sábado, 12 de septiembre de 2009

Edita Perfil: La guerra Gobierno-Clarín: La requisa de la AFIP se planeó en julio y la ejecutó un hombre vinculado a la SIDE

Mediante órdenes de la Quinta Presidencial de Olivos y la Secretaría de Inteligencia la AFIP, adelantó un operativo que está siendo planificado con antelación y cuya fecha de realización iba a ser hacia fines de este año. En medio de la guerra del Gobierno contra el multimedios, y mientras se debate la Ley de Medios Audiovisuales, el hecho causó un amplio repudio. En distinta sintonía, la Presidenta ayer se pronunció, en forma enfática, a favor de la libre expresión.
Por: Juan Cruz Sanz
Jueves 10. Más de doscientos sabuesos, ex empleados de las AFJP, estuvieron en la sede del diario. Iván Budassi, mano derecha de Echegaray, expuesto con la maniobra.
En silencio y sin despertar sospechas, se fue tejiendo. Corrían los últimos días de julio y el enfrentamiento entre el Gobierno nacional y el Grupo Clarín empezaba a subir en su escalada de tensión. La maquinaria estaba lista para arrancar, sólo hacía falta la orden final. Pero el diablo metió la cola, se precipitaron los tiempos y apareció en escena el brazo armado de Néstor Kirchner: la SIDE. Así, casi en las sombras y con un triple comando (Quinta de Olivos-SIDE-AFIP), se gestó el desmesurado operativo que el jueves explotó en la redacción del diario Clarín con más de 150 ex empleados de las AFJP, convertidos en los nuevos sabuesos de “la casa”, como se conoce en la jerga a la sede de la DGI, el nuevo capítulo de una guerra sin cuartel
Oficialmente, voceros del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, aseguraron a Perfil que la inspección estaba programada para los últimos meses de 2009 y que la autoridad que ejecutó esa medida “se cortó sola”. Ayer, Echegaray ordenó separar de sus cargos a Andrés Vázquez, director de la Región Sur, y Sergio Mancini, director metropolitano de la AFIP. Iván Budassi, director de Seguridad Social de la AFIP y diputado provincial electo de Bahía Blanca por el kirchnerismo, responsable de una de las áreas que participaron de la inspección, no tuvo novedades. La respuesta está en su relación con Echegaray: es una de las piezas claves del funcionario K.

Sabueso y servilleta. Vázquez no es ningún desconocido dentro de la AFIP. Funcionario de carrera, supo acomodarse a las conducciones de turno. Aunque su gran secreto y herramienta principal se convirtió, dentro de los pasillos de la DGI, en una verdad irrefutable: sus conexiones con la SIDE. Tres fuentes independientes entre sí coinciden en este punto central. Dos de ellas aseguraron que la decisión de “ir por Clarín” no fue de Echegaray ni de Kirchner: “Si está Vázquez, fue la Secretaría”, confirmaron. Consultada por esa afirmación, la tercera fuente no lo negó: “Puede haber sido la SIDE, pero esa orden, sea de quien sea, tiene el permiso de Kirchner”. Esta frase coincide con la información que asegura que Kirchner “pasó por encima de Echegaray” y dirigió a los hombres de Vázquez. Desde la AFIP negaron rotundamente cualquier operación y especulan con que se trató de un funcionario “más papista que el papa”. Las versiones oficiales, por ahora, carecen de sustento.
Durante muchos años, Vázquez ocupó históricamente la segunda línea de mando de la Dirección de Inteligencia Fiscal. En épocas de Alberto Abad en la conducción de la AFIP, los lazos entre sabuesos y espías se hicieron más fuertes. Entusiasmado por los intereses de inteligencia, Abad firmó convenios de capacitación con la Escuela de Inteligencia, que fueron cobijados por el área de inteligencia fiscal: la casa de Vázquez.

