punto estuvo de sufrir un desmayo cuando se enteró de lo que sus ayudantes habían tramado.
Los dirigentes de la oposición describieron las acusaciones de Fernández contra 'Clarín' como un "ataque de pánico" ante la realidad que el propio matrimonio presidencial (la presidenta y Kirchner) han forjado.

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