domingo, 21 de diciembre de 2008

Comunidades originarias detrás de cámara

Por: Marcela Valente
Con la asistencia de expertos bolivianos, comunidades indígenas de la provincia de Chaco aprenden a manejar las herramientas que ofrecen el cine y el video a fin de difundir su cosmovisión a partir de producciones artísticas propias.
Con la asistencia de expertos bolivianos, comunidades indígenas de la provincia argentina de Chaco aprenden a manejar las herramientas que ofrecen el cine y el video a fin de difundir su cosmovisión a partir de producciones artísticas propias.
"Así como los pueblos indígenas nos apropiamos de la escritura que nos permitió dar a conocer quiénes somos, (ahora) queremos manejar esta nueva herramienta para dar a conocer nuestra realidad", declaró a IPS Juan Chico, historiador de la etnia qom (toba) de la provincia de Chaco que participó del taller para realizadores indígenas.
"Los blancos suelen mostrar imágenes negativas de nosotros, por ejemplo en la casa de gobierno de Chaco hay fotos de indígenas desnutridos tomadas sin el permiso de los protagonistas, quizás para dar lástima, y nunca se muestra en cambio que hay excelentes escritores, músicos y artistas entre nosotros", añadió Chico.
La idea comenzó este año en la Subsecretaria de Cultura de Chaco, la provincia situada en el nordeste del país. Con cerca de un millón de habitantes, este distrito alberga a unos 60.000 indígenas de las etnias qom, mocoví y wichí, con líderes e instituciones que los representan.
"Los indígenas de Chaco habían sido postergados desde siempre y muchos están viviendo situaciones límite", contó a IPS Marcelo Pérez, a cargo del recién creado Departamento de Cine y Espacio Audiovisual (Decea), que busca "formar público y realizadores" entre las comunidades y "dinamizar la producción" cinematográfica.
Pérez destacó que los propios representantes de las comunidades pidieron que se exhiba cine en los pueblos donde no hay salas cinematográficas, y que se enseñe a los aborígenes a manejar el lenguaje audiovisual. Así fue que surgió el Primer Festival de Cine de los Pueblos Indígenas en agosto, con características muy peculiares.
Sin alfombras rojas ni artistas consagrados de la industria cinematográfica mundial, unidades de cine móvil recorrieron unos 6.500 kilómetros en tres días.
"Fue un festival itinerante, con múltiples sedes, llegamos a unas 40 comunidades a través del modelo de cine móvil que ya existía en la provincia, pero llevamos sólo películas hechas por indígenas o con temática indígena, de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela", enumeró el funcionario.
La respuesta del público fue "muy buena", remarcó. Luego de cada exhibición, que se llevó a cabo en pequeñas comunidades, en muchos casos al aire libre, se realizaron debates coordinados por maestros bilingües que acercaron el departamento, y entonces surgió la crítica y la inquietud por capacitarse en el manejo de cámaras.
Pero el método de enseñanza no podía ser tradicional. "No queríamos meter el virus de la ‘transculturización’, por eso apelamos al Cefrec", relató Pérez, aludiendo al Centro de Formación y Realización Cinematográfica, de Bolivia, que desde hace dos décadas facilita la capacitación técnica en cine y video a los pueblos indígenas.
En un país como Bolivia, donde la mayoría de la población desciende de pueblos originarios, el Cefrec se propuso dotar a las comunidades de herramientas para participar activamente en la construcción de mensajes que contrarresten la avalancha de los medios masivos de comunicación.
El Cefrec brindó un taller intensivo de tres días a 25 jóvenes de las comunidades indígenas de Chaco, interesados en esa formación. El curso fue una primera aproximación al lenguaje. En febrero próximo habrá una segunda capacitación que se prolongará por 14 días, en la localidad de Villa Bermejito, y luego una tercera.
El realizador boliviano Milton Guzmán fue el encargado de dar el taller. "Las culturas ancestrales de América han tenido existencia a través de mantener una cultura oral", dijo en el curso.
"Ahora es tiempo de apropiarnos de la cultura audiovisual y que ella sea una herramienta para mostrar al mundo que en América hay culturas, hay identidad (…) conocimientos ancestrales", dijo.
Los alumnos trabajaron día y noche en 65 ejercicios de filmación, sin descuidar las técnicas de narración.
"Les preocupa mostrar lo que pasa, por ejemplo, con las adolescentes que se embarazan, quieren mostrar las marchas y luchas reivindicatorias de sus derechos, o simplemente filmar la conversación con un abuelo, la temática es amplia y nunca será igual a como lo filmaría un blanco, porque ellos ven otra cosa", aseguró Pérez.

Fuente: IPS

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