Pero el amor duró poco. En pleno auge del Caso Skanska, Vázquez coordinó un apriete al juez en lo Penal Económico Javier López Biscayart, a cargo de la causa que investiga el presunto pago de sobornos a funcionarios públicos. En esa oportunidad, agentes de la SIDE visitaron a López Biscayart en su despacho y le “recomendaron” seguir un camino que le “interesaba al presidente de la nación”. El magistrado no los dejó salir y les tomó declaración.
Abad, cansado de las tropelías de los “dobles agentes”, lo corrió de los primeros mandos. Pero el cansancio de Abad encontró eco en Horacio Castagnola, en ese entonces titular de la DGI. Juntos eliminaron la estructura de inteligencia fiscal. Parecía llegar el toque de queda para el hombre de la casa de 25 de Mayo.
Aunque las conexiones de Vázquez con el sector duro del pingüinismo no quedaron resumidas a las órdenes de Francisco “Paco” Larcher, el número dos de la SIDE pero jefe absoluto de los servicios de inteligencia. Vázquez, luego del congelamiento de Abad y la impasse obligada, Vázquez desembarcó, por orden de Echegaray, en la Región Sur. Su nombramiento tenía una misión determinada: “planchar” el caso de evasión fiscal de la constructora santacruceña Gotti SA, protagonista del caso de evasión fiscal más grande de los últimos 15 años. Más de 500 millones de pesos en evasión mediante el uso de facturas truchas. Por la investigación de ese caso y por tocar puntos sensibles para el kirchnerismo, echaron a Castagnola, enfrentado con Echegaray y de mala relación con Vázquez. Junto a su nombramiento, Gotti, propiedad del socio presidencial Lázaro Báez, cambió su domicilio fiscal de la Patagonia a una cerrada oficina en el Centro de Avellaneda, a pocas cuadras de la cancha de Racing. Así, Gotti pasó de depender de la difícil oficina de Comodoro Rivadavia a los designios de Vázquez. Todo estaba en orden. Al menos hasta ayer. Según fuentes de la AFIP consultadas por este diario, Vázquez pasará por un congelamiento público, pero no dejará de controlar su área: “Acá no se va nadie y menos por pelearse con Clarín”.

Tres hipótesis sobre la avanzada
La oficial. Ricardo Echegaray no estaba al tanto de la operación. Se enteró por los medios, en una reunión.
Según voceros de la AFIP, se trató de la decisión de un funcionario que se cortó sólo y que pretendió quedar bien con la Quinta de Olivos tomando una decisión “más papista que el papa”. La versión no tiene sustentos que le aporten credibilidad.

Siempre Néstor. La segunda teoría apunta al ex presidente, Néstor Kirchner, el principal impulsor de la guerra contra el Grupo Clarín. De acuerdo a esta hipótesis, Néstor fue el hombre que ordenó direccionar la inspección a la sede del diario Clarín.
En esta teoría aparecen dos funcionarios. Néstor le habría ordenado la ejecución del operativo a Iván Budassi, director de Seguridad Social de la AFIP y diputado electo provincial por el kirchnerismo y mano derecha de Echegaray, quién habría estado al tanto desde el primer momento.

La secretaría. Es la pista más fuerte y guarda en su interior parte de las primeras. La oficial y la que apunta a Néstor Kirchner. El hombre señalado es Andrés Vázquez, director de la Región Sur de la AFIP. Vázquez es reconocido dentro de la DGI como un “doble agente” que responde a la Secretaría de Inteligencia. Fue por mucho tiempo el segundo en la línea de mando de la Dirección de Inteligencia Fiscal, departamento eliminado por el ex titular de la AFIP, Alberto Abad. Desde ese lugar y por orden de Néstor Kirchner, Vázquez recibió la orden de ejecutar la inspección contra el Grupo Clarín.

Quien construirá las redes del futuro
Se recalentó la pelea entre los cables y las telefónicas por la Ley de Medios
Las empresas de televisión paga aseguran que si las de telecomunicaciones entran al negocio, se destruirá a 700 pymes que brindan el servicio en el interior del país y que no tienen el tamaño para competir con los gigantes. Desde las telefónicas se afirma que lo que está en juego son las inversiones para crear una red diez veces más veloz, que no pueden hacer las pequeñas empresas. Especialistas ratifican que su ingreso es inexorable. Pero que el Estado debe determinar cómo se hace para reducir los daños y crear competencia entre las redes de cable y de telecomunicaciones.
Por: Rodolfo Barros
El ingreso de las telefónicas al mercado de radiodifusión se convirtió en el principal caballo de la batalla de parte de la oposición para rechazar el proyecto oficial de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Su entrada en el negocio amenaza la sobrevivencia de 700 pymes de televisión por cable. Pero algunos especialistas aseguran que además de inexorable, el desembarco de las empresas de telecomunicaciones provocará el ambiente competitivo necesario para que se desarrollen redes de nueva generación que multiplican por diez o más la velocidad de acceso a Internet y otros contenidos.
El socialismo y la Coalición Cívica insistieron ayer en rechazar el proyecto oficial y proponer que se limite el ingreso de las telefónicas. El diputado y economista de la CTA, Claudio Lozano, organiza para el martes una marcha “en contra de las telefónicas y a favor de la nueva ley”.
Sus argumentos los expresa la industria del cable. Walter Burzaco, presidente de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC) y gerente de Cablevisión (Grupo Clarín), aseguró que como las telefónicas cuentan con una red desarrollada por la ex ENTEL, que llega a 8 millones de usuarios y a un nivel de facturación varias veces más grande que los de las principales empresas de cable, “es claro que se desmantelará a las pymes del sector”.
Especialistas, como el ex titular de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, Diego Petrecolla, estimaron en mayo que son unos 700 los operadores amenazados, de concretarse el ingreso de las telefónicas al negocio.
"Nunca en 45 años estuvimos tan en riesgo como hoy", afirmó José Toledo, titular de la Asocación Bonaerense de Televisión. “Las telefónicas no pueden entrar porque se autoexcluyeron. Cuando compraron ENTEL, el pliego decía que no pueden dar radiodifusión”, recordó.
Burzaco hizo otras críticas: “El proyecto dice que ninguna empresa de TV paga podrá tener más de 35% del mercado. Las telefónicas pueden escaparse de este límite al dar el servicio por Internet”.
Es por dudas como ésta que el especialista en medios Martín Becerra asegura que “prohibir el ingreso de las telefónicas es no entender el mundo de la convergencia”. Para el especialista, lo que le queda a los Estados es determinar con qué reglas se produce esa convergencia entre medios y telecomunicaciones.
Becerra está de acuerdo con las limitaciones que el proyecto oficial impone en su artículo 25 a las telefónicas: les pide que abran sus redes a la competencia. Pero está a favor de agregar otras, como que las telefónicas ingresen al mundo de la TV cuando muestren que perdieron mercado en manos de competidores.
Hernán Colombo, de la dirección Marco Regulatorio de Telecom, expuso ayer en la audiencia pública del Congreso la postura de las telefónicas. Aseguró que el proyecto debe alentar modelos de negocios sustentables que incentiven la inversión en las redes de nueva generación.
Esas redes se están desarrollando en Europa, los EE.UU. y Asia, y otorgan velocidades de conexión al menos diez veces superiores a la que tiene la mayoría de los usuarios de la Argentina. Pero la inversión de las empresas es alta: entre US$ 850 y US$ 1.700 por usuario.
“Las pymes del cable no pueden hacer esas inversiones”, aseguran desde las telefónicas.
Los cableros dicen lo contrario. Burzaco recordó que en más de 500 localidades desembolsaron $ 400 millones en los últimos años. Expertos regulatorios dicen que si las telefónicas no compiten, los cableros no harán las inversiones y viceversa.

Defensa de la Competencia desembarcó en Cablevisión

El jueves, mientras un ejército de inspectores de la AFIP intentaba entrar en la redacción de Clarín, cuatro economistas y abogados de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) desembarcaron en Cablevisión en busca de información sobre el cumplimiento de las metas que la empresa acordó para que ese organismo aprobara la fusión con Multicanal en 2007.
Eugenia Ferreira, Jorge Pereda, César Pombo y José Fererira fueron bien recibidos en la empresa de cable con más abonados en América latina. No fue el mismo trato que recibieron sus colegas de la AFIP por parte del Grupo Clarín. Al fin y al cabo, la CNDC aprobó la fusión con el voto unánime de sus vocales. José Sbattella, en ese entonces presidente de la CNDC, planteó algunos reparos en su dictamen, pero su voto también fue favorable.
Parte de los dictámenes de la CNDC serán utilizados por Clarín para rechazar judicialmente la negativa a la fusión que dio a conocer el ComFeR, que conduce Gabriel Mariotto, la semana pasada.
La CNDC auditará ahora si señales como C5N tuvieron problemas para ser incorporadas en la grilla, si la empresa no aumentó el precio del abono en las localidades donde no tiene competencia y si despliega el anillo de fibra óptica que se comprometió a desarrollar y que unirá a las principales ciudades del país, entre otros temas.

Las reglas que se ponen en el mundo para entrar
En el mundo hay varios modelos para hacer que el ingreso de las telefónicas al mercado de medios no tenga un impacto perjudicial para los usuarios y las pequeñas empresas de cable.
En México, por ejemplo, se implementó el Acuerdo de Convergencia, que le impone al monopolio privado Telmex tres requisitos para poder ofrecer TV: que los nuevos operadores de telefonía, como las empresas de cable, no tengan problemas de interconectar a sus abonados con la empresa dominante; que haya portabilidad numérica, es decir, que el usuario pueda mudar su número de teléfono cuando cambie de operador; y que pague una licencia de video, que debe ser fijada por el Estado.
El organismo regulador mexicano no autorizó todavía a Telmex a dar TV, pero las empresas de cable le están ganando clientes.
En Gran Bretaña, los reguladores optaron por otro modelo. Allí el monopolio de las telecomunicaciones lo tenía Britsh Telecom.
Para poder dar el servicio de televisión, la empresa tuvo que demostrar que efectivamente se permitía la competencia en el sector telecomunicaciones y luego se le dio un plazo de cinco años para poder ofrecer el tercer servicio.
La forma de mostrar la competencia efectiva es contundente: el 15% de las líneas en Inglaterra debió estar en manos de empresas competidoras.
En cambio, en Chile no hay restricciones, pero es importante aclarar que ese mercado fue pionero en la desregulación del mercado de telecomunicaciones.
Además cuenta con la experiencia de VTR, una compañía de cable que fue la primera empresa de Sudamérica en dar el servicio triple play, a comienzos de la década pasada.

Fabio Colasanti, de la Unión Europea: “No deberían excluir a las empresas extranjeras para distribuir señales”
Por: Sabrina Díaz Rato
Encargado de fomentar las relaciones de cooperación entre la Unión Europea y América latina en temas vinculados a la Sociedad de la Información, Fabio Colasanti visitó por primera vez la Argentina la semana pasada, en medio del debate por la nueva Ley de Radiodifusión y la reciente elección del Gobierno de la norma japonesa para la TV digital en desmedro de la europea.
Durante su visita, se reunió con funcionarios del ComFeR y de las telefónicas.

¿Cómo analiza el proyecto oficial de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?
Es un paso importante. Aunque para nosotros las restricciones sobre la base de la nacionalidad de las empresas no se entiende. Pero la aceptamos porque las tenemos también para radiodifusión. Tuvimos intercambios respecto de cómo define la Argentina la radiodifusión, para nosotros es demasiado amplia y no nos parece correcta. Creemos que en radiodifusión se pueden aceptar restricciones sobre la base de la nacionalidad. En cambio, en materia de distribución, que son las redes por donde van a distribuirse las señales, es una cuestión de telecomunicaciones y no vemos por qué van a discriminar entre empresas nacionales e internacionales.

Pero en Argentina los pliegos de licitación de ENTEL impiden que las telefónicas ofrezcan servicios de radiodifusión.
En un mundo de convergencia, la diferencia entre radiodifusión y distribución ya es muy difícil de identificar. Hay tecnologías que hoy permiten ofrecer todos los servicios al mismo tiempo por una misma red. La tecnología ya no diferencia los bits.

Se sostiene que el proyecto mejorará la competencia en el sector y evitará posiciones dominantes como las de Clarín. ¿Está de acuerdo con esa visión?
No sé cómo está la cuestión con el Grupo Clarín. Para nosotros lo importante es la competencia efectiva de todos los sectores. La competencia entre empresas en un mercado también es pluralismo. Todo lo que vaya en una dirección de mayor competencia es bueno.

¿Cómo ven en la Comisión Europea que Argentina haya elegido la norma japonesa de televisión digital y no la que ustedes promueven?
La norma europea es la que utilizamos y la que han adoptado más de cien países. Es claro que si la Argentina hubiese elegido la misma norma quizás hubiera ahorrado en el costo de los conversores. El gobierno argentino ha decidido que en el conjunto las ventajas que espera de la colaboración con Brasil son más importantes que las ventajas que la norma europea. Para nosotros no cambia nada, no tenemos nada que decir.

En materia de Sociedad de la Información, ¿cómo está la Argentina?
Tuvo un desarrollo importante en los últimos años. Sin embargo, hay mucho por hacer. Sé que el gobierno argentino quiere hacer más en este sector. Para crecer en productividad, tener transportes más seguros o una mejor atención médica, las tecnologías deben proporcionar servicios más baratos y de calidad. Para eso hay muchísimos desafíos. Es importante la capacitación de la gente, de sus trabajadores. Nosotros tenemos cada vez más jóvenes volcados a las tecnologías de la información. Si los jóvenes no eligen esas carreras, eso puede resultar un límite para el desarrollo de nuestras sociedades.

¿Dónde que hay que concentrar los esfuerzos?
Hay que desarrollar servicios que puedan dar acceso a la banda ancha. En Europa ya estamos en una situación donde casi la mitad de los hogares tiene acceso Internet con un alcance del 97 por ciento.

Un país al revés
Paradojas extraordinarias. U ordinarias, más ciertamente, ya que corresponden a la Argentina. El año 2010, que tal vez sea mejor en términos económicos que 2009, cantará victoria gracias al aporte del campo.
Por: Roberto García
Paradojas extraordinarias. U ordinarias, más ciertamente, ya que corresponden a la Argentina. El año 2010, que tal vez sea mejor en términos económicos que 2009, cantará victoria gracias al aporte del campo. Una contribución –seguramente no deseada– del sector agropecuario al Gobierno que lo hostiga, lo reprende y cercena (hasta imaginó lanzar aviones no tripulados para controlar a los campesinos).
Gracioso este favor al enemigo, al menos en la jerga oficial. Además, el salvavidas para restituir los números del Presupuesto viene por una cosecha récord de soja, ese “yuyo” –de acuerdo al diccionario de la Casa Rosada– para el cual los Kirchner aplicaron medidas para reducir en extensión y crecimiento, lanzaron inclusive atemorizantes campañas públicas planteando el peligro de la “sojización”, como si este fenómeno para el hombre común fuera una epidemia superior a la gripe A. Realidades de una vida al revés, en la que por pelearse hasta se olvidan de sus propios intereses.

La plata es lo primero
No sucede esto con quienes disputan en la política y dicen vivir con la preocupación de la pobreza; no les quita mucho tiempo esa inquietud, pues hoy operan con otra prioridad: una futura reforma política que elimine candidatos y confirme a dirigentes políticos como dueños electorales del país (en ese objetivo no habrá diferencias entre los Kirchner y otros popes del interior). Mientras, el duhaldismo hace medir a Roberto Lavagna en Capital y Provincia, y el oficialismo, al ahora poco feliz Martín Redrado en el ámbito porteño, atento el Gobierno –luego de mil derrotas– a que un exponente progresista (Telerman, Filmus, Heller) quizá rinda menos en ese electorado que un presunto liberal como el titular del Banco Central.
Delicias de la trastienda, como la renovada porfía Clarín-Kirchner, en la que los dos bandos –sin enrojecerse un instante– persiguen el favorable voto de Carlos Menem para sus propósitos, ya que en el Senado la nueva Ley de Medios tropezaría con más dificultades para ser aprobada o negada que en la Cámara de Diputados. Lastimoso el reclamo de ese favor al riojano por parte de quienes, durante casi una década, inflaron su propia camiseta –política y empresaria– a costa de la piel del ex mandatario, objetándolo, burlándose, convirtiéndolo en sinónimo de vergüenza, a pesar de que gracias a él unos ampliaron las fronteras de su negocio (Canal l3, el cable y otras permisividades) y sus ahora rivales se beneficiaron con la privatización de YPF, al extremo de que un día lo proclamaron héroe en Santa Cruz. Todo sea este sacrificio humillante, claro, por la preservación de la libertad de prensa que, a su modo, pregonan los dos bandos. La vida al revés, sin importar escarnio: la plata es lo primero.
En este juego de poderes, puede entenderse el pavor de la sociedad política por los desafueros de Kirchner, el miedo que inspira el interior imprevisible de ese hombre, sea porque en la guerra incorpora el desprecio y la ofensa públicos a un cronista de Clarín que le hizo una pregunta obvia o el envío de un contingente de inspectores impositivos a la matriz del medio (también al de otros opositores, como Francisco de Narváez en La Rural, donde la Mesa de Enlace parece que juntaba dinero para resguardar futuras acciones políticas). Repudiable esa ofensiva total contra el enemigo (¿cuándo viene la operación sobre el rol dominante del Grupo Clarín en Papel Prensa?), aunque estas experiencias ocurrieron antes y, por supuesto, pocos se enteraron y, mucho menos, se escandalizaron (Clarín incluido).
¿O acaso en tiempos del poderoso Domingo Cavallo no ingresaron batallones de la DGI en Crónica o Ámbito Financiero, repentinamente, más inquietos por lo que expresaban estos medios opositores que por presuntas anomalías tributarias? ¿O se desconoce que esos métodos repugnantes se impusieron hasta en los studs de San Isidro con la obvia búsqueda de intereses turfísticos de un economista que impugnaba el rumbo del ministro, al que calificaba de gastomaníaco?
Nadie dijo nada, menos Clarín. Más cercano, también, ha sido el silencio colectivo ante la afrenta que Kirchner le propinó a un movilero de América TV, previo a las elecciones, a quien casi agrede físicamente gritándole: “Yo sé quién te manda a vos, sé a quién respondés, lo que buscás. No voy a hablar con vos, no te voy a contestar”, mientras algún “culata” oficial lo pisaba al desprevenido muchacho. Tal vez algo cambia para bien –hoy, por la razón que sea, se desaprueban esos métodos–, pero la vida sigue al revés.

Lecturas obligadas
Como ocurre con el escándalo desatado por un juez al que, en un obituario –dedicado a la muerte del cuestionable militar Mohamed Alí Seineldín–, se le ocurrió mencionar en su oración a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange española. Hubo rasgamiento de vestidos, togas y enaguas, el progresismo al desnudo amagó iniciar piquetes para derribar al atrevido magistrado, incluirlo en la nómina de los execrables para el Consejo de la Magistratura por haber utilizado una frase del abogado español que asesinaron los republicanos, como si alguno de los dicentes hubiera leído sus obras completas. O alguna de ellas. Cuando de él sólo repiten el marbete “fascista” y, con alguna generosidad, quizás alguno haya repasado un Lerú de sobaco en torno a sus escritos.
Igual que los ultramontanos solían hacer con Carlos Marx, atribuyéndole cargos de todo tipo sin haber visto una página de los Grundrisse (tarea ciertamente comprensible, ya que esos textos económicos resultan demasiado herméticos). Hasta un octogenario miembro de la Corte Suprema, Carlos Fayt, cuestionó el mensaje necrológico invocando a Primo de Rivera y, por supuesto, también al juez al que se le ocurrió la mención (Eduardo Vocos Conesa), incitando quizás a su destitución. Se horrorizan en mayoría los acólitos del kirchnerismo contra el magistrado, justo el que hace tres meses dictaminó contra Telecom Italia, abriéndole el camino para que el “capitalismo de amigos” (del poder, claro) y del matrimonio pueda ingresar a esa empresa. Más de la vida al revés, por no citar la ignorancia.
Notable este cuestionamiento a Primo de Rivera mientras, en Olivos, gracias a la búsqueda de apoyaturas técnicas para explicar las conductas del Gobierno, se han embriagado con los mandamientos expresos de Carl Schmitt, un nazi o afiliado al nacionalsocialismo hitleriano –se supone que menos tolerante que otros fascistas peninsulares-, duro polemista y también abogado, quien escribía en la poderosa Berlín del siglo pasado sobre la naturaleza inevitable del amigo-enemigo en el ejercicio de la política.
Ningún descubrimiento histórico de Schmitt (esos ensayos ya habían aparecido entre los griegos), aunque esos materiales hoy sean suficiente respaldo para la contagiada y cotidiana práctica de enfrentamiento que desarrolla la pareja presidencial, el justificativo de su hostilidad como consecuencia del pensamiento y no como inherente a su forma de ser. Se menciona que hasta el propio Néstor Kirchner, de escasa propensión a este tipo de lecturas, con emoción ojea u hojea algún libro de ese jurista alemán (en verdad, resumen de textos encontrados en Internet o papers minúsculos sobre sus ideas que elaboró algún amante literario de la corte), que podría hacer entender el fundamento de su estrategia y táctica al frente del poder bajo el concepto ineludible de enemigo-amigo. Como si Schmitt, para los Kirchner, fuera el Kautsky de Raúl Alfonsín.

El salvajismo de Néstor
Curiosas estas andanzas por los libros. Primo de Rivera es veneno, reprochable, condenable, seguramente no por lo que escribió sino porque lo enterraron al lado de Francisco Franco (¿habrá sido ése su deseo?) para elevar la estatura del Generalísimo y, seguramente, debido a que en alguna ocasión se dejó tentar por la moda intelectual del Benito Mussolini que seducía en los treinta a Europa (en rigor, a Occidente todo) y cuyo club de fans –para entender la propagación de ese éxito en aquellos tiempos–, desde Londres, lo presidía la esposa de Winston Churchill (moda a la cual, como se sabe, luego adhirió tarde como siempre Juan Domingo Perón).
Hundir a Primo de Rivera es la consigna oficial; preferir en cambio al Schmitt sometido del nazismo, quien socavó la república de Weimar, casi un teólogo –del cual cierta izquierda piensa que le vendría bien una mano de pintura con manto revisionista–, el del Estado total, quien –vaya a saber por qué extraña lucubración– puede ser hoy un modelo a observar en el subdesarrollo sudamericano, casi una revelación argentina, tipo dulce de leche o el colectivo, para encuadrar intelectualmente el salvajismo vulgar que en ocasiones despliega Néstor Kirchner, es la premisa.
Tarea pudorosa que maquinan algunos de su entorno, con la importación teórica del alemán, para otorgarle a los actos de los Kirchner cierta verosimilitud razonable. Al menos, desde los libros de otros, emprendimiento de colaboracionistas a la carta o del mundo, puertas, ventanas, bolsillos u ojos abiertos para que el ex mandatario no se reduzca a un simple D’Elía primitivo. Cuando, en rigor, a Kirchner sólo lo guía una elemental frase de un veterano gobernador peronista, quien describía: si se dispone del poder y no se lo utiliza para abusar, no se entiende para qué sirve el poder.
Gente que al decir de otras máximas utilitarias, caso del Giulio Andreotti italiano, entiende que si “el poder desgasta”, mucho más desgasta no tenerlo. En eso nada está al revés, como puede comprobarse en los pisos del Savoy donde “persuaden” legisladores para un lado mientras, los del otro, acercan al Congreso archivos, filmaciones o recuerdos íntimos: la política en plenitud.

Clarín, el enemigo público
Si es por antiliberal y adverso al capitalismo, Primo de Rivera podría encajar mejor que Schmitt en los criterios kirchneristas. Inclusive el eslogan “patria, pan y justicia”. Aunque se supone que el español jamás imaginó derivaciones de su cabeza para el actual oficialismo argentino, menos para comprender un sistema judicial que dominan los Kirchner.
Tampoco su inclinación por el movimiento obrero organizado, su expectativa y crecimiento, podrían ser sueños a emparentarse con la contundencia protagónica de Hugo Moyano y su familia (tanto en su red de copamiento sindical a costa de otros gremios compañeros como en la participación de negocios ajenos a los trabajadores o la pretensión de ubicar a uno de sus hijos en la expectante herencia de Julio Grondona en la AFA, a través de un poco conocido club Alvarado de Mar del Plata; misma intención confesada, para ser justos, del ahora opositor empresario de medios Daniel Vila, desde el modesto Independiente de Mendoza).
No se enredó Primo de Rivera, es cierto, en la categoría amigo-enemigo desarrollada por Schmitt, esa relación imprescindible de la política –más bien sustantiva de ella– que incluye, para el pensador alemán, también otra distinción clave para entender (o que se haga entender) a Kirchner: diferencia también aquel pensador (cuyo nazismo no alcanzó a la discriminación y defendió a más de un judío, alguno famoso luego en la administración del último Bush) entre el enemigo privado y el público. A uno se lo odia, se lucha para que desaparezca, mientras al público se lo combate para vencerlo pero sin exterminarlo. “Enemigo es sólo un conjunto de hombres –señala Schmitt en El concepto de lo político– que eventualmente, de acuerdo a una posibilidad real, se opone combativamente a otro conjunto análogo. Sólo es enemigo el enemigo público”.
Quizás, para Kirchner, el Grupo Clarín –luego de haberlo idealizado durante tanto tiempo y hasta quererlo comprar por interpósitos mensajeros, fruto natural del conflicto que finalmente hoy se desarrolla– sea el enemigo público de la colectividad que él representa, al que debe jibarizar en aras del bien común, desde el Estado o el Gobierno (confusión de la que no desea salir) al que representa.
No le faltan argumentos, claro, si uno acepta una discusión eterna, aunque se sabe que aparte de teorías importadas, el nudo de esta publicitada confrontación no transcurre por la libertad de prensa o el acceso más democrático a las fuentes informativas, sino que encierra la continuidad de un negocio armado por el grupo mediático durante más de dos décadas, prebendario en muchos sentidos, del cual los argentinos se distrajeron aun pagando.
Del otro lado aparece el criterio amigo-enemigo como pantalla, mientras se persigue el dominio de los espacios del aire, la telefonía, la programación, avanza el secretario-chofer Rudy Ulloa sobre Telefe (¿Telefónica ignora lo que ocurre a su alrededor?) y ciertos aliados económicos tal vez se integren a Telecom. También, en la pugna, se alinean aspirantes o beneficiarios de la política, ya que frente a Kirchner se alinean Eduardo Duhalde y seguidores, también radicales, quienes gracias al conflicto han encontrado un lugar en el mundo del que antes no disponían, por no hablar de una asegurada difusión en los próximos meses.
Para un político, ése es un carísimo plan de rejuvenecimiento. Se supone que esa nueva misión emprendida se ampara en un freno al autoritarismo, a la avaricia por ciertos intereses sureños y al extremismo conceptual de amigo-enemigo que vuelca el iluminado Kirchner sin consentimiento de Schmitt, un contrario al individualismo como Primo de Rivera, controvertido y casi bélico.
Ya que buscaron excusas en esos tiempos pasados, en esos predios alemanes, en lugar de Berlín hubieran indagado en la cátedra de Friburgo, en uno de los mayores filósofos de la historia, Martín Heidegger, quien quizá podría proveer ciertas nociones de la existencia que requiere una sociedad al revés. Y al mismo Kirchner, que arrojaría Ser y tiempo por la ventana de Olivos.

Fuente:
Diario Perfil

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